Miradas para reconstruir la realidad - Neli Silva Castro
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Ulises Ramírez Adame
Calificar o emitir un número para los alumnos no es evaluar. Evaluar acorde a
sep (2017), debe ser un elemento que indica en la redefinición periódica y el establecimiento
de prioridades de los objetivos del sistema y del centro, y debe servir
también para conocer el grado de desajuste de determinadas políticas educativas o
de determinados procesos educativos.
Finalmente, al tener en cuenta los datos, podemos pasar a los criterios que se tomarán
para evaluar al alumno. En la evaluación de criterios, el resultado obtenido por el
alumno se compara con otros resultados realizados por él mismo, valorando por una
parte el progreso realizado respecto de su evaluación inicial y por otra, si ha alcanzado
los niveles mínimos establecidos en unos determinados criterios fijados previamente.
Es decir, acorde a Chinchilla (2002), cada alumno es evaluado como si fuera el único y
lo que cuenta es en qué medida ha conseguido cada uno de los objetivos y contenidos
previstos al proyecto curricular.
Pasando a la evaluación sumativa, aquella que hablábamos en el momento de
‘plasmar’ un número en su lista, boleta. Una analogía según Cazares (2007), la evaluación
sumativa es como un embudo mágico dentro del que se depositan aprendizajes,
contenidos, instrumentos, experiencias, contacto con los alumnos, experiencias,
asistencias, valores, evidencias y se transforman en… un número.
En cuanto a la observación, es con lo que se sacan datos y se obtiene un acercamiento,
a partir de los datos, en este sentido parafraseando a Gordon (1979), los
alumnos son sensibles a los mensajes que le “enviamos” a los alumnos y aprenden
nuestras expresiones y posición corporal. Debemos ser coherentes en lo que hacemos
y decimos para no confundirlos o saberles que se está siendo falso.
El profesor, comenta Chinchilla (2002), debe estar siempre atento a los comportamientos
de sus alumnos, esto requiere de no sólo ver, sino observar. La correcta y
sistemática observación por parte del docente de los comportamientos del alumno,
permitirá comprobar el grado de adecuación de los estímulos enviados por el profesor,
así como la modificación de los mismos en caso de resultar necesarios ajustes
en la interacción.
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