REVISTA SEMANA SANTA 2020
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MÉRIDA I Semana Santa 2020
ARTÍCULOS
INTERÉS TURÍSTICO INTERNACIONAL
LA SEMANA SANTA DE
LOS ANÓNIMOS IMPRESCINDIBLES
Paco Vadillo. Periodista
Es Lunes Santo. Cuando se incorpora
de la cama lo sabe perfectamente. Y
aún no ha descubierto las cortinas
de su habitación que le marcan los
primeros rayos del sol de la Semana
Santa de Mérida. Sí, el sol, el olor,
el ambiente…Hasta los ácaros del
polvo son diferentes en estas fechas.
Se siente distinto.
Hoy toca vestirse con ropa cómoda.
Por delante le quedan, al menos,
doce horas de trabajo incansable
bajo las bóvedas de la concatedral
de Santa María. Es casi autómata.
El trabajo lo podría realizar con los
ojos cerrados, lo conoce mejor que
nadie, pero aún así, prefiere, un año
más, tenerlos bien abiertos para no
perder un ápice de emoción. Porque
es de los pocos trabajos que realiza
durante el año que le emociona y
eriza la piel. Nunca será la tarea más
increíble del mundo, pero el mundo
hace que dicha tarea cada año se
viva de forma apasionante.
Tiene su halo de poesía, pero cuando
el que trabaja es el sentimiento y
no la cabeza, los versos discurren
por cada acción que realiza. Le
quedan por delante doce horas…
Muchas poesías que componer en
ese tiempo repetitivo y a la vez único
cada año.
A la misma hora, en la barriada de San
Juan, espera sentada tomándose un
café inquieto porque en algo más de
veinticuatro horas exponen su pasión
por las calles de Mérida. Ella, como
el de Santa María, mira fijamente el
televisor con las primeras noticias
del día, lo mira, pero realmente lo
que ve a esas horas es el trabajo que
le queda por delante en el interior de
sus hermandades. Ese que nunca se
ve, pero que es fundamental.
Este año vamos a dar un paso
importante en la calle. Se repite de
forma constante. Un deseo que le
provoca tener aún más ganas de
comenzar a colocar y limpiar, colocar
y limpiar. Dos verbos imprescindibles
en el corazón de las cofradías. Pero
se coloca y se limpia con el corazón
encogido por la emoción.
Se acerca el mediodía. En la avenida
de Extremadura los dos se disponen
a pagar el café que se han tomado
mientras esperaban que llegasen los
varales. Frente a ellos, cruzando un
carril de doble sentido, que a su vez
le da sentido a todo lo que tienen en
su vida, se encuentran los sueños
por los que suspiran todo el año.
Qué largo se les hace el año y qué
cortos los momentos de vivir juntos
en el atrio de Santa Eulalia. Aún
tienen tiempo. Pero las horas corren
y como marca la tradición tienen
muchas cosas que realizar aún.
Además, no sólo es trabajo o pasión,
que para mí debe ser lo mismo,
sino que también hay que preparar
las conversaciones, reflexiones,
diálogos que marcan la idiosincrasia
de nuestra Semana Santa. Qué
sería de la “vida en una semana”
como bien definiera el pregonero,
sin discutir sobre los derroteros
de nuestras hermandades. En
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