REVISTA SEMANA SANTA 2020
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MÉRIDA I Semana Santa 2020
INTERÉS TURÍSTICO INTERNACIONAL
Toda la Estación de Penitencia ha
pasado por la Casa de Hermandad,
pero a la vez se detiene, llega el
momento, vuelve a hacerse el
silencio y solo se escucha el rachear
de los costaleros que, poco a poco y
con mucho esfuerzo, la van llevando
a la calle.
Suena por segunda vez marcha real
y, con un golpe de llamador, María
Santísima de las Lágrimas sube
al cielo de Mérida, en su barrio,
rodeada de los que la vieron llegar
en el año 90, rodeada de su gente
que generación tras generación la
veneran, ese barrio rendido a ella.
Aplausos que duran minutos, vivas
y vítores, lágrimas de emoción,
flores y pétalos caen de ventanas y
balcones, para su reina, ya está con
vosotros. Por delante quedan siete
horas de penitencia, de largo y duro
recorrido, pero el barrio se siente
orgulloso al ver partir a sus titulares
para que Mérida también pueda
disfrutarlos.
Poco a poco la Hermandad sigue
su camino y se aleja, el barrio se
queda mudo, solitario, se queda
huérfano, algo les falta, no es un
martes cualquiera. La barriada de
la Antigua recibe calurosamente a
la Hermandad donde siempre están
los Hermanos de la Vera Cruz.
En el horizonte la Basílica de Santa
Eulalia, la Patrona, por donde
se empieza a ocultar el sol. Muy
concurrido siempre este punto
donde los hermanos de las cofradías
del Nazareno y Ferroviaria reciben a
la Hermandad.
Parada para hacer Estación de
penitencia en la Basílica, ante el
Santísimo en su Sagrario. Momento
de recogimiento, oración y fe. Se
encara la Rambla Santa Eulalia,
hasta llegar al majestuoso Templo
de Diana, lleno de gente, donde
se suceden saetas, las cámaras
y móviles no dejan de parpadear
haciendo esa foto.
La plaza España espera llena
de gente. La cruz de guía hace
presencia y la Hermandad discurre
con elegancia por ella con olor a
incienso. Segunda parada para
hacer Estación de Penitencia en
la Concatedral de Santa María
donde nos reciben los Hermanos
de la Cofradía Infantil. Saludo a la
madre de los infantiles y Estación de
Penitencia en el interior.
Poco a poco la hermandad
emprende el camino de vuelta a sus
barrios, dejando atrás momentos
únicos en el corazón de la ciudad,
aplausos y más aplausos, personas
en pie agradeciendo el esfuerzo de
portadoras y costaleros y de toda la
Hermandad.
La Estación de Penitencia se va
perdiendo en la subida a la Puerta de
la Villa donde cada vez hay menos
gente. Es el momento donde el
camino de vuelta se hace más duro.
El cansancio y el agotamiento
van apareciendo en todos los que
componen la Estación de Penitencia,
pero los que nos siguen nos van
dando ese ánimo y apoyo que se
necesita en esos momentos.
El diputado mayor de gobierno
manda andar ligero, hay que aliviar
el paso ante la siempre larga avenida
Juan Carlos I. La Hermandad entra
en María Auxiliadora por la calle
Ausonio, por donde ya se ven
vecinos corretear a paso ligero en
dirección al corazón de la barriada
de San Juan.
La Estación de Penitencia llega a la
parte baja de la barriada tras cruzar
el río Albarregas, donde se produce
una parada para recomponerla y
tomar aire para la recta final.
En este punto la procesión se parte
en dos que comienzan a subir en
paralelo por calles diferentes, Jesús
de la Humildad por Santa Ramona y
María Santísima de las Lágrimas por
San Lucas.
Las calles son iluminadas por los
vecinos que ponen velas y altares
a los pies de sus titulares, una bella
estampa.
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