18.03.2020 Views

Ready Player One - Ernest Cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

donde las pocas personas que puedan permitirse la cuota de admisión no gozarán de

un solo resquicio de libertad.»

Ya había tenido bastante de la charlatanería de aquel capullo. No podía más.

—Está bien —le dije—. Cuente conmigo. Fícheme. O como digan ustedes. Delo

por hecho. —Sorrento se mostró sorprendido. Aquélla no era la respuesta que

esperaba oír. Me dedicó una amplia sonrisa y estaba a punto de estrecharme la mano

cuando corté su acción en seco—. Pero pongo tres pequeñas condiciones —añadí—.

La primera es que quiero una paga extra de cincuenta millones de dólares cuando

encuentre el Huevo y os lo entregue. No veinticinco. ¿Es factible?

Sorrento no lo dudó ni un momento.

—Hecho. ¿Cuáles son las otras condiciones?

—No quiero ser el segundo de nadie —proseguí—. Quiero ocupar su puesto,

Sorrento. Quiero estar al mando de todo. Jefe de Operaciones. El Número Uno. Ah, y

quiero que todo el mundo me llame el Número Uno. ¿Es factible?

Era como si mi boca se moviera con independencia de mi mente. No podía

evitarlo.

La sonrisa de Sorrento se esfumó.

—¿Y qué más?

—No quiero trabajar con usted. —Lo apunté con el dedo—. Me da asco. Pero si

sus superiores están dispuestos a despedirlo y a ofrecerme su cargo, entonces acepto.

Firmo ya.

Silencio. El rostro de Sorrento era una máscara impenetrable. Probablemente, el

software de reconocimiento facial suprimía ciertas emociones, como la ira y la rabia.

—¿Podría verificarlo con sus jefes y hacerme saber si aceptan mis propuestas? —

le pregunté—. ¿O tal vez nos están monitorizando en este mismo momento? Sí,

seguro que sí. —Saludé a las cámaras invisibles—. Hola, chicos. ¿Qué me decís?

Se hizo un largo silencio durante el que Sorrento se limitó a mirarme fijamente.

—Pues claro que nos están monitorizando —contestó al fin—. Y acaban de

informarme de que están dispuestos a aceptar tus demandas.

No parecía ni mínimamente afectado.

—¿En serio? —dije—. ¡Genial! ¿Cuándo empiezo? Y, lo más importante de todo,

¿cuándo se va usted?

—Inmediatamente —respondió—. La empresa preparará su contrato y lo enviará

a su abogado para que dé el visto bueno. Entonces nosotros…, ellos lo traerán hasta

aquí, hasta Columbus, para que firme y cierre el trato. —Se puso en pie—. Con esto

damos por finalizada…

—De hecho… —levanté la mano para interrumpirlo de nuevo—. He pasado los

últimos segundos pensándolo mejor y he decidido que no, que no voy a aceptar su

oferta. Creo que prefiero encontrar el Huevo yo solo. Gracias. —Me levanté—. Tú y

www.lectulandia.com - Página 134

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!