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Ready Player One - Ernest Cline

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Una vez que Art3mis y Shoto se desconectaron, indiqué a Hache dónde me

encontraba.

—Es un local de la franquicia Plug. Cuando llegues me llamas y salgo.

—Eso haré. Oye. Debo advertirte… No me parezco en nada a mi avatar.

—¿Y? ¿Quién se parece a su avatar? Que sepas que yo no soy tan alto… ni tan

musculoso. Y mi nariz es un poco más grande…

—Sólo te lo advierto. Conocerme en persona puede suponer cierta… sorpresa

para ti.

—Está bien. Entonces ¿por qué no me dices de una vez qué aspecto tienes?

—Ya estoy en marcha. Estoy en la carretera —dijo él, ignorando mi pregunta—.

Nos vemos en unas horas. ¿De acuerdo?

—De acuerdo. Conduce con cuidado, amigo.

A pesar de las palabras que acababa de intercambiar con Hache, saber que estaba

a punto de conocerlo en persona después de todos estos años me alteraba más de lo

que estaba dispuesto a admitir. Pero eso no era nada comparado con el temor que me

provocaba la idea de conocer personalmente a Art3mis cuando llegáramos a Oregón.

Imaginar el momento me llenaba de una mezcla de impaciencia y terror. ¿Cómo sería

en persona? ¿Podía ser falsa la foto del expediente académico que había visto? ¿Tenía

alguna posibilidad de llegar a algo con ella?

Realizando un esfuerzo titánico logré quitármela de la cabeza, lo que conseguí

concentrándome en la inminente batalla.

Tan pronto como me desconecté de El Sótano de Hache, envié mi e-mail de

«Llamada a las Armas» a todos los usuarios de Oasis. Consciente de que la mayoría

de aquellos mensajes no pasaba los filtros de defensa contra el spam, lo colgué

también en todos los muros de gunters que encontré. Después grabé un vídeo breve

de mi avatar leyendo el texto en voz alta, y lo colgué en mi canal privado en modo de

emisión sin fin.

La noticia se propagó rápidamente. En cuestión de una hora, nuestro plan de

asalto al Castillo de Anorak era la información principal de los canales de noticias,

con titulares como «Los gunters declaran la guerra total a los sixers», «Los gunters

mejor situados acusan a IOI de secuestro y asesinato» e «¿Inminente fin de La

Cacería por el Huevo de Pascua de Halliday?».

En algunas de las páginas de noticias ya habían empezado a emitir el vídeo del

asesinato de Daito que yo les había remitido, así como el texto del informe de

Sorrento. En ambos casos citaban una fuente anónima. Hasta el momento, IOI había

declinado ofrecer declaraciones sobre ninguno de los dos. Sorrento sabría ya que, de

algún modo, yo había tenido acceso a la base de datos privada de los sixers. Me

habría encantado poder verle la cara en el momento en que hubiera sabido cómo lo

www.lectulandia.com - Página 294

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