18.03.2020 Views

Ready Player One - Ernest Cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

planchas de acero y una capa de cemento, mucho más fáciles de cortar que mi puerta

blindada de titanio.

Pero yo, claro está, me había tomado la molestia de reforzar también las paredes,

los suelos y los techos de mi apartamento con piezas de una aleación de titanio, que

había ensamblado personalmente. Una vez que los policías cortaran la pared, se

encontrarían, también, con aquella jaula. De todos modos, eso me garantizaba apenas

cinco minutos más de libertad, seis, a lo sumo.

Había oído que los policías usaban una expresión curiosa para referirse a ese

procedimiento de sacar a un trabajador forzoso de su residencia fortificada: lo

llamaban «practicar una cesárea».

Me tragué (sin agua) dos de las pildoras ansiolíticas que había encargado

pensando en ese día. Aquella mañana ya me había tomado otras dos, pero no parecían

hacerme efecto.

Cerré todas las ventanas de mi visualizador de Oasis y llevé al nivel máximo mi

cuenta de seguridad. Después abrí La Tabla para revisarla por última vez y constatar

que nada había cambiado y que los sixers todavía no habían ganado. Los diez

primeros puestos llevaban varios días sin experimentar cambios.

MÁXIMAS PUNTUACIONES

Art3mis, Hache y Shoto habían franqueado la Segunda Puerta y habían obtenido

la Llave de Cristal en las cuarenta y ocho horas posteriores a la recepción de mi e-

mail. Cuando Art3mis recibió los veinticinco mil puntos por conseguir la Llave de

Cristal, recuperó la primera posición, a causa de los bonos que había recibido por ser

la primera en encontrar la Llave de Jade y la segunda en obtener la Llave de Cobre.

Art3mis, Hache y Shoto habían intentado ponerse en contacto conmigo desde que

habían recibido mi correo, pero yo no había respondido a las llamadas, los e-mails ni

las solicitudes de chat. No veía la necesidad de informarles de mis intenciones. Ellos

no podían hacer nada para ayudarme y lo más probable era que intentaran

disuadirme.

Además, ya no había vuelta atrás.

Cerré La Tabla y eché un vistazo a mi fortaleza, sin saber si sería la última vez

www.lectulandia.com - Página 253

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!