You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
DOMINGO SÁBADO 22<strong>23</strong> DE DE AGOSTO DE DE <strong>2020</strong> <strong>2020</strong> THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />
<strong>23</strong> 5<br />
El negocio<br />
de<br />
secuestrar<br />
a menores<br />
E L M U N D O<br />
Viene de la página 1<br />
tralia. A finales de 2013, conoció<br />
al fundador de la compañía, Colin<br />
Chapman, quien le mostró imágenes<br />
de Ban Phai en Google Earth<br />
y le explicó cómo obtener un nuevo<br />
pasaporte para su hija. Indicó que<br />
podía organizar una recuperación<br />
por unos de 14.000 dólares. Le dijo a<br />
Dempster que se reuniera con Stilla<br />
en Tailandia.<br />
Cuando Dempster se asomó al<br />
salón de clases de la escuela Santo<br />
Redentor, vio a N. en un escritorio.<br />
La cargó y salió, mientras Stilla lo<br />
seguía, hablando por teléfono con<br />
Chapman, que supervisaba la operación<br />
desde Australia.<br />
Pero la imagen de dos extranjeros<br />
que se llevaban a una niña<br />
causaron alarma. Taweerart Nilda<br />
había impartido clases en la escuela,<br />
desde que Atchariya asistió<br />
décadas atrás, y siguió a Dempster<br />
y a Stilla. Trató de preguntar qué<br />
sucedía, pero Stilla la ignoró. Cuando<br />
llegaron a la calle, ya se formaba<br />
una multitud. El conductor se negó<br />
a abrir el automóvil. Taweerart comenzó<br />
a apartar a N. de los brazos<br />
de Dempster.<br />
Aparecieron agentes de la policía.<br />
Un grupo de profesores hombres<br />
forcejeó con Dempster, tratando<br />
de arrancarle a N. de los brazos.<br />
“Era un estira y encoge, y pensé:<br />
‘esto es demasiado estrés para ella’.<br />
Así que la solté”, relató Dempster.<br />
Ryn Jirenuwat contribuyó<br />
con información para este artículo.<br />
FOTOGRAFÍAS POR ADAM DEAN PARA THE NEW YORK TIMES<br />
Atchariya, en su casa en Ban Phai, Tailandia, no ha visto a su hija desde abril de 2015, cuando su esposo australiano se llevó a la niña.<br />
Una industria de secuestro<br />
infantil<br />
No hay un recuento oficial del<br />
número de empresas que afirman<br />
ofrecer servicios de “recuperación<br />
de menores”. Pero entrevistas con<br />
grupos de defensa de menores,<br />
funcionarios del orden público y las<br />
propias compañías sugieren alrededor<br />
de una docena de agencias,<br />
que por lo general, realizan solo<br />
unas cuantas operaciones al año.<br />
Algunos agentes de secuestro<br />
infantil dicen que trabajan con las<br />
autoridades locales para hacer<br />
cumplir las órdenes de tribunales<br />
familiares. Pero a menudo intervienen<br />
sin escuchar ambos lados de la<br />
historia. Un secuestro, incluso exitoso,<br />
puede ser perjudicial para un menor,<br />
dejando cicatrices psicológicas.<br />
“Es una industria no regulada y<br />
hemos tenido casos que salen muy<br />
mal”, explicó Vicky Mayes, vocera<br />
de Reunite, una organización benéfica<br />
británica, que ayuda a los padres<br />
de niños secuestrados.<br />
Una vez que Dempster soltó a N.,<br />
la policía lo dejó libre. De regreso<br />
a Brisbane, llamó a Sean Felton,<br />
fundador de Abducted Angels, una<br />
organización benéfica, con sede en<br />
Gran Bretaña que ofrece asistencia<br />
a los padres de niños secuestrados.<br />
Felton le aconsejó que se pusiera en<br />
contacto con un agente de secuestros<br />
llamado Adam Whittington.<br />
Este ex soldado australiano, que<br />
después trabajó como policía en<br />
Londres, dirige Child Abduction<br />
Recovery International, una compañía<br />
con sede en Suecia. Ha recuperado<br />
a niños en Europa y Asia.<br />
A los 44 años, calvo y con cara de<br />
niño, es amable y deseoso por agradar<br />
a las personas.<br />
Whittington admite sin reservas<br />
que ha infringido leyes. “Lo que<br />
hacemos es ayudar a los niños”,<br />
admitió. “Esa es la diferencia entre<br />
nosotros y los criminales. A veces<br />
cruzaremos la raya. Pero es por<br />
una buena causa”.<br />
Realiza una investigación para<br />
descartar a los padres que son abusivos<br />
y confía en los instintos que<br />
dice haber perfeccionado durante<br />
su labor policial. Dempster pasó<br />
rápidamente la prueba. “Se podía<br />
notar, incluso al hablar con Stuart<br />
por teléfono”, relató Whittington.<br />
“Es un tipo encantador”.<br />
‘Debe ser un buen hombre’<br />
Atchariya también tuvo una buena<br />
impresión de Dempster, al principio.<br />
Lo conoció en un sitio web de<br />
citas poco después de graduarse<br />
de la universidad. Dempster, que le<br />
llevaba casi el doble de su edad, era<br />
el único extranjero que conocía y, al<br />
principio, intercambiaba mensajes<br />
con él principalmente para practicar<br />
el inglés. Sus conversaciones<br />
se volvieron íntimas. Él prometió<br />
visitar a su familia en Ban Phai, y<br />
ella quedó impresionada cuando lo<br />
cumplió. “Pensé, ‘oh, debe ser un<br />
buen hombre’”, recordó Atchariya.<br />
La pareja se comprometió en<br />
Tailandia y luego se fue a vivir a<br />
Wanganui, Nueva Zelanda, donde<br />
N. nació en marzo de 20<strong>08</strong>. Se mudaron<br />
a Darwin, Australia, y luego<br />
a Brisbane. Los dos dan versiones<br />
discrepantes de su matrimonio.<br />
Atchariya afirmó que Dempster<br />
a veces se enfurecía y rompía platos.<br />
Relató que un día en Darwin,<br />
comenzó a estrangularla. Tomó a<br />
N. y huyó a la casa de una vecina y<br />
luego a un albergue. Más tarde, dijo,<br />
Dempster le escribió una carta<br />
pidiéndole que regresara y ella estuvo<br />
de acuerdo. “Yo quería tener<br />
una familia completa”, explicó.<br />
Mientras vivían en Brisbane en<br />
2012, sospechó que Dempster salía<br />
con otras mujeres. Durante una discusión,<br />
dijo, ella empuñó un cuchillo<br />
y él presentó una denuncia en busca<br />
de una orden de violencia doméstica.<br />
Poco después, ella respondió de<br />
la misma forma, presentando su<br />
propia denuncia en enero de 2013.<br />
En ese entonces, ya había programado<br />
un vuelo a Tailandia con N.<br />
para visitar a su familia. Decidió no<br />
volver. Dempster niega haber maltratado<br />
o engañado a Atchariya. La<br />
acusa de “actuar”. De hecho, según<br />
Dempster, a veces temía por su propia<br />
seguridad y la de su hija.<br />
Whittington aceptó el caso de<br />
Dempster por aproximadamente<br />
12.000 dólares. N. había regresado<br />
a la escuela en Ban Phai. Vivía con<br />
sus parientes en una casa blanca de<br />
dos pisos.<br />
En enero de 2015, Whittington<br />
creía que tenía suficiente información<br />
para capturar a N., y él junto<br />
a Dempster fueron a Ban Phai.<br />
Entraron sigilosamente al patio<br />
de Atchariya. N. estaba junto a la<br />
Colin Chapman fundó Child Recovery Australia, una<br />
entre una docena de agencias de secuestro de menores.<br />
Algunas prendas favoritas de N. y su mochila (izq.).<br />
Tiene cinco años viviendo con su padre en Australia.<br />
puerta trasera, conversando con<br />
su abuela. Cuando los hombres se<br />
acercaron, la abuela abrazó a N.,<br />
pero Dempster la empujó y agarró<br />
a su hija. Luego saltó por una cerca<br />
y corrió hacia el automóvil en el que<br />
huyeron. Atchariya estaba en la casa<br />
cuando escuchó a su madre gritar.<br />
Salió corriendo, pero Dempster<br />
y Whittington se habían ido.<br />
Luego de llamar a la policía, tomó<br />
un autobús a Bangkok y se dirigió<br />
a la embajada de Nueva Zelanda.<br />
Dempster y Whittington se habían<br />
dirigido allí para que sellaran el pasaporte<br />
de N. Atchariya podía ver<br />
a su hija adentro. Los funcionarios<br />
de la embajada no la dejaron entrar,<br />
así que llamó a la policía, que rodeó<br />
el edificio. El impasse duró horas.<br />
Finalmente, Dempster y Whittington<br />
salieron. “Deja que se lleve a<br />
N.”, dijo Whittington a Dempster<br />
más tarde, en la estación de policía<br />
local.<br />
Con la esperanza de llegar a un<br />
acuerdo, Atchariya y su familia<br />
acordaron reunirse con Dempster<br />
y Whittington más tarde esa semana.<br />
Whittington tenía una historia<br />
preparada: Dempster se mudaría<br />
a Tailandia para enseñar inglés y<br />
trabajar como entrenador. “Necesitamos<br />
sentarnos aquí ahora mismo<br />
e intentar negociar lo que es mejor<br />
para N.”, le explicó a la familia<br />
Atchariya estuvo de acuerdo en<br />
que su marido pasara unos días a<br />
la semana con N., siempre y cuando<br />
le entregara su pasaporte, antes<br />
de cada visita.<br />
Adiós a Tailandia<br />
A finales de abril de 2015, Dempster<br />
recogió a N. para una visita<br />
y entregó un pasaporte vencido.<br />
Whittington le dijo a Dempster que<br />
tomara un vuelo a Udon Thani, ciudad<br />
cercana a la frontera con Laos.<br />
En el aeropuerto, un hombre recibió<br />
a Dempster y N. y los llevó al río<br />
Mekong, donde una lancha les esperaba.<br />
Unos días después, volaron de<br />
Laos a Australia.<br />
Whittington anunció el regreso<br />
de N. en un post de Facebook el 7 de<br />
mayo, afirmando que la menor había<br />
estado viviendo en “condiciones<br />
terribles y desnutrida” en Tailandia.<br />
Atchariya indicó que su hija siempre<br />
estuvo a salvo y bien atendida.<br />
“Insultan a mi país”, declaró. Después<br />
del secuestro, la madre entró<br />
en una profunda depresión. Afirmó<br />
que ha intentado en vano ponerse<br />
en contacto con Dempster. (Él dijo<br />
que no ha tenido noticias de ella).<br />
Atchariya confiesa que todos los<br />
días reza para que su hija esté a salvo.<br />
“Dondequiera que esté, espero<br />
que los ángeles la cuiden”, expresó.<br />
Durante los últimos cinco años,<br />
Dempster ha criado a N., ahora de<br />
12 años, por su cuenta. Manifestó<br />
que no se arrepiente haber eludido<br />
el proceso legal para llevarla a<br />
Australia. “Mi pobre hija tendría 12<br />
años y estaría atrapada en Tailandia<br />
si yo hubiera seguido las reglas,<br />
las supuestas reglas”, señaló.