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Ready Player One - Ernest Cline

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impotencia. «Mucho has de aprender.» Sí, claro, qué bien. ¿Mucho he de aprender

sobre qué?

En Oasis había, literalmente, miles de mundos y Halliday podía haber ocultado su

recreación de «La tumba de los horrores» en cualquiera de ellos. Explorarlos uno por

uno me llevaría toda la vida. Suponiendo que dispusiera de los medios para hacerlo.

Un planeta llamado Gygax, en el Sector 2, me pareció el lugar más obvio para

empezar a buscar. Halliday había creado el sector personalmente y lo había llamado

así en honor a Gary Gygax, uno de los creadores de Dragones y mazmorras y autor

del módulo original de «La tumba de los horrores». Según la Gunterpedia (la

Wikipedia de los gunters), el planeta Gygax estaba lleno de recreaciones de módulos

viejos de Dragones y mazmorras, pero «La tumba de los horrores» no figuraba entre

ellos. Al parecer, no había ninguna recreación de esa tumba en ningún otro mundo de

Oasis dentro de la temática de Dragones y mazmorras. Los gunters los habían puesto

patas arriba y habían rastreado cada palmo de su superficie. De haber existido alguna

recreación de la Tumba de los Horrores oculta en alguno de ellos, la habrían

encontrado y registrado hacía tiempo.

De modo que la tumba debía de encontrarse en alguna otra parte. Y yo no tenía la

menor idea de dónde podía ser. Pero me decía a mí mismo que si seguía investigando,

al final aprendería lo que me hacía falta saber para dar con su paradero. De hecho,

eso era seguramente lo que Halliday quería decir cuando había escrito: «Mucho has

de aprender si esperas acceder al podio de los más altos honores.»

Si algún otro gunter coincidía conmigo en la interpretación de la quintilla, hasta el

momento había sido lo bastante prudente para no decir nada. Nunca me había

encontrado con ningún anuncio sobre la Tumba de los Horrores en el muro de

ninguno de ellos. Era consciente, claro está, de que podía deberse a que mi teoría

sobre el viejo módulo de Dragones y mazmorras no tenía el menor fundamento y

cojeaba por todas partes.

De modo que seguía observando, leyendo, escuchando, estudiando,

preparándome para el día en que me tropezara con la pista que me llevara hasta la

Llave de Cobre.

Y finalmente sucedió. Allí mismo, mientras estaba distraído en clase de latín.

www.lectulandia.com - Página 66

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