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Memoria y Resistencia: abuso policial en México

Vivimos en una invisibilización mediática, política y social. Por ello, la Red Tapatía de Revistas y Fanzines Literarias (RTRFL) nos dimos a la tarea de abrir la convocatoria Memoria y Resistencia, un llamado a los ciudadanos y ciudadanas a denunciar los abusos policiales a través del arte como forma de protesta. En este fanzine se reúnen diferentes visiones de un mismo fenómeno. Hemos seleccionado material escrito, de divulgación y literario; discursos visuales, testimonios presentes en redes sociales. Para descargar el PDF, copia y pega el siguiente link en la barra del buscador: https://drive.google.com/file/d/1r4m6J87Dv30-CFYg25YygwThVPV6hDYW/view?usp=sharing

Vivimos en una invisibilización mediática, política y social. Por ello, la Red Tapatía de Revistas y Fanzines Literarias (RTRFL) nos dimos a la tarea de abrir la convocatoria Memoria y Resistencia, un llamado a los ciudadanos y ciudadanas a denunciar los abusos policiales a través del arte como forma de protesta. En este fanzine se reúnen diferentes visiones de un mismo fenómeno. Hemos seleccionado material escrito, de divulgación y literario; discursos visuales, testimonios presentes en redes sociales. Para descargar el PDF, copia y pega el siguiente link en la barra del buscador: https://drive.google.com/file/d/1r4m6J87Dv30-CFYg25YygwThVPV6hDYW/view?usp=sharing

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Vislumbrar por ver

Carta Editorial

Vivimos en una invisibilización mediática, política y social. Hacemos que nada pasa y fingimos parpadear para que

lo que hayamos visto se borre automáticamente, como un flash, de nuestra memoria. Pero ese flash no siempre es

potente. Deja imágenes estáticas centelleando en nuestros ojos y las volvemos a ver cuando vamos caminando por

la calle, o en el mercado, o en casa. Nos incomodan, pero aunque invirtamos todas nuestras fuerzas en ignorarlas,

como siempre lo hacemos, esta vez no fue posible.

El 76 % de los mexicanos desconfía en la policía y el 80 % piensa que es común que cometan

abusos 1 . En tanto que una encuesta del Inegi realizada en 2016 muestra que el 75% de las personas encuestadas

afirmó haber sufrido violencia psicológica durante el arresto. El 64 % sufrió patadas o puñetazos, lesiones por

aplastamiento y descargas eléctricas. Por su parte, las mujeres detenidas fueron víctimas de, frecuentemente, abusos

sexuales 2 .

En este contexto, Giovanni López fue asesinado el 4 de mayo de 2020 por alrededor de diez elementos

de la policía municipal de Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco; primeramente detenido con el pretexto de una falta

administrativa por no portar cubrebocas en estos tiempos de pandemia. Aproximadamente un mes después la familia

de Giovanni decidió hacer público el video de su arresto, a pesar de encontrarse amenazados por las autoridades

de dicho municipio, motivados por la fuerza del movimiento #BlackLivesMatter, que tomó como estandarte el caso

de George Floyd en EUA., víctima del abuso policial y el racismo.

El evidente malestar social desencadenó marchas por todo México, reclamando #JusticiaPorGiovanni. La

respuesta del gobierno de Enrique Alfaro, en el estado de Jalisco, fue realizar detenciones arbitrarias durante las

manifestaciones. Los asistentes fueron víctimas de intimidación, agresión física y, algunos de ellos, fueron privados

de su derecho a comunicarse con sus familiares para exponer su situación, manteniéndolos desaparecidos hasta por

72 horas.

Por ello, la Red Tapatía de Revistas y Fanzines Literarias (RTRFL) nos dimos a la tarea de abrir la

convocatoria Memoria y Resistencia, un llamado a los ciudadanos y ciudadanas a denunciar los abusos policiales

a través del arte como forma de protesta. Dentro de la Red nos posicionamos políticamente para dar alcance a

estas realidades, donde se evidencia que la brutalidad policial no es un hecho extraordinario, sino una normalidad.

Asimismo rechazamos la sistematización de la violencia.

Este es el compilado, luego de una selección, de lo que la convocatoria recibió. En este fanzine se

reúnen diferentes visiones de un mismo fenómeno, a través de material escrito, de divulgación y literario; discursos

visuales, testimonios presentes en redes sociales. Proponemos una lectura crítica y panorámica, sin suponer una

perspectiva única, porque incentivamos un diálogo a partir de las experiencias aquí manifestadas.

Luego de estar de frente a estos textos, reflexionamos que es posible volver a sensibilizarnos y abrir

los ojos de nuevo ante lo que nos incomoda. Que el papel del arte en estos hechos sociales es un catalizador

que ayuda a visibilizar lo que negamos y a lo que nos cegamos. Desde la supresión forzada del grito, el quehacer

artístico nos despliega los horizontes que se hallan enmarcados por la brutalidad e intimidación de quienes están

al servicio de la hegemonía. Creemos en la persistencia de la memoria como una existencia que se resiste al filo

del cuchillo y no solo atestigua, sino que articula la lucha desde lo que ya pasó, lo súbito, lo que no pasará jamás 3 .

A la víctima se le cubre el cuerpo.

Esto es un velo.

Bajo el velo, la daga.

Sobre el velo, la ráfaga.

Red Tapatía de Revistas y Fanzines Literarias

La ráfaga es tu respiración.

-crg 4

1 Moreno, Alejandro. El 76% de los mexicanos desconfía en la policía y el 80% piensa que es común

que cometan abusos. Recuperado el 18/07/2020. Disponible en:

https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/el-76-de-los-mexicanos-no-confia-en-la-policia-y-el-80-

piensa-que-es-comun-que-cometan-abusos

2 Pérez Correa, Catalina. La brutalidad policial también es sistémica en México. Recuperado el

18/07/2020. Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2020/06/18/espanol/opinion/policiasmexico-giovanni-lopez.html

3 Salvador Elizondo.

4 Rivera Garza, C. (2016). La muerte me da (en pleno sexo). México: Tusquets editores.


Índice

Artículo

Figurillas - 5

Una mirada sobre la protesta social

por medio de la disrupción en el

espacio público - 19

Crónica

Dos Momentos de Terror - 12

Menos mal no estamos muertos - 33

El caos también cosecha

consciencia - 53

Ensayo

Verdugo de la patria ¡Cobarde! - 15

Los polis que peor me caen son los

polis chidos - 42

Narrativa

Agujeros negros - 27

A la orilla - 40

Hoy papá ha muerto - 47

A LA PORRA - 57

Poesía

18 de Diciembre - 19

456 de junio - 11

Golpe de realidad - 17

Incendiario - 25

Huele húmeda - 30

No te fuiste - 38

Y los policías - 42

Poemínimo - 45

María Fernanda - 51

Quis custodiet - 55

Urna funeraria - 58

Ilustración

Adoctrinar - 7

Justicia para Giovanni - 10

Sin título - 16

Justicia para Giovanni - 29

¡No me desaparezcan! - 35

Pol_01 - 41

Justicia para Giovanni - 45

Justicia para Giovanni - 52

Justicia para Giovanni - 54

Justicia para Giovanni - 60

Fotografía

Fragancia porcina - 14

Vengo a revolucionar con arte - 18

No somos uno somos todos - 26

Tapatíos en pie de lucha - 31

Policías sueltos - 37

La sed ardiente de justicia - 39

No somos uno somos todos... - 44

Pastel de cómic en 3D - 46

Preguntas exigentes para una vida

cotidiana - 50

¡Peligro! Policías sueltos... - 56

Twitts

Los datos sensibles de los tuits

recabados en esta edición fueron

censurados sin importan el proceder

o la persona de quien viniecen.


4


Figurillas

Alfonso Parada, 34 años, Guadalajara, Jalisco

Caso Jalisco 4, 5 y 6 de junio de

2020: Giovanni López. Nombrar es una

política de resistencia. De acuerdo. Y más

cuando se han vuelto parte de la vida

diaria el terrorismo de Estado con su

brutalidad policiaca y tortura sistemática,

la detención ilegal-desaparición forzada

y los feminicidios. Confío en que el

dolor, pero también la dignidad, sepan

guardar los nombres de las 28 personas

detenidas de forma ilegal el día 4; los de

las al menos 60 víctimas sobrevivientes

de desaparición forzada el día 5; y los

de los 6 detenidos arbitrariamente el

día 6; que durante las eternas horas

de angustia, como en un poema de

Juan Gelman, fueron nuestra única

palabra aunque no supiéramos sus

nombres. Atesorar su coraje frente a la

crueldad, porque es tan aterrador como

absurdo pagar la liberación de presos

inocentes al costo de la desaparición

de quienes luchan por liberarlos. Ahora

bien, espero que la rabia no nos deje

olvidar los otros nombres, los de los

infames: los torturadores, los sicarios,

los desaparecedores con sus lacayos y

cómplices.

Esto es lo que Alberto Híjar,

sobreviviente de la guerra sucia,

detenido-desaparecido por la DFS, insiste

en recuperar de los apartados “Figuras y

figurillas” –toda una propuesta de género

narrativo– que aparecen en reportaje

al pie de la horca del periodista Julius

Fučík, miembro del Partido Comunista

checo asesinado por la Gestapo. Donde

las “figuras” son el recuerdo obligado

de los héroes discretos de la resistencia

que tampoco deben olvidar “las figurillas

vivientes en su infamia, en su imbecilidad,

en su crueldad y en su ridículo, porque

es un material que nos servirá para

el futuro”. A continuación algunas

“figurillas”:

Alfaro. Los hechos de terror

hablan por este criminal. A quienes

consideren que mostró su lado más

gorila como un traspié en su camino a la

candidatura presidencial, vale recordarles

que en la historia del país los cínicos y

represores ganan puntos frente al poder

y terminan premiados; Echeverría y EPN

con la presidencia después de Tlatelolco

y Atenco, respectivamente; Ramírez Acuña

con la Secretaría de Gobernación de

Fecal por la represión del 28/05/2004

en Guadalajara. En entrevista con Becky

Reynoso, Alfaro dijo haber encabezado

el movimiento social más importante

Artículo - 5


en la historia de Jalisco: infamia. Pero

supongamos sin conceder, al fin, todo

fascismo en su etapa larvaria se concibe

así mismo como movimiento social (el

cómo se nombra, “subjetivación política”,

diría Rancière); en tal absurdo el

movimiento social más importante de

Alemania ha sido el nazismo y ahí sí

cabe sin duda Movimiento Ciudadano,

pero dejemos al pequeño fascista dando

golpecitos en su escritorio.

Gerardo Octavio Solís, fiscal. Fue

procurador de justicia de Jalisco, señalado

por las torturas que sufrieron los

detenidos el 28/05/2004. Nuevamente,

ahora como fiscal, está implicado en

gravísimas violaciones a los DD. HH.

J3, comandante Perea y Raúl

Gómez Mireles, policía investigador. Puercos

expiatorios si se quiere, pero es de llamar

la atención que en su defensa durante

las protestas por parte de sus familiares

y abogados solo alegaran que seguían

órdenes y se sentían traicionados, y no

que no hayan participado en los hechos

de detención, desaparición y torturas.

Hay un grave problema cuando “solo

hacemos nuestro trabajo”, cuando “solo

seguimos órdenes”; la humanidad está

en riesgo de asistir como espectadores

a su propio exterminio. Lección: cuando

trabajas de sicario tarde o temprano el

jefe de plaza te va a entregar.

J1, comandante Francisco Gutiérrez.

6 - Artículo

Señalado por la esposa de Gómez Mireles

como el responsable inmediato de las

órdenes que acató su marido.

Jaime Navarro López, director

general de Seguimiento a Procesos de

la Fiscalía. Según la investigación de

los periodistas Oscar Balmen y Luis

Cárdenas, el 4 de junio este tipo citó

en el helipuerto de Casa Jalisco a los

elementos que participaron en las

desapariciones forzadas del 5 junio, para

proveerlos de tubos y palos.

Rodolfo Esaú Velarde Alba.

Policía de Guadalajara al que casi

hacen chicharrón de puerco, se

repitió hasta el cansancio su imagen

rodando en llamas –lo cual fue

tomado como bandera y causa para

la violenta venganza policial de los

días 5 y 6–, pero en un video se ve

como antes del percance que sufre

amedrenta a una joven manifestante.

Aunque se lesionó la rodilla con su

propia moto, no sufrió quemaduras de

gravedad porque los policías, contrario

a los manifestantes, salen a violentar

ciudadanos con equipo, seguridad e

impunidad garantizada.

Becky Reynoso, “periodista” de

Televisa GDL. Con la alcahueta entrevista

del 7 de junio, quedará en la memoria

como tapete a los pies llenos de sangre

y mierda del presunto gobernador.

Enrique Krauze, Letras Libres.


Adoctrinar

Karina Santiago

Collage (cianotipia, xilografía e hilo) 22 x 35 cm

Edo.Méx. 2020

Para este cagatintas con mal habidas

ínfulas de intelectual arribista, una cita

de Rodolfo Walsh: “Un intelectual que

no comprende lo que pasa en su país

es una contradicción andante, y el que

comprendiendo no actúa tendrá un

lugar en la antología del llanto, no en la

historia viva de su tierra”.

Indatcom. La empresa favorita

de comunicación social del régimen

alfarista intentó desquitar las carretadas

de dinero que le tiran, orquestando

una burda campaña en redes sociales de

criminalización y odio contra la protesta

social, así como desviar la responsabilidad

del gobernador hacia supuestos “adversarios

políticos”. Un claro ejemplo de cómo la

iniciativa privada puede ser cómplice de

los crímenes de estado.

FEU. Grupo porril. siempre

funcional a la violencia de Estado.

En este caso, según el fiscal, actuó

como policía secreta y fueron

quienes otorgaron a Fiscalía los

datos personales de los estudiantes

detenidos-desaparecidos el día 5.

Un tal Juan Carlos Huerta,

quien firma la nota titulada “Ubican

11 grupos políticos detrás de protestas

en Jalisco” o “En Jalisco, al menos

11 grupos políticos, detrás de los

disturbios”, publicada originalmente en

7


El Financiero y replicada por varios

medios. Este libelo de última hora

relaciona al Cepad, a la red feminista

YoVoy8deMarzo y al Imdec con la

instigación de la violencia durante las

protestas, cuando es de conocimiento

público el importante papel que estas

organizaciones desempeñaron en el

acompañamiento y documentación

de las detenciones ilegales para la

liberación y aparición con vida de

decenas de personas del 4 al 9 de

junio, durante la brutal jornada de

represión estatal.

Desde luego, estos son unos pocos de

los cientos de cobardes amparados en el

anonimato de la masa represora. Como el

empleado público que en horas de trabajo

perpetró la primera agresión documentada

en toda la jornada, arrojando desde el

interior de palacio de gobierno un latón

con cerveza contra los “protestantes”

(así se autodenominaron muchos de

los más jóvenes asistentes, y con razón,

porque fueron, más que a manifestarse,

a protestar. Protestantes laicos que

repolitizaron una palabra, de inevitable

tufillo religioso, que más que referir dicha

carga diacrónica; significaba un sentir

latente). El miserable pedazo de policía

estatal que jaló de los cabellos a una

niña, o el otro sádico, también policía

estatal, de pelo cano y cara de bobo que

rogaba a sus mandos le dejaran aventar

8 - Artículo

la bomba de lacrimógeno (por cierto,

los gobiernos han aburrido al insistir

en el riesgo de contagio que implica la

saliva y el llevarse las manos a la cara

durante la contingencia de COVID-19,

mientras arrojan gas que precisamente

provoca toser, lagrimear y escupir). O

el mezquino reportero de Televisa que

preguntó a los liberados el día 9 de

junio por los detalles de la tortura que

habían sufrido en la Fiscalía del Estado.


18 de Diciembre

Valeria Mendoza, 19 años, Tapachula, Chiapas

En Tapachula

un puerco

quería detenerme

b

a

j

ó

su mirada hasta mis pechos

me creyó inmigrante porque estaba protestando

Tuvimos que mostrar nuestras credenciales

decir “conocemos nuestros derechos”

para que no se llevaran la cámara

ni mi cuerpo

Corrí con suerte

si hubiera sido hondureña

salvadoreña

haitiana

habrían acordado

mi muerte

me habrían lanzado

en la primera bolsa negra

donde ni siquiera la impunidad

de la ONU

se asomaría nunca.

Poesía - 9


10 - Ilustración

Justicia Para Giovanni

Giselle Dessavre

Collage análogo con imágenes de revistas,

periódicos y textos en máquina de escribir


456 de junio

Soun, 24 años, Guadalajara, Jalisco

El concreto sabe a sangre caliente

al cuerpo de un estudiante gritando su nombre

para que lo recuerden

sabe a sangre caliente

la suela de los policías,

del narco gobierno y la fiscalía

Sangre caliente

el grito de todos los cuerpos

que muertos se yerguen

y son combustible que encienden las calles y a toda

la gente

caliente,

como una flama

que empieza a prenderse

en los uniformes que llevan

la mancha de sangre

de los que mataron, de los que levantan,

de TODOS los que nos faltan.

Poesía - 11


Dos momentos de terror

Orígenes, 26 años, Guadalajara, Jalisco

Primer momento de terror:

Pancartas y silencio. Dieciséis policías con escudos y cascos, y silencio. Se

rompió un cordón amarillo y lo pasé. Quedé frente a cuatro de los elementos.

Una mujer se acerca en son de paz:

–Venimos aquí a platicar con ustedes, no vamos a volver a hacer

algún desmán, queremos saber qué va a pasar con nuestros muchachos.

Vi, de frente, un grupo de “civiles” con chalecos antibalas. Brincaron dos de la

camioneta: el primero traía un bate metálico de color negro con un estampado

rojo y amarillo; el segundo llevaba un palo de madera. Se llevaron a alguien.

Una mujer desesperada gritó “¡policía!”, acudiendo no sé a qué santo. La

tanqueta de la unidad estatal escoltó al comando en la primera de las dos

rondas en las que los vi pasar.

Me moví, aterrado como todos, a la acera de enfrente. Dos jóvenes me

ofrecieron un aventón al centro, pero me negué. El afán investigativo me ganó.

–¿Sabes qué? Diles que no vengan –había dicho uno–. Las calles

14, 13, 10, 16 estaban ocupadas por la policía.

Nos reagrupamos todos, el afán de esperanza nos unió. Una joven, que tal vez

se subió al auto blanco que estaba atravesado, tomó la iniciativa:

–A banda que está queriendo llegar la están levantando, ustedes

también son pueblo, nosotros no somos infiltrados y nos reciben a palos.

Resultó increíble: dialogaban los policías para dejar pasar al resto de los

manifestantes.

–Van a ir por el papá de Isaí, Luna –decía alguien con sed de justicia.

Ya veía casi 30 policías.

De repente, otro anuncio: “Noé y Andoni no se encuentran”. En el restaurante

de al lado, un bebito juega con su hermanito mayor. El mundo atrás de la

ventana era distinto.

–¡Presos políticos: libertad! Libertad, libertad a los presos por luchar.

En este momento, 50 personas exigieron la liberación de presos, que dejara de

haber un gobierno fascista, y justicia para Giovanni.

12 - Crónica


Segundo momento de terror:

–Pásate por acá, hermano –me dijo un policía; me dio miedo.

En la esquina se quedó la camioneta de los tipos vestidos de civil, armados

con palos y un bate. Sentí rabia y regresé.

–¿Vas a pasar? –me dijo.

–No –respondí.

–Nada más nos está cucando –dijo otro.

–¿Te puedo revisar la mochila? Ya ves cómo es la raza.

–Pero soy discapacitado.

–Sí, pero por precaución.

–Oiga, ¿puedo preguntar por qué traen palos?

–Porque los madrazos también nos duelen.

–Yo no vengo armado.

Sentí miedo de los ministeriales otra vez. Un empleado del 7-Eleven

llegó a vendernos aguas. Él sí se pudo acercar a la policía. El capitalismo fue

representado perfectamente en un apóstol cubierto de verde como el dólar.

Crónica - 13


Fragancia porcina

Dula, 26 años

Guadalajara, Jalisco

Sábado 6 de junio. Por tercer día consecutivo, se exige la liberación de

presos políticos y Justicia para Giovanni. Jóvenes y algunas personas de la

tercera edad marcharon desde La Minerva hasta Palacio Municipal. El plantón

frente al edificio gubernamental perduró aproximadamente cinco horas

donde hubo música, consignas y comunicación entre los asistentes. Esa noche

también hubo detenidos.

14 - Fotografía


Verdugo de la patria

¡Cobarde!

Paloma O., 26 años

El ser humano cuenta con varios retrocesos lamentables en su contra, uno de

ellos es la brutalidad policial, un término que se le atribuye a los ignorantes

que usan la violencia para justificar su cobardía. Es aquella mancha que inunda

al débil para que el racismo, las amenazas, la tortura y demás actitudes

deplorables salgan a flote. La violencia es amante de la injusticia y ninguna

entiende de razones.

Dicen que todo nos molesta y que de todo hacemos alboroto, pero

es mejor levantarse y gritar que seguir esperando que Diosito te libre de

todo mal. Con cada día y con cada situación injusta que veo, creo que no

hay desilusión más humillante que observar y tolerar el abuso, porque eso

contribuye al poder (efímero) de los cobardes.

Sosténle la mirada a las violaciones de tus hermanas, a las torturas

de tus amigos y a los asesinatos “accidentales” de tus hijos. A esta crueldad

inhumana ya no se le debe llamar animal ni bestia, el ente al que te enfrentas

camina por las calles con una máscara de justicia y se hace llamar defensor

de la patria.

Existe la extraña creencia de que estamos en la gloria porque no

tenemos una guerra interminable como en otros países; bueno, aquí no caen

bombas, pero ¡cómo caen cuerpos! La guerra no necesita ser ruidosa para

provocar destrucción; tu guerra va disfrazada de azul y también de civil, va en

patrullas o en camionetas comunes y le gusta amenazar e imponer porque su

nula capacidad le dice que eso es poder.

¡Sí, sí estamos furiosos y atestados de rabia! Porque en vez de darle

educación y valores al ignorante, le das armas y corrupción, y no hay nada más

peligroso que un idiota con una bala. Pero esta rabia ya no está contenida,

va ardiendo con libertad, se levanta y grita porque ya se cansó de ver a su

tierra amada como el lugar de la desgracia anunciada.

Ensayo - 15


16 - Ilustración

Sin título

Karina Celis

Collage

21x25cm

2020


Golpe de realidad

Carlos Ávila, 15 años, Ciudad de México

El dolor de una

macana en mi cabeza

por verme cholo.

Poesía - 17


Vengo a revolucionar con arte.

Alejandra Noely Guzman Dominguez

Fotografía digital

Guadalajara, Jalisco

A 4 de junio de 2020

Mientras hay guerrilleros levantando los derechos, acá están los artistas que

enmarcamos bien los hechos.

18 - Fotografía


Una mirada sobre la

protesta social por medio

de la disrupción en el

espacio público

Estefanía Ayala, Zapopan, Jalisco

(daniela.estefania95@gmail.com)

Imperan la incomprensión y los juicios

apresurados con respecto a las formas

que han adoptado las protestas sociales

más recientes en diferentes localidades

de México. Una tendencia general

insta a etiquetar como “vándalos” e

“instigadores” a los manifestantes que

–traspasando los límites asignados de

las formas políticamente correctas de

protesta– optan por romper cristales,

pintar consignas en muros, calles y

monumentos o incendiar el mobiliario

público.

Buscando el esclarecimiento

de un fenómeno social tan complejo y

vigente para aportar al debate informado

dedico este artículo a hacer un análisis

muy breve de los siguientes puntos:

¿qué significa la protesta social? ¿En

qué sentido es un derecho humano?

¿Cuáles han sido las formas regulares

de protesta social? ¿Cómo se explica

la disrupción en el espacio público

como una forma más de protesta

legítima? Y sobre todo: ¿por qué el

uso de la fuerza para el sometimiento

o la represión de la protesta es un

acto reprobable?

Podemos entender la protesta

como un recurso del que se sirve una

agrupación de personas para denunciar

la violación de derechos humanos o

para exigirlos para un grupo que

está siendo vulnerado cuando no le

es reconocido determinado derecho

fundamental para la vida. Sidney

Tarrow comparte que las formas de

acción colectiva, como es el caso de

la protesta: “Tienen poder porque

desafían a sus oponentes, despiertan

solidaridad y cobran significado en

el seno de determinados grupos

de población, situaciones y culturas

políticas”. 1

Con ello, el autor nos ayuda

a entender que la protesta puede

1 TARROW, Sidney; El poder

en movimiento. Los movimientos

sociales, la acción colectiva y la

política, Alianza, 1994, p. 20.

Artículo - 19


aspirar a la modificación de la realidad

social. Esto significa que, por medio

de la protesta, se podrán transformar

los fenómenos indeseados que están

siendo señalados en cada época. Los

cambios sociales ocurrirán en la

medida en que desafíen de manera

efectiva el poder que está oprimiendo

a una persona o colectivo, cuando

se activen vínculos solidarios entre

personas y grupos y se inserten en

determinado contexto propicio para

la lucha. Así, podríamos explicarnos,

por ejemplo, que las protestas de las

mujeres que buscaban igualdad de

derechos civiles durante la ilustración

no alcanzaron su objetivo. Puesto

que el contexto de la época todavía

estaba profundamente marcado por

la jerarquía que concedía todos los

derechos y privilegios a los hombres.

A su vez, el contexto educativo, la

esfera económica y el escenario

doméstico reproducían activamente el

imaginario donde la mujer tenía poco

valor y, además, debía permanecer con

pocas garantías políticas. He aquí un

ejemplo del alcance de una protesta

en un contexto que ofrecía condiciones

inhóspitas para su reivindicación y los

agentes de cambio.

La protesta social es un

derecho humano que funge como pilar

de las sociedades democráticas que

además está avalado por la Declaración

Americana de los Derechos Humanos

y Obligaciones del Hombre y por la

Convención Americana de Derechos

Humanos. Siguiendo a Joaquín Mejía,

podemos decir que: “el derecho a la

libertad de expresión constituye una

piedra angular en la existencia misma

de una sociedad democrática, pues es

indispensable para la formación de la

opinión pública y es una condición

para que quienes deseen incidir sobre

la colectividad y las políticas públicas

puedan desarrollarse plenamente”. 2 Sin

la capacidad de levantar la voz ante

el malfuncionamiento, la injusticia,

la exclusión o el uso sistemático de

la violencia de personas, colectivos

sociales o instituciones, la forma de

organización social rápidamente podría

devenir en regímenes oligárquicos

o autoritarios donde la voluntad y

los intereses de unos cuantos son

preservados por encima de todos los

demás.

Ahora bien, a lo largo de la

historia, la protesta social ha tenido

muy diversas formas de expresión.

Tarrow engloba la variedad de estilos

de acción colectiva en acción colectiva

convencional o acción colectiva

por medio de la disrupción y la

incertidumbre. 3

2 MEJÍA, Joaquín; Diez cuestiones

actuales sobre derechos humanos,

Instituto de Estudios Constitucionales

del Estado de Querétaro, Querétaro,

2018, p. 285.

20 - Artículo


a) La acción colectiva

convencional: consiste en grupos

grandes de personas que realizan

actos no violentos como la huelga

(curiosamente la palabra en inglés

es strike, cuya traducción literal al

español es golpe o ataque) que surgió

en el siglo xviii con los marineros que

golpeaban las velas de sus barcos

señalando que se negaban a trabajar.

Ya en el siglo xix, la huelga como

forma de protesta se volvió un medio

de presión más puntualmente dirigida

hacia el grupo de los empresarios, así

como una forma de solidaridad entre

clases o grupos sociales.

Las manifestaciones por otro

lado, si bien comenzaron como un acto

disruptivo, se fueron institucionalizando.

Por eso, ahora son enlistadas como una

forma de acción colectiva convencional.

Desde su origen el objetivo de una

manifestación ha sido el exponer las

exigencias de un colectivo o atacar a

los que impedían su cumplimiento por

3 Cfr. TARROW, Sidney; op.

cit., pp. 179-205.

medio de consignas. La estructura que

rige a las manifestaciones es cada vez

más conocida. Por lo regular, consiste

en un grupo de manifestantes que

determinan una ruta –normalmente

andando el espacio público–, cuando

la marcha arriba a su destino, se suele

presentar una petición o proferir un

discurso con las reivindicaciones o

exigencias que reunieron al grupo.

Hemos de destacar que las

manifestaciones son una forma de

protesta más moderna y propia de

los regímenes democráticos. Con su

paso hacia las formas normalizadas de

protesta, las manifestaciones incluso

han sido objeto de la jurisprudencia

que contempló la regulación policial

de los manifestantes y la solicitud

de una ruta definida, las consignas

y los símbolos dispuestos para

reivindicar la solicitud. Sin embargo,

dentro de los Estados represivos, las

manifestaciones suelen interpretarse

como riesgo potencial para el poder

político regente. Por ello no es

extraño que haya actos de represión

Artículo - 21


hacia los manifestantes, llegando al

uso de fuerzas policiales, militares

o paraestatales para amedrentar y

silenciar la protesta social.

Cabe señalar que la normalización

de la huelga y de la manifestación

puede llevar a que las consignas queden

incumplidas, puesto que las instituciones o

las autoridades políticas optan por ignorar

sistemáticamente la vocería, o bien, se

sirven de la violencia contra aquellos que

protestan para mantener el status quo.

b) Disrrupción e incertidumbre:

vemos que la acción colectiva, que

ahora nombramos convencional, tuvo

su origen en formas de expresión

que antes eran valoradas como

políticamente disruptivas. Por tal

motivo, cuando hablamos de protestas

“disruptivas” hoy en día tenemos que

pensar en una gran variedad histórica

de formas de expresión social según

sean leídas como amenazadoras por

los poderes en turno: desde el ataque

a la propiedad privada de aquellos

que son considerados responsables

de una injusticia, atravesando por

actos como el asalto de almacenes

de granos que se dio en el siglo xviii,

las barricadas en el siglo xix y, en su

momento, las grandes huelgas obreras

del siglo xx.

La disrupción se caracteriza

por obstruir las actividades comunes

de los civiles que son observadores o

de los perpetradores de la situación

de abuso e injusticia. La disrupción

conduce hacia un enfrentamiento al

mostrarse como una amenaza de

intervención ante las negativas a una

reivindicación que se valora como

legítima por el colectivo social. La

acción disruptiva no necesariamente

tiene que ser violenta, aunque amenace

con violencia. Las formas de acción

colectiva que instigan al ataque

frontal aparecen cuando el sistema de

gobierno carece de escrúpulos, ignora

las demandas sociales e incluso se

sirve de la represión y el uso de la

fuerza contra los que protestan.

Aunque en México, a la luz de

los fenómenos más recientes, resultan

mejor valoradas por el grueso de

la población las formas de protesta

convencionales, es posible apreciar

22 - Artículo


que se consigue más peso o atención

pública para las denuncias cuando

vienen acompañadas por actos de

disrupción. Esto se debe, justamente,

a que tienen mayor capacidad de

desafiar a las autoridades y generar

un clima de incertidumbre que resulta

más difícil de gestionar, o ignorar, para

los políticos, a comparación de una

manifestación o una huelga. Como ya

afirmaba Tarrow: “Cuando se emplean

por primera vez, las formas disruptivas

asustan a los antagonistas por su

coste potencial, conmocionan a los

observadores y preocupan a las élites

relacionadas con el orden público”. 4

Es una constante el que las

tácticas represivas por parte de los

Estados tiendan a reforzar el uso de

la violencia en las protestas. No solo

porque la lectura de los manifestantes

es que únicamente se les presta

atención o se les da seguimiento

a sus denuncias y reivindicaciones

cuando intervienen de esta forma,

sino porque el Estado, al implementar

técnicas de censura, persecución y

criminalización de la protesta también

termina presionando al uso de la

violencia como recurso de autodefensa

ciudadana.

Concluyo este texto recordando

que, de acuerdo con la Corte

Interamericana de Derechos Humanos

4 Ibid., p. 198.

(CIDH), tanto el Estado como los

actores privados en coalición con

funcionarios públicos están cometiendo

violaciones contra los derechos

humanos cuando intervengan en

protestas con asesinatos, lesiones a los

manifestantes, represiones valiéndose

de agentes públicos o desproporción

en su agresión a los manifestantes que

están en desventaja en enfrentamiento

contra las fuerzas de seguridad. 5

Continuando con la mención,

en situaciones de protesta social que

se desarrollen en un contexto de

vulneración previa de los derechos,

–como han sido en México las

movilizaciones por las desapariciones

forzadas, los feminicidios, los casos de

abuso sexual y la tortura o el asesinato

en manos de los agentes de seguridad

del Estado– se comprende que las

protestas pueden incurrir en acciones

de resistencia contra el Estado. La

CIDH insta a que los gobiernos, por su

parte, ofrezcan respuestas adecuadas

a lo complejo de su circunstancia

y no sometan con fuerza a sus

ciudadanos, sino que busquen formas

alternativas de resolver de manera

5 Cfr. Comisión Interamericana

de Derechos Humanos; Protesta

y Derechos Humanos, Comisión

Interamericana de Derechos Humanos

y Organización de los Estados

Americanos, 2019, p. 14, disponible

en línea [en]: https://bit.ly/3dHAiuU

(última consulta: 07/04/2020).

Artículo - 23


efectiva el conflicto y garanticen la

preservación de la justicia y el orden

público.

En todo momento, la

acción policial debe tener como fin

la facilitación y no la contención,

ni la confrontación directa de los

manifestantes. Su presencia debe ser

únicamente para la protección de

los manifestantes y los observadores

aledaños a la zona de las movilizaciones.

El orden público y la paz social no son

equivalentes al poder del Estado, ni a

los derechos e intereses de los grupos

de poder que se ven cuestionados por

medio de las protestas. 6

Tras haber compartido esta

breve lectura sobre la disrupción como

forma de protesta social, espero haber

abonado a que el lector comprenda

la complejidad del panorama en el

que estamos insertos en nuestro país.

En un marco de violación continua

de los derechos humanos, donde la

injusticia se comete con total impunidad

y las fuerzas gubernamentales se

sirven del sistema de seguridad para

preservar sus intereses y acallar la

inconformidad social, resulta mucho

más fácil de entender por qué resulta

legítima la disrupción en gestos como

la destrucción del mobiliario público,

la toma de espacios oficiales que

representan a las instituciones que

perpetran la inequidad y que no

conformes con ello, envían a personas

armadas para amedrentar a quienes

ya agotaron las formas convencionales

de exigencia de justicia y fueron

sistemáticamente ignorados.

Referencias:

Comisión Interamericana de Derechos

Humanos; Protesta y Derechos

Humanos, Comisión Interamericana

de Derechos Humanos y Organización

de los Estados Americanos, 2019,

disponible en línea [en]: https://

bit.ly/3dHAiuU (última consulta:

07/04/2020).

MEJÍA, Joaquín; Diez cuestiones

actuales sobre derechos humanos,

Instituto de Estudios Constitucionales

del Estado de Querétaro, Querétaro,

2018.

TARROW, Sidney; El poder en

movimiento. Los movimientos

sociales, la acción colectiva y la

política, Alianza, 1994.

6 Cfr. Ibid., pp. 40-41.

24 - Artículo


Incendiario

Eduardo Luis Alvarado, 23 años, Durango

I

Llega el día más cruel

y amenaza con incendiar

Llega el día más cruel en junio

como nunca lo ha hecho

Sísifo dejando caer la piedra:

dice que la arrojemos,

que destruyamos la cantera;

la puerta inmaterial donde se esconden,

la pared donde un grafiti sobrevive

y se convierte en fuego

y se convierte en voces

III

Tarde de junio o una temporada en el infierno

Tarde de junio o la última tarde del mundo

Tarde de junio o los vamos a desaparecer

Tarde de junio o contra la pared

Tarde de junio o nadie sabe que están aquí

hijos de su puta madre, si voltean los matamos

“Que venga, que venga,

el tiempo de estar encendido”

-Arthur Rimbaud

II

Todo bajo control

debajo de uniformes y lentes de sol,

entre dientes y frentes perladas

en sudor y sangre ajena,

mientras murmuran al unísono

que nos matarán,

que ser joven significa existir

como amenaza permanente,

existir sin estar seguros

de que regresar a casa sea posible

sin antes recibir esa crueldad

que antes se veía tan lejana

que siempre ha sido aparente

IV

Hasta ahora todo va mal

Hasta ahora todo va mal

Hasta ahora todo va mal

El problema no es la caída

El problema es que no hay fondo,

no hay dónde aterrizar

Poesía - 25


26 - Fotografía

No somos uno somos todos / “El amor

sigue gritando ni uno más”

Daniel Mora, 21 años, Guadalajara, Jalisco


Agujeros negros

María Cervantes, 37 años, Zacatecas

“¡Si gritas te mato, hija de la chingada!” El aliento fétido en la oreja, una de

las manos invasoras se ocupa de abrir el botón, de bajar el cierre, de meterse

entre las piernas, de apretar, de lastimar, de violar. La otra mano sujeta la

pistola contra la cabeza. “Ahora sí; Pinche puta”, repite la voz. Ella intenta

zafarse, se retuerce, apenas y grita, llega la mano sudada a callar la boca, a

meterse en ella, los dedos sucios y el metal de la pistola en la lengua, contra

los labios y los dientes. El aire no llega, no llega lo suficiente. El corazón late

con fuerza, pero busca una esperanza, alguien que pase, algo que pase, algo,

algo, algo. Muerde la mugre de los dedos. “Ayúdame, cabrón”. “No, tú vas primero.

No puedes con una pinche vieja, hijo de la chingada”. El golpe en la nuca

contra la pared. Los puñetazos, las patadas de dos contra su cuerpo. El golpe

en el estómago la sofoca. La nausea sube. El vómito. “Pinche puerca, de seguro

estás peda”. “Eso se ganan cabronas, pero ni así te salvas, ni así te salvas”.

No la ve, pero la sangre brota de diferentes puntos. Su cuerpo es

algo lejano, adormecido, pero lo siente. Se sabe con vida, todavía. Todavía. Esa

palabra le causa pánico, ganas de llorar. Piensa en ella, en su mamá que la

espera. Llora de rabia, de impotencia. Destrozan su ropa a jirones. Quiere gritar,

intenta levantar los pedazos de su cuerpo y correr con los pedazos de ella

misma entre las manos. No puede. Piensa que lo hace y en su mente corre, se

va de su cuerpo. “Ahora sí, hija de la chingada, te crees muy cabrona…”

*

Un hombre cansado detrás de un escritorio le explica lo que ha de

hacer. “Sí, ya son más de 72 horas”, replica la mujer con la expresión de

angustia en el rostro. Sí, también, ya tengo la foto, todo. “No, señor, ya hablé

con todos sus amigos. No, no tiene problemas de adicción, es muy buena estudiante.

No, si no ha aparecido, es porque algo le pasó”. Las lágrimas salen

involuntariamente. No puede parar. El hombre detrás del escritorio le pasa la

caja de pañuelos desechables con la mecánica de quien hace lo mismo cien

veces al día.

Narrativa - 27


Ella vuelve a describir: “1.58 de estatura, cabello negro, largo, tez

morena, 18 años, último semestre de la preparatoria, blusa negra, pantalón de

mezclilla…” Ella quisiera que al describir a su hija apareciera tal como la

última vez que la vio, pero la imagen se esfuma, se convierte en un montón

de señas en un papel, en la angustia que lleva atorada en la garganta.

“El expediente está listo, ¿le podemos ayudar en algo más?”, pregunta

el trabajador. Ella lo mira. Él no entiende. Ella lo que quiere es que busquen a

su hija, que se la devuelvan como se fue antes de irse a la escuela el miércoles

pasado. “Eso es todo por el momento”, concluye él detrás de una montaña

de expedientes. Más expedientes. Más desaparecidos. Desaparecidos convertidos

en un número. Desaparecidos que se llevan el aire y la vida consigo. Agujeros

negros que se tragan lo que hay a su paso.

Sale a la calle confundida, con la sensación de no haber hecho nada

por su hija, con la necesidad de preguntar por ella en cada calle, en cada

casa, con ganas de gritar por ella, de escarbar las paredes con las uñas hasta

encontrarla. Cruza la calle casi sin mirar. Un policía la mira detrás del volante

de una patrulla, él se lleva a la boca una paleta, de esas que su hija siempre

lleva en la mochila. El policía tira la envoltura sobre el piso y acelera. Se pierde

en el bullicio de la ciudad. “Proteger y servir”, se lee inútilmente en el vehículo.

*

El alumbrado no funcionaba en la esquina donde solía esperar el

camión para volver a su casa después de la escuela. Caminó dos cuadras más

para sentirse segura. Sólo quería llegar, cenar con su mamá y dormir. En eso

pensaba cuando las sirenas de la patrulla llegaron por detrás de ella. “Nos vas

a tener que acompañar”, dijo el policía con la pistola en la mano.

28 - Narrativa


Justicia Para Giovanni

Giselle Dessavre

Collage análogo con imágenes de revistas,

periódicos y textos en máquina de escribir.

Ilustración - 29


30 - Poesía

Natalia Martínez Mejía, 30 años, Guadalajara, Jalisco


Tapatíos en pie de lucha

Dula, 26 años

Guadalajara, Jalisco

El jueves 4 de junio de 2020 se efectúo una manifestación con el fin de

exigir Justicia para Giovanni López, un joven albañil asesinado en manos

del cuerpo policiaco en Ixtlahuacán de los Membrillos. Los asistentes se

encontraban rabiosos indignados debido a que el abuso autoritario nunca

tiene una solución y fue así que los ciudadanos tapatíos decidieron encender

el fuego de la justicia.

Fotografía - 31


32


Menos mal

no estamos muertos

Saúl García, 22 años, Guadalajara, Jalisco

Guadalajara, Jalisco Viernes,

6 de Junio, del 2020

Cuando pasó la primera marcha originada por la brutalidad policial y desencadenada

por la muerte de Giovanni López Martínez a manos de la autoridad en Ixtlahuacán

de los Membrillos me enteré por medio de las noticias. Acostumbro estar siempre

al pendiente de los sucesos en tiempo real, como buen estudiante de periodismo

ese día estaba lejos de mi computadora y no tenía conexión a internet. “Quemaron

a un policía, ¿si viste?” me preguntó mi abuela, quien miraba la televisión, a lo que

rápidamente me puse a buscar el video en redes sociales. No lo pude ver debido

a que estaban muchas personas conectadas al internet y se trababa.

Al día siguiente, por fin pude ver el video del policía quemándose.

Admito que sentí gusto y satisfacción cuando había visto cómo se incendiaban las

patrullas, y como la tumultuosa muchedumbre golpeaba las puertas del palacio

de gobierno hasta casi tumbarlas, pero al ver cómo el fuego recorría el torso

del agente no pude evitar el asombro e imaginar cómo se sentiría eso en carne

propia. Esta es solo una guerra de peones, de los peones más débiles y vulnerables,

carne de cañón, pensé.

Vi que al día siguiente también se iba a dar una manifestación, ahora

en Casa Jalisco. No tenía ni la menor idea de donde era por lo que me puse

a investigar cómo llegar. Ya que me había bañado, y preparado mentalmente

para ir a la manifestación decidí pedir unas espinilleras prestadas a mi tío

que juega fútbol, “por si las moscas” al igual que tomé también sus guantes

de portero, por si tendría que agarrar algo para defenderme de la brutalidad

policial, la cual he visto en acción más de una vez.

Me preguntaron a dónde iba, contesté que a jugar futbol, cosa que

no me creerían porque no me gusta este deporte y son tiempos de pandemia.

Antes de irme contacté a una amiga, me dijo que la manifestación iba a

cambiar de sede, que ya no sería en Casa Jalisco si no que sería en Fiscalía.

Crónica - 33


Quedaba más fácil de llegar para mi este lugar. Tomé un camión de Chapala desde

donde estaba, me bajé en el Álamo Industrial y tomé el 646, en dirección a Fiscalía.

“Ir a la Fiscalía es ir a la boca del lobo” decía un letrero que me

compartió mi amiga, quien también expresó no estar segura de ir. Iba solo, por lo

que empecé a sentir temor de ser detenido por asistir. En el camión me amarré

las espinilleras con vendas por debajo de los pantalones y me encomendé para

que nada malo me pasara. La cita era a las seis de la tarde y ya eran las cinco

con cuarenta.

Me bajé del camión en la clínica 46 del IMSS y caminé rumbo a Fiscalía.

Conforme me iba acercando podía observar cómo detenían a personas que se

dirigían hacia la marcha, incluso una chica corrió para evitar que la atraparan

y la taclearon, cayó al piso como una res y soltó un grito de dolor mientras la

seguían sometiendo. Algunas camionetas llevaban arriba personas vestidas de civiles

armadas tanto con palos de madera y metal, como con pistolas cortas y largas.

Como mínimo observé cinco de estas camionetas, las cuales dejaban a estos civiles

armados a los alrededores para evitar que se acumularan afuera de Fiscalía.

Una cuadra antes de llegar yo empecé a observar cómo la gente

se regresaba, algunos incluso corriendo. 100 metros delante de mí iban 5

34


¡No me desaparezcan!

Tavi, 40 años

Guadalajara, Jalisco

Lápiz, tinta y acuarela de grafito / papel

10 x 25 cm

junio, 2020

jóvenes, al que se miraba más de tamaño, a pesar de que se veía de la misma

edad que el resto de sus acompañantes, los civiles armados le quebraron tres

palos en el brazo. Fue en el brazo porque lo alcanzó a meter, si no le hubieran

dado directo a la cara y otros en la espalda. A mi no me pegaron porque

enseguida corrí. Encontré otros chicos que decidieron intentar llegar por otra

ruta y los seguí. Ellos llevaban sus cámaras fotográficas y se veían más grandes,

por lo que no fueron objeto de las agresiones de policías, que también se

encontraban sobre la otra ruta alterna que tomamos.

Llegando a la Fiscalía el conglomerado de personas era muy pequeño

en comparación con las personas que observé se dirigían hacia el lugar. Más de

la mitad fueron interceptados en el camino por estos halcones que golpeaban

manifestantes y los guardaban para después llevarlos quién sabe a dónde.

Después de un rato de diálogo y de hacer acto de presencia afuera

de Fiscalía, se empezó la marcha en dirección hacia Federalismo. Aquí, al llegar

a la estación del tren de Urdaneta, la manifestación paró obstruyendo el paso

del tren durante quince minutos aproximadamente. “Agarraron a Pau afuera de

palacio de gobierno” me mandó un mensaje mi amigo Mauricio quien, junto con

su novia Paulina, iba en dirección a Fiscalía, ambos estaban tomando fotos de lo

35


que sucedía en el centro. Cuando lo quise contactar de nuevo se me apagó el

celular. Después, mi amiga con la que estaba, mencionó que a tres cuadras vivían

sus padres, que podíamos ir a tomar agua si teníamos sed y nos movimos a su

casa. Cuando regresamos a la estación, la manifestación ya no estaba.

Decidimos tomar el tren en dirección hacia el centro para ver cómo

se encontraba la situación en Palacio de Gobierno y una vez que nos dimos

una vuelta por aquí, en donde estaba vacío de civiles, pero repleto de policías

resguardando las puertas, cada quien agarró camino hacia su casa. Ya en mi casa

empecé a ver en redes sociales muchas imagenes de manifestando denunciando

golpizas, e incluso levantones, y recordé ¡Paulina!, le marqué a mi amigo para ver

qué había pasado. Eran las nueve de la noche y todavía no sabía en dónde estaba.

Habían hecho en Facebook una lista de desaparecidos. Decidí pedirle,

a mi amigo, el nombre completo de su chica y cuando me lo dio, vi que esta

ya estaba registrada, luego empezaron a subir testimonios de cómo algunos de

los levantados fueron tirados en sitios alejados como las afueras de la ciudad, la

barranca o en el Cerro del Cuatro. Para eso ya eran alrededor de las diez y media.

No soy tan cercano a ella, pero aún así temía de lo que podría estar pasando, no

imagino el terror que debió sentir por su propia vida.

Marqué a mi amigo de nuevo para ver qué había sucedido y me

comenta que estaba en Fiscalía de 16 de septiembre con su mamá, le habían

dicho que ahí estaba su novia, más aún no lo confirmaban. El miedo de todos

era que no estuviera ahí. Ya como a eso de las doce y treinta confirmaron que

se encontraba presa en ese lugar, y pues menos mal, sentimos una extraña

sensación de alivio mezclada con rabia, porque estaba presa injustamente,

golpeada, amenazada, y sin derecho a fianza durante 48 horas. Más no fue

dejada a la deriva en un lugar retirado sin forma de volver a casa como

otros jóvenes, o peor aún, como otros tantos mexicanos que nunca volvieron a

casa después de un día común, como les sucede diariamente. Debíamos estar

plenamente agradecidos, tanto con el de arriba, como con las autoridades

competentes, porque, al menos, ninguno de nosotros estaba muerto.

36 - Crónica


Policías Sueltos

Santiago Reyes

Fotografía en blanco y negro

Centro Histórico de Guadalajara, Jalisco

4 de Junio 2020

Policías antimotines sueltos en la ciudad de Guadalajara durante las

manifestaciones de Justicia para Giovanni.

Fotografía - 37


No te fuiste

Pues desde que te fuiste

no he tenido luz de luna

eL eNe, 34 años, Guadalachaira, Jalisco

No te fuiste/ llegaron en piara

con los ojos inyectados de un odio

más grande que la ausencia de dios

llegaron & se llevaron tu cuerpo

& llagaron tu carne/ tus sueños/ tu tiempo

el viento de la tarde/ las heridas arden

¿Libertad/ justicia/ fraternidad?

triángulo equívoco de la desolación

que supura rabia/ necesidad de justicia

un dejo de esperanza/ fría/ desolada.

Te buscaré por senderos de sombra y muerte

para no volver a este país llamado tristeza

como quien retorna a su lecho materno

con la certeza de encontrar

la que ha de ser su tumba/ hecha ruina.

Pero si no te encuentro

me asiré al maquiavélico deseo

que los hijos de Hetaira te siembren donde

de tus cuencas nazcan gardenias o geranios.

38 - Poesía

Triste destino el de las hojas

las flores/ los frutos/ los cuerpos marchitos

que mueren sobre pavimento.


La sed ardiente de justicia

Dula, 26 años

Guadalajara, Jalisco

El jueves 4 de junio de 2020 se efectúo una manifestación con el fin de

exigir Justicia para Giovanni López, un joven albañil asesinado en manos

del cuerpo policiaco en Ixtlahuacán de los Membrillos. Los asistentes se

encontraban rabiosos indignados debido a que el abuso autoritario nunca

tiene una solución y fue así que los ciudadanos tapatíos decidieron encender

el fuego de la justicia.

Fotografía - 39


A la Orilla

Isa Gómez, 31 años, CDMX

A mi abuelo lo mataron unos policías. Le sacaron doce balas del pecho cuando sus

hijos pidieron una autopsia independiente. Lo encontraron en una zanja tres días

después de la denuncia de su desaparición.

Se quiso resistir al arresto.

Antes de eso habían dicho que fue un ajuste de cuentas. ¿Cuántos balazos

necesita una persona para dejar de resistirse? Sus hijos le lloraron hasta secarse,

después, solo se escucharon groserías y berridos en toda la casa. Que dicen que

cuando lo detuvieron, por confundirlo con un distribuidor, echó a correr, por eso el

primer balazo se lo dieron en la espalda. Pero no fue en la espalda, fue en la nuca.

Yo nunca vi correr a mi abuelo, siempre que le pedí que jugáramos con

mi balón no quería.

“Me duele, hijo. Los huaraches. Mejor toma”. Me daba cinco pesos para ir a

la tienda. Yo dejé de insistir y mejor le pedía los cinco pesos cada vez que lo veía.

Cuando el abuelo se echó a correr ¿le habrán dolido sus huaraches?

Los exámenes toxicológicos dieron positivo. Tienen cara dura, seria, como si

nunca hubieran sonreído. Son dos: cabello negro, corto. Barrigones, enojados. Dicen

que el abuelo fue denunciado por los vecinos, que le vendía cocaína a los muchachos

de esa colonia. Pero el abuelo nunca caminaba hacia allá, está muy lejos, y la

carretilla con sus cosas nunca hubiera llegado con tanto peso. ¿Cómo se confunden

las calabazas con la cocaína? ¿En dónde está su carretilla?

Él nunca abandonaría la carretilla. Él la construyó. Allí le cabía todo, hasta

su morral.

A los policías los encontraron inocentes. Ni las protestas, ni las mantas,

ni el llanto de mamá los llevó a la cárcel. Su historial era tan impecable que ni

siquiera existía.

“No hay pruebas. Son dos elementos ejemplares”.

¿Cómo se pueden perder tantos papeles dos días antes de una audiencia?

¿Nadie les sacó copias?

Fue archivado como un mugroso animal.

Ya no cabe tanto odio en la casa, se desborda por las ventanas. Los vecinos ya no vienen.

40 - Narrativa


Pol_01

Chica Descalza, 31

Guadalajara, Jalisco

Mis amigos ya no salen. ¿Por qué el abuelo vendería droga a unos muchachos si sus

hijos siempre le daban dinero? Hasta le decían que no saliera.

“Descansa papá, ya mereces”.

Él decía que no, que prefería vender sus verduras: “Soy hombre de trabajo”.

¿Ser policía es un trabajo?

Un día la Federal se metió a la casa con unas hojas llenas de

firmas que no se entendían. Buscaban la droga que había dejado el abuelo.

No encontraron nada. Rompieron muebles, echaron al suelo toda la ropa de los

cajones, asustaron a mis tías. No encontraron nada. Cuando arreglamos toda

la casa no aparecieron los anillos que dejó la abuela. ¿Por qué los Federales

creerían que la abuela guardaba droga en sus anillos?

Esta casa ya no es casa. Aquí ya no cabe nada.

Los hijos del abuelo decidieron mudarse. Todo está lleno de dolor, se desborda por

las ventanas. Esta casa ya no es casa sin el abuelo. Yo me fui con mi mamá.

41


Y los policias

Juan Abarca, 31 años, Tenexpa, Guerrero

Y los policías

Generan más violencia

Mucho más

42 - Poesía


Los polis que peor me

caen son los polis chidos

Gina Correa, 22 años, Zapopan, Jalisco

Los polis que peor me caen son los polis chidos. Que quede bien claro: a los

polis culeros los odio. Llegué a ese odio por un camino largo, pero fácil de

seguir; empieza cuando veo una patrulla en la calle. De repente, no puedo

pensar en nada más, supongo que tampoco una cebra puede pensar en algo

que no sea la leona que alcanza a ver entre la maleza. Recuerdo que cuando

era niñx veía que se llevaban a alguien y me daba miedo el detenido; ahora

temo por él. Sigo caminando, no te quedes viendo porque te ves sospechosx,

no camines rápido porque parece que huyes. No pasa nada. No pasa nada.

Nopasanadanopasanada. Cuando termina la zona de riesgo viene el enojo, se

despeja el miedo y puedo odiar.

A veces me imagino que hago encabronar a un poli. Hay muchas

maneras de provocarlo, como hacerle sentir que lo desafías o hacer reír a

su pareja. A lo mejor ya lo ha hecho, a lo mejor pensó jamás hacerlo, pero

el asunto es que me quiere matar. Sabe que no es legal y no le importa; su

coraje se lo lleva. ¿Cuánto tiempo duraría vivx? No me animo ni a creer en

las excepciones, en los casos que sí aparecen en los noticieros un mes después.

Amaneces con una pistola en la mano fría, y ya hasta te volviste una victoria

en contra del crimen organizado.

Todos los polis tienen el poder de hacer eso. La diferencia entre los

culeros y los chidos es que los chidos deciden no hacerlo. Te apuntan una

pistola a la cara y deciden no tirar. Se ganan la confianza que la institución

entera necesita y su respetabilidad, a duras penas, sostiene en pie una

estructura agrietada. Una estructura que aún así se cae y se cae y se cae sobre

nuestras cabezas.

Mi niñez coincidió con esa gran era del operativo a la que llamaron

guerra contra el narco. Los soldados se instalaban en el camellón frente a las

casas y les apuntaban por días enteros con enormes armas montadas sobre

tripiés –nadie podría sostener los brazos por tanto tiempo–. Esperaban ver

Ensayo - 43


señales de vida para sofocarla, pero rara vez sucedía: sus objetivos alertados

por algún colaborador, ya habían vaciado las casas. Pero mi mamá y yo

teníamos que pasar por esa calle, nos atravesábamos entre la tropa y su

presa: por un momento, las decenas de rifles nos apuntaban a nosotrxs. En ese

entonces, pasábamos el trecho y sentíamos calma. Ahora somos todxs los que

estamos en esta banqueta, atorados entre armas cargadas y casas vacías.

La culpa de todo esto la tienen los polis chidos. La tienen porque nos

hacen creer que hay maneras en que esto podría funcionar. La tienen porque

nos hacen creer que ser policía no te hace inmediatamente un culero. Pero

sí te hace, porque lo culero no es el individuo: es su poder. Es la institución,

es el permiso para ejercer violencia, es la garantía de que ellos no enfrentan

consecuencias (a menos que les toque purgar los pecados de otros).

Mientras existan los polis chidos, esa bola de culeros, no podremos sanar.

44

No somos uno somos todos / “El

amor sigue gritando ni uno más”

Daniel Mora, 21 años, Guadalajara, Jalisco


Justicia Para Giovanni

Giselle Dessavre

Collage análogo con imágenes de revistas,

periódicos y textos en máquina de escribir

Poemínimo

Melissa J. Hernández, 35 años, Guadalajara, Jalisco

Se desvanece

el día,

las sombras

tragan hombres,

vueltos bestias

rumian las calles

separados

de sí mismos,

terror

pronuncian sus labios.

45


46 - Fotografía

Pastel de cómic en 3D

LADA cake shop

Zaira, 23 años

Guadalajara, Jalisco


Hoy papá ha muerto

Roxana Aguilar, Chiapas

Hoy, papá ha muerto. No, en realidad fue asesinado. La policía lo mató. Dicen

que fue un malentendido. Yo lo llamo asesinato a sangre fría. Papá no debería

estar muerto. Papá debería estar acostado ahora mismo en aquel viejo reposet

de la sala viendo el resumen del partido. Papá debería estar vivo y no en una

fría morgue esperando los trámites para reclamarlo.

Pero, ¿cómo empezó esta tragedia? Como todo lo que ocurre en

México: de la nada y sin sentido, en una vorágine de acciones repentinas que

te asfixian hasta matarte. Es como si al azar, la vida de las personas fuera

tirada en suerte para ver de qué forma estrepitosa, violenta y extraña te toca

morir. Esta vez fue papá.

Papá, mamá y yo habíamos decidido ir a la final del partido, Tigres

contra Monterrey. Papá era aficionado, y un día después del partido cumpliría

años, mamá y yo decidimos festejarlo así.

No habíamos tenido una reunión familiar más cordial y afable que

aquella visita al estadio: hablábamos, bebíamos, reíamos, cantábamos las porras

que victoriosas todos coreaban; Monterrey se alzaba campeón del torneo, la

alegría de papá era evidente, y mamá y yo estábamos satisfechos, el regalo

había sido un éxito.

El partido terminó, papá estaba emotivo, desbordante de satisfacción,

no paraba de abrazarme, palmear la espalda y besar a mamá, el día era pleno.

No hacía falta nada. Entramos a un restaurante cercano al estadio, comimos

tranquilamente, la charla de sobremesa derivó en mis aspiraciones de irme

a una maestría a Ciudad de México, y posiblemente entrar a un despacho a

trabajar de manera seria. Pedimos la cuenta. Mamá fue al baño, papá esperaba

al mesero y yo me adelanté a la salida, deseaba fumar un cigarro para aquello

de la digestión, la emoción del gran día aún estaba a flor de piel, y al salir a la

calle noté aún el alboroto del triunfo que corría por ella, un grupo de jóvenes

pasó junto a mí tocando el claxon y agitando la bandera de Monterrey, y yo

en un ataque de travesura pueril tomé una de las banderas que adornaban

el restaurante y la ondeé en forma de complicidad con aquellos muchachos

similares a mí.

Narrativa - 47


Sin percatarme de la presencia de dos tipos justo en la entrada de la

puerta del restaurante, tomé el banderín sin pensarlo, y ellos de inmediato me

sometieron. Pedí una disculpa al darme cuenta que eran la seguridad del lugar,

pero mis explicaciones parecieron inaudibles a sus hoscos tratos, les pedí que

me soltaran, que yo era comensal de dicho lugar y que mi padre llegaría en un

momento pues se encontraba pagando la cuenta. Me tiraron al piso. Comencé

entonces a gritar cual era la causa de dichas agresiones a mi físico. Uno de

ellos me puso un pie sobre la cara. Para entonces la gente ya empezaba a

arremolinarse frente al restaurante, y oí la voz de mi padre.

–¿Qué está pasando? ¡Suéltenlo! ¡Es mi hijo!

En eso, patrullas. No podía ver nada, la suela del zapato áspero me

arañaba la cara y al intentar removerme el dolor agudo de los huesos de mi

cara con el choque del asfalto se intensificaban. La voz de mi padre se notaba

desesperada, angustiada y terriblemente indignada. Un policía habló, no fue

nada conciliador, al contrario.

–Nos han notificado sobre disturbios en esta zona, así que yo le

recomiendo que baje la voz, si no quiere más problemas.

–¿Cuales disturbios? estoy saliendo del restaurante con mi hijo y mi

mujer y estos tipos someten a mi hijo y no me dan explicación ni dejan que

él se explique.

De repente, la orden. Esa frase imperativa que hiela mi sangre, y

seguramente la de papá. Luego el llanto de mamá, lo reconozco.

–¡Que se calle! Deténgame a estos dos también.

Sigo sin observar lo que pasa, pero ahora oigo la desesperación

de mamá y el reclamo incansable de papá. Luego un golpe seco, como un

48 - Narrativa


gran bloque de hielo estrellándose contra el piso, seguido de un silencio

embriagador, y poco a poco, murmullos inaudibles, gritos y conversaciones que

se entrecruzan. Pero lo que definitivamente ya no seguía ahí era la voz de

papá. Él se había ido.

El terror se apoderó de mí, cuando el que parecía el jefe de la

policía empezó a presionarme para que le dijera de qué estaba enfermo papá.

Al principio no entendí la pregunta y, con la cara aún aplastada, lo miré

con sincero desconcierto. El policía, sin embargo, continuó el interrogatorio

incomprensible, hasta que exasperado ordenó que me subieran a una patrulla.

Dejé también de oír el llanto de mamá.

Un halo enajenante se apoderó de mí entonces. Pensé que me bastaría

dar la vuelta y el incidente habría terminado. Pero no fue así. El sol me daba

de lleno en la espalda y su calor intenso hacía arder mis mejillas mientras

sentía gotas de sudor acumularse en mis cejas. Inmediatamente, después de

ser detenido, fui interrogado varias veces, y volvieron a cuestionarme por esa

supuesta enfermedad de papá.

Sin más respuestas que negativas de mi parte, un señor vestido de

negro entró justo en medio de mi interrogatorio y ordenó mi libertad. Era un

abogado. Al salir de aquel frío espacio encontré a mamá desconsolada, pero

papá no estaba ahí. Papá ya no estaría más, ni ahí, ni en ningún lado.

Ahora sé que aquel golpe seco que escuché, fue la cabeza de mi

padre azotada fuertemente contra el piso después de ser maniatado con las

esposas de aquel policía. Sé que la insistencia de buscar la excusa de su

muerte en alguna enfermedad crónica radicaba en una coartada perfecta para

poder excusar la confusión. Papá no estaba enfermo, su salud era envidiable,

sin embargo nadie es inmune a la brutalidad policiaca que se vive en este

país. Sé también que si sigo vivo es porque mucha gente captó el hecho con

cámaras de celular, me hubiera gustado más que esas voces se hubieran hecho

presentes en ese momento y no en el resguardo de una pantalla, lejos de la

realidad. Quizá papá aún estaría vivo, pero no, hoy papá ha muerto.

Narrativa - 49


Preguntas exigentes para una

vida cotidiana

Dula, 26 años

Guadalajara, Jalisco

Sábado 6 de junio. Por tercer día consecutivo, se exige la liberación de

presos políticos y Justicia para Giovanni. Jóvenes y algunas personas de la

tercera edad marcharon desde La Minerva hasta Palacio Municipal. El plantón

frente al edificio gubernamental perduró aproximadamente cinco horas

donde hubo música, consignas y comunicación entre los asistentes. Esa noche

también hubo detenidos.

50 - Fotografía


María Fernanda

Renata García Rivera, 23 años, Guadalajara, Jalisco

MARÍA FERNANDA MAGAÑA ESPARZA

Su edad no es una cifra. 27. Dos siete. Dos. Una hermana. Una madre. Un

padre. Tal vez varios enamoramientos, seguro pocos. Dos siete. Pocos.

Fue vista en Tonalá por última vez. Mamá, papá, hermana, novio, casa, trabajo.

Su pelo era morado, estaba hecho trenzas.

Ojos. Pestañas. Cuerpo. Sonríe en la foto. Una más. Dos siete. Dos-siete, dos

siete, dos siete. Una más. Sonríe en la foto. Salió a visitar a un amigo pero

no llegó. Dos siete. Dos siete. Está desaparecida. Alerta Amber. ¿Dónde están

los policías? Alerta Amber. Dos siete. Trenzas moradas, iba vestida, tenía una

hermana. Dos siete. Una más. La policía, Alerta Amber, por favor. Policía. Por

favor. Alerta Amber. Está desaparecida, por favor.

.

.

.

.

.

.

.

.

Gracias a todos, ya fue localizada en el cerro sin vida.

Sin vida.

Sin vida.

Sin vida.

Sin su vida.

Una más.

Poesía - 51


52 - Ilustración

Justicia Para Giovanni

Giselle Dessavre

Collage análogo con imágenes de revistas,

periódicos y textos en máquina de escribir


El caos también cosecha

consciencia

Dula, 26 años, Guadalajara, Jalisco

En la manifestación del 6 de junio, estaba sentada con unos compas mientras

los manifestantes hacían música con ollas y tazas metálicas, para adornar las

consignas de los que se encontraban frente a las policías afuera del palacio

municipal. De pronto me encontré con dos niños.

Se acercaron porque les tiré unas líneas, no recuerdo qué les dije pero

se sentaron a mi lado. Sus nombres eran Jonathan de 13 años y Axel de 10.

Estaban ahí porque vieron en las noticias todo el caos y tuvieron curiosidad

de saber qué ocurría. Gastaron todo su dinero en pagar un taxi desde la Plaza

de la Bandera para llegar ahí.

Estuvimos dialogando y Axel me decía que de grande quería ser

policía como su papá y Jonathan quería ser militar. Les pregunté por qué y

no obtuve respuesta. “Están chicos, hay más mundo qué ver antes de que se

aferren a esa idea de estar dentro del cuerpo de seguridad”, les expuse.

Me preguntaron muchas cosas: por qué luchábamos, por qué decían

que los policías eran malos, por qué matan gente y que si en serio habían

matado al chico solo por no traer cubrebocas. Entraron en pánico cuando les

dije que se basaba todo en un sistema que disponía de un solo gobernador y

Jonathan dijo: “Puto Alfaro, chinga tu madre”

La tensión creció cuando un manifestante más picoso que el habanero,

buscaba conflicto con todos, quería derrocar el palacio él solo. Los niños se

asustaron y decidí hablar con el sujeto, aunque no entró en razón. La banda

prefirió moverse, por lo que los llevé conmigo, porque aunque no me gusten

los niños, me sentí responsable de ellos.

Así que partimos. Querían gritarle a los puercos. Estaban enojados

porque no querían que utilizaran el abuso de poder con ellos, ni con nadie.

Temían por su seguridad pero los calmé cambiándoles el tema. Me dijeron que

la neta se me acercaron porque sintieron chida mi presencia.

Crónica - 53


Caminando por Alcalde y Reforma, vieron un camión y Axel gritó:

“Jona, ese camión pasa por la casa”. Corrieron a él pero después se regresaron

porque no tenían dinero. Rápidamente saqué veinte pesos pero no sabía nada.

Así que los detuve para preguntarles en dónde los iba a dejar el transporte.

Nos acercamos al camionero y le expliqué la situación.

Se subieron y desde la ventana me gritaron: “adiós, Dulce. Gracias por

todo”. Sentí tan chido haber estado con ellos y no haberlos dejado. Me sentí

una madre suplente por algunos minutos. Pensé en ellos hasta que llegué a

casa. Ojalá hayan llegado con bien y después de esto no quieran ser policías.

54

Justicia Para Giovanni

Giselle Dessavre

Collage análogo con imágenes de revistas,

periódicos y textos en máquina de escribir


Quis custodiet

René F. Ortiz, 18 años, Guadalajara, Jalisco

Se tiñen muy de rojo las noticias,

aquí ya no nos cuidan, y morimos.

Morimos en sus manos y sufrimos,

nos pisan las botas de la milicia.

Ellos a levantarnos nos propician,

son la brutalidad que sentimos.

Plantan violencia y, en sus racimos

está el hartazgo, sed de justicia.

Y es la policía quien nos pisa,

esa que aplasta a los manifestantes

esa que diario mata con golpizas.

¿Y quién nos cuidará en el delante?

No nos cuidará quien los autoriza.

¿Quién vigilará a los vigilantes?

55


¡Peligro! Policías Sueltos...

Santiago Reyes

Fotografía a color

Centro Histórico de Guadalajara, Jalisco

6 de Junio 2020

Stencil pintado sobre un monumento de la Plaza de Armas del Centro Histórico

de Guadalajara durante las manifestaciones de Justicia para Giovanni.

56 - Fotografía


A LA PORRA

Héctor Daniel Olivera Campos

Durante muchos años había sido una servidora fiel, rauda, eficaz e inflexible;

habían sido muchas las cabezas, espaldas, brazos, piernas y torsos contra

las que se había estrellado accionada por su dueño, el agente antidisturbios

D504B6546. Sin embargo, nada se le había reconocido y un oscuro burócrata

de intendencia policial determinaba que había llegado su hora, el fin de su

carrera represiva y le daba de baja del inventario, jubilada sin consideración

alguna. ¿Qué más da que no se hubiera separado de su dueño durante sus

años de servicio como una novia fiel, que le esperaba siempre preparada, fiable

y segura en la oscura soledad de la taquilla? Tan diferente ella a la mujer

del antidisturbios que le abandonó por otro, cuernos de los que se resarció

el agente repartiendo porrazos con saña a los manifestantes que se cruzaron

en su trayectoria.

Qué tristeza reconocer el alborozo de su dueño al saber que se iba a

renovar el parque de material antidisturbios. La porra del agente D504B6546

o como era definida en las especificaciones técnicas del fabricante, el bastón

policial rígido en policarbonato, la mandaban a la porra.

El destino de la porra era el de ser destruida, acabar triturada en una

planta de reciclaje, pero un empresario de negocios oscuros, el ex comisario

Villalejos, la adquirió, junto a otro material dado de baja, a un precio de saldo

pagado en negro. La siguiente vida de la porra consistiría en ser exportada a

un país del tercer mundo en el que los derechos humanos son un concepto

exótico. Se trataba de un chanchullo, una pequeña corruptela, apenas una

peccata minuta de un sistema corrupto al que la porra había servido con tanta

fidelidad y eficacia.

Narrativa - 57


Urna funeraria

Víctor César Villalobos

Urna funeraria encontrada en el Occidente de México

Mi ciudad ha sido herida de muerte

por la noche de un ataque aéreo su Catedral

sus torres han caído

sus altas torres que herían el cielo

hieren ahora la carne del asfalto

Las bóvedas son ahora el polvo que polvo sus habitantes

los edificios esqueletos de carne, lodosos

quema viva la vía Juárez con sus viejas casas en añicos

Paraninfo y Expiatorio de sus columnas astillas,

nueces de campo y colaciones para los sobrevivientes

Orozco llama desde las alarmas

El Gobernador el Virrey el Cacique

mira desde su ojo digital el siniestro

con la siniestra un tolete

en la diestra una francachela

y el cerebro licuado sacado justo

de su recipiente de su anclaje de su jungla

a dios te vendiste Mariscal insigne

los hombres te injurian ave manchada de sangre

58 - Poesía


El oscuro óbolo que ofrece la ciudad

su río San Juan de Dios

tendido ahora como un cadáver a la vera del camino

Pero el camino es él y no es redentor ni barquero

es la tripa abierta de mi ciudad ahora en ruinas

Las generaciones venideras celebrarán

en nuevos huesos

nuestros ocasos, primaveras, óseos

Quedará como zona

atómica prohibida inhabitable,

húmeda de náuseas

16 de Septiembre rebosa de cráneos y gritos

la Calzada Independencia muestra su costillar que fue el Estadio Jalisco

vean ahora su Nuevo Progreso hasta dónde los ha llevado

La Minerva mira agónica lo que queda de Los Arcos

patas de elefantes mutilados

Los jardines se han vuelto selvas ahora

pero mieles al canto que nombra

la ciudad maltrecha

los hijos de nuestros hijos

los exiliados

Poesía - 59


60 - Ilustración

Justicia Para Giovanni

Giselle Dessavre

Collage análogo con imágenes de revistas,

periódicos y textos en máquina de escribir


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