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Ready Player One - Ernest Cline

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volvería a la normalidad. Volvería a encontrarme en un entorno conocido. Me sentiría

a salvo.

Paré un autotaxi e introduje mi nueva dirección en la pantalla táctil. La voz

sintetizada del ordenador de a bordo me informó de que el trayecto tenía una

duración estimada de treinta y dos minutos según las condiciones de tráfico del

momento. Durante el trayecto, observé las oscuras calles de la ciudad. Todavía me

sentía algo mareado e inquieto. Miraba el taxímetro una y otra vez para ver cuánto

faltaba para llegar. Finalmente, el vehículo se detuvo frente el edificio de mi nuevo

apartamento, un monolito de color pizarra situado a orillas del Scioto, muy cerca del

gueto de Twin Rivers. Me fijé en el logotipo descolorido de la fachada, que indicaba

que aquello había sido un hotel Hilton.

Pagué la tarifa marcada y me bajé del taxi. Eché un último vistazo a mi alrededor,

aspiré hondo y, cargado con la mochila, entré en el vestíbulo. Accedí a la cabina de

control, donde me escanearon las huellas dactilares y los patrones de retina. Mi

nombre nuevo apareció iluminado, en el monitor. Una luz verde se encendió, la

puerta de la cabina se abrió y pude dirigirme a los ascensores.

Mi apartamento se encontraba en la planta cuarenta y dos, era el número 4211.

Para abrir la puerta había que pasar otro control de retina. Finalmente, la puerta se

desbloqueó y las luces interiores se encendieron automáticamente. No había muebles

en aquella habitación cúbica, que tenía una sola ventana. Entré y pasé el seguro. Me

juré que no saldría de allí hasta que hubiera culminado mi misión. Abandonaría el

mundo real hasta que encontrara el Huevo.

www.lectulandia.com - Página 157

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