18.03.2020 Views

Ready Player One - Ernest Cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Bien. Yo he tomado la misma precaución. Por desgracia, varios de los gunters

que frecuentan El Sótano saben que tanto tú como yo asistimos a clase en Ludus, por

lo que es posible que aten cabos. Me preocupa uno en concreto…

El pánico se apoderó de mí.

—¿I-rOk?

Hache asintió.

—No ha dejado de llamarme desde que tu nombre apareció en La Tabla para

preguntarme qué sé del tema. Yo me he hecho el tonto y al parecer ha colado. Pero si

mi nombre también llega a aparecer en La Tabla, estoy seguro de que empezará a

presumir de que nos conoce. Y cuando le diga a otros gunters que tú y yo somos

alumnos de Ludus…

—¡Mierda! —solté—. Todos los gunters del simulador se acercarán hasta aquí en

busca de la Llave de Cobre.

—Exacto —corroboró Hache—. Y dentro de poco la ubicación de la tumba será

del dominio público.

Aspiré hondo.

—En ese caso, será mejor que consigas la llave antes de que suceda.

—Haré lo que pueda. —Levantó una copia del módulo de «La Tumba de los

Horrores»—. Ahora, si me disculpas, voy a releer esto. Lo he estudiado más de cien

veces hoy…

—Buena suerte, Hache —le dije—. Llámame cuando hayas franqueado la puerta.

—Si franqueo la puerta.

—Lo harás. Y cuando lo hagas, nos encontraremos en El Sótano y hablaremos.

—De acuerdo, amigo.

Se despidió de mí con la mano y estaba a punto de poner fin a la llamada cuando

quise añadir algo.

—Eh, Hache.

—¿Sí?

—Tal vez te convenga desengrasar un poco tus dotes para las justas —le dije—.

Ya sabes. Entre este momento y la medianoche.

Él pareció desconcertado un momento, pero luego comprendió y me sonrió.

—Te sigo. Gracias, tío.

—Buena suerte.

La ventana de vídeo se apagó y yo me pregunté cómo haríamos Hache y yo para

seguir siendo amigos ante todo lo que teníamos por delante. Ninguno de los dos

quería formar equipo con el otro, por lo que a partir de ese momento pasábamos a ser

competidores. ¿Lamentaría en el futuro haberle ayudado ese día? ¿O me arrepentiría

de haberlo conducido, imprudentemente, hasta el escondite de la Llave de Cobre?

Ahuyenté aquellas ideas y abrí el e-mail de Art3mis. Era un anticuado mensaje de

www.lectulandia.com - Página 119

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!