REVISTA SEMANA SANTA 2020
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INTERÉS TURÍSTICO INTERNACIONAL
Desde abajo se aprecia que el
barrio esta congregado en el cruce
de Santa Ramona con calle Ureña.
Sólo se ven cabezas, nuestra gente
nos espera, a los que se le suman
otros venidos desde otros puntos de
Mérida.
Ya bien entrada la madrugada se
produce un emotivo encuentro entre
Madre e Hijo, el barrio estalla en
jubilo y alegría, aplausos y vivas, un
reconocimiento al duro recorrido y a
la penitencia de todos.
El barrio vuelve a recibir a su
Hermandad, vuelve a recibir a sus
Sagrados Titulares. Las emociones
saltan, las lagrimas brotan al igual
que en la salida, el cansancio de
portadoras y costaleros desaparece
y vuelven a demostrar que son únicos
y únicas.
Y ahora sí, llega el final, el reloj marca
la 1 y media de la madrugada, la
calle rio Jerte vuelve a estar llena, no
cabe un alma. La puerta de la casa
de hermandad se vuelve a abrir.
La Cruz de guía hace entrada junto a
faroles y al estandarte de Jesús de la
Humildad, y tras ellos con un saber
andar como cuando una madre mece
la cuna de su hijo, llegan ellas las
portadoras con su Cristo, Jesús de
la Humildad, el Rey de San Juan, el
Rey de Reyes, llevándolo a la entrada
donde se suceden momentos que
solo allí se pueden ver y vivir.
Quedan minutos pero el barrio
quiere más, las portadoras agotan
el tiempo al máximo antes de que
el señor de la Humildad nos de su
bendición y descanse en la casa de
su Hermandad.
Silencio total, golpe de llamador
y Jesús de la Humildad entra muy
poquito a poco a los sones de marcha
real, aplausos y más aplausos para
el que nos ofrece cada Martes Santo
su mano.
Pero aun queda un ratito más para
disfrutar. El barrio sigue en la calle y
la madrugada se va adentrando aún
más. Llegan penitentes y tras ellos
el estandarte representativo de la
Hermandad y el de María Santísima
de las Lágrimas, la calle queda libre,
y ella comienza a bajar.
María Santísima de las Lágrimas
comienza a despedirse de su barrio,
con ese andar tan bonito que le ponen
sus sufridos costaleros. Se oye una
saeta en la cerrada madrugada del
barrio, mientras ella se pone de cara
a su barrio.
Sus costaleros amagan con llevarla
junto a su hijo, ellos se resisten a que
entre. El barrio estalla en alegría, su
Reina ya está en su casa. Y poquito
a poquito, María Santísima de las
Lágrimas entra para estar a la vera
de Jesús de la Humildad.
Todo acabo, todo se terminó,
abrazos interminables, lágrimas,
satisfacción por el trabajo bien
hecho, emociones.
MÉRIDA I Semana Santa 2020
ARTÍCULOS
Y de esta manera, ya en la
madrugada de un Miércoles Santo
San Juan vuelve a dormir tranquilo,
se hace el silencio de la noche, las
calles se quedan solitarias, pero su
hermandad salió, enseño la fe en sus
titulares y volvió a casa.
Las cinco de la madrugada. La Junta
de Gobierno se reúne para ese
abrazo común por el trabajo realizado
y, tras él, la puerta de la casa de
Hermandad se cierra y se apagan
las luces, comienza la cuenta atrás
para el próximo Martes Santo.
Solo viviéndolo y sintiéndolo, podrás
saber como es un Martes Santo con
auténtico olor a barrio.
Porque un Martes Santo no es un
martes cualquiera en San Juan.
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