Sobre Los Tejados - Anie Lara
Existen diversos estudios que indican que tener un gato en casa es bueno para la salud, dando como resultado que las personas propietarias de este animal sean más felices. El cuento “Sobre los tejados” parte de esta idea, llevándola más allá de la imaginación, dándole un giro emocionante y algo aterrador, en la cual no solo se busca responder por qué los gatos hacen felices a los humanos sino que también demostrar el afecto que ellos tienen por sus dueños.
Existen diversos estudios que indican que tener un gato en casa es bueno para la salud, dando como resultado que las personas propietarias de este animal sean más felices.
El cuento “Sobre los tejados” parte de esta idea, llevándola más allá de la imaginación, dándole un giro emocionante y algo aterrador, en la cual no solo se busca responder por qué los gatos hacen felices a los humanos sino que también demostrar el afecto que ellos tienen por sus dueños.
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Sobre Los Tejados
Anie Lara
Sobre Los Tejados
Texto e Ilustraciones por Anie Lara
Eran las 10:30 p. m. cuando Raku
se levantó de su larga siesta en el
sofá, estirando sus cuatro patas,
preparándose para la noche
ajetreada que le esperaba en los
tejados; mientras tanto Julia, su
dueña, se preparaba para dormir.
Esta noche había luna llena, pero
no cualquiera, era la luna llena del
mes de octubre, la más brillante
de todas. Para los humanos no
tenía un significado especial,
pero para los gatos del pueblo
era la noche más emocionante y
aterradora de todas.
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Al cabo de unos minutos Julia
finalmente se fue a dormir, no
sin antes darle unas caricias a
Raku, quien aun ronroneando
salió por la ventanilla del baño
que su querida humana siempre
dejaba abierta para él. Subió a
los tejados y se encontró con su
buena amiga y vecina Nieves,
quién estaba acompañada de un
gato más pequeño.
¡Hola Raku! – saludó Nieves –te
presento a Max, él es el nuevo
gato de al lado.
–¡Ahh un primerizo! Es un gusto
Max, me imagino que ya sabes a
que hemos venido.
–Pues Nieves solamente dijo que
teníamos una misión importante.
–Así es, de esto dependerá la
felicidad de nuestros humanos
durante todo un año.
–¿Pero por qué? – preguntó Max
sorprendido –¿de qué se trata?
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–¿Ves la luna tan brillante? En cada luna llena de octubre aparecen
estos espectros que llamamos “errantes”, vienen en busca de
humanos para absorber sus energías positivas y su felicidad.
Nuestra misión es evitar que estos seres entren a las casas de
nuestros humanos, de lo contrario tendrán ataques de mal humor
constantemente y ninguno de nosotros quiere lidiar con eso.
–Pero ¿cómo evito que entren a mi casa? –preguntó Max preocupado.
–Debes saltar sobre ellos y morder o arañar sus cabezas hasta que
eventualmente se desvanezcan. Aunque te sugiero usar las uñas, los
errantes no tienen tan buen sabor.
–¿Por qué nadie me avisó de esto antes? Se escucha muy peligroso
¡no sé si pueda lograrlo!
–Temí que si te lo contaba antes no querrías venir, –explicó Nieves
-pero todo estará bien, los errantes no pueden hacernos daño, no
directamente al menos.
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–¿Eso qué significa?
–Verás, los errantes no nos atacan
de ninguna forma, su único
propósito es entrar en las casas,
pero algunas veces al atacarlos es
posible que pierdas el equilibrio,
aunque por supuesto es muy difícil
que nos suceda, somos gatos
después de todo.
–Además, somos los únicos seres
capaces de realizar esta tarea.
–Aclaró Raku –No es casualidad
que todos los humanos que
conviven con gatos son más
felices que el resto.
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–Entiendo, es solo que no me
siento preparado.
–Es normal que te sientas así,
pero confía en ti mismo y en tus
instintos felinos, además piensa
que tu humano será feliz lo que
significa que te dará más mimos y
te dejará dormir donde quieras.
–Tienes razón, Raku – dijo Max con
un poco más de seguridad
–Terminará antes de que te des
cuenta, no te preocupes – lo alentó
Nieves –y si necesitas ayuda nos
tienes a nosotros.
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Al notar que Max se calmaba, cada uno se posicionó en sus
respectivos tejados a la espera de los errantes, a lo largo del pueblo
se podían escuchar varios maullidos como si avisaran a los demás
que estaban listos para pelear.
Luego de unos minutos, un viento fuerte sopló por el pueblo y de
los rincones donde no iluminaba la luna comenzaron a emerger
los errantes, elevándose hasta la altura de los tejados. Eran seres
tenebrosos con caras desfiguradas con apariencia de sufrimiento.
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Raku saltó sobre la cabeza de
un errante, comenzó a arañarlo
hasta que este se desvaneció,
y en seguida saltó sobre otro,
atacándolo de la misma forma que
al anterior, era una labor un tanto
repetitiva y tediosa; sin embargo,
Raku estaba acostumbrado y de
alguna manera disfrutaba aquello.
Se detuvo un momento a ver al
pequeño Max y no se sorprendió
al ver como aquel gato lo hacía
con tanta destreza. Raku sabía
que los más jóvenes al ser los más
juguetones siempre se adaptaban
rápido a cazar errantes.
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Por más tenebroso que fuera, instantes después se convertía en un
juego para ellos, y saber que lo hacían por el bien de sus humanos
era suficiente para mantener la motivación durante la noche. Para
Raku era bastante irritante cuando escuchaba humanos, comentar
por las calles que los gatos son animales fríos o malignos, que
no quieren a sus dueños, una vil mentira, sin duda alguna. Raku
jamás había conocido un gato que no quisiera o se preocupara por
su dueño, de ser así, ninguno estaría en los tejados mordiendo y
arañando seres flotantes en este momento.
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Apróximadamente a las dos de la madrugada, otra ola de viento
azotó los tejados y con ella llevándose a los errantes de vuelta
a las sombras, donde descansarían hasta el próximo octubre,
instantáneamente todos los gatos del pueblo comenzaron a maullar
de alegría. Raku, Nieves y Max se juntaron de nuevo a contemplar la
luna y maullar al unísono con los demás felinos.
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Raku regresó de nuevo a su
casa entrando por la ventanilla,
exhausto, subió a la cama de Julia
y se acostó sobre ella, quedándose
dormido al instante.
Al amanecer, Julia se despertó con
Raku dormido sobre su regazo y un
poco inquieta le dijo –Vaya Raku
¡ni te imaginas lo que soñé sobre ti
anoche!
FIN
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Estudios científicos han demostrado que tener gatos es
beneficioso para la salud y estado de ánimo de los humanos.
Además de ser una gran compañía, está comprobado que
los gatos reducen nuestro nivel de estrés, mejoran nuestro
sueño y su ronroneo tiene efectos calmantes que pueden
disminuir los nervios y tensión muscular.
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© 2019 Anie Lara (texto e ilustraciones)
ISBN: 978-99926-15-02
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta
obra puede ser reproducida, almacenada, o transmitida
por ningún motivo sin autorización previa y por escrito
de la autora.
Primera edición, noviembre 2019
Impreso y distribuido en Tegucigalpa, Honduras.
Anie Lara, de 20 años de edad, es pasante de la carrera de diseño gráfico
en el Centro Universitario Técnológico (Ceutec) y reside en el municipio
de Santa Lucía, Francisco Morazán.
“Sobre los Tejados” está inspirado en un gato real que formó parte de la
infancia y adolescencia de la autora, en su deseo de homenajearlo nace
esta historia, en la que nos adentramos en el mundo de los gatos y en la
importante misión que les espera cada mes de octubre sobre los tejados.
Cada gato enfrentará valientemente una batalla con el único propósito
de mantener a su humano feliz.
ISBN: 978-99926-15-02