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14 SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>23</strong> DE AGOSTO DE <strong>2020</strong><br />
La República<br />
Lecturas de domingo<br />
Letras<br />
Una noche<br />
Objetos para<br />
enfrentar el<br />
ocio.<br />
de furia<br />
Relato: LISTÍN DIARIO<br />
reproduce una ficción<br />
extrema y terrorífica. Ira<br />
sin límites que enciende<br />
lo peor del ser humano.<br />
Una trama apocalíptica<br />
detonante de un horrible<br />
suceso entre malas<br />
noticias que se repiten<br />
sin cesar y parecen<br />
calcadas del día anterior.<br />
¿Dónde nace la semilla<br />
del mal?<br />
MARIANA ENRÍQUEZ/MADRID<br />
España/Tomado de El País<br />
Abrí el portal de noticias<br />
otra vez, como cada<br />
noche, a esperar las<br />
malas noticias de siempre.<br />
Hace casi dos años<br />
que esperamos la vacuna y cuando<br />
cae el sol los diarios, los portales, las<br />
noticias de la tele, todos, nos dicen<br />
que ya llega, que está a punto, que<br />
hay que soportar solo un poco más.<br />
Una vez más esperé la noticia mentirosa<br />
y las sonrisas falsas que se adivinan<br />
detrás de las mascarillas. Pero,<br />
por primera vez, me encontré con la<br />
honestidad. El ministro de Salud, el<br />
octavo desde que comenzó la pandemia,<br />
miró a cámara con los ojos<br />
llenos de lágrimas y un agotamiento<br />
verdadero. Sus palabras: no habrá<br />
vacuna. Ni pronto ni en mucho<br />
tiempo. Quizá nunca. El virus muta<br />
sin cesar. Es imparable. Tendremos<br />
que aprender a convivir con él y sus<br />
cambios. Adaptarnos. Quizá la ciencia,<br />
en el futuro, los avances son deslumbrantes<br />
y más y más palabras<br />
huecas.<br />
Bajé el sonido y cerré los ojos.<br />
No, pensé. Ya lo intuía, lo sabía, tenía<br />
la certeza. Este día iba a llegar.<br />
Recordé a mi vecino, meses atrás,<br />
en la cola del supermercado. Estoy<br />
tan enojado, decía, que quiero salir<br />
con una escopeta. Lo entendí de<br />
una manera plena, como si fuese<br />
yo la que movía esa lengua, como<br />
si nuestros cerebros y corazones<br />
fueran un continuo de rabia<br />
frente a la peste. Esa misma tarde<br />
me compré un revólver y fue una<br />
decisión muy oportuna, porque<br />
después cerraron las armerías<br />
por ser consideradas negocios no<br />
esenciales.<br />
En la habitación, mi pareja duerme.<br />
Está delgada y tiene los labios<br />
resecos. Nuestros hijos,<br />
como casi todos los días y los meses<br />
de este último e interminable<br />
confinamiento, pelean en su<br />
cuarto frente a alguna de sus cinco<br />
pantallas. Le aviso a ella que<br />
acaban de decir en las noticias<br />
que no habrá vacuna, que la letalidad<br />
del virus es cada vez mayor.<br />
Levanta los ojos, alguna vez risueños<br />
y claros, ahora los ojos de<br />
una momia, una monja de clau-<br />
Ilustración de Alberto Miranda.