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Ready Player One - Ernest Cline

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0026

Aquella misma noche, más tarde, varias horas después de que Shoto hubiera

abandonado la fortaleza, caí en la cuenta.

Estaba sentado en mi cabina de control, con la Llave de Jade en la mano,

recitando la pista grabada en ella. «El examen aprueba y prosigue la prueba.»

En la otra mano sostenía el papel de plata. Mis ojos se desplazaban de una a otro

y yo intentaba establecer la relación que existía entre ellos. Llevaba horas haciéndolo

y no llegaba a ninguna conclusión.

Suspirando, aparté la llave y deposité el papel, bien estirado, sobre el panel de

control, frente a mí. Con parsimonia, fui alisándolo, eliminando las arrugas, los

pliegues. El envoltorio era cuadrado, de quince centímetros de lado. Plateado por un

lado, blanco por el otro.

Abrí una aplicación para el análisis de imágenes y apliqué un escaneado de alta

resolución a las dos caras. A continuación amplié ambas imágenes en mi visualizador

y estudié todos y cada unos de sus micrómetros. No encontré ningún texto oculto,

ninguna marca en ninguno de los dos lados.

Como mientras lo hacía comía unas patatas fritas, recurría a instrucciones de voz

para accionar la aplicación. Le pedí que redujera el tamaño de la ampliación y que

centrara la imagen en el visualizador. Al hacerlo recordé la escena de Blade Runner,

cuando el personaje de Harrison Ford, Deckard, usa un escáner similar, accionado

mediante la voz, para analizar una fotografía.

Levanté el envoltorio y le eché otro vistazo. La luz virtual se reflejó en su

superficie plateada y, no sé por qué, se me ocurrió que podía doblarlo, hacer un avión

con él y lanzarlo por el aire. Hacerlo me llevó a pensar en el origami lo que, a su vez,

me recordó otra escena de Blade Runner, una de las últimas de la película.

Y entonces se me encendió la lamparita.

«El unicornio», susurré.

Apenas hube pronunciado la palabra «unicornio», el papel empezó a doblarse

solo allí mismo, en la palma de mi mano. Primero se plegó por la mitad, en diagonal,

hasta formar un triángulo de plata. Siguió doblándose, formando triángulos de menor

tamaño, diamantes cada vez más pequeños, hasta adoptar, finalmente, una figura de

cuatro patas de la que, después, sobresalieron una cola, una cabeza y, por último, un

cuerno.

El envoltorio se había plegado solo y se había convertido en un unicornio de

papiroflexia. Una de las imágenes más representativas de Blade Runner.

Ya estaba en el ascensor y le gritaba a Max que preparara la Vonnegut para el

despegue.

«El examen aprueba y prosigue la prueba.»

www.lectulandia.com - Página 233

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