18.03.2020 Views

Ready Player One - Ernest Cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

avatar al mío. Cuando el relampagueo cesó, vi que Anorak ya no estaba vestido con

sus ropajes negros de hechicero. De hecho, no se parecía en nada a Anorak. Era más

bajo, más delgado y, en cierto sentido, menos guapo. Se parecía a James Halliday.

Pálido. De mediana edad. Llevaba unos vaqueros desgastados y una camiseta de los

Space Invaders.

Bajé la mirada y descubrí que mi avatar era el que en ese momento vestía la

túnica de Anorak. Y me fijé en que los iconos y las informaciones que aparecían en

los bordes de mi visualizador también habían cambiado. Mis puntuaciones y

porcentajes habían llegado al máximo, y contaba con una lista de hechizos, poderes

intrínsecos y artículos mágicos que parecía no tener fin.

Junto a los marcadores de nivel y de puntos habían aparecido sendos símbolos de

infinito.

Y en el de crédito figuraba una cifra de doce dígitos. Era multibillonario.

—Te confío el cuidado de Oasis, Parzival —declaró Halliday—. Tu avatar es

inmortal y omnipotente. Podrás conseguir todo lo que quieras sólo con desearlo. No

está mal, ¿verdad? —Se acercó más a mí y bajó la voz—. Hazme un favor. Intenta

usar tus poderes solamente para hacer el bien, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —respondí, con una voz que era apenas un susurro.

Halliday sonrió e hizo un gesto que comprendía todo lo que nos rodeaba.

—Ahora este castillo es tuyo. He diseñado esta sala para que sólo tu avatar pueda

entrar en ella. Lo hice así para asegurarme de que únicamente tú tuvieras acceso a

esto.

Se acercó a una estantería pegada a una pared y separó del resto uno de los

volúmenes que contenía. Oí un clic. Entonces la librería se retiró hacia un lado y dejó

a la vista una plancha metálica cuadrada empotrada en la pared. En su centro se

destacaba un botón rojo de tamaño cómico, por lo exagerado, en el que había grabada

una sola palabra: «OFF».

—Yo lo llamo el Gran Botón Rojo —me confió Halliday—. Si lo pulsas, apagas

todo Oasis y lanzas un virus que borra cuanto se encuentra almacenado en los

servidores de GSS, incluido el código fuente de Oasis. Y Oasis queda clausurado para

siempre. —En su rostro se dibujó una sonrisa maliciosa—. O sea, que no lo toques a

menos que estés absolutamente seguro de que es lo que hay que hacer. ¿De acuerdo?

—Volvió a sonreír—. Confío en tu criterio.

Halliday colocó la estantería en su lugar y el botón rojo quedó oculto. Después

me sobresaltó al pasarme el brazo por los hombros.

—Oye —me dijo, adoptando un tono confidencial—. Antes de irme tengo que

contarte una última cosa. Algo de lo que yo no me di cuenta hasta que era demasiado

tarde. —Me llevó hasta una ventana y señaló el paisaje que se extendía frente a

nosotros—. Creé Oasis porque nunca me sentí a gusto en el mundo real. No

www.lectulandia.com - Página 337

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!