Memoria y Resistencia: abuso policial en México
Vivimos en una invisibilización mediática, política y social. Por ello, la Red Tapatía de Revistas y Fanzines Literarias (RTRFL) nos dimos a la tarea de abrir la convocatoria Memoria y Resistencia, un llamado a los ciudadanos y ciudadanas a denunciar los abusos policiales a través del arte como forma de protesta. En este fanzine se reúnen diferentes visiones de un mismo fenómeno. Hemos seleccionado material escrito, de divulgación y literario; discursos visuales, testimonios presentes en redes sociales. Para descargar el PDF, copia y pega el siguiente link en la barra del buscador: https://drive.google.com/file/d/1r4m6J87Dv30-CFYg25YygwThVPV6hDYW/view?usp=sharing
Vivimos en una invisibilización mediática, política y social. Por ello, la Red Tapatía de Revistas y Fanzines Literarias (RTRFL) nos dimos a la tarea de abrir la convocatoria Memoria y Resistencia, un llamado a los ciudadanos y ciudadanas a denunciar los abusos policiales a través del arte como forma de protesta. En este fanzine se reúnen diferentes visiones de un mismo fenómeno. Hemos seleccionado material escrito, de divulgación y literario; discursos visuales, testimonios presentes en redes sociales. Para descargar el PDF, copia y pega el siguiente link en la barra del buscador: https://drive.google.com/file/d/1r4m6J87Dv30-CFYg25YygwThVPV6hDYW/view?usp=sharing
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Dos momentos de terror
Orígenes, 26 años, Guadalajara, Jalisco
Primer momento de terror:
Pancartas y silencio. Dieciséis policías con escudos y cascos, y silencio. Se
rompió un cordón amarillo y lo pasé. Quedé frente a cuatro de los elementos.
Una mujer se acerca en son de paz:
–Venimos aquí a platicar con ustedes, no vamos a volver a hacer
algún desmán, queremos saber qué va a pasar con nuestros muchachos.
Vi, de frente, un grupo de “civiles” con chalecos antibalas. Brincaron dos de la
camioneta: el primero traía un bate metálico de color negro con un estampado
rojo y amarillo; el segundo llevaba un palo de madera. Se llevaron a alguien.
Una mujer desesperada gritó “¡policía!”, acudiendo no sé a qué santo. La
tanqueta de la unidad estatal escoltó al comando en la primera de las dos
rondas en las que los vi pasar.
Me moví, aterrado como todos, a la acera de enfrente. Dos jóvenes me
ofrecieron un aventón al centro, pero me negué. El afán investigativo me ganó.
–¿Sabes qué? Diles que no vengan –había dicho uno–. Las calles
14, 13, 10, 16 estaban ocupadas por la policía.
Nos reagrupamos todos, el afán de esperanza nos unió. Una joven, que tal vez
se subió al auto blanco que estaba atravesado, tomó la iniciativa:
–A banda que está queriendo llegar la están levantando, ustedes
también son pueblo, nosotros no somos infiltrados y nos reciben a palos.
Resultó increíble: dialogaban los policías para dejar pasar al resto de los
manifestantes.
–Van a ir por el papá de Isaí, Luna –decía alguien con sed de justicia.
Ya veía casi 30 policías.
De repente, otro anuncio: “Noé y Andoni no se encuentran”. En el restaurante
de al lado, un bebito juega con su hermanito mayor. El mundo atrás de la
ventana era distinto.
–¡Presos políticos: libertad! Libertad, libertad a los presos por luchar.
En este momento, 50 personas exigieron la liberación de presos, que dejara de
haber un gobierno fascista, y justicia para Giovanni.
12 - Crónica