REVISTA SEMANA SANTA 2020
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INTERÉS TURÍSTICO INTERNACIONAL
MÉRIDA I Semana Santa 2020
Mientras unos se afanan en hacer
bocadillos, otros dan los últimos
retoques y se revisan uno a uno cada
tornillo, cada tuerca… Nada puede
fallar. Mientras, también se preparan
caramelos, pétalos y la tan necesaria
agua para mitigar el esfuerzo.
El goteo de vecinos por la calle
y la casa de Hermandad es ya
constante. Curiosos para hacer esa
primera foto, para rezar, y un largo
etc. También acuden cofrades de
otras Hermandades para desear una
feliz Estación de Penitencia.
Los nervios y las ganas van
aumentando cada minuto, los
móviles suenan y suenan con las
llamadas y las entrevistas de los
medios de comunicación mientras,
se sigue ultimando todo.
El reloj marca las 13 horas, momento
en el que se limpia a conciencia el
suelo de la casa de Hermandad y se
deja todo listo. Media hora después
la puerta se vuelve a cerrar, es hora
de comer y descansar, aunque sea
poco.
En este espacio de tiempo, en
cada casa, se preparan zapatillas,
fajines, costales, túnicas, capas
y cubrerrostros, todo tiene que
estar impecable, no es un martes
cualquiera.
Son las 17 horas y la casa de
Hermandad se vuelve a abrir para la
tradicional hora de oración donde los
vecinos y vecinas se acercan para
rezar, pedir, dar las gracias y hacer
sus ofrendas o promesas. Todo en
un ambiente de riguroso silencio
y recogimiento que, en muchos
casos, se interrumpe por algún llanto
de emoción, por esas lagrimas que
brotan o por comentarios como,
“gracias por poder veros un año
más”, sin duda momentos difíciles
de explicar.
Como si de minutos se tratara, pasa
esta hora de oración tan emotiva y
llegan las 18 horas. Comienzan a
llegar portadoras y costaleros, los
diputados de orden comienzan a
organizarse y, entre tanto ir y venir,
llega el momento.
Se pide la escalera y el pabilo, llega
el momento de encender las velas de
la candelería del Paso de la Virgen
en las que hay muchas promesas
ofrecidas. Se encienden los faroles
del otro Paso y en ese momento se
abre de par en par el portón de la
casa de Hermandad, ante la ya muy
concurrida calle Rio Jerte.
Se comienza a ver el caminar por
las calles cercanas a la parroquia,
de nazarenos verdes y blancos, con
una sola dirección, la calle Santa
Ramona.
Poco a poco se van poniendo en
su lugar asignado, los diputados
de insignias van colocándose junto
a las mismas, penitentes ya con
el verduguillo puesto y cruz en
mano, damas de mantilla junto al
estandarte de la que en unos minutos
acompañaran en su dolor y lágrimas.
Las 18:45, el sonido de los
tambores anuncia la llegada de
las agrupaciones musicales. Los
nervios van en aumento mientras,
en el interior de la parroquia, se dan
las últimas instrucciones a todos
los hermanos, se reparten cirios
y se desea una feliz Estación de
Penitencia con una oración final.
Son las 18:55, todo está organizado,
todos están en sus puestos y se
abren las puertas de la parroquia,
donde aparece la cruz de guía
flanqueada por sus faroles. A las 19
horas, con el repique de la campana,
la cruz de guía comienza a bajar la
calle Santa Ramona, la Estación de
penitencia comienza, la Hermandad
está en la calle.
Todos comenzamos a ir en una sola
dirección: la abarrotada calle Rio
Jerte. La Cruz de Guía se abre paso
ante un barrio concentrado en una
sola calle y que siempre hace difícil
hasta el paso de los nazarenos.
Pasa el primer tramo de nazarenos y
los penitentes se paran en la puerta
de la Casa de Hermandad, se
hace el silencio y comienza a sonar
marcha real.
Ya sale, está saliendo, ya está aquí,
salió y con un apoteósico aplauso,
Jesús de la Humildad está en la
calle, está con su gente, que con
un respeto absoluto lo miran. El
esfuerzo de sus mujeres portadoras
hace que niños y mayores no dejen
de aplaudir y ver la exquisita mecida
con la que llevan a su Cristo.
Poco a poco va bajando Jesús de la
Humildad y, tras Él, sus penitentes
y la agrupación Musical. Tras éstos
el segundo tramo de nazarenos que
acompañan y alumbran al segundo
de los Pasos.
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