REVISTA SEMANA SANTA 2020
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INTERÉS TURÍSTICO INTERNACIONAL
MÉRIDA I I Semana Santa 2020
COFRADÍAS
Cristo,
modelo de oración
Cofradía del Prendimiento de Jesús y Ntra. Sra de la Paz.
La Junta de Gobierno
Gracia a Dios he tenido la oportunidad de peregrinar
a Tierra Santa en bastantes ocasiones. Siempre,
al observarlos detenidamente, me ha preguntado
¿por qué van los peregrinos, hombres y mujeres de
toda condición y lugar, a Jerusalén? Egeria decía a
finales del siglo IV: “para visitar los santos lugares y
para rezar”. El peregrino quiere rezar en los lugares
santificados por la presencia de nuestro Señor
Jesucristo.
Entre otras, ha sido una gracia de Dios poder estar
en Getsemaní, el lugar que es modelo de oración,
y contemplar con paz y serenidad el misterio que
nuestra Cofradía saca a las calles de Mérida cada
Jueves Santo: El Prendimiento de Jesús en ese
huerto después de una oración profunda, intensa y
dolorosa. Por esta razón la Basílica de Getsemaní
se llama “La Iglesia de la Oración”.
El Prendimiento de Jesús va precedido de una
plegaria, de una oración intensa. San Mateo dice
que Jesús “comenzó a sentir y tristeza y angustia”.
San Marcos “pavor y angustia” y el mismo dijo a sus
amigos los apóstoles: “Mi alma está triste hasta el
punto de morir; quedaos aquí y velas conmigo”. Para
San Lucas la angustia se manifestó en el “sudor que
se hizo como gotas espesas de sangre que caían a
la tierra”. Las palabras de la Carta a los Hebreos,
que están escritas en el frontal de la Basílica: “En
los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas,
presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo
de la muerte”, son un buen ejemplo del gran libro
del sufrimiento, que acompaña al hombre en todos
los tiempos y en todas las partes del mundo.
Los “gritos y lágrimas” nos dicen que el sufrimiento
se hace cada vez más difícil y por eso el evangelista
San Lucas añade que Él, “sumido en angustia,
insistía más en su oración”. La carta a los Hebreos
ve toda la Pasión de Jesús, desde el Monte de los
Olivos hasta la Cruz, impregnada de la oración
“como una única súplica ardiente a Dios por la vida
en contra del poder de la muerte”.
Por último, el Señor está convencido que hacer
la voluntad del Padre, aunque suponga dolor y
sufrimiento, no es un gesto de obediencia ciega.
Es un acto de amor a Dios Padre y amor a todos
nosotros. Su oración es una adhesión amorosa a la
voluntad del Padre y una confianza absoluta en ser
escuchado. Todo termina con un ángel venido del
cielo que lo confortaba.
El Señor nos pide en Getsemaní a los miembros de
esta Cofradía, como a todos los que viviremos este
Misterio de Pasión: “Velad y orad para que no caigáis
en tentación; que el espíritu está pronto, pero la
carne es débil”. También que no sucumbamos ante
el “escándalo de la cruz”, porque el sufrimiento es
una fuerza sanadora y salvadora.
María de la Paz está siempre presente en estos
misterios. También he observado a los peregrinos,
rezar con María y a María. La razón ella es la Virgen
en oración, la mujer hecha oración, la que pone toda
su confianza en el Señor. Ella es la Virgen orante que
implora. Es la Madre que intercede por nosotros a lo
largo de la historia. Después de su Asunción a los
cielos, María de la Paz no ha abandonado su misión
de intercesión y de salvación, sigue cuidándonos
y protegiéndonos con amor maternal. A ti, Madre
querida nos encomendamos todos en esta Semana
Santa 2020.
Prendimiento de Jesús. ©Francisco Rosco.
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