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Bridge Over Troubled Water · Simon & Garfunkel
Un puente a la posteridad
Hace medio siglo Simon & Garfunkel se despedían con una obra maestra
musical y poética, que fue también símbolo de una era.
Por Alfredo Rosso
Cuando aparece
Brid ge Over Troubled
Water, el 26 de enero
de 1970, Paul Simon
y Art Garfunkel ya se
contaban entre los músicos más relevantes
de su generación. Contratados
por Columbia, estos ex compañeros
de escuela irrumpieron en
la escena musical neoyorquina en
1964 y pronto trascendieron a nivel
nacional e internacional con canciones
como “The sound of silence”,
Homeward bound”, “Scarborough
Fair” “America” y el gran hit “Mrs.
Robinson”, tema principal del film
de Mike Nichols “El graduado”.
Detrás del éxito de Simon y
Garfunkel había una inteligente
combinación de elementos. A
sus impecables armonías vocales,
modeladas en los Everly Brothers,
se sumaban las letras reflexivas
de Simon, un lúcido testigo de su
tiempo. Su prosa clara impactaba y
emocionaba, ya fuera que encarase
la soledad del hombre común en la
gran urbe, el despecho de un amante
desilusionado o el cisma social
que recorría Estados Unidos con la
llamada “brecha generacional”; una
divisoria de aguas que pasaba por
temas urticantes como la revolución
sexual, la guerra de Vietnam
y las luchas por los derechos civiles
de amplias masas de la población,
discriminadas por motivos de clase,
raza o género.
El sonido del dúo fue enriquecido,
además, con la producción del
elenco estable de Columbia: Tom
Wilson, como luego Bob Johnston
y Ron Halee, supieron sumar arreglos
e instrumentación que brindaban
nuevos matices a la música sin
sobrecargarla de pomposidad.
A mediados de 1969 Paul Simon
y Art Garfunkel se encontraban
en la cima y también empezaban a
sentir el desgaste de la fama y del
camino recorrido. Garfunkel quería
desarrollar su carrera de actor y
pasó buena parte del año actuando
en el film “Trampa 22”, mientras
que Simon quizás ya imaginaba un
futuro con un horizonte musical diferente.
Cuando por fin los dos músicos
se reunieron en los estudios
de Columbia para grabar el nuevo
álbum, resultó evidente la naturaleza
multi-genérica del nuevo material
de Simon. Con su variedad de
estilos, en la que convergían rock,
pop, góspel, rhythm and blues, jazz
y world music, Bridge Over Troubled
Water era el proyecto más ambicioso
del dúo hasta entonces.
El interés por la música latina de
Simon se revela en “El cóndor pasa”,
melodía de origen peruano compuesta
a principios del siglo XX. Simon
se la había escuchado al grupo
Los Incas y les pidió permiso para
usar su versión instrumental como
pista básica. Luego le sumó la letra
en inglés, subtitulándola “If I could”.
La dinámica, juguetona “Cecilia”
nació una noche de fiesta durante
la cual Simon, Garfunkel y amigos
tocaron un ritmo contagioso y lo
registraron en un grabador casero.
Fue la base de un tema picaresco en
el que el protagonista se lamenta,
aunque en tono tragicómico, de los
hábitos promiscuos de su amante.
“Keep the customer satisfied” es
un rhythm and blues juguetón y un
vehículo para la prosa ambigua de
Simon: uno puede pensar que es la
historia de un vendedor ambulante
y de sus desvelos para satisfacer
a sus clientes, pero también como
una metáfora de los esfuerzos de
un músico en gira para complacer
a su público. Tiene afinidad con
“Baby driver”, otra canción de ritmo
festivo que parodia con ironía
los intentos de un joven por emular
los logros de sus padres. Completando
esa dicotomía entre letras
que expresan ansiedad y música
vibrante está “Why don’t you write
me”, matizada por un temprano ritmo
reggae.
Bridge Over Troubled Waters tiene
su costado intimista, evidente
en el sutil aire de bossa nova de “So
long, Frank Lloyd Wright”. Una audición
casual sugeriría un homenaje
al revolucionario arquitecto, pero
hubo también quien creyó detectar
un anticipatorio mensaje de despedida
de Paul a Art, lo cual no parece
tan rebuscado si pensamos que
Garfunkel había estudiado para ser
arquitecto...
Parecido clima de melancolía
sobrevuela “The only living boy in
New York”: el protagonista lamenta
que su amigo se vaya en un avión a
México y lo deje solo en la ciudad.
Y no faltó quien observó que Garfunkel
debió partir a ese país para
completar escenas de “Trampa 22”,
en medio de la grabación de Bridge...
Especulaciones aparte, es una
intensa reflexión sobre el estar solo
en medio de la multitud.
Un momento enorme del álbum
es “The boxer”. Cual equivalente en
audio de “Perdidos en la Noche”, el
film de John Schlesinger estrenado
ese mismo año, “The boxer” retrata
a un muchacho de pueblo que llega
a la gran ciudad con la esperanza
de triunfar y termina solo, viviendo
en los barrios marginales y convertido
en un boxeador del montón.
Herido en su orgullo, recuerda cada
golpe que lo mandó a la lona y se
promete: “ya me voy, ya me voy” …
pero se queda, tal vez porque ya no
encuentra otra salida. En la interpretación
hay una cálida empatía
del autor por su personaje, realzada
por el sutil cambio de perspectiva
del relato, que salta de la primera a
la tercera persona.
El recorrido del álbum se completa
con el cover de “Bye bye love”,
un hit de los Everly Brothers de
fines de los ’50, y una sencilla canción
de calor humano: “Song for
the asking”.
Dejamos sin embargo para el
final la canción central, la que da
título a Bridge Over Troubled Water.
En un disco donde la soledad es
una presencia habitual y fantasmal,
no resulta extraño que esta alegoría
de la amistad y en especial sobre la
solidaridad hacia quien no la está
pasando bien en la vida, haya sido
el hit principal del álbum. Más allá
de la gran puesta orquestal y la impecable
performance de la “Wrecking
Crew” -lo más granado de los
músicos de sesión de la época- no
hay duda de que la fuerza emocional
del tema y la encendida interpretación
de Art Garfunkel fueron
clave para llevarlo al primer puesto,
consolidando a su vez el suceso del
álbum, que estuvo diez semanas al
tope de su ranking. La canción fue
un mensaje de esperanza, en una
era en que las utopías de cambio
que los jóvenes habían acunado en
los ‘60 se daban de bruces con la
dura realidad de la nueva década,
que vería el auge de las drogas duras,
la violencia desatada en las calles,
y el contraataque del Establishment
contra quienes abogaban por
una sociedad diferente.
Tras el éxito mundial de este
álbum –que llegó a superar los 25
millones de ejemplares vendidos-
Simon y Garfunkel iniciaron sendas
carreras solistas, y no volvieron
a grabar juntos un álbum de nuevas
canciones, si bien se reunieron para
recrear sus hits en varios shows y
giras en las décadas siguientes. Pero
el hecho de que sellaran su sociedad
musical con un último disco de
estudio perdurable y de alto valor
artístico como Bridge Over Troubled
Water es un acto de justicia de
la historia.
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