18.03.2020 Views

Ready Player One - Ernest Cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

consultando obsesivamente La Tabla cada cinco segundos, temiendo asistir al final de

un momento a otro.

Sorrento, o alguno de sus numerosos «expertos en Halliday», había sido capaz,

sin duda, de descifrar el acertijo y de localizar la Segunda Puerta. Pero a pesar de

tener la prueba de ello delante de mis propias narices, en los resultados de La Tabla,

todavía me costaba creerlo. Hasta ese momento, los sixers sólo habían avanzado

siguiendo a Art3mis, a Hache o a mí. ¿Cómo era posible que aquellos mismos

capullos ignorantes hubieran encontrado la Segunda Puerta por su cuenta? Tal vez

habían tenido suerte. O tal vez hubieran descubierto alguna manera nueva e

innovadora de hacer trampas. ¿Cómo si no habían podido resolver el acertijo tan

deprisa, cuando Art3mis no había sido capaz de hacerlo a pesar de contar con una

ventaja de varios días?

Tenía la cabeza como una bola de plastilina. No lograba encontrarle el menor

sentido a la pista grabada en la Llave de Jade. Me había quedado sin ideas. No se me

ocurría nada, por malo que fuese. No sabía qué hacer, dónde buscar.

La noche avanzaba, y los sixers seguían adquiriendo copias de la Llave de Cristal.

Cada vez que sus puntuaciones aumentaban era como si me clavaran un puñal en el

corazón. Pero no podía dejar de revisar La Tabla. Estaba absolutamente paralizado.

Notaba que iba sucumbiendo a una desesperanza inconmensurable. Mis esfuerzos

de los últimos cinco años habían sido en vano. Imprudente, había infravalorado a

Sorrento y a los sixers. Y estaba a punto de pagar el precio final por mi soberbia.

Aquellos lacayos desalmados, vendidos a su empresa, se cernían sobre el Huevo en

ese mismo momento. Lo presentía; lo notaba en cada fibra de mi ser.

Había perdido a Art3mis e iba a perder el concurso.

Y ya había decidido qué iba a hacer cuando eso ocurriera. En primer lugar,

escogería a uno de los chicos que formaban parte de mi club de fans, uno sin dinero,

y con un avatar inexperto, de primer nivel, y le entregaría todos los artículos que

poseía. Después activaría la secuencia de autodestrucción de mi fortaleza y me

sentaría ante el puente de mando mientras todo saltaba por los aires, destruido por

una gigantesca explosión termonuclear. Mi avatar moriría, y el GAME OVER

aparecería en el centro de mi visualización. Y entonces me quitaría el visor y saldría

de mi apartamento por primera vez en seis meses. Subiría al terrado en ascensor. O tal

vez, por qué no, iría por la escalera. Para hacer un poco de ejercicio.

En el terrado del edificio había un pequeño jardín botánico. Yo no lo había

visitado nunca, pero había visto fotos y lo había admirado a través de su webcam.

Habían instalado una barrera de plexiglás transparente alrededor para que la gente no

saltara al vacío. Pero no servía de nada. Desde que yo me había instalado, tres

personas decididas lo habían logrado.

Me sentaría ahí arriba y aspiraría un rato el aire sin filtro de la ciudad, y sentiría el

www.lectulandia.com - Página 224

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!