Javier Ceballos Jiménez - Librerías y Literatura

Literatura

Ya hemos comentado en otras ocasiones que regentar
una librería en España, ya entrado el siglo XXI, es una
labor reservada solo a los más románticos de los
fascinados por los libros. Frente al avance imparable de
Amazon y la potencia de las grandes cadenas de
librerías, los libreros independientes forman una última
línea de resistencia. Para mostrarles nuestro apoyo,
pasarlo bien y conseguir un buen descuento, no hay
nada mejor que pasearnos por alguna de estas tiendas el
Día de las librerías.
Este es el noveno año en que se celebra, y, en cada
ocasión, han logrado aumentar el número de fieles
asistentes, lectores casuales y curiosos que se acercan a
los numerosos eventos y actividades que se celebran a
lo largo de todo el territorio español. En esta ocasión,
habrá desde mesas redondas, charlas, presentaciones
hasta cuentacuentos y conciertos. Si queréis comprobar
las actividades que se van a desarrollar, hay un buscador
en la página del Día de las librerías para que encontréis
las más cercanas.

Esta edición lleva como lema “Las librerías nos
tocan”, con la intención de resaltar no solo el aspecto
físico de las tiendas y los libros, sino también la
manera en que se integran en barrios y ciudades,
convirtiéndose en puntos de encuentro e intercambio
de ideas y cultura. Lugares imprescindibles para
afianzar la creación de comunidad en un momento en
el que cada vez se tiende más a la virtualización.
Quizá haya que añadir la voluntad de las librerías en
adecuarse a los nuevos tiempos, ya que se ha
anunciado la creación de una plataforma de venta
online en la que van a participar numerosas librerías
independientes, una alternativa a Amazon para
aquellos que viven en lugares donde, hasta ahora, no
podían dar servicio. ¿Servirá de algo para luchar con
el gigante de las compras? Lo veremos a partir de
ahora.

Variantes del
NaNoWriMo
que te
sorprenderán
Ya les hemos hablado en otras ocasiones del divertido
NaNoWriMo, un evento mundial en el que miles de
participantes tratan de escribir una novela completa
durante el mes de noviembre. Es una manera creativa de
imponerse una rutina diaria mediante la cual conseguir
más de 2.000 palabras al día y, además, la comunidad
que se ha creado a su alrededor es de lo más
interesante. Pero si quieres probar otra cosa, existen
unas curiosas alternativas que podrían interesarte.
El AcWriMo, el Mes de Escribir Libros Académicos, nació
a partir de un reto casi imposible, como era el de escribir
un ensayo de 50.000 palabras con todas las citas de
investigación en su sitio. Ahora, solo se pide escribir un
buen ensayo sin una longitud concreta e ir registrando el
resultado a medida que avanzas.
El InCoWriMo está dedicado a los amantes de las cartas.
Sí, este reto, el Mes Internacional de la Correspondencia,
busca revivir la pasión epistolar, inundando el mundo con
cientos de cartas, postales o cualquier cosa que puedas
meter dentro de un sobre. Las dos reglas principales son:
escribir 30 cartas en 30 días, y mandarlas por correo
tradicional. Se hace en febrero.

Una de las alternativas más divertidas es el
NaCoWriMo, el Mes Nacional de la Escritura
Conspirativa. La idea es generar una teoría de la
conspiración completa e inteligible en solo 30 días,
buscando la belleza innata en este tipo de teorías.
Como es lógico, es un evento lleno de humor negro…
o tal vez el lugar donde encontrar la verdad de quién
dirige el mundo tras gobiernos títeres…
Para los que disfrutan con la poesía, existe el
NaHaiWriMo, que se celebra en febrero y está
dedicado al mundo del haiku. La idea es escribir un
haiku cada día del mes, aunque no hace falta
limitarse a la estructura silábica de 5-7-5, que es la
tradicional.

El NaNoProgMo va dedicado a aquellos autores que
ya tienen una novela terminada, ideal para los que
acaban de terminar el NaNoWriMo. En lugar de
marcar un ratio de palabras, aquí estamos tratando
de regular las horas de revisión de nuestro trabajo. 50
horas al mes sería un objetivo plausible.
El NaPoWriMo también está dedicado a la poesía y
es uno de los más populares tras el NaNoWrimo. Se
celebra en abril y la idea, como estaréis imaginando,
consiste en escribir un poema al día. No hay
limitaciones de forma o temática.

Biggi, ganador del premio
Cerros de Úbeda de
novela histórica
El escritor vasco Iñaki Biggi ha ganado el premio
Cerros de Úbeda de novela histórica con su título
más reciente, Valkirias. Autor también de El Santuario
y La fórmula Stradivarius, hoy nos dedica esta
entrevista que le agradezco mucho por su amabilidad,
tiempo y dedicación. Eskerrik asko.
Actualidad Literatura: ¿Recuerdas el primer libro que
leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
I. Biggi: El primer libro no, pero sería una novela de
Los Tres Investigadores, magnífica serie para atraer a
la lectura a los críos. Hace poco releí una de ellas
para tratar de encontrar esa fórmula alquímica con la
que lo conseguía. Y por supuesto cómo no mencionar
a Salgari con Sandokán o El corsario Negro.

Tampoco recuerdo qué fue lo primero que escribí. Muchas
cosas, todas ellas perdidas. Pero lo primero que escribí con
un poco de fundamento fue mi primera novela, El Santuario,
que comenzó como un relato corto y terminó con más de 300
páginas.
AL: ¿Cuál fue el primer libro que te impactó y por qué?
I. Biggi: Tal vez El Padrino. Yo creo que es la novela que más
veces he leído, seguramente una veintena. Los personajes
que dibuja Mario Puzo me parecen casi insuperables. Vito
Corleone es un ser monstruoso pero que tiene su propia
dignidad. Esa mezcla me fascina.
AL: ¿Quién es tu escritor favorito? Puedes escoger más
de uno y de todas las épocas.
I. Biggi: Tolkien, Maalouf. Pero me he reído mucho con
Sharpe, Pratchett, Mendoza… He viajado a las estrellas con
Asimov. Y pasado muuucho miedo con Stephen King. Agatha
Christie y su Hércules Poirot. Según lo pienso recuerdo más y
más.

AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado
conocer y crear?
I. Biggi: Iñigo Montoya de La Princesa Prometida. Lucha,
tortura, venganzas, gigantes, milagros, persecuciones, amor
verdadero. ¿Que más se le puede pedir a un libro?
AL: ¿Alguna manía a la hora de escribir o leer?
I. Biggi: Para leer yo creo que no. Lo hago en cualquier
postura y momento. Me abstraigo con facilidad. Escribir ya es
otra historia: silencio y espacio para moverme. Si estoy en
pleno frenesí, y con lo nervioso que soy, enseguida me
agobio y me molesta todo.
AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
I. Biggi: Donde haya un ordenador, tranquilidad, tiempo y
espacio. No pido mucho, ¿no?
AL: ¿Qué escritor o libro te ha influido en tu trabajo como
autor?
I. Biggi: Mis primeras novelas las escribí en un momento en
que estaba sumergido en cualquier lectura de novela histórica
con tramas conspirativas que cayera en mis manos, y me
marcaron mucho. Así que imagino que debería decir Philip
Van Den Bergen y La Conjura Sixtina, Ken Follet y Los pilares
de la Tierra, Amin Maalouf y El Viaje de Baldassare, Umberto
Eco y El Nombre de la Rosa…

AL: ¿Tus géneros favoritos?
I. Biggi: Obviamente la novela histórica. Pero también, y mucho,
la novela negra y muchas obras de ciencia ficción o fantasía.
Hay algunos géneros, no muchos, que no acostumbro a leer,
pero siempre he sido de los que se leen hasta la etiqueta del
colacao cada vez que desayuna.
AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
I. Biggi: Ahora estoy con Tiempos de Esperanza, la última
novela de Emilio Lara, y con Gataca de Frank Thilliez.
Respecto a la escritura estoy con las correcciones de mi quinta
novela, esperando la salida de la cuarta, que aparecerá en
primavera, y terminando de preparar una sexta que ya ha
entrado en la fase de escritura, una vez recopilada la
documentación. Son novelas independientes unas de otras y
me suele gustar reservarme sus tramas, por si se gafan.
AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial para tantos
autores como hay o quieren publicar?
I. Biggi: Pues mal, para qué nos vamos a engañar. Como bien
dices, hay muchísimos autores y todos deseamos ver en las
librerías nuestras obras, que tantas horas, alegrías y sufrimiento
nos han costado, y no hay tanta demanda como para absorberlo
todo. Las editoriales corren riesgos económicos y a veces no
compensa. Todos tratamos de visibilizar las obras. Cuando
publicas una novela, estás ya nervioso con las ventas porque de
ellas depende una futura. Si aún no has conseguido que te la
publiquen, vas de puerta en puerta… No es fácil.