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Ready Player One - Ernest Cline

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uniformemente por toda la superficie del planeta. Y la Llave de Jade podía

encontrarse en cualquiera de ellas, por lo que seleccioné una al azar en el mapa. Mi

anillo emitió un destello de luz cegadora y una fracción de segundo después mi avatar

ya se encontraba allí, sobre la superficie de Frobozz.

Abrí mi Diario del Grial y localicé mis notas originales sobre la manera de

resolver el juego de Zork. Después abrí un mapa del campo de juego y lo dejé en una

esquina de mi visualizador.

Alcé la vista al cielo y no vi señal alguna de los sixers, lo que no quería decir que

no hubieran llegado ya. Sorrento y sus secuaces, probablemente, se habrían

teletransportado a otro de los campos de juego. Todo el mundo sabía que ya habían

acampado en el Sector 7 y que esperaban el momento propicio para actuar. Tan

pronto como hubieran visto que Hache ganaba posiciones en La Tabla, habrían usado

la Tablilla de Búsqueda de Fyndoro y habrían descubierto que se encontraba en

Frobozz. Eso significaba que toda la flota sixer ya se encontraba de camino. Debía

hacerme con la llave lo antes posible y salir cagando leches de allí.

Miré a mi alrededor. El espacio que me rodeaba me resultaba extrañamente

conocido.

La descripción inicial del juego de Zork decía así:

OESTE DE LA CASA

Estás de pie, en un campo abierto, al oeste de una casa

blanca

con unos tablones cruzados en la puerta. Hay un pequeño

buzón.

>

Mi avatar se encontraba en ese campo abierto, al oeste de la casa blanca. La

puerta principal de la mansión victoriana tenía unos tablones cruzados que la

cerraban y a escasos metros de mí, al final del camino que conducía a la casa, había

un buzón. Un bosque espeso rodeaba la construcción y más allá de él se adivinaban

los picos desolados de unas montañas. Al volver la vista hacia la izquierda vi un

sendero que llevaba hacia el norte, exactamente donde yo esperaba encontrarlo.

Corriendo, rodeé la casa hasta su parte trasera, donde encontré una ventana mal

cerrada. La abrí y me colé. Como esperaba, había entrado por la cocina. En el centro

de aquel espacio había una mesa de madera y sobre ella reposaba un saco marrón,

alargado, y una botella de agua. A un lado había una chimenea y una escalera que

conducía al desván. Un distribuidor, situado a la izquierda, conducía al salón. Igual

que en el juego.

Pero en la cocina había otras cosas que no se mencionaban en la descripción

www.lectulandia.com - Página 215

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