18.03.2020 Views

Ready Player One - Ernest Cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Al principio, sólo se oía el zumbido sordo de los fluorescentes del techo. Pero al

poco me percaté de que, de algún punto situado a mi izquierda, procedían unos

débiles pitidos electrónicos. Miré en esa dirección y vi un cuarto en penumbra más

allá del snack-bar. Sobre la entrada de aquel espacio con aspecto de cueva había un

cartel que, en letras de neón encendidas, anunciaba que se trataba de la SALA DE

JUEGOS.

Noté una fuerte ráfaga de viento y el rugido de algo parecido a un huracán que

penetraba en la bolera. Mis pies empezaron a recorrer la alfombra y me di cuenta de

que arrastraban a mi avatar hacia la sala de juegos, como si allí se hubiera abierto un

agujero negro.

Mientras el vacío me succionaba hacia la entrada de la sala, vi que en su interior

se alineaban unos diez videojuegos, todos de mediados de los ochenta. Crime

Fighters, Heavy Barrel, Vigilante, Smash TV. Y noté que mi avatar era atraído hacia

un juego en concreto, un juego que se situaba alejado de los otros, al fondo de aquel

cuarto.

Black Tiger. Capcom, 1987.

En el centro del monitor del juego se había creado un remolino que chupaba

desperdicios, vasos de papel, zapatos de bolos; todo lo que no estaba clavado al suelo.

Incluido yo. Cuando mi avatar se acercó más, yo, deliberadamente, alargué la mano y

agarré el joystick de una máquina de Time Pilot. Al instante, mis pies se levantaron

del suelo mientras el remolino seguía atrayendo a mi avatar, inexorablemente, hacia

él.

Para entonces yo casi no podía reprimir una sonrisa de impaciencia. Podría

haberme dado incluso unas palmaditas en la espalda, porque dominaba, desde hacía

mucho tiempo, el juego Black Tiger; concretamente desde el primer año de La

Cacería.

Antes de su muerte, cuando Halliday vivía recluido, lo único que aparecía en su

página web era una breve animación sin fin que mostraba a su avatar, Anorak,

sentado en la biblioteca de su castillo mezclando pociones y consultando polvorientos

manuales de hechicería. Aquella animación se había ido repitiendo durante una

década, hasta que, la mañana en que Halliday murió, fue sustituida por La Tabla de

Puntuación. En aquella animación, colgada de una pared, tras Anorak, se distinguía el

cuadro grande de un dragón negro.

Los gunters habían inundado con innumerables mensajes teorías sobre aquel

cuadro, sobre lo que quería decir ese dragón negro, si es que significaba algo. Pero yo

lo había tenido claro desde el principio.

En una de las primeras entradas de su Almanaque de Anorak, Halliday había

escrito que cada vez que sus padres se peleaban, él salía a escondidas de su casa, se

montaba en su bici y se trasladaba hasta la bolera de su barrio para jugar a Black

www.lectulandia.com - Página 237

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!