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Ready Player One - Ernest Cline

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Halliday tenía muchas obsesiones conocidas. Entre ellas, las más notorias eran los

videojuegos clásicos, las novelas de fantasía y las películas de todos los géneros.

También tenía una gran fijación por los ochenta, la década de su adolescencia.

Halliday parecía esperar que todos los que convivían con él compartieran sus

pasiones y criticaba a quienes no lo hacían. Se sabía que había despedido a

empleados que llevaban mucho tiempo trabajando para la empresa por no saber a

quién pertenecía esta o aquella cita de alguna película que él reproducía, o por no

estar familiarizados con alguno de sus dibujos animados, cómics o videojuegos

favoritos. (Ogden Morrow siempre volvía a contratarlos, sin que Halliday se diera

cuenta casi nunca de que volvían a estar en plantilla.)

Con el paso de los años, en vez de mejorar, las aptitudes sociales de Halliday

parecían deteriorarse cada vez más. (Tras su muerte se llevaron a cabo varios estudios

psicológicos exhaustivos y tanto su apego a las rutinas como su dedicación a unos

pocos temas abstrusos llevaron a muchos psicólogos a la conclusión de que Halliday

sufría el síndrome de Asperger, o alguna otra forma de autismo profundo.)

Pero a pesar de sus excentricidades nadie cuestionaba que Halliday era un genio.

Los juegos que creaba resultaban adictivos y alcanzaban una extraordinaria

popularidad. Todos los títulos lanzados por Gregarious Games batían récords de

ventas y obtenían los principales galardones de su sector. Al terminar el siglo XX a

Halliday se lo consideraba el mejor diseñador de videojuegos de su generación y,

según algunos, de todos los tiempos.

Ogden Morrow era también un programador brillante, pero su verdadero talento

radicaba en su visión para los negocios. Además de colaborar en la creación de los

juegos de la empresa, también dirigió todas las primeras campañas de marketing y los

planes de distribución, con resultados asombrosos. Cuando, finalmente, Gregarious

Games salió a Bolsa, sus acciones alcanzaron de inmediato valores estratosféricos.

A los treinta años, Halliday y Morrow ya eran multimillonarios. Se compraron

mansiones en la misma calle. Morrow adquirió un Lamborghini y viajó por todo el

mundo. Halliday compró y restauró uno de los DeLoreans originales usados en la

película Regreso al futuro, y siguió pasando la mayor parte de su tiempo con un

teclado entre los dedos. Dedicó su riqueza a adquirir la que acabaría convertida en la

mayor colección privada del mundo especializada en videojuegos clásicos, figuras de

acción de La guerra de las galaxias, fiambreras escolares vintage y cómics.

Y entonces, cuando se encontraba en la cima del éxito, Gregarious Games pareció

entrar en un letargo. Transcurrieron varios años, durante los cuales no lanzaron

ningún juego nuevo. Morrow pronunciaba anuncios crípticos, declaraba que la

empresa trabajaba en un ambicioso proyecto que los llevaría en una dirección

enteramente nueva. Empezó a circular el rumor de que Gregarious Games se había

implicado en el desarrollo de algo parecido a un nuevo hardware de juegos y de que

www.lectulandia.com - Página 55

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