18.03.2020 Views

Ready Player One - Ernest Cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

0033

Todos nos quedamos estupefactos, en silencio, observando a Ogden Morrow.

—¿Cómo ha entrado? —le preguntó al fin Hache, cuando consiguió cerrar la

mandíbula, que le llegaba hasta el suelo—. Esto es un chat privado.

—Sí, lo sé —respondió Morrow, que parecía algo avergonzado—. Me temo que

llevo un tiempo escuchando más de la cuenta. Y espero que aceptéis mis sinceras

disculpas por haber invadido vuestra intimidad. Lo he hecho con la mejor de las

intenciones, os lo prometo.

—Con todos mis respetos, señor —intervino Art3mis—. No ha respondido a su

pregunta. ¿Cómo ha podido entrar en una sala de chat sin invitación? ¿Y sin que

ninguno de nosotros supiera que estaba aquí?

—Perdonadme —contestó Morrow—. Entiendo que os preocupe. Pero no tenéis

por qué inquietaros. Mi avatar cuenta con muchos poderes únicos, entre ellos la

capacidad de entrar en los chats privados sin haber sido invitado. —Mientras hablaba,

se fue acercando a una de las librerías de Hache y empezó a repasar los suplementos

de algunos juegos de rol antiguos—. Antes del lanzamiento oficial de Oasis, cuando

Jim y yo creamos nuestros avatares, nos concedimos a nosotros mismos un acceso sin

restricciones a toda la simulación. Además de ser inmortales e invencibles, nuestros

avatares podrían ir a donde quisieran y hacer lo que les apeteciera. Ahora que Anorak

ya no está entre nosotros, mi avatar es el único que conserva esos poderes. —Se

volvió para mirarnos a los cuatro—. Nadie más puede oír lo que decís. Menos, los

sixers. Los protocolos de encriptación de las salas de chat de Oasis son seguros,

podéis estar tranquilos. —Ahogó una risita—. Por más que mi presencia aquí pueda

indicar lo contrario.

—¡Fue él quien tiró la pila de cómics! —le dije a Hache—. ¿Te acuerdas? La

primera vez que nos reunimos aquí todos. Ya te dije que no era un defecto del

software.

Morrow asintió y, con gesto culpable, se encogió de hombros.

—Es verdad. Era yo. A veces puedo ser bastante torpe.

Hubo otra breve pausa, durante la que finalmente me armé de valor para dirigirme

directamente a él.

—Señor Morrow… —balbuceé.

—Por favor —dijo él, levantando la mano para interrumpirme—. Llámame Og.

—Está bien —acepté, sin poder reprimir una risa nerviosa. Incluso en aquellas

circunstancias, yo no salía de mi asombro. No terminaba de creerme que estuviera

hablando con Ogden Morrow «en persona»—. Og, ¿le importaría contarnos por qué

ha estado escuchando nuestras conversaciones?

—Porque quiero ayudaros —respondió—. Y por lo que acabo de oír, parece que

www.lectulandia.com - Página 291

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!