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Ready Player One - Ernest Cline

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Además de los miles de millones de dólares que GSS ganaba vendiendo una tierra

que no existía, también se forraba ofreciendo objetos y vehículos virtuales. Oasis se

convirtió en una parte tan inseparable de la vida de la gente que los usuarios se

mostraban dispuestos a gastarse un dinero muy real en adquirir accesorios para sus

avatares: ropa, muebles, casas, coches voladores, espadas mágicas, ametralladoras…

Aquellos artículos no eran más que unos y ceros almacenados en los servidores de

Oasis, pero también eran símbolos de estatus. La mayoría de ellos apenas costaba

unos pocos créditos, pero como a GSS no le costaba nada producirlos, todo eran

beneficios. Incluso en medio de esa prolongada recesión, Oasis permitió que los

americanos siguieran dedicándose a su pasatiempo favorito: comprar.

Oasis no tardó en convertirse en el servicio más popular de internet, hasta el

punto de que los términos «internet» y «Oasis» pasaron a ser sinónimos. Y el sistema

operativo de éste, tridimensional y muy fácil de usar, acabó siendo el más conocido

del mundo.

Poco tiempo después, miles de millones de personas de todo el planeta trabajaban

y jugaban en Oasis todos los días. Algunos se conocían, se enamoraban y se casaban

sin poner siquiera el pie en el mismo continente. Las líneas que distinguían la

identidad real de una persona de las de su avatar empezaron a difuminarse.

Era el nacimiento de una nueva era, una era en la que casi toda la humanidad

pasaba su tiempo libre en un videojuego.

El resto de la jornada escolar pasó volando, hasta que llegó la clase de latín.

www.lectulandia.com - Página 59

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