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Ready Player One - Ernest Cline

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Hizo el gesto de cerrar los labios con una cremallera, de poner un candado y

arrojar la llave. Sin pensarlo, yo hice el gesto de recoger la llave al vuelo y de

abrírselos de nuevo. Mi reacción le provocó la risa, una risa sincera y auténtica,

intercalada con unos ronquidos muy graciosos que me contagiaron a mí. Y me eché a

reír también.

Era encantadora. Su conducta excéntrica y su forma de hablar atropellada me

recordaban a Jordan, mi personaje favorito de Escuela de genios. Nunca había

sentido una afinidad instantánea con nadie como la que sentía en ese momento ni en

el mundo real ni en Oasis. Ni siquiera con Hache. Estaba flotando.

Cuando al fin logró controlar la risa, dijo:

—La verdad es que voy a tener que instalarme un filtro para suprimir esta risa que

tengo.

—No, no lo hagas. Pero si tienes una risa preciosa. —Las palabras me salían con

cuentagotas, no sabía qué decirle—. La mía también es una risa fácil.

«Fantástico, Wade —pensé—. Acabas de decirle que tiene una risa tonta. Qué

listo eres.»

Pero ella me dedicó una sonrisa tímida y pronunció una palabra más: «Gracias.»

Sentí el impulso irrefrenable de besarla. Que fuera o no una simulación, no me

importaba. Mientras me armaba de valor para pedirle una tarjeta de visita, ella alargó

la mano.

—Había olvidado presentarme —dijo—. Me llamo Art3mis.

—Ya lo sé —repliqué, estrechándosela—. La verdad es que soy un fan absoluto

de tu blog. Lo leo fielmente desde hace años.

—¿En serio? —Su avatar pareció sonrojarse.

Asentí.

—Es todo un honor conocerte en persona —insistí—. Yo soy Parzival. —Me di

cuenta de que seguía aferrado a su mano y me obligué a mí mismo a soltársela.

—Con que Parzival, ¿eh? —Ladeó ligeramente la cabeza—. Por el caballero de la

Mesa Redonda que encontró el grial, supongo. Increíble.

Asentí, más enamorado aún. Por lo general, tenía que ir explicando a la gente el

origen de mi nombre.

—Y Artemisa era la diosa griega de la caza, ¿no?

—Sí, pero la palabra bien escrita ya estaba ocupada, y por eso se me ocurrió

poner el número tres en vez de la letra e.

—Sí, ya lo sé. Una vez lo comentaste en el blog. Hace dos años. —Estuve a punto

de darle la fecha exacta de la entrada, pero me di cuenta a tiempo de que, si lo hacía,

quedaría todavía más como un ciberfriki absoluto, como un acosador informático—.

Decías que de vez en cuando te encontrabas con tontos que pronunciaban «Ar-tresmis».

www.lectulandia.com - Página 89

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