REVISTA SEMANA SANTA 2020

INTERÉS TURÍSTICO INTERNACIONAL
MÉRIDA I Semana Santa 2020
ARTÍCULOS
de nuestras fronteras. Las Iglesias
particulares en Extremadura tuvieron
un papel singular en la obra de la
evangelización del Nuevo Mundo.
En el “Diccionario de misioneros
extremeños en América y Filipinas”
se recogen hasta 1500 ejemplos
admirables de misioneros de nuestra
tierra, lo que nos da una idea de la
aportación de nuestras Diócesis a
las Iglesias nacientes de ultramar,
como señaló también don Antonio en
la homilía antes citada. Es una de las
páginas más hermosas de nuestra
historia, junto a los mártires de las
persecuciones del Imperio romano y
a la fidelidad en la fe de los cristianos
mozárabes.
Esta vitalidad espiritual y misionera
de la epopeya de la evangelización
de América no hubiera sido posible
sin unos viveros de retaguardia de
los que surgieron, en Cáceres, San
Pedro de Alcántara; en Belvís de
Monroy, Diócesis de Plasencia, los
doce apóstoles franciscanos de
Méjico y, en Badajoz, el Obispo San
Juan de Ribera y San Juan Macías.
Los santos han marcado siempre el
ritmo vital de la Iglesia para recobrar
nuevos bríos de unión con Dios y
evangelización. También, sin duda,
ha habido sombras en la historia
de nuestra Iglesias particulares,
que oscurecen nuestro pasado y
empañan el rostro de la Iglesia y
la proclamación del Evangelio. El
pasado ha de servirnos para dar
gracias a Dios, pedirle perdón por
nuestros errores y pecados y recobrar
las fuerzas para el futuro.
Llevamos un cuarto de siglo
caminando juntas las tres Diócesis de
Extremadura. En esta Eucaristía de
gozoso aniversario, pidamos al Señor
seguir en comunión eclesial con el
Pastor universal, el papa Francisco,
y con todo el Colegio Episcopal. El
Papa nos convoca e invita a salir
hacia afuera en un afán misionero,
proclamando la profesión de fe de
la Iglesia sin fisuras, con un apoyo
integral a la vida humana desde el
seno materno hasta su conclusión
natural, tomando la defensa amorosa
del matrimonio y la familia y haciendo
realidad la profecía de Isaías, citada
por el mismo Señor en la sinagoga
de Nazaret: «…los pobres son
evangelizados».
Nuestra Provincia Eclesiástica vive en
un territorio y un pueblo, constituido
en Comunidad Autónoma, con
trasferencia del Estado en muchas
áreas colindantes con la presencia
pastoral de la Iglesia: educación,
patrimonio histórico-artístico,
promoción social, marginación,
problemas morales de la persona y
de la sociedad. No sería de recibo una
coexistencia paralela de ignorancia
recíproca, en aquellos asuntos de
servicio al bien común que reclaman
entendimiento y colaboración, sin
discriminación ni privilegios.
Pidamos al Señor que nuestra
comunión eclesial sea fuerte. Hemos
de mantener siempre la unidad, que
es síntoma de vida; la falta de unidad,
en cambio, es síntoma de muerte. Se
percibiría la muerte si estuviéramos
desunidos. Por esta unidad rogó el
Señor durante la Última Cena para
que seamos uno, «como Tú, Padre,
en Mí y Yo en Ti» (Jn. 17,21). Esta es
una de las finalidades principales de
las Provincias eclesiásticas. Hemos
de estar marcados por la unidad,
más fuerte en estos momentos en los
que contemplamos a nuestro pueblo,
dentro de España, rozando los
índices más altos de paro y pobreza,
con un mundo rural sobre el que se
cierne la desesperanza. También
Extremadura empieza a formar parte
de esa España vacía y vaciada.
La falta de vocaciones al sacerdocio
y a la vida consagrada nos llena de
preocupación. Estamos en las manos
del Señor, que nos pide, ante todo,
oración confiada y perseverante. En
Él ponemos nuestra esperanza! «Él
nos mantendrá firmes hasta el final,
para que seáis irreprensibles el día
de nuestro Señor Jesucristo» (primera
lectura, a los corintios).
¡Virgen Santísima de Guadalupe,
Patrona de Extremadura, míranos
con tus ojos de Madre y ayúdanos
en estos momentos nada fáciles para
una mayor entrega y fidelidad a tu Hijo
y a la proclamación de su Evangelio!
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