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1 El Rio

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El Río

Revista de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.

Año i, núm. 1, marzo-junio de 2008

Feria del Libro

Netzahualcóyotl

Un mexicano

liberal

Vivencias en el

Río Colorado

La Sociedad

de Historia

El antiguo

Palacio Municipal


Índice

El Río

Editorial 1

Fecha de fundación de las principales

ciudades de Baja California 2

El antiguo Palacio Municipal

de Mexicali 3

Feria del Libro Netzahualcoyotl 11

Un mexicano liberal 15

Vivencias del Río Colorado 18

La Sociedad de Historia 25

Revista de la Sociedad de Historia Centenario de

Mexicali, A.C.

Año I, núm. 1, marzo-junio de 2008

Mexicali, Baja California, México

Mesa directiva 2007-2008

Benjamín Rentaría Camino, presidente

Malbina Magdalena Robles Robles, vicepresidenta

Beatriz Eugenio Romo Valdez, secretaria

Blanca Margarita Quiroz Miranda, prosecretaria

Jesús Daniel Medina Soberanes, tesorero

Eduardo Andrade Cisneros, protesorero

Presidenta honoraria vitalicia

Yolanda Sánchez Ogás

Revista El Río

Coordinador y diseñador de este número: Rubén Castro Bojórquez

Elaborada en CESU-UABC

Captura: Catalina Rojas Monzón y Ana Isabel León González

Digitalización y apoyo tipográfico: Lydia Coronel Yáñez

Revisión: Luz Mercedes López Barrera

Apoyo logístico: María Teresa Ponce León

Libros, reseñas, comentarios... 28

Páginas de historia

Casilleros de historia

contraportada

Nota: Se aceptan colaboraciones de artículos

de historia regional, de preferencia con

ilustraciones.

Dirigirlas a: cesu@uabc.mx


Editorial

La Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.

nace de un diplomado organizado por la Cámara Nacional

de Comercio de Mexicali, el Comité Organizador del

Centenario y la Universidad Autónoma de Baja California,

enmarcado por la conmemoración del primer centenario de

Mexicali (1903- 2003); dicho diplomado fue impartido por la

profesora Yolanda Sánchez Ogás.

La Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.

está conformada por un grupo de personas entusiastas por la

historia pero, sobre todo, interesadas en la historia regional:

gente que ama profundamente su región y lo ha manifestado

a través de la publicación de reseñas, crónicas, rescate de

testimonios orales, artículos en revistas y libros, y ello les

ha hecho adentrarse en conocer su entorno, en buscar sus

raíces, su origen, de saber cómo fueron sus antepasados,

qué hicieron, qué nos legaron y, por supuesto, qué historia

estamos dejando.

Este grupo se ha dedicado a estudiar en todas sus formas los

aconteceres que se dieron y que se están dando en nuestra

región y, muy puntualmente, en la ciudad de Mexicali, su

valle y San Felipe.

La Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.

sesiona regularmente una vez a la semana. Entre las acciones

que realiza está consolidando una más: la edición de esta

revista de carácter histórico que difundirá la historia de la

región. Es una revista motivante para que guste la Historia

a nuestra gente; es también una plataforma de discusión y

análisis de temas históricos que nos lleven a unir criterios

entre historiadores en bien de la verdad histórica que tanto

hace falta.

La historia es una ciencia social crítica, pero, además,

apasionante. ¡Hagamos Historia!

Benjamín Rentería Camino

1


Fechas de fundación de las principales ciudades de Baja California

Ensenada: 15 de mayo de 1882.

Rosarito: 14 de mayo de 1885.

Tecate: 2 de abril de 1888.

Tijuana: 11 de julio de 1889.

Los Algodones: 17 de julio de 1894.

Mexicali: 14 de marzo de 1903.

2


El Antiguo

Palacio Municipal

de Mexicali

RESEÑA HISTÓRICA

Rubén Castro Bojórquez

El 9 de febrero de 2004 la Escuela de Artes de la

Universidad Autónoma de Baja California (UABC) iniciaba

su segundo semestre de vida, en una nueva sede. Una

placa conmemorativa más se colocaba en el vestíbulo del

antiguo edificio del Palacio Municipal de Mexicali. Ese día

la Universidad se vestía de gala, recibía al gobernador del

estado, licenciado Eugenio Elorduy Walther, acompañado

por el presidente municipal, licenciado Jaime Díaz Ochoa

y el secretario de Educación y Bienestar Social del Estado,

licenciado Gabriel Posada Gallegos, quienes eran recibidos

por los anfitriones: doctor Alejandro Mungaray Lagarda,

rector de la Universidad, doctor Leonel Cota Araiza,

presidente de la Junta de Gobierno de la Universidad y el

licenciado Luis Hirales Pérez, director de la naciente Escuela

de Artes, además de alumnos y maestros de la institución.

El propósito fue inaugurar el edificio apenas remozado.

Una vez cortado el listón, simbolismo que daba por

inaugurado el edificio, los visitantes y anfitriones recorrieron

las diferentes áreas del inmueble. Pasillos, pisos, paredes

y plafones observaban a los nuevos ocupantes. El edificio

construido entre 1924 y 1925 e inaugurado el primero de julio

de ese último año, estaba próximo a cumplir los ochenta y

tres años de vida y recibía una vez más nuevos inquilinos.

Vale la pena relatar la historia de uno de los edificios más

significativos de la vida de la joven capital del estado de Baja

California: Mexicali, ciudad que nació en los albores del siglo

XX, gracias a las aguas del río Colorado utilizadas para regar

las tierras del Valle Imperial, llamado así por los promotores

estadunidenses que idearon, financiaron y construyeron la

magna obra. Al requerir trabajadores para abrir canales y

preparar la tierra para riego, los inversionistas convocaron

a quienes desearan trabajo para que se trasladaran a esta

región. A fines de 1900 empezarían a llegar migrantes de

todos los confines del distrito: Ensenada, Algodones, el

Álamo, Santo Tomás, Real del Castillo y otros poblados

donde el trabajo era escaso.

Rápidamente se empieza a poblar lo que a la postre sería

Mexicali. En 1902 el juez de paz de los Algodones nombra

policía a don Urbano Vázquez: primera autoridad del

incipiente poblado.

El 14 de marzo de 1903, el jefe político, general Celso

Vega nombra juez de paz a don Manuel Vizcarra. El censo

poblacional celebrado en 1904 definió que el poblado contaba

con 397 habitantes.

En 1905, Mexicali se eleva al nivel de subprefectura y en

1906 casi desaparece el pequeño poblado por una inundación

causada por las aguas del río Colorado; los escasos habitantes

se refugian en la vecina población de Caléxico, California,

EUA, misma que fue protegida de la inundación.

En 1907 se reinicia el poblamiento de Mexicali. En el

censo de 1910 contaba con 462 habitantes.

En 1914, Baltazar Avilés, jefe político del Distrito Norte

de Baja California, decreta la creación del Municipio Libre de

Mexicali y el 4 de noviembre de ese año convoca a elecciones,

resultando electo como primer presidente municipal el señor

Francisco Montejano. Este ayuntamiento tuvo su sede en un

edificio anexo a la Aduana Local, al cual se le denominaba

“La Casona”. Ahí funcionó hasta el primero de julio de 1925,

fecha en que fue inaugurado el nuevo palacio del gobierno

municipal, el cual contó para su construcción con el decidido

3


Edificio de la subprefectura del Distrito

Norte construido aproximadamente en 1911,

y ya desaparecido, donde despachó la propia

subprefectura establecida en 1904 y el H.

Ayuntamiento de Mexicali en su primera etapa

de 1915 a 1925. Se encontraba ubicado en la

manzana que conforman las calles: Madero,

Cristóbal Colón, Azueta y Ayuntamiento.

Antiguo Palacio Municipal. Después de que

desapareciera el municipio libre en 1928, por

instrucciones del gobernador del distrito,

general Abelardo L. Rodríguez, en este edificio

funcionaron de 1929 a 1954 diversas oficinas

del gobierno del distrito y del territorio

norte de Baja California, principalmente los

juzgados de justicia, el Ministerio Público y la

Comandancia de Policía por lo que se le conocía

como Palacio de Justicia.

El primero de marzo de 1954 dio inicio el

H. I Ayuntamiento de Mexicali, en la etapa

donde Baja California ya era estado libre y

soberano. El primer presidente municipal

Rodolfo Escamilla Soto encontró en pésimas

condiciones el antiguo Palacio Municipal, por

lo que se tuvo que acondicionar para poder

ocuparlo.

4


El antiguo Palacio Municipal donde

despacharon las administraciones municipales

de 1954 a 1983.

En 1925 se construyó el edificio para bomberos

en un terreno anexo al antiguo Palacio

Municipal. Aquí se observa el edificio recién

inaugurado.

El antiguo edificio de Bomberos construido en

1925 se desocupó en 1982. De 1984 a 2003 lo

ocuparon los juzgados federales y a partir de

este último año, la Escuela de Artes de la UABC.

Aquí se observa en 2007, totalmente remozado.

5


El antiguo Palacio Municipal inaugurado el primero de julio de 1925, luce aquí toda su belleza y majestuosidad.

Ubicado en avenida Reforma y calle Peritus.

apoyo de don Ramón Pesqueira, presidente municipal en el

año de 1924, y del general Abelardo L. Rodríguez, gobernador

del Distrito Norte de Baja California. Inaugurar el edificio

le correspondió al señor Federico Palacio, presidente del

Consejo Municipal en el año de 1925.

En ese flamante edificio despacharon sólo cuatro

ayuntamientos durante cuatro años, 1925 (Consejo

Municipal), 1926, 1927 y 1928 (Consejo Municipal), ya que

al finalizar este último año el gobernador general Abelardo

L. Rodríguez desaparece el municipio libre y lo sustituye por

delegaciones del gobierno del distrito en Tijuana y Ensenada

y en Mexicali el gobierno del distrito asume las funciones

que realizaba el ayuntamiento. Para ese año de 1925 el

poblado de Mexicali ya contaba con aproximadamente 15

mil habitantes.

Anexo al edificio principal se construyó, también en 1925,

el cuartel de bomberos, edificio de dos pisos que destinó la

planta baja para guardar los camiones de bomberos y la

planta alta para instalar los dormitorios y áreas de juego

para los bomberos.

El edificio del Palacio Municipal, prácticamente nuevo,

se destinó de 1929 a 1953 para diferentes oficinas del

gobierno del distrito, primero, y del territorio, después,

pero principalmente para oficinas de justicia, motivo que

ocasionó que se le conociera como Palacio de Justicia.

El edificio comprendía dos plantas: la principal y un

semisótano. La planta principal se desarrolló con una

altura de aproximadamente cinco metros, lo que le daba

un ambiente de majestuosidad a través del ingreso por una

escalinata que lleva a un vestíbulo amplio que se bifurca en

un pasillo espacioso hacia la derecha y hacia la izquierda.

A la derecha del vestíbulo se ubicaba la presidencia

municipal y a la izquierda, las oficinas de Tesorería y

Recaudación de Rentas. Al fondo, y con frente al pasillo, se

encontraba el acceso a las dependencias de Oficialía Mayor,

Obras Públicas, Departamento de Personal y Contaduría.

En la planta baja, que era un semisótano, se ubicó a la

Comandancia de Policía y al Ministerio Público.

El edificio, con su bella fachada y sobrio conjunto,

correspondía con el estilo arquitectónico que en esos años,

6


El actual Palacio Municipal, inaugurado el 31 de mayo de 1983, luce adornado por las Fiestas Patrias de 2007. Se encuentra ubicado

en el Centro Cívico y Comercial de Mexicali.

principios del siglo xx, se desarrollaba en Estados Unidos.

La construcción era prácticamente toda de concreto

armado: cimentaciones, muros y losas. Entre los acabados

sobresalían los aplanados de yeso y los pisos de madera.

El uso del edificio por parte del gobierno del distrito,

primeramente, y luego del territorio duró de 1929 hasta

1954, año en que le fue entregado, el primero de marzo, al

primer Ayuntamiento de Mexicali, ya como estado libre y

soberano de Baja California.

El primer presidente municipal don Rodolfo Escamilla

Soto comentaría años después que el edificio le fue

entregado en pésimas condiciones, por lo que no se podía

usar y tuvieron que obtener dinero a crédito para arreglarlo.

Mientras esto sucedía funcionaron unas cuantas semanas en

la Sala de Juntas del edificio de la Cámara de Comercio que

se encontraba a pocos metros del Palacio Municipal.

Las dependencias judiciales que funcionaban en él se

cambiaron a la planta baja del Hotel Bahía, donde duraron

como tres años, mientras se construía un edificio para albergar

a todas las dependencias del ramo; éste se construyó durante

1957 como un edificio anexo al Palacio de Gobierno Estatal.

De marzo de 1954 a mayo de 1983, despacharon en este

palacio las administraciones de Rodolfo Escamilla Soto

(1953-1956); Raúl Tiznado Aguilar (1956-1959); Joaquín

Ramírez Arballo (primero de diciembre de 1959 al 12 de

febrero de 1960); doctor Federico Martínez Manatou (13 de

febrero de 1960 al 30 de noviembre de 1962); ingeniero Carlos

Rubio Parra (1962-1965); José María Rodríguez Mérida

(1965-1968); Francisco Gallego Monge (Consejo Municipal,

primero de diciembre de 1965 al 13 de enero de 1970); doctor

Arcandio Chacón Mendoza (Consejo Municipal, 13 de enero

de 1970 al 30 de noviembre de 1970); Eduardo Martínez

Palomera (1970-1971); ingeniero Roberto Mazón Noriega

(1971-1974); Armando Gallego Moreno (1974-1977); Ernesto

García Martínez (31 de octubre de 1977 al 30 de noviembre

de 1977); Francisco Santana Peralta (1977-1980); Eduardo

Martínez Palomera (1980-1983).

A este último presidente municipal le tocó construir el

nuevo Palacio Municipal. Aprovechó la oportunidad que

se presentó en 1981 cuando el gobierno estatal decidió

7


Edificio del Poder Judicial Federal. En 2003

las oficinas del Poder Judicial Federal que

ocupaban el antiguo Palacio Municipal lo

abandonan y se trasladan a este edificio

construido especialmente para ellas. Se ubica

en la calle del Hospital en el Centro Cívico y

Comercial de Mexicali.

Museo Universitario, ubicado en la avenida

Reforma y calle “L” de la colonia Nueva

de Mexicali. En 1984 el gobierno del estado

de Baja California hace entrega del Museo

Regional de Baja California a la UABC, en pago

por el préstamo del antiguo Palacio Municipal

que ésta le hiciera por casi veinte años. En

el terreno del Museo funcionaron primero

el Boliche de Mexicali (1957-1967), después

las oficinas de Bienes Raíces del Estado

(1967-1977), posteriormente, las oficinas de

Recaudación de Rentas del Estado y Catastro

(1971-1977), el Museo Regional (1977-1984) y

el Museo Universitario desde 1984 a la fecha.

1981. Edificio de la Escuela Preparatoria de

Mexicali.

8


El 9 de febrero de 2004 se inauguró la

remodelación del edificio del antiguo Palacio

Municipal y la apertura de clases de la Escuela

de Artes que desde esa fecha lo ocupa como su

sede. De izquierda a derecha: licenciado Gabriel

Posada Gallego, secretario de Educación

y Bienestar Social del gobierno del estado,

doctor Leonel S. Cota Araiza, presidente de la

Junta de Gobierno de la UABC; licenciado Jaime

Díaz Ochoa, presidente municipal del XVII

Ayuntamiento de Mexicali, licenciado Eugenio

Elorduy Walther, gobernador del estado, doctor

Alejandro Mungaray Lagarda, rector de la UABC

y diputado ingeniero Rueda Gómez, presidente

del Congreso del Estado.

2007. Edificio de la Escuela de Artes de la UABC,

antiguo Palacio Municipal de Mexicali.

2007. Edificio de la Escuela de Artes de la UABC,

antiguo Palacio Municipal de Mexicali.

9


construir un edificio para las dependencias paraestatales

(CESPM, Inmobiliaria del Estado, Instituto de Vivienda,

Promotora Estatal, etcétera), y para ello realizó el diseño

arquitectónico de una torre de catorce pisos y lo ubicó en la

mitad de la calle de los Héroes, entre el Palacio de Gobierno

Estatal y el Palacio Federal.

Inició la construcción que tuvo que ser suspendida en

marzo de 1982, a pocos días de la crisis financiera que sufrió

el país y la devaluación del peso frente al dólar que fue de

aproximadamente 20 a 42 pesos por dólar.

El edificio se encontraba en construcción de la estructura

de concreto armado y sólo se tenía edificada la cimentación y

dos pisos de los catorce que habían sido proyectados. Pasados

tres meses, y la construcción detenida, el presidente municipal,

Eduardo Martínez Palomera, planteó al gobernador del

estado Roberto de la Madrid, que en lugar de tener la obra

en abandono se le diera uso y se acondicionara en ella el

Palacio Municipal. Al acceder el gobernador a tal idea,

realizaron un convenio en el que el gobierno estatal entregaba

la construcción en avance de obra negra, cimentación, sótano

y dos pisos al gobierno municipal, quien a su vez en pago

entregaba el edificio del antiguo Palacio Municipal.

Eduardo Martínez Palomera contrató al arquitecto

Víctor Hermosillo para el acondicionamiento del inmueble.

El 31 de mayo de 1983 el presidente municipal,

acompañado del gobernador, inauguró la nueva sede del

Ayuntamiento de Mexicali, testificaron tal acto, síndico y

regidores del Cabildo Municipal, ex presidentes municipales

e infinidad de personajes de la vida política y empresarial

de esos años.

Vale la pena comentar que el edificio que se diseñó con 14

pisos y sólo quedó en dos, por algunos años fue llamado la

torre enana.

Al trasladarse todas las actividades municipales al nuevo

palacio ubicado en el Centro Cívico de la ciudad, el edificio

del antiguo Palacio Municipal se quedó sin uso. De nuevo

quedaba abandonado.

Coincidentemente, en 1981 la Universidad Autónoma

de Baja California desincorporó las escuelas preparatorias

para constituir la base del Colegio de Bachilleres de Baja

California, organismo que el gobierno del estado creó para

absorber la enseñanza media superior, y junto con ello a los

ocho planteles que en ese año pertenecían a la UABC: Mexicali,

Baja California, Ciudad Morelos, Guadalupe Victoria,

Nuevo León, Tijuana, Tecate y Ensenada se convirtieron en

el Cobach de Baja California.

Como los terrenos y construcciones donde se ubicaban

las escuelas preparatorias pertenecían a la UABC, ésta firmó

un convenio con el gobierno estatal para que a cambio de

dichas propiedades entregara otros terrenos, edificios y

construcciones ejecutadas por el propio gobierno estatal.

El convenio fue firmado por el arquitecto Rubén Castro

Bojórquez, rector de la UABC, y Roberto de la Madrid

Romandía, gobernador del estado de Baja California. Dentro

de los edificios entregados a la UABC se incluyó el edificio del

antiguo Palacio Municipal de Mexicali.

En 1983 se celebró el cambio de gobierno estatal tomando

posesión de la gobernatura el licenciado Xicoténcatl Leyva

Mortera, y ese mismo año también se dio el cambio de rector

de la UABC. Al inicio de la gestión del licenciado Héctor

Manuel Gallego García, debido a que la Universidad no le

había dado uso al edificio del antiguo Palacio Municipal, el

gobierno del estado se lo solicitó prestado, para ubicar en él

la sede del Poder Judicial de la Federación.

La UABC aceptó realizar el préstamo para lo cual se firmó

un convenio por tiempo indefinido en donde la Universidad

entregaba en comodato el mencionado edificio y el gobierno

del estado le entregaba en propiedad el Museo Regional

ubicado en avenida Reforma y calle “L”.

El antiguo Palacio Municipal se convertía de nuevo en

Palacio de Justicia. Así permanecería hasta el año 2003 (casi

20 años, desde 1984 hasta 2003) cuando el Poder Judicial

Federal construyó su edificio propio en el Centro Cívico y se

trasladaron a él todos los juzgados federales.

El gobierno estatal regresó al patrimonio universitario

el antiguo edificio. Una vez que se terminó la obra de

remodelación y renovación, el antiguo edificio del Palacio

Municipal de Mexicali lucía sus mejores galas para albergar a

maestros y alumnos de la Escuela de Artes de la Universidad

Autónoma de Baja California.

10


Feria del Libro Netzahualcóyotl

Malbina Robles Robles

El verbo leer no admite imperativo

Daniel Pennac

Leer y escribir son acciones de todos los días pero que

tienen diversas facetas: sociales, lingüísticas, cognitivas,

emocionales, filosóficas. La lectura y la escritura son

grandes temas de preocupación y de discusión; por ello,

hablar de la Feria del Libro Netzahualcóyotl es hablar

de un acontecimiento cultural muy importante en la

ciudad de Mexicali, es hacer remembranza de la Escuela

Netzahualcóyotl, fundada en 1919, de la avenida Durango

de Pueblo Nuevo, en Mexicali, B.C., de sus alumnos,

padres de familia, maestros, comunidad en general, es

hablar de inspiración, de trabajo, de osadía, de esperanza.

Recordar mi niñez en Cananea, Sonora, cuando tanto se

leía en las escuelas que tenían muchos libros “viejitos”. Es

recordar la primera visita a este Mexicali y recordar a mi

tía, la Profra. Loreto Marmolejo llevándome a “su” Escuela

Netzahualcóyotl, que muchos años después sería “mía”,

porque en 1963 decidí venir a Mexicali y tuve la oportunidad

de estudiar en la Escuela Superior de Pedagogía de la UABC;

vivir momentos históricos en los que todavía había gusto por

la lectura, había librerías con libros buenos y baratos que

nos prestábamos, intercambiábamos, algunos muy valiosos

que ya no volvieron a nuestras manos. Entre ellos estaba

“Recursos Naturales”, del doctor Ángel Bassols, quien me

sugirió la idea de continuar mis estudios en la UNAM. Con

la ayuda de mi mamá, me fui a la Ciudad de México. Gran

recuerdo tengo del maestro Jorge A.Vivó, que me abrió

las puertas de la UNAM y de la doctora Margarita Gómez

Palacio, maestra conocedora de la infancia quien influyó

en la motivación de mis sueños en el trabajo diario. Logré

ingresar al Colegio de Pedagogía, de la Facultad de Filosofía

y Letras. La carrera me gustó mucho, aprendí cosas que

me sirvieron para afianzar mi vocación de maestra, para

reflexionar sobre la sociedad, y mi compromiso con ella.

Estudié rodeada de libros. Me gustaba ir a las librerías (los

libros eran muy baratos). Después de diez años, regresamos al

Mexicali que tanto quiso mi mamá y al que tanto queremos.

Con un mundo de proyectos, después con la dificultad para

conseguir una plaza, me enviaron a la Escuela Miguel Hidalgo

(turno vespertino), meses después, logré en 1987, mi cambio

al matutino en la querida querida Escuela Netzahualcóyotl.

Ahí encontré alumnos inolvidables, receptivos, inteligentes,

niños lectores, escritores. Ya para entonces no había

variedad de libros en el mercado, pero en los puestos de

periódico se vendían: Hombres y Héroes, Novelas Inmortales

y Joyas de la Literatura, los tres eran ilustrados y eran los

que leían los alumnos del grupo. En las actividades de la

clase de español empezaron a escribir pequeños fragmentos

de donde resultaron tres antologías.

Con esa calidad de alumnos y la gran sensibilidad de la

comunidad escolar, solicité al Director Guillermo Anaya, y

el Presidente de la Sociedad de Padres de Familia, el señor

Julio Osuna González, su apoyo para realizar una pequeña

feria del libro para celebrar de esta manera el Día Nacional

del Libro en honor a Sor Juana Inés de la Cruz. Así, el 12

de noviembre de 1992 se realizó la Primera actividad de

este tipo en la Escuela Netzahualcóyotl. Los maestros

organizamos diferentes actividades encaminadas al fomento

de la lectura y los niños trabajaron con entusiasmo. Todo

esto con el apoyo y colaboración de la familia.

Después de hacer realidad el primer sueño, solicitamos

asesoramiento y apoyo en la Dirección General de

Publicaciones del Consejo Nacional para Cultura y las Artes

(Conaculta). Conseguimos que vinieran dos asesoras, y desde

entonces esta institución apoya con 500 carteles y 2000

11


VII Feria del Libro Netzahualcóyotl 1998.

Participación del Grupo de Teatro Nora

Granados con la obra Los Múgridos, dirigido

por el maestro Gerardo Moreno.

V Feria del Libro Netzahualcóyotl 1996.

Participación de la Biblioteca Pública Central

Estatal. Grupo de alumnos escuchando a la

cuenta cuentos Gabriela Camacho.

VIII Feria del Libro Netzahualcóyotl 1999.

Participación del Taller de Derechos Humanos.

Talleristas: Carmina y José Luis López.

12


volantes promocionales. Desde entonces la Feria del Libro

Netzahualcóyotl de Mexicali está calendarizada, con datos

de afluencia, venta, etcétera en las ferias nacionales de libros,

mismo calendario que es consultado por los libreros que

andan de feria en feria en todo el país. Esta feria ya tiene 16

ediciones ininterrumpidamente, número que la hace atractiva

a quienes participan, además habla muy bien del termómetro

cultural de nuestra ciudad. También invitamos a instituciones

locales, tanto públicas como privadas contando con el gran

apoyo y entusiasmo de la Profra. Norma Bustamante de

las Librerías Universitaria y Don Quijote, seguimos con

Mevalza, Educal, el Instituto de Cultura de Baja California

(ICBC), Instituto de la Secretaríoa de la Educación Pública

(ISEP), Huellas, Teorema, Libros Boca del Río quien con

gran entusiasmo y colaboración sigue participando, Misiones

Culturales, Capacitación y Actualiación del Magisterio, la

Normal de Educadoras Rosaura Zapata; Consejo Nacional

de Fomento Educativo (Conafe), Actividades culturales del

Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Procuraduría de

Derechos Humanos, Secretaría de Turismo, la Universidad

Autónoma de Baja California (UABC), el Instituto Nacional de

Antropología e Historia (INAH), una escuela de computación

y el Servicio Postal Mexicano (Sepomex). Todos ellos para

talleres o venta de libros. Muy importante fue la participación

de la profesora Bertha Olivia García Piña, encargada de

Cultura Postal Estatal en el Servicio Postal Mexicano en

Mexicali, a través de una cancelación postal especial efectuada

desde la segunda feria hasta la número XIV, por haberse

elevado el costo, mismo que la profesora Olivia costeara años

anteriores. La profesora Angélica Obeso de Puente, vocal

ejecutiva de Comité Municipal de Educación, hizo la primera

cancelación después de que la profesora Olivia nos ilustrara

sobre el significado e importancia de la Filatelia (otra forma

de lectura y aprendizaje). Tanto las cancelaciones y el corte

de listón las hicieron las autoridades de mayor jerarquía:

El Lic. Fernández Candia director de ISEP, los directores del

ICBC: Patrico Bayardo, Francisco Bernal, Maricela Jacobo y

Ángel Norzagaray en la XVI (2007), siendo su primer evento

en Mexicali. Y para la invalidación del matasello (clausura

del evento) lo han hecho: el Profr. Valdemar Jiménez Solis,

Álvaro Franco Director del parque (qepd), Laura Athié, entre

otros.

En la Feria se han hecho reconocimientos a distinguidos

personajes y artistas en memoria: a Eduardo Arellano,

a Jorge Arturo Freyding, a Ramón Tamayo y a Gerardo

Moreno. Ha habido presentaciones de libros: infantiles,

cuentos, poemarios, con una gran participación del ICBC.

Se han presentado exposiciones de fotografía, de inventos

(hornilla solar), pintura, y muchos más. Se suman a estas

actividades las obras de teatro: del Grupo “Nora Granados”

Los Múgridos dirigido por Gerardo Moreno (qepd); La

Cenicienta por alumnos de la Normal del Centro Universitario

de Tijuana (CUT); de la Facultad de Idiomas de la UABC; de la

Normal Nocturna del Estado para maestros de Educación

Especial, El Grupo Tramoya de Iliana Becerra, el Grupo de

Misael Casas, TUTIATRO, Teatro de Sombras, de Martha

Valenzuela, Teatro del Cetys, Teatro de Roy Armenta de

Caléxico, y otros más.

A esta lista debo agregar: Ballet Ehécatl del Estado,

el Ollin Yolistli de la UABC y de Bellas Artes, Grupos de

danza del IMSS, los coros de Jubilados de Sindicato Nacional

de Trabajadores del Estado (SNTE) secciones 2 y 37, del

IMSS, Grupo de Danza de diferentes escuelas primarias,

secundarias, preparatorias y profesionales. Ballet Hawaiano

de Laura Sarmiento, El grupo de danza del CBTIS 21, del

CBTIS 140, Cecyte Plantel Ensenada con su participación en

hip hop y plantel Compuertas en danza folclórica. La Danza

China del León, una danza presentada por la Asociación

China en Mexicali.

Dentro de los grupos de música han participado los

siguinetes: Grupo de Rock Stela, Primera Clase, Cálida

Fórnax. Trovadores: Milton Rodríguez, Raúl Fernando,

Mary Peña, la soprano Diana Nevárez, La pura Pulpa, Son

de Acá, Rondalla del Cobach Mexicali, Los Huizapoles del

CBTIS 21 Pablo Aguayo con su guitarra, la voz melodiosa

de Ubaldina,

Para la venta de libros han estado presentes libreros

locales y foráneos: Librería Teorema, Librería Huellas,

Librería SANTEL, Discos Pentagrama, Libros y Artes

Chinos, JUDIMA, Grupo Cultural Alma. Librería Gandhi,

Visión Alternativa A.C y Educal, Baja Internacional, Libros

Boca del Río. Distribuidora Márquez, Universo del Saber,

Mevalza, Mundo Vid, Librería Gandhi, Libros de Ocasión,

Bazar de Libros, Librerías Universitarias, UABC, ICBC, Conafe,

Prestaciones Sociales del IMSS, Comisión Nacional de los

Derechos Humanos, Juegos Didácticos de Madera, Música

Folkclórica, Librería Mar y Sol, Libros La Plazita.

Visitantes de la Ciudad de México: Maestros asesores

de maestros de Rincones de Lectura: Gerardo Cirianni,

Concepción Arroyo, Gerardo Méndez Cuenta Cuentos,

Francisco Hinojosa escritor de literatura infantil, Carlos

Bracho actor, entre otros.

13


Algunos escritores y talleristas del Estado y de nuestra

ciudad siempre presentes: Pedro González (cuenta cuentos),

Yolanda Sánchez Ogás, difusora de la historia local y muchas

personas, en su mayoría jóvenes que han encontrado donde

manifestar su arte, presentar libros, etcétera. Es mucha la

información, nombres de personas colaboradoras (y todas

desinteresadamente).

Lo más gratificante ha sido ver a los jóvenes del Cobach

Plantel Baja California, adquiriendo un libro que el maestro

Arámbula les pidió, ellos preguntaban cuál era el más

“cortito” y barato, pero se les dijo que lo buscaran. La

mayoría de ellos no habían tenido la oportunidad de ver

tanto libro junto y no se llevaron sólo uno, además han

seguido yendo, algunos ya profesionistas, otros casados y

ahora sí compran por gusto, lo que nos lleva a una reflexión

acerca de la lectura.

La Feria del Libro Netzahualcóyotl no cuenta con

presupuesto, a pesar de ser una actividad que ha logrado llegar

a una afluencia de 27 000 visitantes en una sola edición.

Las dieciséis ferias realizadas ininterrumpidamente,

hablan muy bien del termómetro cultural de la ciudad,

podría ser mucho mejor si nuestras autoridades apoyaran

más este evento. Desde 1993 la Feria Netzahualcóyotl tiene

una amplia zona de influencia, porque ‘la feria es de todos

y para todos’, moviliza a las instituciones, para participar

activamente durante su desarrollo, pero sobre todo, gran

parte de la población de artistas jóvenes han encontrado en

esta actividad una oportunidad para manifestar su arte y

justamente aquí nos damos cuenta del apoyo que debe haber

a los artistas independientes. La organización está a cargo

de la Fundación Cultural y Educativa Netzahualcóyotl,

A.C. en coordinación del ICBC y el Instituto Municipal de

Arte y Cultura de Mexicali (Imacum).

La coordinación general está a cargo de la Profra. Malbina

Robles Robles, del Profr. Daniel Rosas Peña, de Profra.

Margarita Quiroz, de Karina y Viviana Nieblas, Fernando

Flores, Malibé Rosas, entre otros.

14


Un mexicano liberal pionero de la educación en Baja

California venido del extranjero

Benjamín Rentería Camino

Don Manuel Clemente Rojo Zavala nace en 1823 en la ciudad

de Lima Perú, sus padres fueron Francisco Rojo y Manuela

Zavala. El contexto social, económico y político en la época que

nace Clemente Rojo es la postrimería de la colonia española, la

lucha de independencia y el inicio de los estados republicanos

del Perú y de México. Es la época de exaltación patriótica

que traían consigo los movimientos liberatorios. Se dice que

su origen social era de la clase media alta criolla acomodada.

Su niñez se desarrolla en la época de Simón Bolívar, de San

Martín y de Sucre en Sudamérica; Guerrero, Iturbide y

Guadalupe Victoria en México. Sus estudios elementales los

hace en el Perú, para luego la familia pasar a vivir a la ciudad

de Salamanca, España, donde realiza los estudios de bachiller

en jurisprudencia, de donde se recibe de abogado.

En el periodo de la vida joven adulta de Clemente Rojo,

México pasaba por una crisis política en la lucha por el poder

entre liberales y conservadores. Los primeros, representados

por José María Luis Mora, Valentín Gómez Farías, Juan

Álvarez, Nicolás Bravo, entre otros y los segundos, por

Anastasio Bustamante, Antonio López de Santa Anna, Lucas

Alemán. Era la lucha sin cuartel, caótica y desgastante, que

aprovecharan los Estados Unidos para apoderarse de más

de la mitad de nuestro territorio, “legalizando” este voraz

expansionismo en el Tratado de Guadalupe Hidalgo, el 2 de

febrero de 1848. Fue en este año cuando Clemente Rojo llega

a México, es decir, a Baja California, fue un azar al naufragar

el barco donde venían del Perú e iban rumbo a San Francisco

en asuntos de negocios con su compañero y socio Juan

Lertora; el barco naufragó en la playa del Socorro, después

de El Rosario, viniendo del sur. Al naufragar quedaron

varados y Juan Lertora se va a San Diego a buscar ayuda, a

traer otro barco para llevarse la mercancía, quedándose solo

Rojo cuidando la carga. Sin embargo, pasa más de un mes

sin tener noticias del salvamento y en la segunda semana de

espera, Rojo toma la decisión de buscar ayuda y es así como

se decide y camina a pie rumbo al norte, por la costa, hasta

llegar a El Rosario pide ayuda, ésta le es proporcionada por

la familia Espinoza, pionera del lugar.

De El Rosario regresan al barco naufragado y se

encuentran que una gran parte de la mercancía es destruida

por animales salvajes. De ahí se vino acompañado por

don Luciano Espinoza hasta la Misión de Santo Domingo,

de la que era dueño don Luciano. De este lugar se dirigen

a San Telmo en compañía de los jóvenes Arce; de esta

ranchería pasan al Salado y llegan a San Vicente, un lugar

abandonado. En su peregrinar arriban al Rancho Guadalupe

donde pernoctan y son bien atendidos. De ahí se dirigen a

la Misión de Santo Tomas allí fueron atendidos por el Fray

Tomás de Mancilla, último padre misionero que cierra el

ciclo misional de 1697 a 1849. Todo había decaído desde la

Ley de Secularización de 1833. De Santo Tomás pasan a la

Grulla, a la tierra de Antonio Meléndez y después llegan al

Rancho de Ensenada de Todos Santos, aquí conoció a Jatñil,

jefe indígena Kumiai. De Ensenada, Don Manuel Clemente

Rojo, Don Santiago Domingo Arce y un vaquero de Xavier

Francisco Gastélum dueño del rancho, salen hasta llegar a

San Diego. Este recorrido lo hacen aproximadamente en dos

meses: últimos de octubre a finales de diciembre de 1848.

Ya solo, Rojo viaja por tierra a Los Ángeles, se queda y

empieza a ejercer su profesión: litiga en las cortes de Los

Ángeles desde 1849 a 1854; en 1850 viaja a la Ciudad de

Retrato de Manuel Clemente Rojo. Dibujo hecho por José Estrada

con base en una fotografía.

15


México a revalidar sus estudios de abogado donde obtiene

su licencia para ejercer en México, incluso en los Estados

Unidos de Norteamérica. Además trabaja en el periódico

La Estrella de Los Ángeles, como editor periodista. Junto

con otro socio abrió su despacho con mucho éxito. De Los

Ángeles parte hacia Sonora, México; no se adapta y en

Guaymas se embarca rumbo a La Paz, Baja California Sur.

Pero antes de llegar a La Paz regresa a la Ciudad de México

donde participa en el derrocamiento de Antonio López de

Santa Anna, en 1855. En este periodo participa activamente

en los círculos liberales y conoce a Don Benito Juárez, y se

dice que se hicieron compadres.

De la Ciudad de México fue enviado a La Paz por el

presidente Ignacio Comonfort como Juez Constitucional de ese

lugar. De La Paz lo encomiendan como Juez de Todos Santos

en Baja California Sur, aquí, en este lugar, inicia la docencia

enseñando a los adultos. De Todos Santos regresa a La Paz

donde le asignan el cargo de Secretario de Gobierno del Jefe

Político de la Península: Jerónimo Amador; esto es en 1859.

Por movimientos políticos sale Amador de jefe y queda

como interino el licenciado Clemente Rojo, es decir, pocos

años después de llegar a la península como náufrago, llega

a ser la primera autoridad de dicha entidad. Después de

don Clemente llega a gobernar Teodoro Riveroll, en cuyo

periodo, y por instancias de Rojo, se proyectaron las bases

de la educación laica y gratuita en la península creando

impuestos destinados al fomento de escuelas. De La Paz se

regresa a Todos Santos de nuevo, allá se casa y tiene un hijo

y una hija en 1861-1862. En 1863 cierra el periplo llegando

a San Vicente de la Frontera, compra este lugar, en remate,

y crea un próspero rancho. Hasta aquí nos demuestra ese

espíritu aventurero y al mismo tiempo buscando dónde

afianzar sus raíces como un ser libre y que para ser libre

necesita que todos los seres sean también libres y él lo va

manifestando en ese peregrinar.

También esa movilidad que lo caracteriza le da la

oportunidad de conocer, sobre todo, el que ha de ser su

terruño: La Frontera, el partido Norte. Conocer sus gentes,

sus necesidades, sus aspiraciones, desenvolviéndose en las

tierras desérticas, semidesérticas y templadas de la costa

occidental donde ve con promisión estos corografitos lugares.

Don Clemente no puede estar quieto en su rancho. Las

autoridades lo necesitan. Es pues, llamado en 1865 de nuevo

a ocupar el cargo de juez de la 1ª Instancia en el pueblo de

Santo Tomás aunque es la época del Imperio de Maximiliano,

el legítimo gobierno de Juárez lo designa. A la muerte del

subjefe político y Presidente del Ayuntamiento de Santo

Tomás: Cecilio de Zérega; Clemente Rojo es nombrado

como subjefe político de la Frontera del Partido Norte por el

general Bibiano Dávalos, esto es en 1868. En su breve periodo

organió los archivos, atendió todos los asuntos, impartió

justicia y se preocupó por ordenar la Hacienda. Además

se preocupó por la integridad del país, por la soberanía al

luchar contra los invasores de la Isla de Guadalupe que

era ocupada por varios norteamericanos que tenían un

criadero de cabras que les redituaban pingües ganancias sin

tener permiso. Desgraciadamente Don Clemente no recibía

ningún apoyo y los cambios de subjefes seguidos y los pleitos

internos favorecía para que los usurpadores extranjeros

siguieran explotando dicha isla, todavía hasta 1879 según

los Apuntes históricos de Clemente Rojo.

Don Manuel Clemente Rojo fue un preocupado por los

caminos, incluso creó el correo desde Santo Tomas hasta San

Diego, por tierra y de este lugar a La Paz, por mar.

Y viene la fiebre del oro en el distrito Norte de Baja

California. Los hermanos Ambrosio y Manuel Castillo

habían descubierto oro en la parte norte del valle de San

Rafael. La noticia se corre como reguero de pólvora y se

vienen centenas y hasta miles de gentes en la búsqueda de

más placeres y todas las actividades que conllevan estos

acontecimientos. Don Clemente, a la sazón, jefe político de

Santo Tomas como ya lo hemos dicho, tan así se interesó

sobre este asunto que al pedirle que se cambiara la jefatura

al lugar del Real en 1872, éste aceptó creando la cabecera

política en el nuevo pueblo del Real del Castillo. Lo hizo por

la necesidad que imperaba en la economía del desarrollo

del distrito que era francamente paupérrimo así la minería

aportaría grandes cantidades al fisco y así se desarrollaría

una entidad rica y próspera. Por cierto que no así, Real del

Castillo fue la primera ciudad planificada en Baja California,

en forma oficial ninguna otra lo hizo por sus condiciones

muy sui generis.

Don Clemente funda, pues, este pueblo el 2 de octubre de

1870 a petición de los vecinos de San Rafael; sin embargo,

con la muerte de Juárez y la llegada de Sebastián Lerdo de

Tejada, Clemente Rojo deja la subjefatura al ser nombrado

como Subjefe en la Baja California Partido Norte a José

María Villagrana que es propiamente el que dinamizó la

economía de Real del Castillo.

Villagrana traiciona a Lerdo de Tejada al apoyar a

Porfirio Díaz al tomar éste el gobierno federal al derrocar

al gobierno lerdista. Clemente Rojo, un hombre convencido

de la política y verdaderamente amante de la justicia,

tiene fricciones graves con Villagrana que representa el

16


pragmatismo absolutista. Para acabar con esas pugnas el

gobierno centralista de Díaz termina el sueño de Real de

Castillo al apresar a los cabecillas de estos movimientos y a

Don Clemente lo destierran, esto es en 1877. Se va a vivir a

San Diego.

En 1880 regresa de nuevo a Santo Tomás pero su regreso

no fue de carácter político sino educativo, la gente del lugar

le había pedido que regresara a organizar o reorganizar la

escuela que el había fundado en 1869. Así es como regresa

demostrando su pasión por la educación y reestablece la

educación elemental y superior con su Escuela Nacional

de Santo Tomás. Aquí demuestra su vocación educativa de

diez alumnos que ya se inscriben, en dos meses después ya

eran 37 los educandos. Terminaba su turno de siete horas

y se iba a pie a seguir dando clases en el Pueblito un lugar

a cinco kilómetros de retirado, allí trabajaba tres horas

más. Era el verdadero maestro apóstol. Él decía que venía

a dar la enseñanza porque ningún niño o joven debería

quedar sin instrucción, que debería recibir el “pan de la

instrucción”. Como era un hombre liberal aplicaba en sus

conocimientos el laicismo, es decir, la ciencia para que los

hombres fueran libres de las ataduras de la ignorancia,

los prejuicios y los dogmatismos. Fue la época en que las

corrientes y organizaciones pedagógicas estaban en boga:

la escuela Lancasteriana, es decir, la enseñanza mutua,

con monitores (alumnos más preparados) se desarrollaba

la enseñanza o aprendizaje. Las materias que impartía el

preceptor con base en planes y programas de la época eran:

aritmética, gramática, geografía, historia, ciencia natural y

hasta educación física.

Don Clemente era un hombre tan preocupado por la

educación y el fomento de las escuelas que él mismo, de su

pequeño sueldo, ponía dinero para la creación de fondos

para este fin tan noble, la riqueza personal pasaba a segundo

término. Donde estuviera viviendo, Don Clemente siempre

estaba a la orden de la educación, incluso en San Diego,

cuando fue perseguido, dio clases en escuelas de ese lugar.

En 1886, al decaer el pueblo de Santo Tomás, Don

Clemente se regresa de nuevo a Ensenada de Todos Santos

en los siguientes tres años que estuvo en Ensenada se dedicó

a sus profesión de licenciado y participó en las diferentes

organizaciones liberales como la Junta Patriótica del lugar.

De nuevo se regresa a Santo Tomás y establece la Escuela

Superior Hidalgo siendo director de la misma hasta 1890.

Este año recibe el nombramiento de maestro de la Escuela

Nacional de Niños de Santo Tomás.

En 1894, por razones de salud, don Manuel Clemente

renuncia a su encomienda magisterial, tenía ya setenta años.

Por esas fechas data la redacción que hace Don Manuel de

sus Apuntes Históricos de la Frontera Norte de Baja California.

De Santo Tomás regresa a Ensenada en 1895, y en 1896, aún

estando enfermo y a esa edad, como colofón de su vida de

educador, funda la Escuela Superior de Comercio en ese lugar.

La vida de Don Clemente fue una vida carismática, de

gente culta, con un humanismo a prueba, defensor de las

causas justas, aplicante de las Leyes de Reforma de 1857,

sobre todo en los artículos sociales como el 3º constitucional

sobre la educación que debe ser pública, laica, y gratuita.

En aquel Partido Norte y luego Distrito (1º de Enero de

1888) con un número de habitantes, entre 500 o 2000, donde no

existían caminos y las distancias eran de centenas de kilómetros

y muy pocos lugares pródigos en este semidesierto rincón de

la patria, allí Don Manuel Clemente Rojo Zavala sembró la

semilla de la justicia, la educación y el empuje económico con

aquellos rancheros, comerciantes, servidores públicos, todos

honestos, semilla que germina en los subsecuentes etapas

históricas de nuestro estado de Baja California.

Don Manuel muere a los 77 años de edad, el 9 de julio de

1900 en su casa de Ensenada.

BIBLIOGRAFÍA

Ensenada Nuevas Aportaciones para su Historia, varios

autores, UABC, Mexicali, B.C., 1999.

Mathes, Miguel (comp.), Baja California Textos de su

Historia, tomo II, SEP/Gobierno del Estado, 1988.

Rojo Zavala, Manuel Clemente, Apuntes Históricos de la

Frontera de la Baja California, notas de Carlos Lazcano

y Arnulfo Estrada, Colección de Documentos de Historia

Geografía núm. 1, Museo de Historia de Ensenada, 2000.

Seminario de Historia de Baja California A.C., Memoria

1999. Ensenada, B.C., Gobierno del Estado, 1999.

Seminario de Historia de Baja California A.C., Memoria

2003, Ensenada, B.C., Gobierno del Estado, 2003.

Treviño Calderón, Hesiquio, Historia y Personajes de

Ensenada, Ensenada, B.C., 2003.

Velásquez Morales, Catalina (coord.), Baja California: Un

Presente con Historia, tomo I, UABC, 2002.

Walter Meade, Adalberto, “La instrucción en el Partido

Norte”, Revista Calafia, UABC, Vol. 5, núm. 3, septiembre

de 1984.

——, El Partido Norte de Baja California, UABC, 1983.

17


Vivencias en la región sur

del valle de Mexicali

de la margen izquierda

del río Colorado

Eduardo Andrade Cisneros

Era miércoles de ceniza del año de 1952. El reloj marcaba las

cinco de la mañana, cuando llegamos en el tren de Benjamín

Hill, mi familia y yo, al poblado de Estación Coahuila,

kilómetro 57, Baja California, procedentes del estado de

Michoacán. Veníamos Julio, Abelardo, Delfina, Mayola, el

primo Pedro y yo. El primo había acompañado a mi papá

a Janamuato para traernos a Baja California. La última

parte del trayecto la recorrimos dormidos hasta que nos

despertaron para bajar las maletas. Habíamos llegado a

Baja California. Era febrero y el frío calaba hasta los huesos.

Mi papá, entones, nos compró café y nos hizo caminar para

que nos desentumiéramos y nos calentáramos un poco.

Al rato, todos nos dirigimos en un taxi al rancho del tío

Pedro Andrade. Todavía percibo la extraña sensación que

me provocó recorrer por primera vez el valle de Mexicali.

El camino, después del poblado, marchaba paralelo al canal

Zacatecas, de ahí continuaba por el rancho de los ríos de don

Juan Carranza, el cheque dos, luego por la orilla del canal

Cilindro daba vuelta hacia el rancho de los Santana, y de

ahí pasaba por el rancho de don Juan Correa, después por el

puente del canal Cubillas y se doblaba a la derecha, y como a

200 metros estaba la casa del tío Pedro. Llegamos y ahí nos

esperaban la tía María, la prima Raquel y Ernesto .

¡Qué diferencia entre este paisaje de Mexicali y el de

Michoacán!: aquí pura tierra plana, sin cerros ni piedras.

De todo nos admirábamos: de un canal lleno de agua, de

ver la cachanilla, los pinos salados, los álamos, los chamizos

voladores, pero, sobre todo, el cielo de la mañana y de las

tardes. En este cielo volaban lo mismo patos que grullas,

gansos y gaviotas formando la “V” de victoria.

Fue aquí cuando tomamos por primera vez un café con

leche de bote marca “Carnation”, y después probamos los

jugos “Kerns” de pera y de chabacano. Me acuerdo de los

desayunos: unos hot cakes con huevos estrellados.

Habían pasado pocos días de haber llegado al valle de

Mexicali cuando una mañana amaneció en el rancho un

camión con una máquina arriba; ni mis hermanos ni yo

habíamos visto algo semejante: era una carapila o tractor de

oruga. En el patio había un montón de casquillos de algodón

y en él estaba dormido un hombre. Después nos enteramos

de que aquel hombre se llamaba Rafael Toledo, era un

joven de cuando mucho 25 años. Ese día también habían

amanecido varias vacas en un corral dentro del rancho; un

señor llamado Gabino las había traído caminando desde la

colonia Leona Vicario. Los becerros estaban en un corral

aparte para que no se mamaran la leche. Mi papá nos llevó a

ordeñar a las vacas; todos ordeñamos. Me acuerdo que había

un becerro cara blanca y mi papá preguntó: ¿Alguien quiere

jinetearlo? — ¡No!, respondimos todos. —Yo sí, contestó

Alberto, mi hermano de siete años. Entonces, entre mi papá,

Toledo y Gabino agarraron al becerro y lo apretaron, y se

subió El Prieto (así le decíamos a mi hermano). El becerro

salió corriendo y reparando hasta que lo tumbó. Y ya

emocionados, gritaban: “el que sigue”. Ninguno de nosotros

nos quisimos subir.

Bajaron la carapila del camión y se pusieron a barbechar

la tierra. Nosotros seguíamos asombrados, nos permitían

estar arriba de la máquina de uno en uno, así que nos

turnábamos un rato cada quien. Pronto se nos pasó la

novedad. Mi hermano Julio se encargó de cuidar a las vacas;

se las llevaba al rancho de don José María Ochoa y, por las

tardes, al de don Gustavo Verdugo. Me acuerdo bien de ese

señor porque llegaba al racho en su pick up de lujo; era un

hombre alto que usaba sombrero de lana del tipo de Juan

18


1956. Grupo de solicitantes de tierras

en el sur del valle. los encabeza Hipólito

Rentería.

Orol, el de las películas, y sobre todo era muy platicador

con nosotros, los chamacos, y nos regalaba dulces. Un día

que llegué con Julio al lugar donde cuidaba a las vacas, me

dijo: —Mira lo que hay en esa compuerta. Estaba lleno de

pescado: lisas y carpas. Les teníamos miedo; un muchacho,

que también cuidaba unas vacas, nos dijo: —Nos las vamos

a comer. Se quitó los zapatos y se metió en el agua, y ahí

empezó a agarrarlos. Julio también entró en el agua. Yo tuve

miedo; desde afuera, mientras el amigo y Julio atrapaban,

yo, con un palo, hacía a un lado las lisas y carpas para que

no brincaran otra vez al agua. Después, el muchacho se valía

de una vara con un gancho en la punta y las insertaba a los

pescados. Esa tarde regresamos con comida a la casa.

Un día llegó un camión de la marca Ferguson de 30 caballos

de fuerza, con su sembradora, su fertilizadora y cultivadoras

nuevas y se empezó a sembrar el algodón. Pero con los palos

y los terrenos se tapaban los conductos por donde se salía la

semilla. Me preguntaron que si quería ayudarles. Sí lo hice.

Entonces me subí atrás en la sembradora para cuidar que no

se taparan los conductos. La sembradora no tenía asiento,

por lo que yo tenía que andar parado, agarrado de los botes,

todo el día, como chango. Conducía el tractor Tiburcio

Pérez, un paisano de Janamuato. En pago por mi trabajo,

luego de que se regaron las tierras, mi tío Pedro y su familia

fueron a Mexicali y me llevaron con ellos. Nos fuimos en un

pick up Ford. Ernesto, Pedro y yo íbamos en la cajuela y la

tía María, mi mamá, mi prima Raquel y mi tío Pedro, en la

cabina. Nunca olvidaré ese viaje a la casa de Eleazar Muñoz.

El camino era recto y al dar vuelta, ahí estaba el rancho, muy

bien conservado, hasta llegar a la panga de El Mayor. Esa

escena está grabada en mi mente, como una película: veía que

subían a los carros y después a nosotros para pasarnos al otro

lado del río; luego bajábamos de la panga y continuábamos

el camino rumbo a la sierra (después supe que era la sierra

Cucapá), seguíamos hasta la carretera pavimentada; era la

primera vez que veía una calle así.

Pasamos por el río Harly, la Bomba, la Puerta, el desierto

y otra vez el valle, y por la colonia Pacifico. Tengo muy

presente el rancho Roa, sobre todo sus cítricos, la alfalfa y

las vacas pintas pastando. Han pasado más de 54 años, y lo

revivo tal cual: el hermoso paisaje del atardecer de primavera

del valle de Mexicali.

Lo primero que me impresionó de Mexicali fue llegar

a un hotel llamado Altamirano, e ir a una cafetería de

chinos y tomarnos leche helada con pan que ellos mismos

horneaban, y conocer el famoso pasaje de la Chinesca. Otro

día nos fuimos a desayunar y a tomar café con bisquetts,

de ahí caminamos hacia el centro y compramos revistas de

Superman, pato Donald, Super ratón, de la Familia Burrón

y varios más. Estuvimos tres días y los aprovechamos muy

bien: me llevaron a todos los cines: fue mi primer pago por la

siembra de algodón.

En una ocasión acompañé a mi padre a la colonia Camacho.

Él tenía que llevar unos talaches para desmontar, y el tío

19


Pedro le cambiaría la parcela de la Leona Vicario por la que

estaba en la colonia Camacho. Dejamos las herramientas y

me dijo: —Vamos con tu abuelo Cayetano Cisneros para que

lo conozcas y conozcas también a tus tíos.

Esas tierras eran muy terregosas; un poco antes de llegar

nos atascamos y nos fuimos caminando a la caso del tío

José que vivía en el rancho con su esposa Lola, sus hijas

Elda y Bertha, mi tía Juvencia y su esposo Salvador Bravo

y sus dos hijos: Josefina y Ángel. También visitamos a mi

tío Victorio Álvarez Cisneros, primo de mi mamá; él tenía

su parcela pegada a las de mis tíos, en su casa de palos y

techo de tule y cachanilla, vivían sus dos hijos: Tila y Víctor

Manuel y la tía Magdalena Barrientos. Los demás tíos no

estaban. Mi papá les avisó que la familia ya se encontraba en

Baja California, y el tío José llegó en un tractor John Deer

nuevo y fue con nosotros a jalar el carro. Lo jalaron. Me

llamó la atención que el llavero del tractor tenía un botecillo

de cerveza Tecate. Partimos, pero, más adelante, el camino

estaba lleno de agua y nos volvimos a atascar en el lodo,

para entonces ya se había metido el sol. Al otro lado, corría

un canal paralelo al camino; después supe que era el sistema

de bombeo del señor Manuel Núñez. Llegamos a una casa,

era de Faustino Ledesma, que después de muchos años sería

mi compañero ejidatario en el ejido Camacho. Nos invitó

un café, y después con un tractor Miniápolis nos jaló fuera

del agua y del lodo, de ahí fuimos a la tienda del rancho de

Manuel Núñez, mi papá me compró unos dulces, una soda y

un kilo de uvas, seguimos nuestro camino rumbo a la colonia

Zacatecas y me dijo: —come uvas, y durante todo el camino

fui comiendo hasta que llegamos al rancho; salieron mis

hermanos y dijeron — ¿qué nos trajeron? —¡Uvas! —dijo

mi padre. —¡dame la bolsa!, pero ya no contenía nada, todas

me las había comido.

—Mañana nos vamos para la colonia Leona Vicario, me

dijo un día mi padre. Nos quedaremos cuatro días. Después

de desayunar partimos rumbo a la Vicario, antes de llegar

al rancho del Chapo Cortázar, nos atascamos en la arena;

el camino estaba muy malo. Por el otro lado del barranco

se encontraba el rancho de don José Espinoza en la colonia

Lerma, mi padre platicó con él, lo conocía de Michoacán, le

ordenó a un trabajador para que fuera al rancho del Chapo

para que enviaran un tractor para que nos jalara. Mandaron

a decir que cuando llegara el tractorista de comer pasaría a

sacarnos del arenal. Don José nos invitó a comer un caldo

de res con sopa de arroz y frijoles, sin faltar las tortillas de

harina recién hechas. Al cabo, llegó el tractor y nos jaló

hasta pasar el arenal y salimos después de darle las gracias a

don José y al Chapo.

Después, el camino fue bueno, porque pasando el puente

del barranco de la vaca güera, era pura tierra negra y

dura. Cuando llegamos a las tierras de la Vicario, Toledo se

hallaba preparando las tierras, y varios peones las estaban

desmontando, porque varias tierras estaban enmontadas.

Era interesante ver que todos cooperaban para hacer la

comida. De un pozo de menos de un metro de profundidad

salía agua de la cual no sólo bebíamos sino que se usaba

1955. Zona sur del valle de Mexicali.

20


para todas las necesidades. Se cambiaba porque decían que

se echaba a perder el agua. Me la pasé muy bien esos días en

el rancho, durmiendo en una ramada de cachanilla, que los

trabajadores construyeron y que se usaban en todo el valle.

Cierto día por la mañana, mi padre nos invitó a Julio y a mí

al rancho de don Pedro Ríos a recoger una sembradora de

algodón, en un camión de redilas. Llegamos muy temprano

saliendo el sol. El rancho estaba por la orilla del canal

Zacatecas pasaba un puente de madera, era una casa grande

con una enramada por el poniente, me acuerdo que pegaba

el sol cuando llegamos.

Mi padre platicó con don Pedro, y su esposa nos regaló

café y tacos de frijoles con papas con tortillas de harina: qué

ricas estaban; son de las cosas que se quedan grabadas en la

mente para toda la vida.

Fue transcurriendo el tiempo y empezó el calor y nosotros

a sufrir por los moscos. En las tardes cortábamos cachanillas

verdes para hacer humaredas para ahuyentar a los moscos,

pero eso tenía como recompensa bañarse en los canales. Por

enfrente de la casa pasaba el canal Cubillas; todo el día no

la pasábamos en el agua. Cuando agarramos confianza nos

fuimos al canal Cilindro que era más grande y de él partía el

Cubillas, tenía una represa y, por lo tanto, una poza que nos

parecía muy grande. Mi padre nos enseñó a nadar, a tirarnos

clavados o panzazos. Un día mi hermano Julio al dar un

brinco al agua, se clavó un palo de pinillo en una pierna,

mi papá lo llevó al Kilómetro 57 con el doctor, era un señor

grande, no recuerdo su nombre, pero le gustaba tomar; le

dijo a mi padre —Ve y compra un litro de alcohol de caña

para curarlo y curarme 1a cruda.

Otra mañana mi padre llegó con un camión, que después

supe que era de José Luis Sandoval, agricultor de la colonia

Zacatecas y nos pidió que empacáramos todas nuestras

pertenencias porque nos mudaríamos para el rancho de José

Luis Sandoval, mientras que pasaba el ciclo del algodón

(1952) para cambiarnos a nuestro rancho de la colonia Leona

Vicario. Rápidamente, entre todos ayudamos a mi madre

a empacar las pocas cosas que teníamos. Nos despedimos

y salimos rumbo a nuestro nuevo hogar y segunda casa en

Baja California.

El rancho del señor Sandoval quedaba a tres o cuatro

kilómetros de distancia y pronto estábamos instalados. En ese

tiempo se acostumbraba que los rancheros tuvieran provisiones

para venderles a sus trabajadores porque para muchos de ellos

era difícil ir al kilómetro 57, y más, a Mexicali.

La esposa de Sandoval nos entregó la provisión para toda

la semana y al día siguiente mi papá salio a trabajar como

regador de algodón. Como a las 8 de la mañana Julio y yo le

llevamos el almuerzo a nuestro padre y nos platicaba sobre

sus planes; nos decía que iba a trabajar hasta el mes de enero

con José Luis y luego nos cambiaríamos a nuestro rancho para

sembrar algodón y que también le compraría a nuestra madre

una máquina de coser para que les hiciera ropa a nuestras

hermanas. Antes de terminar su desayuno, llegó el vaquero

que cuidaba a las vacas, con un recado de don José Luis para

mi papá en el que le decía que se fuera al rancho en el caballo

colorado para que estuviera pendiente de los trabajadores

que estaban limpiando el algodón, que mandara otro regador

en su lugar y que tomara nota de lo que faltaba en el rancho,

y que por la mañana platicarían. Don José Luis había salido

para el kilómetro 57, o para Mexicali.

Tal como había quedado, la mañana siguiente platicaron y

lo nombró mayordomo, ganando 600 pesos mensuales. En

un principio, cuando mi papá le pidió trabajo a José Luis le

dijo que nada más tenía de limpiador y regador de algodón,

mi padre le contestó que lo que tuviera, por eso cuando

platicaron otro día, don José Luis le dijo: —Pensé que no

querías trabajar conmigo, por eso te di de regador.

Pasamos días muy tranquilos. Mis hermanos y yo

descubrimos un cuarto lleno de cajones de madera, pedimos

permiso a doña Aurora para hacer camiones y tractores de

ruedas y de oruga, nos la pasábamos jugando todo el día,

porque no había escuela.

En la orilla de las casas había un barranco que siempre

llevaba agua corriendo, tenía un puente de palos para pasar

al otro lado, donde había casas. Ahí vivía Pablo Valle, él

tenía un mayordomo con un hijo que era de nuestra edad.

El hijo del mayordomo nos enseñó a pescar con anzuelo, y

de carnada, usábamos bolitas de masa. Yo nunca pescaba

nada, pero un día que pica uno, le jalé y subí el anzuelo:

¡tenía un pescado! Mis hermanos y el amigo me gritaban

que no lo soltara, que lo agarrara con las manos, pero yo

tuve miedo porque se movía mucho, y después se me soltó y

fue a caer al agua. Hasta la fecha nunca he pescado un pez

con anzuelo.

Un día nos llevaron al kilómetro 57. Don José Luis

estaba tomando en un lugar que se llamaba “Los Petates”,

porque las paredes eran de petate, ahí conocí a una señora

que le decían la “Cácara” porque tenía la cara picada por la

viruela. La Cácara llamaba a José Luis “Paisano”, y no se

21


1956. Una parcela sembrada de

algodón supervisada por un grupo de

agricultores.

me olvida que traía una toalla azul en el pescuezo; llegó el

mariachi y estuvo tocando, mi papá bailó unos jarabes con

esta señora.

Se llegó el tiempo de la pizca de algodón. Mis hermanos y

yo teníamos deseos de pizcar, porque queríamos comprarnos

pantalones y camisas caki. Mi papá me dijo: —No vayas. Te

doy cinco pesos por semana, tú le ayudas a tu mamá y traes

el agua—. En la casa no teníamos agua; había que traerla

desde unos 500 metros y para mi mamá era pesado hacerlo.

Me quedé. Cuando llegaron Julio y Abelardo a comer, les

pregunté que cuántos kilos habían pizcado, Julio pizcó doce

kilos y Abelardo, nueve. Hice mis cuentas y dije: me voy

a ir a pizcar. Julio no me puede ganar, yo puedo pizcar 25

kilos por día, me puedo ganar como 25 pesos por semana y

me comprometo a llevarle la tina de agua a mi mamá; y me

fui a la pizca. Por la tarde coseché 18 kilos, pero algo pasó

porque a los cuantos días se paró la pizca, yo creo que fue

para regar el algodón.

A la gente que trabajaba en el rancho se la llevaron para

la colonia Nuevo León, en Sonora, porque allá tenía otro

rancho don José Luis Sandoval. A nosotros nos dieron

permiso de pizcar a la orilla del rancho, como en esa época

del año el calor era muy fuerte, mi padre nos decía que

fuéramos un rato por la mañana y otro, por la tarde, pero

yo era muy terco y me quería hacer más kilos, me quedaba

pizcando más tarde. Julio, mi hermano mayor, no quería

que le ganara y lloraba para que nos fuéramos para la casa.

Abelardo se quedaba en la casa y se iba a jugar con Ivonne,

la hija de Aurora y José Luis. Después de varios años se

fueron a vivir a Guadalajara, Jalisco. Por esos días, llegaron

mi tío Domingo, mi abuelo y mi tía Juvencia, hermana de mi

mamá. Se fueron para Mexicali, mi mamá estaba enferma,

no le había caído nada bien el calor de la Camacho.

La pizca del algodón estaba en todo su apogeo. Eran unos

algodonales muy buenos los que se daban en ese tiempo;

yo pizcaba hasta 80 kilos. Todos los días le ganaba a Julio.

Estuvimos 22 días y un día mi papá fue por nosotros y nos

regresamos a la Zacatecas, seguíamos yendo a la pizca.

El pesador era un señor que se llamaba Cornelio Soto que

vivía en el kilómetro 57. Todos los domingos llevaban a los

pizcadores al poblado del kilómetro 57 para que compraran

sus provisiones, y mandaban su dinero para su lugar de

origen. Me acuerdo de un señor apodado el Caborca, se

emborrachaba y era muy peleonero, decían que era bueno

para las patadas y todos le tenían miedo. Un día, El Caborca

le buscó pleito a Antonio, el chofer y amigo de José Luis (ellos

se conocieron en la cárcel). Decían que Antonio estuvo preso

por muerte; era un hombre delgado, bajo; le dijo al Caborca:

“te pones en paz, porque desde que se inventaron las armas

se emparejaron las fuerzas”; y se calmó el Caborca. Nunca se

me olvida ese pasaje que me tocó presenciar, cuando todavía

no cumplía 10 años de vida.

22


Se llegó la Noche Buena de 1952, la primera en Baja

California. Al otro lado de un barranco que pasaba por la

orilla del rancho vivía una familia de apellido Flores, cuyo

papá era el encargado del rancho de Pablo Valle; a su hijo

le amaneció un rifle que tiraba dardos que se pegaban a la

pared, decía que el rifle se lo trajo Santa Claus; para nosotros

era desconocido este personaje.

Un día nos dijo mi papa: —vayan a visitar a su tío Pedro

para que jueguen con sus primos, antes de que se meta el

sol. Llegamos, y ¡oh sorpresa! a los primos Santa les trajo

bicicletas. Todo el día jugamos, ninguno sabía andar en

ellas, pero antes de comer ya todos habíamos aprendido. En

las bicis nos llevaron dos kilómetros, por el camino me quedó

la ilusión de cuándo tendría mi propia bici.

Ya en el año1953, cuando nos fuimos a vivir unos días a la

colonia Camacho, al rancho de los primos hermanos de mi

mamá, mientras mi papá construía una casa en la colonia

Leona Vicario, mis tíos tenían varios montones de palos de

zauz y álamos largos de tres o cuatro metros de largo o más.

Se llenó un camión con palos para hacer la casa. No se me

olvida esa tarde porque Julio, mi primo Ángel Bravo y yo

estábamos en la cabina del camión. Transportaban montones

de palos para escoger la madera apropiada. Se metió el sol

y el camión no quería arrancar y el tío José nos preguntó:

—qué le hicieron— y nosotros le dijimos: —nada, nada más

le movimos aquí—, que era el radio. —Con razón, dijo mi

el tío. El tío le estuvo dando al camión hasta que lo echó a

andar. Cuando llegamos a la casa, nos llamó mi papá a Julio

y a mí, nos regañó nos pegó tres cintarazos en las nalgas, fue

la primera y última vez que llegó a los cintarazos conmigo.

Después el tío le dijo que no le habíamos hecho nada al

camión, que eso le pasaba siempre. Cuando crecí supe por qué

no arrancaba y era porque la batería era de 6 voltios.

Mi padre se iba a construir la famosa casa y mi hermano

Julio le llevaba comida todos los días en una yegua colorada,

que tenía mi tío José. Para entonces, las tierras estaban

desvaradas y disqueadas para empezar otro ciclo. Quedaba

mucho algodón tirado y nos pusimos a pepenarlo.

Recuerdo que enseguida mi tío Victorio Álvarez tenía

sus tierras y su casa con su esposa Magdalena y sus hijos

Víctor y Tila, que murió muy joven. También vivían ahí

sus papas, mi tía Tirina y el tío Florencio, ellos también

salían a pepenar los sobrantes del algodón. El tío Benito

nos lo compraba a un peso por kilo. No recuerdo cuánto

pepenábamos, pero ganamos nuestros pesos. Un día, el

tío Benito nos dijo que ya no pepenáramos, porque ya no

compraban y se acabó el negocio.

Toda la tierra ya estaba preparada para volverse a

sembrar y era pura tierra blanca, arenosa. Un día se vino

un fuerte viento que duró tres días, y como las casas eran

de palos parados la tierra se colaba y no se podía prender el

fogón; así que ni se podía comer.

Partimos a la Leona Vicario. Mi tía Juvencia le regaló

a mi mamá dos gallinas y un gallo. La famosa casa era un

cuarto grande, uno más pequeño, la cocina y su enramada;

sus paredes eran de palos parados, los techos de tule, la

cocina y la enramada eran de carrizo. A mi papá le ayudó

un señor apodado el Güero Macetón, era alto y fornido,

casi andaba encuerado, decían que andaba huyendo de

las autoridades porque se había robado unos caballos por

la colonia Gómez. Se construyó un corral para los caballos

que el tío Pedro le prestó a mi padre, eran dos: una yegua

percherona, llamada Yolanda, y el caballo Azalán, alto, los

dos eran muy tranquilos como la mayoría de los equinos, y

muy trabajadores en las labores agrícolas de cultivar tierra.

La casa se edificó en la esquina donde pegan las cuatro

fracciones que se forman del lote 2 de la colonia Vicario;

los dueños eran Diego Rodríguez, Julio Espinosa, Salvador

López y mi padre, Nicolás Andrade Magaña, cada uno con

su parcela de 20 hectáreas. En la esquina, como a 50 metros

del lote de Julio Espinosa, había un pozo de agua ademado

con madera roja, ese pozo lo habían construido los japoneses

cuando ellos rentaban esas tierras a la Colorado Riverland

Company. Cuando nosotros llegamos a vivir a la colonia,

Salvador López vivía en la otra esquina, y un cuñado de

Julio Espinosa llamado Jorge Aripez Olachea, vivía pegado

al pozo; en la otra esquina del lado oriente pegado al rancho

de Anastasio Aripez Olachea, tenía su casa Diego Rodríguez,

todos con sus familias. La familia Rodríguez contaba con

seis integrantes; los López, cinco; los Aripez, cuatro, y

nosotros, la familia Andrade Cisneros, cinco.

Para desarrollar el cultivo de algodón, mi padre no contaba

con sistema de bombeo para regar, pero la sociedad de la

colonia Vicario le dio el servicio, le dijo que sin compromiso,

que cuando les sobrara agua, le venderían. Sembró y regó,

nació el algodón con mucha hierba, de ésa que llaman

cadillo.

Todas las mañanas, muy temprano, mi padre, Julio,

Abelardo y yo salíamos a limpiar con nuestros azadones,

cuando no se podía con los azadones, lo hacíamos con la

23


mano, cuando no se podía con la mano llamábamos a nuestro

papá para que nos ayudará, porque éramos muy chicos. A

la hora de almorzar mi madre mandaba a mis hermanas

Delfina y Mayola y nos llevaban de comer. Después de la

comida avanzábamos mucho. Para cuando creció el algodón

y se empezó a desahijar, se contrataron trabajadores para

realizar ese trabajo.

Una tarde, vimos unas grandes llamaradas que venían de

la casa de los Rodríguez. Todos corrimos para ver en que

se podía ayudar, para cuando llegamos la casa ya estaba

envuelta en llamas, ya nada se podía hacer. Había algo de

ropa secándose en el tendedero, Diego la agarró y la arrojo a la

lumbre, y dijo: —Todos empezaremos iguales. Los muchachos

Rodríguez fueron quienes nos iniciaron en ir a pescar al río

e ir a los barrancos. Poníamos corales de hierbas, hacíamos

otro que lo empujábamos entre todos y acercábamos el que

teníamos fijo y con las manos agarrábamos en un saco de

papas o de frijol (cuando nuestros padres traían la provisión

de Mexicali, compraban sacos enteros de frijol y de papas;

estos alimentos no faltaban en la cocina de nuestra casa), y

metíamos pescados que salábamos y los poníamos a secar

al sol. Como no teníamos trabajo y no había escuela, en los

caballos recorríamos del barranco el Choropo hasta el río

Colorado y hasta el Río Ardí. Con el tiempo serían los ejidos

González Ortega y el Choropo.

Mi primera experiencia en la escuela

Mi padre y Julio cultivaban con los caballos, pero llegó

la calamidad de que no había agua para volver a regar la

planta. Me acuerdo que fue por el mes de abril cuando mi

padre fue a una reunión al rancho de don José Hernández,

porque ahí se estaba construyendo una pequeña escuela

y ya se tenía contratada una maestra para que todos los

niños fuéramos a clases. Se llegó el primer día de clases, la

maestra se llamaba Martha, yo había mandado a comprar

un trompo a Mexicali con Rafael Toledo; llegué a la escuela

muy temprano, nos pusimos a jugar al ahogado, al trompo.

En uno de estos juegos, llegando al hoyo, que se me enreda

la cuerda y que pierdo, el castigo era de tres golpes al trompo

perdedor, Pancho Hernández pidió mano, el ya tenía más

de 15 años y, ¡oh sorpresa!, los golpes no eran como yo los

conocía, en mi tierra se enterraba un trompo y el perdedor

se enredaba con la cuerda; aquí era diferente: en el primer

golpe no pasó nada, pero en el segundo lo partió por la mitad.

Pancho soltaba una risa muy burlesca y yo me fui muy triste

a llorar a donde nadie me mirara, ese fue mi primer día de

clases en Baja California, pero pronto me desquité, cuando

Pancho no sabía nada, ya que era la primera vez que estaba

en la escuela como muchos muchachos y muchachas de la

colonia.

Un día la maestra nos dijo que organizáramos un paseo

rumbo al río, que era el barranco Charopo; todos íbamos a

ir a pie, nada más un caballo para lo que se ofreciera, todos

llevaríamos agua y comida. Se llegó el día acordado, salimos

por la mañana. El camino principal de la colonia pasaba

por la escuela, por los ranchos de don José Hernández,

Jesús Mosqueda, Lupe Muro, don Jesús y de los japoneses.

Pasamos el canal de la sociedad de agua Javier Mina,

llegamos al rancho de los que después fueron los suegros de

Pablo Esquivias, nos regaló agua, nos enseñó su rancho, sus

mulas prietas y altas. Partimos por el rancho de Almanza

que estaba en la colonia Valdez; por la orilla del barranco

Choropo tenían instalado un sistema de bombeo, pero no

había una gota de agua.

En el barranco jugábamos un rato, comíamos y a volver

a jugar. Al regresarnos a la escuela, los muchachos grandes

le dijeron a la maestra que se subiera al caballo, pero ella

respondió que no sabía cómo dirigirlo, los más grandes

dijeron que ellos se subían en ancas, pero la maestra no

quiso. Ella preguntó que quién sabía montar a caballo, yo

levanté la mano, tenía nueve años y ella me escogió, fui el

afortunado. La maestra Martha tenía mucha voluntad

para enseñar, porque también por las noches daba clases a

los muchachos grandes que trabajaban, pero llegaron las

vacaciones y nunca volví a saber de ella. “Gracias maestra

en donde se encuentre, por su labor en la colonia Vicario”.

24


La Sociedad de Historia

“Centenario de Mexicali”,

su origen y desarrollo

Yolanda Sánchez Ogás

El año 2003 fue muy importante para los mexicalenses: La

ciudad de Mexicali cumplía su primer centenario de vida y

había que celebrarlo. La fecha de nacimiento de esta ciudad

fue acordada en el simposio de 1968, organizado con el fin de

lograr el consenso de historiadores sobre el origen de Mexicali.

Como resultado de esos trabajos se determinó la fecha del 14 de

marzo de 1903 como fecha de fundación de nuestra ciudad. Por

esa razón, el festejo para celebrar su primer siglo de existencia.

El XVII Ayuntamiento de Mexicali se encargó de organizar

actividades que para tal fin se llevarían a cabo, y era menester

que todos los sectores se incluyeran en la realización de

tan importante fecha para que los festejos tuvieran mayor

cobertura. Muy importante fue la participación del sector

educativo, sobre todo del nivel de educación superior:

Universidad Autónoma de Baja California (UABC), Cetys,

Instituto tecnológico de Mexicali (ITM), Instituto Salvatierra

y otros centros educativos.

Una institución que desde su fundación, en 1918, ha tomado

parte activa en múltiples sucesos de la historia de Mexicali es la

Cámara Nacional de Comercio, (Canaco) y en esta celebración

del Centenario no podía faltar su participación. Fue así como

la Mesa Directiva de la Canaco, entonces dirigida por Eduardo

Cacogui Pasallo, propuso impartir un diplomado de historia

de Mexicali, conjuntamente con la UABC, entonces bajo la

rectoría de Alejandro Mungaray Lagarda.

El objetivo del Diplomado en Historia era difundir entre

la sociedad mexicalense una visión objetiva y clara de los

acontecimientos que marcaron la historia de Mexicali a lo

largo de los primeros cien años de su existencia. El grupo que

integró el diplomado fue muy interesante por lo heterogéneo

de sus integrantes: profesores, universitarios de diversas

profesiones y burócratas. La mayoría jóvenes, y algunos

todavía estudiantes universitarios.

Por la UABC, el CIC-museo fue el encargado de coordinar

los trabajos del diplomado, por parte de Canaco la profesora

Yolanda Sánchez Ogás elaboró el programa de historia

que ofrecería. El cuerpo de instructores se conformó por el

licenciado Sergio Noriega Verdugo, arquitecto Leopoldo

Reyes González, doctor Gabriel Trujillo Muñoz, la profesora

Yolanda Sánchez Ogás, profesor Francisco Barrientos, M.C.

Mario Magaña, Óscar Sánchez Ramírez.

Los participantes fueron Adla Denisse Ramírez Vivó,

Adolofo Preciado Zobampo, Armando Gómez Calera, Alkis

Ríos Hernandez, Adolfo Javier Galván Pérez, Beatriz

Limón Gutiérrez, Benjamín Rentería Camino, Diana Vivó

Gómez, Eduardo Andrade Cisneros, Fernando Arturo

Rodríguez Romero, Francisco Torres Macías, Héctor Robles

Fernández, Imelda Lepe Beas, Jaén Manuel Escobedo

Melo, José Guadalupe Acuña Alvarez, Jesús Daniel Medina

Soberanes, Karina Nieblas Guerrero, Luis Gaxiola Escobedo,

Raúl Rodríguez Tolosa, Nora Navarro de Lattuada, Rubén

Castro Bojórquez, Víctor Manuel López Vega, Enrique Meza

Álvarez, Yolanda Soto Huitrón, Juan Tapia Cervantes y

Sergio Noriega Verdugo.

El diplomado se impartió los jueves, viernes y sábados de

septiembre a diciembre de 2003. Incluyó la parte teórica y

una serie de recorridos a sitios de interés de la ciudad y del

valle de Mexicali. Lugares como las estaciones antiguas del

ferrocarril, el puente del ferrocarril Intercalifornia que está

sobre el río Álamo, Los Algodones, la ruta de De Anza, la

comunidad cucapá y otros lugares del valle. En Mexicali se

recorrieron los antiguos edificios de las secciones primera

y segunda de Mexicali, así como los subterráneos de la

Chinesca, para terminar en una histórica cantina de Mexicali:

El Norteño.

El 19 de diciembre de 2003 los integrantes del Diplomado

de Historia de Mexicali recibieron su constancia de

participación. Debido al interés mostrado por este grupo, al

finalizar el curso se invitó a continuar las reuniones, pero ya

de manera independiente, en forma de sociedad de historia. La

propuesta fue aceptada, e inmediatamente en enero de 2004

se integró la Sociedad, con la participación de todos los que

habían terminado el diplomado. En las primeras reuniones se

propuso el nombre de la nueva sociedad: Sociedad de Historia

Centenario de Mexicali, a reserva de que fuera aceptado por

las autoridades de la Secretaría de Gobernación.

25


2006. Toma de protesta de la mesa directiva 2006-2007 de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. De izquierda a derecha,

parados: Antonio Tello, Rubén Castro Bojórquez, Daniel Medina, Beatriz Romo, Imelda Lepe, Benjamín Rentería Camino y Sergio Salinas.

Sentados: Nelly Martínez, Beatriz Limón, Yolanda Sánchez Ogás, Yolanda Soto y Malbina Robles Robles.

Desde el inicio de los trabajos los integrantes de la Sociedad

acordaron por unanimidad nombrar presidenta honoraria

vitalicia a la profesora Yolanda Sánchez Ogás.

Una vez realizados los trámites legales, no hubo oposición

al nombre designado. La primera mesa directiva estuvo

presidida por Héctor Robles, quien por su formación de

abogado se encargó de legalizar la existencia de la Sociedad.

Se procedió también a elaborar los estatutos que rigen la

vida de la Sociedad. Fernando Rodríguez Romero elaboró el

logo que identifica a la Sociedad de Historia “Centenario de

Mexicali”. En este periodo se unieron al grupo Antonio Tello,

Beatriz Romo Valdez y Nelly Martínez Chávez. Algunos de

los miembros iniciadores se dieron de baja.

Los objetivos fundamentales de la Sociedad de Historia

“Centenario de Mexicali” son la investigación microhistórica

y la difusión de estos temas de los que generalmente los

historiadores profesionales poco escriben, pero que tienen

importancia local o regional. Otro objetivo ha sido el de

impartir pláticas a alumnos de escuelas primarias, secundarias

y normales. Temas significativos como la reforma agraria, el

origen de Mexicali, grupos indígenas, las misiones en Baja

California y otros han sido expuestos a alumnos del Sistema

Educativo Estatal.

La segunda mesa directiva tuvo como presidenta a Beatriz

Limón. La toma de posesión se realizó en la Sala de Rectores

del Centro de Estudios Sobre la Universidad, con la asistencia

del rector Alejandro Mungaray y de Cristina Terán, directora

del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Mexicali

(Imacum). Este acto estuvo acompañado de la inauguración

de una exposición fotográfica de gran formato que se colocó

en los pasillos del CESU-UABC: “Mexicali Ayer y Hoy” que

presentaba la fotografía y la historia de los edificios públicos

antiguos de Mexicali, los diferentes usos que han tenido y su

uso y fotografía actuales. Después, esta exposición se exhibió

en diferentes escuelas e instituciones públicas.

Otro trabajo que se desarrolló durante este periodo fue la

investigación sobre los gobernadores de Baja California con el

fin de que una vez concluida la investigación los temas fuera

n expuestos ante los miembros de la sociedad. Estos temas

se difundieron, además, con pláticas a grupos asistentes a la

feria del libro Netzahualcóyotl.

De marzo del 2006 a marzo 2007 correspondió a Yolanda

Sánchez Ogás la presidencia de la sociedad. En ese lapso se

proyectó un ciclo de exposiciones sobre el tema presidentes

municipales de Mexicali, que comprendió desde el inicio de

la segunda etapa del municipio en el estado, a partir de 1954

26


hasta concluir con el periodo del presidente municipal Jaime

Díaz Ochoa.

Para difundir este trabajo se publicaron trípticos sobre

diversos tópicos de manera concisa y amena y fueron

distribuidos en las escuelas de Mexicali y museos comunitarios.

Con este fin se elaboró la historia de los cucapá para el museo de

esa comunidad indígena, publicada por el Imacum y un tríptico

en inglés y español para el museo El Asalto a Las Tierras de

Michoacán de Ocampo. En este museo la Sociedad participó

con pláticas sobre la reforma agraria en enero de 2007.

Por el interés que para la Sociedad de Historia tiene la

preservación de edificios con mérito histórico se logró la

participación de Yolanda Sánchez Ogás como integrante de la

Comisión de Preservación del Patrimonio del Municipio, que

coordina el Instituto de Cultura de Baja California.

Otro de los objetivos es la participación de los miembros de la

Sociedad, que así lo deseen, en todos los foros que se organicen

sobre temas históricos; de esta manera el profesor Benjamín

Rentería y quien esto escribe participamos con los temas sobre

los gobernadores Braulio Maldonado y Alfonso García Gonzáles

respectivamente, en el Simposio “Retrospectiva de la Historia

de Baja California” del 11 al 15 de mayo, organizado por la

Asociación Civil de Liberales de Ensenada.

En este periodo se integraron a la Sociedad Malbina Robles

Robles, Guillermo Escárcega y Margarita Quiroz Miranda.

Debido a la importancia y trascendencia de la obra del

Presidente Benito Juárez, en el 2006, cuando se celebró el

bicentenario de su natalicio, se organizó un ciclo de conferencias

mensuales sobre la vida y obra de Juárez, el cual inició con el

tema “Juárez y Baja California” en marzo y culminó con un

ciclo de conferencias en el mes de septiembre, destacando la

conferencia magistral del doctor Manuel Ceballos Ramírez,

miembro de número de la Academia Mexicana de Historia.

Con el nombre de “Juárez en el Bicentenario de su

nacimiento” la Universidad Autónoma de Baja California,

el Centro de Estudios sobre la Universidad y la Sociedad de

Historia “Centenario de Mexicali”. A. C. organizaron un ciclo

de conferencias y panel de historiadores. El programa quedó

como sigue:

18 de septiembre. Profesora Malbina Robles Robles,

miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”.

Conferencia: Benito Juárez y la Educación.

19 de septiembre. Conferencia magistral por el doctor

Manuel Ceballos Ramírez, investigador de El Colef de

Nuevo Laredo, Tamaulipas. Conferencia: Del impasible al

republicano, cien años de juarismo y antijuarismo en la

historia de México.

20 de septiembre. Panel de historiadores. Doctor Manuel

Ceballos Ramírez, Profra. Yolanda Sánchez Ogás. Todo este

ciclo de conferencias tuvo trasmisión simultánea a Ensenada

y a Tijuana. Para celebrar el fin del ciclo de conferencias

se ofreció al doctor Ceballos una comida en el restaurante

Mandolinos con la asistencia de los miembros de la Sociedad

de Historia.

En el ámbito de los reconocimientos, en 2006, la Sociedad de

Historia propuso a la fundación Acevedo A.C. de Playas de

Rosarito, que se otorgara el reconocimiento como “Forjador

de Baja California” con el que cada año se reconoce a

personas destacadas en diferentes ámbitos de la cultura, al

arquitecto Rubén Castro Bojórquez por su trayectoria en el

trabajo académico de la UABC. Se aceptó la propuesta y en

octubre de 2007, Rubén Castro acudió a Rosarito a recibir el

reconocimiento.

Actualmente, 2007-2008, preside la Sociedad de Historia el

profesor Benjamín Rentería Camino y su proyecto principal

es la publicación de una revista con temas diversos escritos

por los miembros de la Sociedad. Otra actividad es continuar

con las pláticas sobre temas históricos impartidas a jóvenes

de primaria y secundaria.

Tres miembros de la Sociedad de Historia participaron

en el libro Memoria Histórica de Mexicali editado por el

XVIII Ayuntamiento en noviembre del 2007. Benjamín

Rentería Camino con el tema “Historia de la Educación en

Mexicali”, Sergio Noriega Verdugo, con el trabajo “Empleo y

Remuneración en la Industrialización reciente de Mexicali” y

Yolanda Sánchez Ogás con los temas “El Asalto a las Tierras y

la creación de los ejidos” y “Nuestros Ancestros; los cucapá”.

En marzo del 2007 fueron reconocidos como ciudadanos

distinguidos por el Ayuntamiento de Mexicali los integrantes

de la Sociedad de Historia: Malbina Robles Robles y Rubén

Castro Bojórquez. Una placa con sus nombres fue colocada en

el espacio indicado en la Casa de la Cultura de Mexicali.

Rubén Castro Bojórquez también fue premiado por su

trabajo de narrativa histórica en el concurso convocado a

fines del 2007 por la UABC, dirigido a universitarios. Participó

en la categoría para académicos y obtuvo el primer lugar.

El objetivo fundamental de todos los miembros de la Sociedad

de Historia en estos primeros cuatro años de existencia ha sido

continuar con la investigación de los temas, que por ser de

carácter local no son poco estudiados por los historiadores de

instituciones académicas. Asimismo la difusión de los mismos

por diferentes vías, especialmente a la gente que muy poca

información histórica recibe: los estudiantes.

27


Libros, reseñas, comentarios...

Sergio Noriega Verdugo

Es nuestra buena fortuna que contemos este año con buenos libros para leer. Uno de

ellos está hecho a la medida de nuestras pretenciones. Para aquellos que nos gusta la

historia y particularmente la de nuestro joven estado de Baja California; para los que

nos resulta difícil ser conformados con cualquier refrito cuando aspiramos a mejores

cosas; para aquellos que soñamos con ser mejores maestros y poder compartir

ideas con nuestros estudiantes, que gozan de juventud e inquietudes múltiples y

representan un futuro promisorio para enfrentar los retos de nuestra sociedad.

Breve historia de Baja California es creación reciente de Marco Antonio Samaniego

López y cinco colaboradores talentosos. Ellos son: Lucila del Carmen León, Mario

Alberto Magaña, Antonio Padilla Corona, David Piñera Ramírez y Alejandro

Mungaray Lagarda. Con excepción de este último, todos cuentan, por lo menos, con

un grado académico en historia. Como se puede desprender de los autores de este

libro, no se trata de advenedizos a la materia.

Marco Antonio Samaniego, coordinador de la publicación, es doctor en historia

por el presitigiado Colegio de México. Además es autor de varios libros, entre los

cuales se encuentran: Los gobiernos civiles en Baja California, 1920-1923, Un estudio sobre la relación entre los poderes

local y federal, 1920-1923 y Los ríos internacionales entre México y Estados Unidos: los tratados de 1906 y 1914. Marco

Antonio Samaniego es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y, cuando estuvo al frente del Instituto de

Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California coordinó la publicación Ensenada: Nuevas

aportaciones para su historia.

Sin embargo, Breve historia de Baja California no es un libro para especialistas. En su prólogo, Samaniego apunta:

“este libro no es para especialistas ni para quienes ya han estudiado historia de la región, sino para aquéllos que apenas

se inician en el pasado bajacaliforniano”.

De acuerdo con Samaniego, Breve historia de Baja California está orientado a apoyar a “los maestros que imparten la

materia de historia de Baja California en los niveles de secundaria y preparatoria”. Aunque siento que esta declaración

resulta demasiado modesta para su contenido, creo que su propósito es inteligente. Comparto la inquietud con el autor

de que la mayor parte de la población de nuestra entidad sufre de un desconocimiento de su historia, sobre todo, la

juventud.

Breve historia de Baja California es un libro accesible y económico, con 241 páginas de texto; cuenta con pocas

fotografías pero incluye mapas e ilustraciones de nuestro pasado indígena, de la conquista española y de la labor

misionera por la fe. Ello, aunado a un vocabulario sencillo, hace que la publicación pueda ser utilizada como texto

escolar. Por lo tanto, creo que a través de este recorrido por la historia regional se ofrece una forma para atender la

necesidad de conocer quiénes somos y ayudar a conformar nuestra identidad entre la comunidad en general.

Sin embargo, la bondad de este libro va más allá: en él se refleja un esfuerzo mesurado y objetivo por decir verdad.

La narrativa podrá ser menos apasionada, pero no resulta menos profesional. Cuando menos en este sentido, este libro

será bien recibido, aun por los expertos en la materia, puedo anticipar.

Breve historia de Baja California forma parte de la Serie Conmemorativa del 50 Aniversario de la Universidad

Autónoma de Baja California. Es una coedición de la Uniiversidad Autónoma de Baja California con Miguel Ángel

Porrúa y fue publicada en el 2006.

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Páginas de historia

Baja California. 55 años como estado de la Federación.

Impreso por el Gobierno del Estado y por la uabc. Mayo

de 2007. 151 páginas. Formato 22x31 cm. Edición de lujo.

Reseña el desempeño de los gobernadores del periodo de

1947-1953 (licenciado Alfonso García González) hasta el

2001-2007 (licenciado Eugenio Elorduy Walther). El libro

está ilustrado con múltiples fotografías inéditas.

A la vera del Colorado. Reminiscencias. Carlos A. Rubio

Parra. Volumen núm. 21 de la colección Baja California:

Nuestra Historia editado por la uabc. Mayo 2007. 272

páginas. Formato 14x21 cm. Edición rústica. El libro relata

la vida y obra del ingeniero Carlos Rubio Parra. Pionero de

la ingeniería en Mexicali.

Inicios urbanos del norte de Baja California. 1821-1906.

Antonio Padilla Corona. Editado por la uabc. Marzo de

2007. 308 páginas. Formato 14 x 21 cm. Edición rústica.

Como su nombre lo indica, describe los inicios urbanos

de las ciudades de Tijuana, Mexicali, Ensenada, Real del

Castillo, todas de Baja California.

Memoria Histórica de Mexicali. La Ciudad que capturó

el sol. Colectivo, editado por el xviii Ayuntamiento de

Mexicali presidido por el contador público Samuel Enrique

Ramos Flores, 2004-2007; octubre 2007. 213 páginas.

Formato 28x34 edición de lujo. El libro se divide en 16

capítulos: 1. La prehistoria por Julia Bendímez Petterson;

2. Los cucapá por Yolanda Sánchez Ogás; 3. Nuestros

Orígenes por Francisco Javier Palacios Flores; 4. Esteban

Cantú Jiménez por Armando Rodríguez Rosales; 5. El

Valle de Mexicali por Óscar Sánchez Ramírez; 6. Los

inmigrantes chinos por Maricela González Félix; 7. Primera

y segunda etapa municipal por María Isabel Verdugo

Fimbres; 8. Abelardo L. Rodríguez por Diana Guerrero

González; 9. El asalto a las tierras por Yolanda Sánchez

Ogás; 10. La educación por Benjamín Rentaría Camino;

11. Arte y cultura por Gabriel Trujillo Muñoz; 12. Las

colonias urbanas por María Isabel Verdugo Fimbres; 13.

Monumentos Históricos por Salvador Vizcarra Schumm;

14. La industrialización por Sergio Noriega Verdugo; 15.

San Felipe por Armando Rodríguez Rosales y 16. Hacia

un futuro promisorio por Marco Aníbal Cantú Elizondo. El

documento contiene un número importante de fotografías.


Casilleros de historia

cic Museo uabc

Av. Reforma y calle L s/n, Col. Nueva,

teléfono 5541977

Sua archivos resguardan más de diez mil

fotografías.

Director: M. en C. Everardo Garduño Ruiz

Horario, de lunes a viernes, de 8:00 a

18:00 horas.

Archivo Histórico del Estado

Av. Pedro F. Pérez y Ramírez núm. 202,

zona centro, teléfono 5525193

Resguarda documentos, fotografíasy

correspondencia oficial.

Director: Lic. Arturo Meillón García

Horario, de lunes a viernes, de 8:00 a

15:00 horas.

Archivo Histórico Municipal

Edificio de la Casa de la Cultura,

Av. Madero y calle Altamirano s/n,

zona centro, teléfono 5529169

Resguarda documentos, fotografías

y correspondencia oficial.

Director: Lic. Francisco Javier Palacios

Flores

Horario, de lunes a viernes, de 8:00 a

15:00 horas.

Biblioteca y librería del Instituto

Nacional de Antropología

e Historia (inah)

Av. Reforma núm. 1333, Col. Nueva,

teléfono 5528279

Resguarda documentos históricos.

Delegada en Baja Calif ornia: Arqueóloga

María Julia Bendímez Patterson

Horario, de lunes a viernes, de 8:00 a

15:00 horas.

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