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Ready Player One - Ernest Cline

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Me encontré de pie, frente a una máquina arcade antigua, de las de salón

recreativo, jugando a Galaga.

La partida ya estaba empezada. Yo tenía naves dobles y 41.780 puntos. Bajé la

vista y vi que tenía las manos sobre los mandos. Tras unos segundos de

desorientación, empecé a jugar consciente de lo que hacía y moví el joystick a la

izquierda justo a tiempo para evitar que eliminaran una de mis naves.

Sin apartar del todo la vista del juego, intenté averiguar dónde me encontraba, qué

era lo que me rodeaba. Con mi visión periférica logré distinguir un juego de Dig Dug

a mi izquierda y una máquina de Zaxxon a mi derecha. De más atrás llegaba la

cacofonía de un combate digital que provenía de un montón de máquinas de

videojuegos antiguos. Entonces, entre una oleada de atacantes y otra en mi partida de

Galaga, la pantalla se volvió negra y pude ver mi reflejo en ella. El rostro que me

miraba no era el de mi avatar, sino el de Matthew Broderick. Un Matthew Broderick

jovencísimo que todavía no había actuado en Todo en un día ni en Lady Halcón.

Y entonces supe dónde estaba.

Y quién era.

Era David Lightman, el personaje interpretado por Matthew Broderick en el

largometraje Juegos de guerra. Y aquélla era la primera escena de la película.

Y yo estaba dentro de ella.

Miré fugazmente a mi alrededor y vi una réplica detallada de Grand Palace 20,

aquella mezcla de salón recreativo y pizzería que aparece en la película. Había

muchos jóvenes con peinados de los ochenta que se arremolinaban en torno a las

máquinas de marcianitos. Otros estaban sentados en reservados, comían pizza y

bebían refrescos. En una jukebox que había en una esquina sonaba, a todo volumen,

Video Fever, de los Beepers. Todo era idéntico y sonaba exactamente como en la

película. Halliday había copiado hasta el último detalle y lo había recreado como

simulación interactiva.

Mierda.

Me había pasado años imaginando qué retos me aguardarían en el interior de la

Primera Puerta, pero jamás había imaginado algo así. Aunque debería haberlo hecho.

Juegos de guerra fue, y siguió siendo durante toda su vida, una de las películas

favoritas de Halliday. Precisamente por eso yo la había visto más de treinta veces.

Bueno, por eso y porque era absolutamente genial, con aquel hacker adolescente de la

vieja escuela como protagonista. Al parecer, mi investigación estaba a punto de

resultarme útil.

En ese momento oí un pitido electrónico sostenido. Parecía proceder del bolsillo

derecho de los vaqueros que llevaba. Sin soltar el joystick que manejaba con la mano

www.lectulandia.com - Página 104

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