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Ready Player One - Ernest Cline

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Oasis se había dividido en veintisiete subsectores de forma cúbica que contenían,

cada uno de ellos, centenares de planetas distintos. (El mapa tridimensional de los

veintisiete sectores se parecía sospechosamente a un juego de los ochenta llamado el

Cubo de Rubik. Como la mayoría de los gunters, yo sabía que aquello no era

casualidad.) Cada uno de aquellos sectores medía exactamente diez horas luz de un

extremo a otro o, lo que era lo mismo, unos ciento ocho mil millones de kilómetros.

Así, viajando a la velocidad de la luz (que era la velocidad máxima que podía

alcanzar cualquier nave espacial en Oasis), se tardaban exactamente diez horas en

desplazarse de una punta de un sector a la otra. Además, esos recorridos de larga

distancia no resultaban baratos. Las naves espaciales capaces de viajar a la velocidad

de la luz eran escasas y consumían combustible. Para Gregarious Simulation Systems

cobrar a cambio de proporcionar combustible virtual era una forma de obtener

ingresos, dado que el acceso a Oasis era gratuito. Con todo, la principal fuente de

ingresos de GSS provenía de las tarifas de teletransportación. La teletransportación

era la manera más rápida de viajar, pero también resultaba la más cara. Podías

trasladar a tu avatar a cualquier planeta de Oasis en una cabina de transporte público

seleccionando el destino deseado en un mapa en el acto. Entonces, en un abrir y

cerrar de ojos, literalmente, tu avatar llegaba allí. La teletransportación era el modo

más rápido de viajar, pero también el más costoso.

Además de resultar caro, viajar por Oasis también podía ser peligroso. Cada

sector estaba dividido en muchas zonas diferentes, que variaban de tamaño y forma.

Algunas eran tan grandes que comprendían varios planetas, mientras otras cubrían

apenas unos pocos kilómetros de la superficie de un mundo. Cada zona se regía por

una combinación única de reglas y parámetros. La magia funcionaba en algunas

zonas, pero no en otras. Y lo mismo ocurría con la tecnología. Si pilotabas tu nave

espacial de base tecnológica en una zona donde la tecnología no funcionaba, los

motores se apagaban en el momento en que cruzabas la frontera. Y entonces tenías

que contratar los servicios de algún absurdo hechicero de barba larga canosa, para

que te remolcara hasta alguna zona tecnológica en una nave espacial propulsada por

la fuerza de algún sortilegio.

Las «zonas duales» permitían el uso tanto de la magia como de la tecnología; en

cambio, en las «zonas nulas», ni una ni otra. Había Zonas Pacifistas donde estaban

prohibidos los combates «Player versus Player» (de uno contra uno), pero existían

también Zonas PvP en las que los avatares debían apañarse solos.

Al entrar en una zona nueva era conveniente proceder con cautela y estar alerta.

Pero, como ya he dicho, yo no tenía aquellos problemas. Yo vivía colgado del

colegio.

Ludus había sido diseñado como lugar de aprendizaje, por eso el planeta no

contaba, en ningún punto de su superficie, con una triste zona de diversión ni con

www.lectulandia.com - Página 49

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