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The hike

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Escrito por T. Albert

Ilustrado por www.maaillustrations.com



Mandy era una niña con suerte ya que ella y su

madre vivían con sus abuelos.

Lo que ella más disfrutaba era pasar tiempo

con su abuelo, pues él siempre estaba haciendo

algo y a ella le gustaba observar, aprender e

incluso ayudar algunas veces a terminar lo que

él estaba haciendo.


– Abuelo, ¿qué vas a construir hoy en tu taller?

– preguntó Mandy.

Mientras reía dijo: – parece que estás jugando con

dos palos largos.

–Bueno, Mandy… –dijo él. –Con tu ayuda voy a crear

dos bastones, uno para ti, y uno para mí. Tengo una

sorpresa para después.

–¡Muy bien! –gritó Mandy con emoción. – ¿Por dónde

empiezo?

Después de un tiempo, Mandy (con la ayuda de su

abuelo) terminó los bastones. Eran los dos bastones

más extraordinarios que ella había visto.


Luego de quitar la corteza, los lijaron con

suavidad, y tallaron una cara divertida en cada

bastón.

– Son fantásticos –dijo Mandy. – Pero, ¿qué

haremos con ellos?

– ¡Oh! Esa es la sorpresa, nieta –respondió.

–Mañana temprano vamos a hacer una

caminata por el bosque, y estos bastones

ayudarán a que no sea tan difícil. Ahora, es

tiempo de recoger todo e ir a dormir, así

estaremos bien descansados.


Mandy no necesitó que una alarma la

despertara a la mañana siguiente.

Mientras el sol salía y el día iniciaba ella

estaba despierta, vestida y lista para partir.

Fue a la cocina y observó que su abuelo estaba

ocupado empacando emparedados, agua,

bocadillos y otros artículos en las mochilas.

–Pareciera que vamos a caminar por mucho

tiempo –dijo Mandy.

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–Será una caminata de todo el día

–respondió él.

–Creo que tenemos todo lo que

necesitamos, toma tu bastón y vamos.

– ¿Y el desayuno? –preguntó Mandy.

–¡Ah!, ¿Acaso olvidé mencionar que

vamos a hacer una parada para

desayunar en una cafetería? –dijo con

una sonrisa en su rostro.

Y el viaje comenzó.


Después de un buen desayuno y un largo

camino, llegaron a la base de la montaña.

–Esto es hermoso – dijo Mandy.

–¿Hasta dónde haremos la caminata?

– Llegaremos a lo más alto de la montaña

donde comeremos el almuerzo,

descansaremos, tal vez nademos y después

nos iremos de regreso – respondió él.

–¡Nadar! – dijo Mandy con entusiasmo.

–¿Hay un lago en la cima de la montaña?

–Sí – respondió su abuelo.


–Hay un estanque rodeado de grandes rocas

planas. Fue formado en la montaña durante la

última era de hielo y está lleno de agua clara y

fría.

–¡Guau! – fue todo lo que Mandy pudo decir.

Cuando estaban subiendo la montaña, Mandy

hizo muchas, muchas preguntas. ¿Qué tipo de

árbol es ese? ¿Qué tan alto estamos? ¿Hay osos

por aquí? ¿Hay alguien más por acá? ¿Qué

haremos si nos perdemos? ¿hay serpientes? Y

por supuesto: ¿ya casi llegamos?

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El abuelo respondió a todas sus preguntas lo

mejor que pudo y le explicó que estaban en un

área muy natural.

Le dijo que no había mucha gente pero que

si existía toda clase de vida silvestre e

incluso osos. Él la ayudó a entender y a

respetar la belleza de la naturaleza a su

alrededor, especialmente la de los animales.

Le enseñó a usar una brújula y a hacer cosas

que los ayudaban a mantenerse más seguros

mientras hacían la caminata.


Como por ejemplo: antes de pisar un

tronco, coloca tu bastón al otro lado para

que cualquier animal, como una serpiente

sepa que estás allí. Tienes que silbar una

canción o hacer un ruido para que los

animales grandes sepan que estás en el

área. Su abuelo le dijo, con una voz suave:

–Mandy, hay algunas cosas que debes de

recordar cuando estés haciendo una

caminata aquí o en cualquier otro lado. La

tierra es nuestra madre y debemos cuidar

de ella. Todas las vidas son sagradas y

hay que tratarlas con respeto. Toma de la

tierra lo que sea necesario y nada más.

Disfruta tu camino, pero no dejes marcas.


Mientras caminaban un poco más, el bosque se

abrió ante ellos y Mandy vio el estanque

rodeado de grandes rocas planas. Llegaron y

fue casi como estar un mundo diferente.

Mandy escogió una roca grande que puso en

el agua para que ellos descansaran. El sol

hizo que la roca estuviera tibia y era el lugar

perfecto para comer su almuerzo.

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Mientras su abuelo desempacaba la comida,

Mandy se inclinó y movió sus dedos en el agua

fría.

Inmediatamente varios peces pequeños

pasaron y la mordisquearon. Ella gritó

sorprendida y luego al darse cuenta de que los

peces eran sólo curiosos, sumergió su mano

otra vez y observó cómo los peces se lanzaban

alrededor de sus dedos. Se rio y jugó con ellos

hasta que escuchó a su abuelo decir:

–Hora de comer.


Después del almuerzo y un

momento de descanso, se dieron un

baño. El agua estaba profunda y Mandy

no pudo llegar hasta el fondo por más

que lo intentó. Ella se rio cada vez que

un pez curioso mordisqueó su cuerpo y

vio a un ciervo bajar a tomar agua. Fue

un día maravilloso y se entristeció

cuando escuchó a su abuelo decir:

–Mandy, es hora de secarse y comenzar

la caminata hacia el carro.

Después de asegurarse de que todo

estaba como cuando llegaron,

comenzaron su caminata por la

montaña.


Después de un corto tiempo, Mandy preguntó:

–¿Abuelo, podemos tomar un camino distinto

para bajar la montaña?

–No veo por qué no – respondió él.

Después de un tiempo, el camino comenzó a

mezclarse con la maleza de alrededor y luego

desapareció.

–Tengo miedo – dijo Mandy.

–Creo que estamos perdidos.

–No, no estamos perdidos –dijo su abuelo.

–Pero no estamos en un sendero, así que tendremos

que seguir caminando por la montaña con dirección

al carro. Solo disfruta del entorno y de estar juntos en

nuestra primera aventura de una caminata.


Mientras continuaban bajando, Mandy dijo:

–Abuelo, tengo un problema en la escuela

y no sé con quien hablar.

–Habla conmigo –le dijo.

–Me gustaría, pero tú eres mi abuelo… y

puede que te enfades porque eres

de la familia y no un amigo.

El abuelo de Mandy se quedó pensando

seriamente. Después de todo tenía razón en que,

como su abuelo, puede que se enfade o se sienta

herido, pero ella necesitaba a una persona grande

como amigo. – Mandy –dijo en un tono serio.


–Si prometiera que cualquier cosa que

hablemos quedará entre nosotros, y que

no me enfadaría ni te hablaría como tu

abuelo, sino como un viejo amigo;

¿hablarías conmigo?

–¿Es esa una promesa? – preguntó ella.

–Sí, dijo él en voz baja. –Y sabes que

nunca te he roto una.

Mandy le dio un gran abrazo y empezó

a hablar. Pronto estuvieron al final de la

montaña empacando todo en el carro.


Antes de irse, su abuelo pensó durante un

minuto y dijo: –Nieta, siempre que me

necesites como tu amigo, y no como tu

abuelo, toma tu bastón y pide ir a dar una

caminata. Será nuestro código secreto.

– Este fue el mejor día de todos – dijo Mandy.

– Estuve con mi abuelo, quien es ahora mi

nuevo mejor amigo, y tengo un bastón para

hablar y caminar.

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LA CAMINATA

Un conmovedor cuento familiar

sobre una niña y su mejor amigo, su

abuelo. Mandy, en una caminata con

su abuelo, aprende muchas lecciones

acerca del amor, la familia y las

relaciones. Este es un libro que todo

niño debería de tener en su librero.

Por T. Albert

Ilustrado por www.maaillustrations.com

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