Memoria y Resistencia: abuso policial en México
Vivimos en una invisibilización mediática, política y social. Por ello, la Red Tapatía de Revistas y Fanzines Literarias (RTRFL) nos dimos a la tarea de abrir la convocatoria Memoria y Resistencia, un llamado a los ciudadanos y ciudadanas a denunciar los abusos policiales a través del arte como forma de protesta. En este fanzine se reúnen diferentes visiones de un mismo fenómeno. Hemos seleccionado material escrito, de divulgación y literario; discursos visuales, testimonios presentes en redes sociales. Para descargar el PDF, copia y pega el siguiente link en la barra del buscador: https://drive.google.com/file/d/1r4m6J87Dv30-CFYg25YygwThVPV6hDYW/view?usp=sharing
Vivimos en una invisibilización mediática, política y social. Por ello, la Red Tapatía de Revistas y Fanzines Literarias (RTRFL) nos dimos a la tarea de abrir la convocatoria Memoria y Resistencia, un llamado a los ciudadanos y ciudadanas a denunciar los abusos policiales a través del arte como forma de protesta. En este fanzine se reúnen diferentes visiones de un mismo fenómeno. Hemos seleccionado material escrito, de divulgación y literario; discursos visuales, testimonios presentes en redes sociales. Para descargar el PDF, copia y pega el siguiente link en la barra del buscador: https://drive.google.com/file/d/1r4m6J87Dv30-CFYg25YygwThVPV6hDYW/view?usp=sharing
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Ella vuelve a describir: “1.58 de estatura, cabello negro, largo, tez
morena, 18 años, último semestre de la preparatoria, blusa negra, pantalón de
mezclilla…” Ella quisiera que al describir a su hija apareciera tal como la
última vez que la vio, pero la imagen se esfuma, se convierte en un montón
de señas en un papel, en la angustia que lleva atorada en la garganta.
“El expediente está listo, ¿le podemos ayudar en algo más?”, pregunta
el trabajador. Ella lo mira. Él no entiende. Ella lo que quiere es que busquen a
su hija, que se la devuelvan como se fue antes de irse a la escuela el miércoles
pasado. “Eso es todo por el momento”, concluye él detrás de una montaña
de expedientes. Más expedientes. Más desaparecidos. Desaparecidos convertidos
en un número. Desaparecidos que se llevan el aire y la vida consigo. Agujeros
negros que se tragan lo que hay a su paso.
Sale a la calle confundida, con la sensación de no haber hecho nada
por su hija, con la necesidad de preguntar por ella en cada calle, en cada
casa, con ganas de gritar por ella, de escarbar las paredes con las uñas hasta
encontrarla. Cruza la calle casi sin mirar. Un policía la mira detrás del volante
de una patrulla, él se lleva a la boca una paleta, de esas que su hija siempre
lleva en la mochila. El policía tira la envoltura sobre el piso y acelera. Se pierde
en el bullicio de la ciudad. “Proteger y servir”, se lee inútilmente en el vehículo.
*
El alumbrado no funcionaba en la esquina donde solía esperar el
camión para volver a su casa después de la escuela. Caminó dos cuadras más
para sentirse segura. Sólo quería llegar, cenar con su mamá y dormir. En eso
pensaba cuando las sirenas de la patrulla llegaron por detrás de ella. “Nos vas
a tener que acompañar”, dijo el policía con la pistola en la mano.
28 - Narrativa