18.03.2020 Views

Ready Player One - Ernest Cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

descenso hacia su superficie, fue como volar a través de un enjambre de insectos

metálicos. Y al aproximarme a la zona del Castillo de Anorak me costó creer lo que

veía: una masa viva, concentrada, de naves y avatares que cubría el suelo e inundaba

el aire. Algo así como una especie de Woodstock planetario. La visión de avatares

apretujados se perdía en el horizonte, en todas direcciones. Otros miles flotaban y

volaban por los aires, esquivando el flujo constante de naves. Y en el centro de toda

aquella locura se alzaba el Castillo de Anorak, la joya que resplandecía bajo el escudo

esférico y transparente de los sixers. Cada pocos segundos, un avatar o una nave

chocaba por descuido contra el escudo y se desintegraba, como una mosca al contacto

con una resistencia eléctrica.

Al aproximarme más, divisé una extensión de tierra frente a la entrada principal

del castillo, que llegaba hasta el borde mismo del escudo. En el centro de aquel claro,

tres figuras gigantescas, juntas. La multitud que los rodeaba entraba y salía del

círculo, creado a empujones por los propios avatares con la idea de dejar un

respetuoso espacio entre ellos y Art3mis, Hache y Shoto, que aguardaban sentados al

mando de sus respectivos y brillantes robots gigantes. Era la primera ocasión que

tenía de ver cuáles habían seleccionado tras franquear la Segunda Puerta, y reconozco

que tardé un poco en situar a la inmensa robot que pilotaba Art3mis. Negra y

plateada, con un complejo tocado en forma de boomerang, llevaba unos petos

simétricos que recordaban a una versión femenina de Tranzor Z. Pero entonces caí en

la cuenta de que, de hecho, era la versión femenina de Tranzor Z, el poco conocido

personaje de Mazinger Z llamado Minerva X.

Hache había escogido un mecano Gundam RX-78 de la serie, anime, Mobile Suit

Gundam, por el que «él» siempre había sentido debilidad. (A pesar de saber que

Hache era mujer en la vida real, su avatar seguía siendo hombre, por lo que había

optado por referirme a él en masculino.)

Shoto sobresalía medio metro por encima de los otros dos, oculto en el interior de

la cabina de Raideen, el enorme robot azul y rojo de unos dibujos animados japoneses

de mediados de los setenta, Brave Anime. El inmenso mecano sostenía su

característico arco dorado con una mano y un gran escudo puntiagudo en la otra.

Cuando sobrevolé la cúpula protectora y quedé suspendido en el aire sobre los

demás se oyó un clamor popular. Roté para variar de orientación y lograr que

Leopardon quedara recto, y luego apagué los motores y descendí suavemente a la

superficie. Mi robot aterrizó plantando una rodilla en el suelo y el impacto hizo

temblar el suelo. Mientras me enderezaba, el mar de espectadores empezó a corear el

nombre de mi avatar. «¡Par-zi-val, Par-zi-val!»

Mientras los vítores se apagaban y se transformaban de nuevo en un clamor

difuso, me volví para observar a mis compañeros.

—Una entrada espectacular para un gran fanfarrón —soltó Art3mis a través de

www.lectulandia.com - Página 306

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!