Mónica Bruder entrevista - Volví de la guerra con la mente en blanco (entrevista a Edgardo Esteban)

MÓNICA L. BRUDER
Volví de la guerra
Entrevista a Edgardo Esteban

“Al señalar que el cuento es afecto,
se incluyen tanto los afectos positivos
como los negativos. Siguiendo
las líneas de investigación actuales
de la psicología salugénica, centrada
en la salud y no en la enfermedad,
se considera que el final positivo
le permite al sujeto creador de
ese cuento conectarse con los aspectos
más saludables de su persona.”

Entrevista a Edgardo Esteban: 19- 07-07
Entrevistadora: ¿Cuándo te diste cuenta que necesitaste escribir?
Edgardo: Volví de la guerra con la mente en blanco sin proyectos sin
futuro. Encima caí con hepatitis. Necesitaba transitar la vida normal.
Volví en junio. En agosto empecé a trabajar y a estudiar fotografía y en
marzo empecé en periodismo.
En segundo año del círculo de la prensa sentía que era un gran seductor
pero también un gran perdedor.
Estaba muy desequilibrado. Cuando me deja una novia se me acabó… en
el 84; tenía tal angustia, estaba obsesionado. Me rechazaba: empiezo
terapia individual.
Entrevistadora: ¿Te sirvió esa terapia?
Edgardo: Sí era un tipo de técnicas especiales, un tipo de laboratorio.
Era una terapia de hipnosis. En esa época, perdía todo, no construía
nada.
Ahí lloré la muerte de mi papá. por primera vez. Mi papá murió en forma
abrupta, lo mataron, en la puerta de mi casa cuando yo tenía 9 años. Esta
terapia fue un puente para lo otro. Después empecé a estudiar teatro
me comprometía mucho con mi memoria emotiva. En el 84 me voy a
vivir solo. Vida de soltero… Nunca quise volver a mi casa. Me llevaba mal
con el marido de mi mamá.
Siempre generaba perdidas conflictos.
En el 91 ayudo a un amigo que se quiso suicidar. En esa época, no era
violento pero sacudía.
El psiquiatra de mi amigo es el siguiente terapeuta con quien hago
terapia individual y grupal. Se trabajó mucho con la alegoría de la
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Caverna de Platón.
Con la terapia grupal veo que no puedo tocar el tema de Malvinas.
Escribiendo era un desastre, tenía mucha falta de ortografías, me daba
vergüenza esto.
Entrevistadora: ¿Usaste algún tipo de escritura, cartas, diarios, antes?
Edgardo: Apenas vuelvo de Malvinas ya había escrito poesías, una esta
en la solapa del libro se llama: La muerte. Esta escritura la hice en el 83.
No era bueno.
Entrevistadora: ¿Escribiste espontáneamente para vos sólo?
Edgardo: En Malvinas escribí un diario, quería dejar testimonio, era algo
histórico.
Entrevistadora: ¿Cómo era el registro de ese diario?
Edgardo: Escribía lo que sentía desde adentro. La muerte de mi papá me
sigue, ahora estoy con ese libro. En Malvinas escribía. Me sacaron todo
pero la historia la tenía acá (señala su cuerpo), guardada.
Después de la muerte de mi papa me encerré mucho en mis
pensamientos, parecía un autista. Tenía siempre la ilusión de volver a
Malvinas.
Tengo guardada las cartas que la mandé a mi mama, también las cartas
son testimonio o
Entrevistadora: ¿Cómo y cuándo empezaste con el libro?
Edgardo: Con respecto al libro, yo escribía con un grabadorcito, grabé
en el sur en la playa durante 17 meses, siempre sobre mi propia guerra,
las Malvinas humana
Mostré algunos apuntes antes de terminar el libro y me dijeron que
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había publicarlo
Entrevistadora: Final del libro.
¿Cómo escribiste el último capítulo?
Edgardo: Después de dos semanas no sabía que escribir hasta que un
día me levanté a las dos de la mañana .y empecé a escribir sin parar,
cerraba los ojos y escribía desde el alma, desde el corazón.
Entrevistadora: ¿Cómo te parece que es el final de tu libro?
Edgardo: Los fantasmas los alejo la más que puedo, pero yo lo que digo
en relación a la película de Virginia Wolf Las horas: ella decide irse de
su casa se va en un tren y lo pierde. Viene el marido, la convence que
vuelva a la casa y ella dice una frase que marca desde que lugar para
tener paz uno debe enfrentarse a la vida. Ella vuelve a su casa y se
termina suicidando.
Yo tomé el tren… no volví a mi casa…
Lo fundamental como eje es el miedo, yo remarco ese miedo en el libro,
yo tuve muchos fantasmas que tuve que enfrentar
Entrevistadora: ¿Después de terminar ese último capítulo que fue el
final y que te conectó con la vida te sentiste aliviado después de esa
escritura? ¿Pudiste separarte de los fantasmas?
Edgardo: Cuando terminé el libro yo no estaba en terapia, me había
borrado, y me vuelvo a re-encontrar con mi terapeuta en un café lo leyó,
y me dijo: te tengo que dar el alta…
Tenía que salir de la caverna
Entrevistadora: ¿Empezaste tu viaje con la escritura?
Edgardo: Y sí, empecé mi viaje con la escritura. Dejé de hacer terapia
durante siete años después del libro, hasta que vuelvo a Malvinas en el
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99 como periodista, y creo que esto es muy importante para tu trabajo
de investigación.
Todos dicen en ese momento: Mirá que interesante este chico es
periodista y ex – combatiente. Muy ingenuamente yo pensé que iba a
hacer una nota, pero por otro lado se me abrieron todas las heridas,
todas, era una angustia, tuve pánico, cuando quise ir a comer me
quisieron agarrar a trompadas, todo esto está escrito en el libro, me fui
al hotel, y me puteaban los kelpers, me tiraban piedras en el techo, me
fui a dormir al baño, cuando volví reflexioné que era como que estaba
en el pozo de zorros esperando las bombas. Y ahí empecé a escribir la
2º parte, no paraba de escribir.
El libro tiene dos partes, esta 2º parte se llama Malvinas el diario del
regreso.
Entrevistadora: ¿El título Iluminados por el fuego se lo pusiste vos?
Edgardo: El título se lo robé a Cortázar.
Entrevistadora: ¿Por qué le pusiste Iluminados por el Fuego?
Edgardo: Cuando uno quiere poner un título sabe que junta muchos
títulos: Alerta roja, Bajo bandera, y cuando leí el cuento de Cortázar me
encantó eso de Iluminadas por el fuego. Es Iluminados porque ahí sos
Rambo, sos el héroe.
Entrevistadora: ¿Volviste a terapia otra vez?
Edgardo: Después de la vuelta del 99 a Malvinas, después de siete años
empecé a hacer terapia de vuelta con la mujer de mi terapeuta anterior.
Estaba muy angustiado en esa época y decido iniciar terapia con ella.
Me puteaban por todos lados... Había sido tapa de Clarín, y el papá del
chico que había muerto en lugar mío porque me cambian la guardia, y
su hijo cae en ese momento, no me lo perdona.
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Lo veo muerto, y temblaba, y me voy a una defensa, las bombas caían,
Vallejo muere en el hospital. Eso me generó mucha angustia. Me parecía
muy injusto, nunca quise lastimar a un papá. No podía polemizar con un
padre que perdió un hijo. Es una locura.
Era buscar por donde era yo vulnerable para pegarme. Yo no hice un
libro para hablar sobre los militares. Hice un libro para hablar sobre la
cuestión problemática es mi guerra interior, yo no hablé de la guerra de
todos, yo hablé de mi guerra. Parece que movilizó mucho porque todos
quedaron muy impactados.
Algo tenía en común con los otros, a muchos les sirvió para hablar,
para denunciar lo que les pasó, las torturas que tuvieron, el estaqueo,
hay otros libros, fue un disparador que multiplicó por mil el tema de
Malvinas.
Entrevistadora:¿Antes de la escritura de Iluminados pro el fuego si
tenías algún síntoma físico que después de terminada la escritura
diminuyeron o desaparecieron?
Edgardo: Siempre tuve problemas con el sueño desde chico.
Lo que tenía antes era una angustia que antes aparecía mucho y ahora
aparece cada tanto, la angustia al amanecer, la angustia a la muerte,
hace mucho que no me aparece.
Cuando volví a Malvinas apareció otra vez. Cuando aparece el tema de
la muerte me puedo angustiar. El embarazo de mi mujer fue el juego
entre la vida y la muerte
Siempre que estuve con los libros hubo un embarazo.
Cuando María quedó embarazada coinciden los embarazos con la
escritura del libro.
Camila y Malena
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Con la película vino mi hijo Facundo.
Todavía sigue vivo
Entrevistadora: ¿Qué cosa sigue vivo?
Edgardo: El libro.
Entrevistadora: Este es un testimonio de vida como el diario de Anna
Frank, siguen vivos para siempre.
Cuando se parte de situaciones altamente traumáticas terminan
haciendo principalmente muy bien a la vida del escritor.
Edgardo: Estaba con el tema de la vida y la muerte y los nacimientos de
mis hijos.
En la película es clave el personaje de Virginia Innocenti todas las mujeres
se sienten identificadas con el acto de violencia, de destrucción, de
alcoholismo, y el afecto de contención de mi familia fue fundamental,
yo a partir de la escritura del libro dejé de generar pérdidas, hasta ese
momento negro yo vivía generando muerte.
Yo tenía antes que sufrir, era un gran seductor, me enamoraba
perdidamente, y después estaba angustiado, como si estaba en guerra
yo tenía una guerra constante, mi clima hasta ese momento era de
angustia constante, que la vuelvo a tener cuando vuelvo a Malvinas, en
el 99 y ahora en febrero, podría haber vuelto pero no quise porque ne
genera una angustia, que tiene que ver con esa sensación de muerte
de guerra, como por otro lado yo siento que ahora hago por la vida,
ahora hago un programa de radio y tengo prohibido hablar de Malvinas,
necesito encausarme como en el 83 me encaucé estudiando fotografía, o
haciendo periodismo que fue como una terapia, o hacer teatro ahora ya
está, no es que voy a dejar de hablar, pero en mi vida normal en mi casa,
yo vivo como le dije a una mujer que perdió a un hijo en Cromagnon,.
En mi casa cuando en un acto vi a un padre vestido con su hijo de miliar,
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volví mi casa y saqué todo lo de Malvinas, ahora tengo cuadros, fotos, nada
que tenga que ver con lo militar.
Mis hijos no pueden crecer así.
No es un tema familiar hoy, mis hijos son felices. Mercedes Blanco pierde a
su hijo Lautaro en Cromagnon, y ella va al recital de Cromagnon al 1º recital
después de la tragedia y ella me dice en una nota, ¿por qué vas?
Yo voy a ver el recital que mi hijo no pudo terminar de ver.
Es un homenaje a él y él se lo merecía.
Con esto le dije muy conmocionado: Mercedes con esto dejás de ser
sobreviviente y vas a empezar a vivir.
Como el tema de AMIA, yo no soy sobreviviente, yo quiero vivir la vida.
No quiero la guerra, las guerras son una mierda. Yo creo que en la paz.
Entrevistadora: ¿La escritura la usás como un registro, en general o cuando
sentís algo en especial?
Edgardo: Yo cuando estoy angustiado, escribo, a la madrugada, cuando sea.
Ahora controlo mis anticuerpos.
Escribo, si estoy en la noche con alguna crisis escribo, escribo lo que siento, es
desahogo.
En este último viaje también escribí. Pero nada de Malvinas.
Entrevistadora: ¿Es decir escribiste todo conectado con la vida?
Edgardo: Sí
Entrevistadora: ¿Cuándo escribís esas sensaciones en momentos de angustia
o insomnio sentís alguna diferencia?
Edgardo: Siento que soy prudente, sin embargo con respecto a Malvinas me
siento cien por cien curado.
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Ya está cicatrizado.
Creo que son mecanismos. Estoy siempre alerta. En Malvinas por ejemplo
busqué a Dios aunque no creo en la Iglesia.
La escritura es una cosa que siempre está ahí. Ahora tengo mi libro nuevo.
Tengo siempre mi computadora.
Ahora dejé de escribir porque tengo que cerrar todo lo que era Malvinas.
Se cumplió un ciclo.
Ahora empieza una etapa nueva es esto (alusión a esta entrevista); empiezo
también ahora a dictar unos cursos de motivación. Como de la tragedia se
puede construir.
Entrevistadora: ¿Cómo fue ese pasaje del libro a la película?
Edgardo: Me llaman dos directores, pero no fueron los que la filmaron.
Un día le doy el libro a León Gieco y me dice este libro es para una película.
En esos días, mi mamá se tenía que hacer una biopsia, años más tarde muere
de cáncer, y llego tarde a la cita con León.
En ese encuentro le digo que si se hace la película, él tendría que hacer la
música.
Eso era junio- julio.
Conozco a Tristán Bauer.en el 97. Pasan dos años,
Mi mamá muere en marzo del 2001.
La acompañé a hacerse el tratamiento. Me dicen que le quedaban seis mese de
vida. Todos pensaron que me iba a quebrar.
Fueron seis meses maravillosos. Me pude despedir.
A diferencia de lo que me pasó con mi papá.
Me pidió permiso para morirse: Hijo me quiero ir. Ya estoy cansada.
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En el 2000 a Tristán le impacta Iluminados y se decide finalmente la filmación.
Entrevistadora: ¿Podrías pensar esta escritura: Iluminados como un cuento?
Edgardo: Gabriel García Márquez dice que la historia no es lo que uno ha vivido
sino lo que recuerda para contarlo.
Después de diez años yo conté lo que recordaba.
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Doctora Mónica Bruder (Ph.D)
Dra. en Psicología
Buenos Aires, Argentina