18.03.2020 Views

Ready Player One - Ernest Cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

piedra de los tres dragones con forma de pato de Adventure. Cada uno de ellos

escupía un chorro de agua por la boca, en vez de fuego.

Y entonces la vi.

Estaba sentada en un banco de piedra y observaba la fuente. Me daba la espalda, y

tenía la cabeza inclinada hacia delante. El pelo largo, negro, le resbalaba por el

hombro derecho. Veía que apoyaba las manos en el regazo.

No me atrevía a acercarme más. Finalmente, me armé de valor para dirigirme a

ella.

—Hola —dije.

Ella levantó la cabeza al oírme, pero no se volvió.

—Hola —oí que decía.

Y era su voz. La voz de Art3mis. La voz que me había pasado tantas horas

escuchando. Y eso me dio el valor para seguir avanzando.

Rodeé la fuente y no me detuve hasta que me encontré frente a ella. Al notar que

me acercaba, ella volvió la cara a un lado para no mirarme, y para mantenerme fuera

de su campo de visión.

Pero yo sí podía verla a ella.

Y era igual que en la foto que había visto. El mismo cuerpo rubensiano. La misma

piel pálida y pecosa. Los mismos ojos castaños, el pelo negro azabache. El mismo

rostro bonito, redondo, con la misma marca de nacimiento. La diferencia era que ya

no intentaba ocultarla con el flequillo largo. Llevaba el pelo recogido, peinado hacia

atrás, para que pudiera verla.

Esperé en silencio. Pero ella no alzaba la vista.

—Eres exactamente como imaginaba. Preciosa.

—¿De verdad? —preguntó ella en voz baja.

Se volvió despacio para mirarme, para verme poco a poco, empezando por los

pies y alzando la vista hasta llegar a mi cara. Cuando nuestros ojos se encontraron,

me sonrió, nerviosa.

—¿Pues sabes una cosa? Que tú también eres como siempre creí que serías: feo

como el culo.

Nos echamos a reír y casi toda la tensión que se respiraba en el ambiente se

disipó. Entonces nos miramos a los ojos durante lo que me pareció una eternidad. Me

di cuenta de que era la primera vez que lo hacíamos.

—No nos hemos presentado formalmente —dijo—. Soy Samantha.

—Hola, Samantha. Yo soy Wade.

—Me alegro de conocerte en persona por fin, Wade.

Dio una palmadita al banco, y me senté a su lado.

Tras un largo silencio, me preguntó:

—¿Y qué va a pasar ahora?

www.lectulandia.com - Página 343

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!