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Ready Player One - Ernest Cline

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—Tú actúa con calma, no te precipites —oí que decía Art3mis.

—Si necesitas algo, dínoslo, Zeta —ofreció Hache—. Mueve las manos, o haz

algo, y nosotros te proporcionaremos la réplica.

Asentí y levanté los pulgares. Con todo, no creía que fuera a necesitar demasiada

ayuda. En los últimos seis años había visto la película ciento cincuenta y siete veces,

ni más ni menos. Y me sabía los diálogos de memoria.

Volví a fijarme en el castillo que se alzaba ante mí, esta vez consciente de lo que

me aguardaba en su interior. Empecé a «galopar» de nuevo, sosteniendo mis riendas

invisibles mientras fingía avanzar. Una vez más, Patsy golpeó el coco partido y

cabalgó a mi lado. Cuando llegamos a la entrada del castillo, tiré de las «riendas» y

detuve mi «corcel».

—«¡Alto!» —grité.

Obtuve cien puntos, regresando al cero.

Al oír mis palabras, dos soldados aparecieron en lo alto, asomándose desde la

muralla del castillo.

—«¿Quién va?»

—«Soy yo, Arturo, hijo de Uther Pendragon, del castillo de Camelot —recité—.

¡Rey de los bretones! ¡Vencedor de los sajones! ¡Soberano de toda Inglaterra!»

Mi puntuación se incrementó otros quinientos puntos y un mensaje me informó

de que había recibido un bono por mi acento y la inflexión de mi voz. Noté que me

relajaba un poco y que, de hecho, empezaba a pasarlo bien.

—«¡No me lo creo!» —respondió el soldado.

—«¡Es verdad! Y éste es Patsy, mi fiel escudero. Hemos recorrido el país a todo

lo largo y lo ancho en busca de caballeros que quieran unirse a mi corte de Camelot.

¡Quiero hablar con tu dueño y señor!»

Otros quinientos puntos. Oí a mis amigos reír y aplaudir.

—«¿Cómo? —replicó el otro soldado—. ¿A caballo?»

—«¡Sí!» —respondí.

Otros cien puntos.

—«¡Eso son cocos!»

—«¿Qué?» —dije.

Cien puntos.

—«Fingen el ruido de cascos de caballo con dos cocos vacíos.»

—«¿Y qué? Cabalgamos desde que las nieves invernales cubrían estas tierras, a

través del reino de Mercia.»

Quinientos puntos más.

—«¿De dónde sacaron los cocos?»

Y así seguía. El personaje que yo debía interpretar variaba de una escena a otra,

intercambiaba papeles, siempre en el que hablaba más. Por increíble que parezca,

www.lectulandia.com - Página 330

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