18.03.2020 Views

Ready Player One - Ernest Cline

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Da igual. Eres un gunter y por tanto un compañero. Y muy listo porque, si no,

no estarías aquí. Por eso quiero que sepas que te respeto y que valoro tus aptitudes.

Te pido perdón por las tonterías que he dicho.

—Disculpas aceptadas.

—Bien. —Parecía aliviada.

Las expresiones del rostro de su avatar parecían reales, lo que por lo general

significaba que estaban sincronizadas con las de la persona que lo manejaba y no

controladas por un software. De ello podía deducirse que estaba usando un equipo

caro.

—Lo que pasa es que me he asustado un poco al encontrarte aquí —prosiguió—.

Vaya, yo sabía que alguien más encontraría este sitio tarde o temprano. Pero no

pensaba que fuera tan pronto. He tenido la tumba para mí sola desde hace bastante

tiempo.

—¿Cuánto? —le pregunté, poco convencido de que fuera a responderme.

Ella vaciló y divagó un poco.

—¡Tres semanas! —dijo al fin, desesperada—. Llevo tres putas semanas viniendo

aquí, intentando derrotar a ese esqueleto absurdo en este juego idiota. Y esa

inteligencia artificial es ridícula. Sí, ya sabes. Yo no había jugado nunca a La justa, y

ahora me está volviendo loca. Te juro que estuve a punto de vencerlo hace unos días,

pero entonces… —Nerviosa, se pasó los dedos por el pelo—. ¡Ah! No duermo. No

como. Cada vez saco peores notas, porque sólo practico justas…

Estaba a punto de preguntarle si iba al colegio en Ludus, pero ella siguió

hablando, cada vez más deprisa, como si se hubiera abierto una compuerta en su

cerebro. Las palabras seguían brotando de su interior. Apenas hacía pausas para

respirar.

—… Y esta noche he venido hasta aquí creyendo que sería la última, que

finalmente derrotaría a ese cabrón y conseguiría la Llave de Cobre, pero al llegar he

descubierto que alguien había descubierto la entrada. Y me he dado cuenta de que,

finalmente, mis peores temores se habían hecho realidad. Otra persona había dado

con la tumba. Y he venido corriendo hasta aquí, cada vez más alterada. No es que

estuviera demasiado preocupada, porque no creía que nadie fuera a derrotar a

Acererak de buenas a primeras, pero aun así…

Se detuvo para respirar hondo y ya no siguió hablando.

—Lo siento —dijo, un segundo después—. Cuando estoy nerviosa hablo sin

parar. O cuando estoy emocionada. Y en estos momentos estoy nerviosa y

emocionada, porque me moría de ganas de hablar con alguien de todo esto pero,

claro, no podía ir contándolo por ahí. En una conversación intrascendente uno no

puede soltar que… —se interrumpió de nuevo—. No paro de hablar, tío. Soy una

ametralladora. Una cotorra.

www.lectulandia.com - Página 88

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!