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Ready Player One - Ernest Cline

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Pero el Telón de Guerra que acababa de bajar los mantuvo a raya.

Ellos, claro, ya contaban con encontrarse con otras medidas de seguridad y habían

traído sus soldadores de plasma.

El zángano de IOI vestido con traje se abrió paso entre los agentes y, con brío,

pulsó el botón del intercomunicador. Su nombre y su posición en IOI aparecieron al

momento en mi visualizador: Michael Wilson, IOI, División de Crédito y Pedidos,

Empleado número IOI-481231.

Wilson alzó la vista hasta la cámara instalada en el pasillo y me dedicó una

sonrisa amable.

—Señor Lynch —dijo—. Me llamo Michael Wilson y trabajo para la división de

Crédito y Pedidos de Innovative Online Industries. —Consultó la pizarra—. Estoy

aquí porque no ha abonado usted los tres últimos cargos de su tarjeta VISA, en la que

figura una deuda más que considerable, de veinte mil dólares, concretamente.

Además, según nos consta, actualmente está usted desempleado y, por tanto, ha sido

declarado insolvente. De acuerdo con las leyes federales, cumple con los requisitos

para ser reclutado de manera forzosa. Permanecerá vinculado a la empresa hasta que

haya pagado la deuda contraída con ella, incluidos los intereses, los gastos de

administración y las tasas legales, así como todos los demás cargos y delitos en que

incurra a partir de ese momento. —Wilson señaló a los policías—. Estos caballeros

han venido para ayudarme a llevármelo y a escoltarlo hasta su nuevo puesto de

trabajo. Le pedimos que nos abra la puerta y nos permita el acceso a su lugar de

residencia. Por favor, dese cuenta de que estamos autorizados a tomar posesión de sus

pertenencias. El valor de la venta de dichos artículos será deducido, claro está, del

importe que nos adeuda.

Parecía que Wilson hubiera recitado aquella perorata sin detenerse a respirar una

sola vez, en el tono plano y monocorde de quien repite las mismas frases día tras día.

Tras una breve pausa, y a través del intercomunicador, le respondí:

—Sí, por supuesto, chicos. Dadme un minuto para que me ponga los pantalones.

Salgo enseguida.

Wilson frunció el ceño.

—Señor Lynch. Si no nos permite el acceso a su lugar de residencia en diez

segundos, estamos autorizados a recurrir a la fuerza. El coste de cualquier daño

causado por la entrada forzosa —incluidos los daños a la propiedad y las obras de

reparación— se sumará al importe de su deuda. Gracias.

Wilson se apartó del intercomunicador e hizo una seña a los demás. Uno de los

policías conectó al momento su soldador y, cuando la punta se puso al rojo vivo, la

aplicó sobre la plancha de titanio de mi Telón de Guerra. El otro agente se alejó unos

pasos y empezó a abrir un hueco en la pared de mi apartamento. Tenían acceso a los

planos de seguridad del edificio y sabían que las paredes estaban construidas con

www.lectulandia.com - Página 252

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