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Excodra XLI: Lo justo

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EXCODRA

REVISTA DE LITERATURA

(Y OTRAS ARTES)

Nº 41

Lo justo

REVISTA EXCODRA

2020


Edición: © Revista Excodra.

Imagen portada: © Carlos Blanco Artero.

La autoría de los textos e imágenes de la revista pertenece a cada uno de sus respectivos autores.

Dirección Revista Excodra: Rubén Darío Fernández.

Revista Excodra. Número XLI, Lo justo. Enero, 2020.

ISSN: 2014­1998.

http://excodra.wixsite.com/excodra

excodra@excodraeditorial.com


ÍNDICE

Contenidos

Página

EXCODRA XLI: LO JUSTO 3

EDITORIAL 5

PROSA 7

Franco Chiaravalloti: Un campo de olivos 7

Begoña García Carterón: La maltratada 14

Fran Norte: Un pequeño recorrido 17

Jorge Rodríguez Hidalgo: ¿Lo justo viene de mente justa? 23

Rafael Saravia: La razón de los utópicos: Suma justicia, suma injusticia 27

Carlos Castán Andolz: La que no vendrá 31

POESÍA 35

Mónica Caldeiro: El asombro que te convirtió en losa 35

Marina Casado: Caminamos sonámbulos 38

Blanca Haddad: Dos faros 39

Antonio Quintana: Cómo equilibrar 41

Nacho Munío: Mecidos 43

ARTES VISUALES 45

Carlos Blanco Artero 46

Diego Dayer 62

Nesam Keshavarz 78

Lo justo 1 Excodra XLI


Ana Rajcevic 94

Tony Pro 108

ENTREVISTA 125

Javier Moreno 125

RESEÑAS 129

Los cuerpos partidos, de Álex Chico 129

Revolución, de Juan Francisco Ferré 132

Políticas de la Nueva Carne, de Jorge Fernández Gonzalo 135

Revolucionarios, de Joshua Furst 138

COLABORADORES 141

Excodra XLI 2 Lo justo


EXCODRA

REVISTA DE LITERATURA

(Y OTRAS ARTES)

Nº 41

Lo justo

Lo justo 3 Excodra XLI


Excodra XLI 4 Lo justo


EDITORIAL

Queridos lectores, os traemos un nuevo número de la revista, en

esta ocasión dedicado a Lo justo, para indagar en el concepto de la justicia.

Ha quedado un número realmente potente y crítico y además muy

entretenido, en el que se exponen diferentes opiniones y sentimientos

sobre qué sea la justicia, pues, ¿qué es la justicia? ¿Cómo funciona y

cómo se hace efectiva? ¿Vivimos actualmente en una sociedad justa o,

hay mucho camino aún por andar? A lo largo de las páginas se irán

transitando diferentes senderos para tratar de aclarar qué es la justicia,

concepto de enorme repercusión en nuestro día a día, que aunque a veces

no la sintamos presente, está ahí, marcando las fronteras de nuestras

acciones a diario.

Su establecimiento, como aparato judicial de un Estado, es realmente

complejo, desde la redacción de las leyes que más convienen hasta

su aplicación, tomando el pulso a los diferentes conflictos de la vida,

midiendo con precisión nuestras conductas, dando un cierto orden determinado

a la sociedad, para que ésta se desenvuelva de la mejor manera

posible, tratando de ser justa, en su ideal, para todos por igual.

Difícil tarea, la verdad.

Pero la justicia es una realidad escurridiza, y va variando con el

paso de los años y ajustándose a los avances de la sociedad que la alberga.

Cada sociedad, a lo largo del tiempo, ha tenido su forma de justicia

particular, no se aplican ahora las leyes como antaño ni las leyes

son las mismas, ni ahora mismo entre diferentes Estados, pues cada

uno tiene sus propias leyes, sus diferentes tipos de condenas, ya que en

cada lugar y en cada época la justicia cambia de forma, se adapta al

momento, y así se ejecuta. Cambian los tiempos y con ellos la justicia,

que ha de mirar por mantener en equilibrio al total de la población que

esté bajo su campo de acción.

Vais a disfrutar mucho este número. Pasen y lean.

Lo justo 5 Excodra XLI


Excodra XLI 6 Lo justo


PROSA

Un campo de olivos

Franco Chiaravalloti

Aún quedaba algo de escarcha sobre el fango acumulado en las huellas

dejadas por los tractores. Denis advirtió que en el reflejo de esa

agua turbia se dibujaba la silueta de un vehículo. Un vehículo desconocido

a tan tempranas horas... ¿acaso eran los dueños de la tierra? El

jornalero levantó la vista, bajó de la escalera y dejó a un lado el vareador

de cosecha. “Audi A6”, creyó identificar a esa distancia.

–¡Zack, Abel, Milad!

Sus compañeros arquearon las cejas al ver un coche tan imponente,

tan lustroso, aparcando junto al acceso al terreno en el que trabajaban

desde hacía seis meses. Si bien no había tiempo que perder –cuanto antes

debían llevar lo cosechado a la almazara–, se acercaron donde Denis

para observar mejor.

Del vehículo bajaron dos hombres con movimientos endebles, y aun

más endebles fueron sus pasos sobre el camino embarrado. Ambos vestían

igual: americana y pantalón grises, corbata al tono, zapatos negros.

El más alto era rubio y de calvicie incipiente. El más bajo tenía cara redonda

y lucía barba rala. Los dos llevaban sendos maletines.

El chapoteo de sus pasos se hizo más nítido a medida que se acercaban.

Con nitidez también llegó el insulto del más alto al verse el pantalón

salpicado de barro.

–Pensé que nunca conoceríamos a los jefes –le susurró Milad a Denis.

–¿Crees que son los dueños? ¿Y por qué tendrían que venir aquí?

Lo justo 7 Excodra XLI


–Oídme –interrumpió Abel–, aún tenemos que recolectar todo aquello.

Hoy no quiero irme a las ocho–. Se dirigió a Zack–: ¿Qué, seguimos?

Pero Zack no se movió de su sitio. Los encorbatados atravesaron el

terreno y se plantaron delante de los cuatro hombres. El levante sopló

con virulencia justo antes de que los visitantes rompieran el silencio.

–Bon dia, senyors 1 –saludaron al unísono.

–Bon dia 2 –correspondió Denis. Sus compañeros se limitaron a asentir

con un tenue movimiento de la cabeza.

–Us hem interromput, oi? –dijo el más bajo–. Sabem que esteu en

plena feina, i per això no volem robar­vos massa temps 3 .

Nadie dijo nada. Se escuchó un carraspeo seguido de un arrullar de

hojas y del chocar de algunas ramas.

El más alto dio un paso al frente.

–Venim en representació de les dues agrupacions polítiques majoritàries

de la comarca. Som enviats de l'ajuntament per oferir­vos tota la

informació que us calgui en relació a aquest moment tan sensible que

estem vivint. Els habitants del nostre territori han d'escoltar totes les

campanes, conèixer totes les posicions 4 .

El más bajo asintió y agregó:

–De esta manera, podréis tomar la decisión más conveniente para

vuestro futuro y el de nuestro país.

Abel resopló. Zack frunció la nariz. El más bajo continuó, ahora con

un tono más solemne:

–Coneixem molt bé la vostra problemàtica. Sabem de les condicions

laborals en les que us trobeu. És per això que, en el meu nom i del partit

que represento, us vull informar breument de quant pot millorar el

1 Buenos días, señores.

2 Buenos días.

3 ¿Os hemos interrumpido? –dijo el más bajo–. Sabemos que estáis en plena faena, y por eso no

queremos robaros demasiado tiempo.

4 Venimos en representación de las dos agrupaciones políticas mayoritarias de la comarca. Somos

enviados del ayuntamiento para ofreceros toda la información que necesitéis en relación a este

momento tan sensible que estamos viviendo. Los habitantes de nuestro territorio han de escuchar

todas las campanas, conocer todas las posiciones.

Excodra XLI 8 Lo justo


vostre futur i el dels vostres conciutadans si ens emancipem de la resta

de l'estat 5 .

Unas olivas cayeron solas sobre la malla y emitieron un ruido seco,

como un repiquetear de dedos sobre una mesa de madera.

El encorbatado alto negó con la cabeza y, antes de hablar, soltó una

risilla insidiosa.

–Cap país del món està disposat a reconèixer la nostra regió com a

nou estat d'Europa 6 . –Se detuvo, observó a los cuatro hombres y prosiguió–:

Seguramente sabéis que, hasta el momento, diecinueve mil empresas

han marchado de nuestra comunidad, previendo las dificultades

económicas que traerá el secesionismo.

Denis abrió la boca y aún más los ojos; quiso preguntar algo, pero se

mantuvo callado. A Milad todo eso le sonaba de algo. Abel volvió a resoplar.

Zack se metió las manos en los bolsillos.

–¿Sabéis qué significa esto? –prosiguió el alto–. Pues que vuestro

jefe tendrá menos posibilidades de comercializar sus productos en la región.

Sus beneficios se reducirán, y quizás el año que viene no podrá

volver a contrataros.

El más bajo apoyó el maletín en el suelo. Unas gotas de barro saltaron

hacia su pantalón y al de su compañero.

–És exactament a l'inrevès. Des de fa gairebé quaranta anys, el nostre

país ha aportat al PBI de l'estat una quantitat de diners molt superior

al que rep de part del poder central. Produïm per alimentar unes

arques que no ens representen. Amb la independència, el diners generats

a casa es quedaran a casa 7 .

Denis, Milad y Zack se mostraban atentos. Abel se rascaba la oreja y

agitaba la rodilla derecha.

5 Conocemos muy bien vuestra problemática. Sabemos las condiciones laborales en que os encontrais.

Es por esto que, en mi nombre y del partido que represento, os quiero informar brevemente

de cuánto puede mejorar vuestro futuro y el de vuestros conciudadanos si nos emancipamos

del resto del Estado.

6 Ningún país del mundo está dispuesto a reconocer nuestra región como un nuevo Estado de Europa.

7 Es exactamente al revés. Desde hace bien cuarenta años, nuestro país ha aportado al PBI del Estado

una cantidad de dinero muy superior al que recibe de parte del poder central. Producimos

para alimentar unas arcas que no nos representan. Con la independencia, el dinero generado en

casa se quedará en casa.

Lo justo 9 Excodra XLI


–Hay otro tema que debe resolverse –le interrumpió el otro–: la manipulación

lingüística y cultural en las escuelas. ¿Dónde se ha visto que

se cuente una historia diferente o se obligue a hablar un idioma a los

niños? Eso es adoctrinamiento.

–Adoctrinament? I el que esteu aplicant vosaltres a la resta de l'estat?

Vols dir que és millor uns nacionalismes que altres 8 ?

Los encorbatados continuaron intercambiando ideas durante un

buen rato. Una frase se engarzaba a otra del compañero, y a cada intervención

aumentaban el volumen de la voz. Movían las manos con vehemencia.

Uno de ellos se aflojó la corbata. El otro se desabrochó la americana.

Si una oración quedaba inconclusa la completaba el otro, y lo

que uno antes había negado minutos después lo aseveraba con elocuencia.

Milad, Abel y Zack parecían haber perdido el hilo de la charla. Sólo

Denis se rascaba la barbilla y apretaba los labios.

Las soflamas salían de las bocas excitadas y eran dispersadas por el

levante, que a esas horas tempranas soplaba frío y rabioso. Denis no

supo identificar quién dijo “ustedes alimentan el nacionalismo” ni “ellos

no respetan la ley”. Uno de ellos –¿el más alto, el más bajo?– vociferó

con satisfacción: “Son bomberos pirómanos: crean el incendio y después

ofrecen el modo de apagarlo”. “Lo vuestro se llama populismo”,

replicó otro. “Nosotros somos la única alternativa para mantenernos

dentro de Europa”, concluyó el más alto; o quizás fue el más bajo.

Las voces, los gestos y los colores de las corbatas se fusionaban con

las brumas de la mañana.

Poco a poco, los otros tres jornaleros empezaron a desviar la vista.

Abel se giró y observó la malla tapizada de olivas que esperaban ser recogidas.

Le dio un codazo a Zack y lo miró con severidad. Después miró

a Milad, pero nadie se atrevió a moverse de su sitio.

La voz del más bajo, que sonó siempre estridente, de golpe se tornó

oscura.

–En este mismo campo donde estáis trabajando, donde habéis tenido

la fortuna de conseguir un sustento para vuestras familias, hace

8 ¿Adoctrinamiento? ¿Y el que estáis aplicando vosotros al resto del Estado? ¿Quieres decir que

son mejores unos nacionalismos que otros?

Excodra XLI 10 Lo justo


ochenta años se libró una de las batallas más sangrientas de la Guerra

Civil, ¿lo sabíais?

El silencio de los jornaleros sirvió como respuesta.

–En esta zona –continuó el mismo encorbatado–, los invasores masacraron

a los nuestros durante cuatro meses, a gente como vosotros,

que vivía de la tierra. Invadieron poblados, violaron mujeres, quemaron

casas. Jóvenes de no más de veinte años. ¿Alguno de vosotros tiene

veinte años?

Zack creyó entender la pregunta y levantó la mano.

–Yo... Tengo veintitrés.

–Pues imagínate.

Los jornaleros miraron a su alrededor. Denis, en efecto, imaginó a

Zack caminando con botas casi sin suelas y vistiendo un uniforme ensangrentado.

Se imaginó a sí mismo llevando un fusil al hombro, atravesando

esta tierra ardiente en verano y congelada en invierno. ¿Acaso

todo ese lío del que hablaban podía acabar en guerra?

Los encorbatados empezaron a esgrimir detalles de esa antigua contienda

de la que los jornaleros nada habían oído. Se calificaban mutuamente

de asesinos, antidemócratas, colaboracionistas, fascistas y de

muchas otras cosas acabadas en ­istas. Mencionaron algo llamado Segunda

República, hablaron de un tal Juan Modesto y de una División

44. El viento agitaba esas palabras y también las ramas que, a unos metros,

expulsaban frutos deseosos de ser recogidos.

Denis volvió a pensar en jóvenes desarrapados atravesando ese mismo

campo. Se cruzó con los ojos de Milad; las cejas de ambos estaban

levantadas, y los labios fruncidos. Varias noches atrás se habían relatado

las experiencias que les obligaron a huir de sus respectivos países.

Milad le habló de un coche que explotó a pocos metros de su casa, evocó

unas paredes derribadas, una ciudad hecha trizas, un viaje en barco

para cinco pasajeros más caro que el precio de la casa destruida. Esa

noche de yuca y aguardiente, Denis le habló de un campo de café, su

campo, que luego pasó a manos de un señor de bigote poblado, luego a

manos de unos jóvenes llegados en camiones pintados de verde, y luego

él y su familia tuvieron que huir, primero a una aldea cercana, des­

Lo justo 11 Excodra XLI


pués a la gran ciudad, después al mar, después aquí. Hubiesen querido

contar esas historias a Abel y a Zack, pero uno había llegado pocas semanas

atrás –aún no tenían la suficiente confianza– y el otro apenas

hablaba castellano.

Los visitantes soltaban las últimas esquirlas de su argumentario. Palabras

como batalla, mutilados o soldados resonaron durante un buen

rato en los oídos de Denis y Milad.

El más bajo miró su reloj y el más alto se levantó las solapas de la

chaqueta cuando recibió el enésimo soplido del levante. Mira com t'has

deixat el pantaló, amonestó uno. I mira el teu maletí, tot pringat de

fang 9 , correspondió el otro. Los dos pares de zapatos ya no brillaban:

ahora lucían una gruesa capa amarronada. Ambas caras mostraban un

gesto muy similar; de asco, o de incomodidad.

El más bajo pareció recordar algo y se acuclilló. Abrió el maletín con

dificultad, intentando no ensuciarse aún más. Extrajo con cuidado un

par de folletos.

–Lean este material. Es la propuesta política de mi partido. –La voz

se le iba deshilachando. En su entrecejo afloraron un par de arrugas.

El más alto también extrajo folletos de su maletín, pero no pudo evitar

que algunos papeles se le desparramaran en el fango.

–Aquí está lo mío– dijo.

Zack recogió los folletos de uno y de otro sin saber si guardárselos

en el macuto que le colgaba del hombro o dárselos a sus compañeros.

Batallas, mutilados, soldados. El campo de olivos allí detrás. La tierra

en la que crecían esos olivos.

El alto y el bajo cruzaron una mirada definitiva. Quizás pensaron en

estrechar la mano de los cuatro jornaleros, pero al final se limitaron a

inclinar la cabeza levemente.

–Que tingueu bon dia, senyors 10 .

Caminaron con torpeza por el sendero que había creado el ir y venir

de los tractores. Uno de ellos trastabilló y se embarró aún más, y ese

movimiento en falso salpicó la americana del compañero. Me cago en

9 Mira cómo te has puesto el pantalón, amonestó uno. Y mira tu maletín, todo pringado de fango.

10 Que tengan buen día, señores.

Excodra XLI 12 Lo justo


la puta, se escuchó a lo lejos; no llegó a escucharse la respuesta del

otro.

A duras penas consiguieron llegar al vehículo. Sin voltearse, arrojaron

los maletines en los asientos traseros, subieron a los delanteros y

arrancaron. El eco del motor se oyó profundo a pesar de la distancia.

De inmediato, Zack y Abel regresaron al trabajo. Denis y Milad permanecieron

en el mismo sitio, escuchando el ulular del levante que

reemplazaba el rugir cada vez más tenue de aquel motor. Uno recordó

el sonido de una pared partiéndose; otro, el olor de las semillas de café.

Miraron hacia la tierra encharcada, esa tierra que, gracias a Dios, no

paraba de regalar olivas. Perdieron la vista hacia las hectáreas alrededor,

ese campo ávido de recibir el trabajo de sus manos tan rústicas,

tan apergaminadas, tan ajadas por el frío.

FCh

Lo justo 13 Excodra XLI


La maltratada

Begoña García Carterón

La Justicia de hoy en día es como una mujer maltratada. Una más.

Fue concebida en tiempos inmemoriales para mediar entre todos los

seres del mundo, sujeta exclusivamente a leyes naturales que se basaban

en el bien y el mal, lo justo y lo injusto, lo positivo y lo negativo, el

yin y el yang. Los antiguos la retrataron bajo la apariencia de una mujer

con una balanza en la mano que siempre buscaba el justo equilibrio.

Y un buen día, allá por el siglo XV, alguien le puso una venda en los

ojos… La Justicia es ciega, dicen, aunque en realidad se podría pensar

que la han cegado y subordinado al punto de vista de otros.

La Justicia anda por el mundo mecida por intereses ajenos, supeditada

al yugo de la Ley, su pareja indisoluble, sometida a los intereses

de cada Estado, vapuleada por leyes partidistas, engañada por juristas,

jueces y jurados, denostada por una sociedad que ya no sabe verla en

su natural esencia, tal y como debería mostrarse. Hoy en día no se hace

Justicia, se aplican leyes, leyes que cada jurista, juez o jurado entiende

a su manera, bajo su punto de vista y en función de intereses que, a

menudo, nada tienen que ver con el equilibrio de la balanza.

Veo un documental titulado La lucrativa ruta del hachís. Explican

algo que sabemos todos: que en las montañas del Rif, en el norte de

Marruecos, se cultiva la mayoría del cannabis que se consume en el

mundo entero. Su consumo es ilegal, pero está extendido en países ricos

y hay un sinfín de inversores internacionales que se lucran y enriquecen

con ello. Y sin embargo, los agricultores que lo producen no

sólo viven condenados a la miseria, sino que además son perseguidos

por la Ley y pueden ser detenidos, juzgados y condenados a prisión.

Cuentan que algunos de ellos, para sobrevivir y poder mantener a sus

familias, viven al margen de la sociedad al punto de no registrar los

nacimientos de sus hijos, privándoles así de derechos como la sanidad

pública o la escolarización. La Justicia, si actuase de manera natural,

Excodra XLI 14 Lo justo


probablemente ampararía a estos trabajadores y los dotaría de los mismos

derechos que el resto de agricultores y productores, pero la Ley los

condena mientras hace la vista gorda con aquellos que se enriquecen.

Veo en las noticias a miles de personas que huyen de las guerras y

de la miseria en sus lugares de origen en busca de un futuro mejor. Intentan

llegar a esos países que prometen a sus ciudadanos la justa prosperidad

que todo humano merece. Muchos mueren por el camino sin

recibir asistencia, otros se dan de bruces con unas fronteras que les

cierran el paso y les niegan ningún derecho, otros acaban en campamentos

indignos sin saber qué será de ellos o en CIES en los que se les

hacina y se les trata como a delincuentes. Y mientras, los que dictan la

Ley nos quieren hacer creer que es así como tiene que ser, esa es su

Justicia.

Veo en un reportaje de GreenPeace que la industria textil es una de

las más contaminantes del mundo. Los vertidos de los tintes intoxican

las aguas y el aire de los lugares donde se producen y se aplican. Aguas

que se vuelven verdes, rojas o negras en función de la demanda en la

cadena de producción. Aguas que intoxican a su paso los cultivos y los

alimentos, y con ellos a las personas. En Europa se prohíben o se evitan,

pero en los países del tercer mundo, en Asia especialmente, la Ley

los permite, los ampara. Y allí van todos los productores de moda

mundial, uno de los sectores más ricos, a producir y teñir sus prendas

que luego venden en todo el planeta. A contaminar en otra parte, a cagar

en casa del vecino para no ensuciar la propia. Y mientras todos miramos

para otro lado y vestimos esas piezas, orgullosos de lucir a la

moda, teñimos de negro intenso la venda en los ojos de la Justicia, cegando

incluso su cordura.

Veo a personas que padecen enfermedades crónicas, que sufren a diario

desde hace años, que piden, claman, dejar de sufrir, y suplican que

se les ayude a acabar con su sufrimiento. La Justicia debería acompañarlos,

ayudarlos, comprenderlos y facilitar aquello que piden: la eutanasia

asistida. Pero la Ley lo impide y a quien se le ocurra contradecirla

se le acusará de homicidio.

Lo justo 15 Excodra XLI


Veo a pueblos enteros, a poblaciones inmensas, que reclaman cambios

en sus leyes. Pueblos que quieren ejercer su derecho a voto, a independizarse

de Estados con los que no se entienden, a cambiar políticas,

a transformar sus vidas… Colectivos que alzan su voz para pedir lo que

consideran justo. Y veo a los líderes de esas peticiones acabar con sus

culos en la cárcel, sin derecho a réplica. Por justas que sean sus peticiones,

no hay Justicia si se cree que están fuera de la Ley.

Veo monarquías impuestas, dictaduras tiranas, democracias falsas y

corruptas, lobbys de poder... Pero la Ley los ampara y la Justicia brilla

por su ausencia.

Veo a diario, cómo las mujeres del mundo se enfrentan a matrimonios

forzosos, a condiciones laborales infames y desiguales, a la esclavitud,

a la prostitución, a violaciones, vejaciones, palizas… hasta a lapidaciones.

Y veo a la Justicia ahogada bajo la fuerza bruta y el peso de

la Ley, sometida, vejada y humillada como una mujer maltratada más.

Quizá, algún día, se alce y, ante la Ley, grite y se defienda. Quizá se

una a ese grito de guerra que han coreado tantas mujeres en el mundo

y que reza “el violador eres tú”. Y espero que le caiga por fin la venda

de los ojos. Porque la Justicia requiere una nueva mirada que recupere

su esencia natural.

BGC

Excodra XLI 16 Lo justo


Un pequeño recorrido

Fran Norte

Quería haber escrito una reflexión sobre lo que entiendo por la justicia,

pero es, de veras, un concepto demasiado grande para mis manos,

que requiere de mucho más estudio de lo que pensaba, la justicia no es

asunto menudo, es uno de nuestros grandes pilares sociales, y cada sociedad,

según su moral y su política, e incluso también su economía, ha

de ajustar la justicia a ella misma para su próspera existencia. Pues no

hay justicia en sí, según lo veo, sino justicia según los tiempos que corran,

me temo. Lo que fue justo y necesario de hacer ayer, no tiene por

qué serlo hoy. Indagando en la justicia, encontré muchos textos, que

me gustaría compartir con vosotros, que aunque puedan tocar el tema

de la justicia lateralmente, en realidad, es su fondo, la necesidad de

una justicia determinada para una sociedad determinada. Aquí os los

pongo, la verdad es que le dejan pensando a uno, tenía muchos más,

pero por cuestión de espacio, rescato éstos que van a continuación.

A) En la Antigua Grecia, Demócrito, decía cosas como éstas sobre la

justicia, acorde a la violencia que vivían a diario:

“Es preciso dar muerte a toda costa al que hace daño contra justicia.

El que lo haga en cualquier ordenamiento gozará de una mayor cantidad

de tranquilidad, de justicia, de confianza y de bienes”.

“Tratándose de un salteador o de cualquier bandido, se halla libre

de culpa el que lo mate, tanto por propia mano como si lo manda hacer

o lo aprueba en votación”.

B) En el Antiguo Egipto, sobre las acciones de sus dioses para mantener

a la sociedad, pero la humanidad, se ve que ni a los dioses obede­

Lo justo 17 Excodra XLI


ce… está muy curioso cómo lo dice, y de esto hace más de tres milenios:

“He realizado cuatro buenas acciones en la puerta del país de la luz:

he creado los cuatro vientos,

para que todo el mundo pueda respirar en su tiempo.

Ésta es una de las acciones.

He creado la gran crecida de las aguas

para que el pobre pueda disponer de ella tanto como el rico.

Ésta es una de las acciones.

He creado a cada uno su prójimo igual a él

y he prohibido que uno y otro cometan injusticias.

Pero sus corazones se han opuesto a lo que he ordenado.

Ésta es una de las acciones.

He hecho que sus corazones dejen de olvidar el occidente

(es decir, he creado el temor a la muerte),

para que se hagan ofrendas a los dioses locales.

Ésta es una de las acciones”.

C) En 1872, Eugenio García Ruíz, en “Los siete artículos capitales (o

sea, la democracia gobernando)”:

Nos proponemos escribir, si nuestras salud y nuestras ocupaciones

nos lo permiten (y el lector debe hacerse cargo de que aquella, despues

de una vida trabajosa y triste, no es muy buena, y estas son inmensas y

variadas) una serie de artículos, cuyo objeto es demostrar, no solo la

excelencia intrínseca de la democracia para hacer la felicidad de este

país, hoy moral, política y materialmente perturbado, sino también explicar

lo que hará esa democracia en el poder, dado el caso de que,

como todo conspira á creerlo, venga un acontecimiento que la entregue

la dirección de los destinos de la pátria española.

Excodra XLI 18 Lo justo


Y hablamos á propósito de la democracia y no del gobierno republicano,

porque la palabra democracia lo abarca todo; y tan es así, que estamos

íntimamente convencidos de que los venideros se han de reir

grandísimamente de que aquí, á la raiz de la Revolución de Setiembre,

haya existido un partido que se llamó democrático en el instante mismo

de elevar un trono sobre las ruinas del que desapareció en medio de

aquel fuerte sacudimiento. Si cuando, decretada la creación de ese

trono, hubieran levantado la cabeza algunos grandes hombres de la

culta antigüedad, los Solones y Pericles, los Epaminondas y Fociones, y

hubieran oido á varios políticos nuestros llamarse demócratas y votar y

traer un rey para mandarlos y mandar sobre el país, de seguro que hubieran

dicho «que los sofistas, aquellos ridículos sofistas de su tiempo

habian vuelto á este mundo de miserias en una transmigración portentosa

para apoderarse de las principales posiciones en la gobernación de

la España con honra.»

La democracia no es ni puede ser otra cosa que el gobierno del pueblo

por el pueblo con exclusión total del poder y hasta del nombre de los

reyes. El decir otra cosa, es mistificar la palabra y burlarse de un pueblo

ignorante, insustancial é impresionable.

Y dada la anterior definición, no por mortificar á nadie, sino en obsequio

de la ciencia política, debemos decir nosotros que nunca hemos

adulado ni adularemos al pueblo, que el gobierno de la democracia

puede ser, así como el de los reyes y el de los grandes, un gobierno tiránico,

lo cual sucede cuando se separa de las vías de la justicia.

D) En 1886, Pablo Correa y Zafrilla, en “Democracia, federación y

socialismo”:

La democracia, así entendida, no merece los elogios que se le tributan.

No es el gobierno del pueblo por el pueblo mismo. Con ella la libertad

será siempre ilusoria, vano el derecho é impalpable fantasma sin

realidad ni vida la justicia. ¿Cómo no? El pueblo, con el individuo aislado,

frente á frente del Estado, es como un informe montón de imperceptibles

átomos, que nada pesa en la política. El huracán no conmueve

Lo justo 19 Excodra XLI


siquiera una pequeña piedra; pero levanta nubes de menudo polvo, que

llenan el espacio. Las olas se estrellan impotentes en la roca más humilde,

pero arrastran montes de arena. Así, el pueblo, disuelto y débil, es

fácilmente presa y juguete de las ambiciones mil que agitan y revuelven

el mar de la política, llevándole de uno á otro lado, de revolución en

reacción, en continuo vaivén, un centenar de políticos, verdaderos demagogos,

que, con el disfraz de revolucionarios ó con capa hipócrita de

salvadores de la sociedad y del orden, falaces y malévolos, son la perturbación

constante y la ruina de los Estados. Nunca por este camino

llegará á ser soberano. Correrá de oligarquía en oligarquía, hoy sirviendo

á un partido, mañana á otro, fracciones exiguas, tan codiciosas

como incapaces, para concluir ora en la ignominia de la dictadura, ora

en la vergüenza del imperio. Con la centralización, con el Estado único,

los ambiciosos tienen á su disposición todos los recursos del país, así los

morales como los materiales, apartan al pueblo de aquello que más de

cerca le toca y le interesa, le dividen, le vician, le corrompen, y la política

personal y la lucha de las pasiones ocupan el lugar de la justicia y la

verdad.

Los mismos partidos políticos se desvirtúan con la centralización,

falta al fin que en la sociedad deben cumplir. Deben ser aquellos, órganos

vivos de las distintas y encontradas opiniones que aspiran á regir

los destinos de los pueblos como más conformes con la justicia y el progreso,

ora traduciendo en leyes los principios jurídicos de las diversas

escuelas que se atribuyen la verdad en las regiones etéreas de la especulación,

ora realizando las aspiraciones populares que nacen sucesiva

y espontáneamente en la conciencia pública por el cambio incesante de

las condiciones de la industria y de las artes que engendran nuevas necesidades

y exigen, por lo tanto, distintos medios. La ilustración, además,

cunde y se propaga irresistible á media que avanza la razón en su

carrera, como se difunden los rayos del sol según que el padre de la luz

se eleva sobre el horizonte, sugiriendo de continuo nuevos conceptos

de la vida y del destino de los hombres. Los partidos deben representar

y ser la voz de las múltiples aspiraciones del país; mejor dicho, deben

ser el país mismo moviéndose para la realización del derecho, y tener

Excodra XLI 20 Lo justo


su conciencia, su fuerza y su valor en el seno del pueblo, en el fondo de

la sociedad, donde se enlazan el pasado, el presente y el porvenir, y

donde se conciertan y harmonizan el buen sentido y la razón, los hechos

y las ideas, las costumbres y las ciencias, y, en fin, los intereses todos.

Á estos principios deben obedecer los partidos al organizarse, de

este modo podrá ser verdadera la soberanía popular y no habrá ó no

será tan grande y tan funesta esa masa flotante de indiferentes, monstruos

de egoismo envidiosos de su sombra que se llaman independientes

y son esclavos envilecidos, recurso y apoyo de los déspotas, verdadera

plaga de las naciones, indignos de justicia y hasta de misericordia.

Hoy los partidos no son esto, sino turbas movidas por un centenar de

personajes ambiciosos, servidos por empleados y aspirantes sin conciencia,

que bullen, traen y llevan, adulan y maldicen, distribuidos todos en

tantos grupos como son necesarios para turnar en el poder y en el goce

del presupuesto. Esos personajes no representan, sino que dirigen á su

fracción respectiva como los pastores dirigen al rebaño ó el capitán á

una compañía de autómatas, bastando el más pequeño movimiento, el

gesto más insignificante en los primeros para que los segundos obedezcan,

varíen de ruta y se dirijan á otro lado.

E) En 1975, Michel Foucault, en “Vigilar y castigar”:

“Que las penas sean moderadas y proporcionadas a los delitos, que

la muerte no se pronuncie ya sino contra los culpables de asesinato, y

que los suplicios que indignan a la humanidad sean abolidos”. La protesta

contra los suplicios se encuentra por doquier en la segunda mitad

del siglo XVIII: entre los filósofos y los teóricos del derecho; entre juristas,

curiales y parlamentarios; en los Cuadernos de quejas y en los legisladores

de las asambleas. Hay que castigar de otro modo: deshacer

ese enfrentamiento físico del soberano con el condenado; desenlazar

ese cuerpo a cuerpo, que se desarrolla entre la venganza del príncipe y

la cólera contenida del pueblo, por intermedio del ajusticiado y del verdugo.

Muy pronto el suplicio se ha hecho intolerable. Irritante, si se

Lo justo 21 Excodra XLI


mira del lado del poder, del cual descubre la tiranía, el exceso, la sed

de desquite y “el cruel placer de castigar”.

Vergonzoso, cuando se mira del lado de la víctima, a la que se reduce

a la desesperación y de la cual se quisiera todavía que bendijera “al

cielo y a sus jueces de los que parece abandonada”. Peligroso de todos

modos, por el apoyo que en él encuentran una contra otra, la violencia

del rey y la del pueblo. Como si el poder soberano no viera, en esta

emulación de atrocidad, un reto que él mismo lanza y que muy bien podrá

ser recogido un día: acostumbrado “a ver correr la sangre”, el pueblo

aprende pronto “que no puede vengarse sino con sangre”. En estas

ceremonias que son objeto de tantos ataques adversos, se percibe el entrecruzamiento

de la desmesura de la justicia armada y la cólera del

pueblo al que se amenaza. Joseph de Maistre reconocerá en esta relación

uno de los mecanismos fundamentales del poder absoluto: entre el

príncipe y el pueblo, el verdugo constituye un engranaje; la muerte que

da es como la de los campesinos sojuzgados que construían San Petersburgo

por encima de los pantanos y de las pestes: es principio de

universalidad; de la voluntad singular del déspota, hace una ley para

todos, y de cada uno de esos cuerpos destruidos, una piedra para el Estado;

¿qué importa que se descargue sobre inocentes? En esta misma

violencia, aventurada y ritual, los reformadores del siglo XVIII denunciaron

por el contrario lo que excede, de una parte y de otra, el ejercicio

legítimo del poder: la tiranía, según ellos, se enfrenta en la violencia

a la rebelión; llámanse la una a la otra. Doble peligro. Es preciso

que la justicia criminal, en lugar de vengarse, castigue al fin.

FN

Excodra XLI 22 Lo justo


¿Lo justo viene de mente justa?

Jorge Rodríguez Hidalgo

¿Tiene algún sentido pensar en la justicia? ¿Hay alguna forma de

desobedecer el mandato sanguíneo que nos impele a avanzar en la dirección

que solamente él conoce? ¿Creer que lo hacemos es la ilusión

de aplicar una corrección de justedad al albedrío del instinto? Y si fuera

posible, ¿el sentido de la justicia nace con cada uno de nosotros? ¿Hay,

en consecuencia, una justicia en cada individuo? ¿La justicia es, en realidad,

la suma de justicias o su yuxtaposición? Y en este último caso,

¿tratan de lo mismo las individuales justicias o de aspectos diferentes?

¿Su especificidad es una parcialidad? ¿Qué relación existe entre justicia

y libertad, igualdad, fraternidad? ¿Se puede ser justo aceptando la servidumbre,

la desigualdad y la desafección? ¿Lo justo perjudica a uno y

salva al grupo? ¿La justicia es singular o plural?

Creo que llegaré tarde a la película que menos expectativas me ha

suscitado en los últimos tiempos. Este Joker que vocean, desde todas

las atalayas, familiares, amigos, extraños, sospechosos todos de amar

un cine que no me gusta, no mueve un ápice mi interés. Pero en el camino

del cine estoy, como un peregrino por tierra extraña en pos de su

santuario, más por respetar el acuerdo tácito que ella y yo mantenemos

de conocer antes de hablar o dejarnos llevar por los juicios de otros. Cabalgando

sobre el acúfeno que se ha apoderado de mi oído derecho, un

prejuicioso jinete con rostro de Batman me fustiga con saña, pero no

para llegar antes, sino para retroceder y no presentarme ante las puertas

de la sala. Por nada del mundo artístico quisiera perder el tiempo

entre imágenes del murciélago de noche subterránea y adinerada que

parece poseer –¡él también!– su propio código de justicia; una justicia,

por cierto, que se asienta en el pilar de la venganza personal, cuyas razones

irradian su círculo inmediato y abarcan todo el arco de la sociedad.

Es verdad que no me han gustado nunca los murciélagos por su

morfología, por su nocturnidad pesada y presta a la traición de las lu­

Lo justo 23 Excodra XLI


ces, pero especialmente porque su sistema de comunicación se encuentra

en el extremo opuesto del nuestro. Aunque, he de reconocer, no podemos

decir lo mismo de su forma de actuar porque, como nosotros, ni

(se) ven ni (se) oyen ni dicen 'esta boca es mía', pero todo lo cumplen

por mor de las sabias y muy sofisticadas alternativas que la naturaleza

silente pone a disposición de los seres vivos, incluso de aquellos que parecen

frenados por la simplicidad o la elementalidad. Batman, pues, no

quiero, pero tampoco los personajes a él asociados, entre los cuales este

payaso de “Joker” que sin gracia ríe en mi recuerdo.

Las palomitas –su olor como un tapiz salido del telar– saltan dos calles

en mi busca. Estoy en el cine antes de entrar. Ya no me resisto. Al

contrario. Espero que lo que presumo una tediosa monserga pase lo antes

posible. Las luces se resisten a abandonar el patio de butacas, pero

lo hacen finalmente. Una carcajada lastimera relámpago oscuro es; después,

el trueno muestra el rostro pintado del triste.

NO HAY MÁS NOCHE QUE LA NOCHE

Si pudiera abrir la boca para no decir nada; si pudiera cerrar los

ojos para seguir viendo; si pudiera volver atrás para adorar al ídolo negro

que acaba de abandonarnos en la miseria de la orfandad. Pero nada

de todo esto puedo. Nada. Ella y yo caminamos resistiéndonos a los pasos.

Romeros somos. Tampoco ahora queremos llegar: el juego de las

creencias se nos ha invertido dentro mientras nos hundíamos en los

asientos. La carcajada se repite como un acúfeno nuevo. ¿Las risas sólo

pueden ser tristes? ¿O es la tristura un invento de los poetas sin atributos

de creadores? Acepto, aceptamos la risa: aceptémosla con sucia higiene.

Dame esta calle; toma esta esquina, que no quiero equívocos.

Cerca, la casa. Quizá entonces podamos pensar a salvo. ¿Y si amáramos

la muerte del otro con devoción? Joker, Joker, Joker, Joker, Joker. En la

noche del sueño se despertará el recuerdo de lo que ya es posible contar.

No duermo ni permanezco despierto. Sea la razón la primera cautiva

del animal desordenado. Quizá Joker.

Excodra XLI 24 Lo justo


JOKER

Danza, mimo, tragedia, invertida comedia, solipsismo del espectador

sabio entre los brazos de su butaca. Guiñol inane, sórdida evacuación en

el vomitorio para seguir comiendo. El que mira en la noche iluminada por

el celuloide se traiciona para ser justo o justamente se reconoce en la aversión

de sí mismo. ¿Un fénix del ingenio dramático se transmuta o revela?

¿Se rebela el único o a la generalidad sucia se entrega o muestra cómo el

uno es nada como nada es el todo moralizante y genocida? Joker sin rey

ni cortesanos: Joaquin en pie de actorazo remueve la mierda con inventada

mierda para la mierda que se oculta en la oscuridad de la sala para

sufrir de gozo o gozar sufriendo el dolor del prójimo. Grande como un

griego desconocido, más grande que el macedonio de las historias ciertas

pero fingidas. Ser capaz de dejar huellas de sangre previas al silencio embrutecedor,

al desconcierto, a la admiración, al fetiche que ya está naciendo

en el útero del asesinato admitido en la andrajosa alma de quien es expulsado

de la falsa noche, el 'voyer' salvado que no aplaude la muerte porque,

¿quién sabe?, de noche todos los gatos son pardos.

EL JUICIO

Para desayunar hemos despertado. Entre una opípara comida es posible

pensar en el hombre que mata y amarlo, amar sus decisiones y olvidarnos

de las víctimas porque somos capaces de repensar a Concepción

Arenal y compadecernos del… “Joker”, no de Joaquin Phoenix, ya

becerro de oro, o más. De buena mañana, asesinamos gastronómicamente,

nos alimentamos del dolor nocturno que como enjundia primera

se ha asentado en la base de nuestras carnes. Matar a los demás no

sólo está justificado en muchos casos, sino que es un acto heroico, sacrificial:

el cordero afila el cuchillo para acabar con el lobo. Le doy a

ella el mío para abrir la tapa de la mantequilla. También le canto la receta

de las tostadas cruentas. Le paso las mermeladas de colores tristes.

“¿Pero cómo es posible que nos envenenen con estos potingues llenos

Lo justo 25 Excodra XLI


de 'Es'?”. Bah, odiaremos el delito… ¡Pero si no es delito matar tan ricamente!

A la boca acuden los refranes aprendidos: “consejos vendo y para mí

no tengo”; “con la capa de los gitanos se tapan los castellanos”. ¿Puede

alguien, por el amor de Dios, encerrarme a esos miserables que están

jodiendo el mundo? No es necesario que modere ni el volumen ni la calidad

de las palabras. Estamos de acuerdo en que hay razones para

todo, porque sabemos qué conviene en cada momento, sabemos qué es

justo, no la justicia, que es sólo un nombre, la sustancia muerta de lo

vivido. ¡A qué tanto invocar leyes, pensamientos, morales, éticas! Palacios

levantan para representar la parodia de los derechos y enseñar que

la justicia es un castigo humano que se nimba con lo divino para que la

venganza del asesino semeje lo contrario. “Pero está sabrosa la tostada,

nadie diría lo que contiene”. Ni ella ni yo sabemos quién lo ha dicho.

La justicia, entonces, ¿ha de ser justa o simplemente basta con que

sea un juego de equilibrios o trucos de magia a la antigua usanza? Jueces,

fiscales, abogados, partidarios, detractores, fedatarios, lapidarios,

enterradores, poetas, basureros… Pobre “Joker”, ¿qué hará fuera de la

película? Hemos de uniformarlo o togarlo o disfrazarlo de lo que convenga

al razonamiento más puro; incluso le podemos dar nuestro aspecto,

nuestro ser íntegro, y defender su causa completa. Nosotros sus

abogados o fiscales o jueces seremos. Quid pro quo. No es posible escarmentar

en cabeza ajena: el canon está sobre la mesa del desayuno.

La mañana abre su rosa de luces. Me dispongo a salir. En el descansillo

veo unos muebles destartalados de alguien que se suma a la escalera.

Hum, ¿quién será? Vuelvo sobre mis pasos y cierro la puerta. Al

instante, el timbre. Abro: una sonrisa forzada. ¿Joker?

JRH

Excodra XLI 26 Lo justo


La razón de los utópicos: Suma justicia, suma injusticia

Rafael Saravia

La razón ha sido nuestra bendición y nuestra cruz. La facultad del

alma humana para pensar ha puesto los límites altos, pero no dejan de

ser límites muy asequibles en términos globales. Hay procesos insuperables

que abonan la dialéctica y el regusto por lo imposible en el razonamiento

humano. Palabras como Dios, Belleza, Principio o Justicia que

atienden a un mismo fin último y cuya descripción, cuyo resonante, no

es otro que el de la abstracción y limitación por parte de nuestra esfera

pensadora. Ninguna ley humana está cerca de justificar ninguno de

ellos y, sin embargo, son ejes fundamentales para caminar un paso más

en busca del horizonte que siempre será eso: frontera inalcanzable.

La justicia, al igual que la belleza, es un lugar reservado para la frustración

del que quiera apresarla en un significado concreto. Sólo los

místicos y los poetas pueden laudar –desde el compromiso que tienen

con la derrota y los derrotados– tamaña sinrazón. Sólo ellos pueden caminar

sin reserva por los lodos que la significación moral induce en estos

términos. En ese plano, en el de la oración, los poetas y los místicos

pueden enfrentarse a términos tan desoladores, tan mastodónticos, tan

inabarcables como lo pueden ser los de Justicia o Belleza.

Hace tiempo mi idea de justicia se encaminaba más hacia esa máxima

kantiana Fiat iustitia, et pereat mundus: “Que se haga justicia, aunque

el mundo perezca”. Esa contemplación infinita de la justicia como

acto de fe que siempre parte de la máxima exquisitez. Ese lugar inmaculado

que congrega el conjunto de todas las virtudes o, por lo menos,

las testimonia. Un concepto suprahumano que ha de defender su propio

significado aun a expensas de nuestra propia existencia.

Hoy mi visión es otra. Una mucho más cercana al aforismo que Cicerón

acuñó: Summum ius summa iniuria.

La justicia no existe. La justicia como bien entregado por los dioses

corresponde a eso, al ámbito místico del que progresa en el concepto de

Lo justo 27 Excodra XLI


perfección y, por tanto, de belleza. Es tal su distancia de los términos

ecuánime, empírico, objetivo que muchos todavía se escandalizan cuando

el fallo de ésta conlleva una reglamentación arbitraria, emocional y

condicionada por la materia blanda que conforma la debilidad y falta

de virtud del ser humano y la sociedad que construye.

La justicia no existe, pero al igual que la belleza, es el camino hacia

su conocimiento el que nos hace mejores. Sólo el desposeído puede caminar

en pro del don. Sólo el que no tiene y no aspira a tener puede sublimar

la posibilidad del reparto entre iguales. Y siempre la justicia personal

entrará en conflicto con otras justicias individuales que medirán a

cada sujeto contrariado por sus deseos de poder.

Aristóteles dice que la justicia es darle a cada uno lo que se merece.

Por tanto la justicia no genera renovación en el entorno de la bondad y

la superación. La justicia sólo es apta para los deseosos de ella, para los

limpios y puros. Es decir, la justicia jamás será para los hombres –esos

hombres que, como bien define Ciorán, tienen más posibilidades de salvarse

a través del infierno que del paraíso– una realidad alcanzable.

Por eso desde el canto, desde el poema... desde la libertad que genera

el pensamiento y su dicción musical –que nos acerca a un lenguaje

sin limitaciones en lo estético–, uno puede cantar a ese más allá que

responde sin pretensión de conquista. Sólo puede haber anhelo de justicia

y ganas irreparables en acercarnos, como quien quiere atrapar el

horizonte, un paso más en el camino sin meta.

Por eso, desde la pretensión y jamás desde la certeza, la clave de la

justicia está en el deseo de ella y su búsqueda. En la invocación perpetua

de la belleza, en la reivindicación de no ser ni estar jamás con alguien

o algo que se considere por encima de cualquier semejante. Por

eso el poema –ese lenguaje que jamás atenderá a la jerarquía de ningún

poder establecido– es un buen calzado para el camino insaciable de la

nada; es decir: lo justo.

TUS RAZONES

Hay una razón para esta oscuridad.

Excodra XLI 28 Lo justo


No has abierto los ojos.

No has contemplado las ganas que se apuran en las manos­grietas.

No has sabido crecer en el tacómetro de los indomables.

En este albor,

no fueron tus fuerzas parte de la fianza inconfundible

que avala las órdenes de los desahuciados.

No has cambiado ni un silencio por vergüenza.

No conociste la rectitud,

y aún así, fuiste aprendiz entre dos puntos.

No te sentaste,

no rehusaste la doctrina del arrodillamiento ante la estatua,

no negaste tu sed de previsión ni tu miedo a la falta de crédito.

No cogiste, pero no diste tampoco.

Fuiste parte del gris que dejó crecer lo medible.

No supiste ser pieza de la intemperie,

no hubo nada más que aspirinas en tu dolor espiritual,

no sembraste jamás el tacto.

Fuiste barbecho en tu demanda de luz.

No pensaste en la sal del proscrito,

no asumiste la corteza de los transeúntes sin cornisas.

No hubo paz, ni uvas,

ni pan compartido en el calor de la toquilla común.

Tú reservaste el pudor para sepultar caléndulas.

Reservaste la espera para preñar con desidia la voluntad de los

Fuiste conspiración justo a la altura del abrazo.

[impedidos.

Lo justo 29 Excodra XLI


Tú congregaste la ausencia de ganas en el corredor de los

[propósitos.

No seguiste las miradas lúcidas,

fuiste ajeno a la transparencia de las cerraduras.

No alumbraste la pequeña boca que cedía al abismo,

no tuviste nada que no fuese comprable.

No tuviste más que razones,

todas ellas alimentadas de sí mismas.

No has contemplado cuánto pasado te queda por vivir.

Tan sólo hay una razón para esta oscuridad:

No has abierto los ojos.

RS

Excodra XLI 30 Lo justo


La que no vendrá

Carlos Castán Andolz

No hay un concepto tan resbaladizo como el de justicia. Tras casi

treinta siglos de debate (desde las discusiones entre Sócrates y Caliclés

a Rawls con su velo de la ignorancia pasando por todos los contractualistas,

el utilitarismo de Helvetius o Bentham y el marxismo con todo su

confuso abanico de derivas) tenemos la sensación de hallarnos siempre

demasiado cerca del punto de partida. Los acuerdos alcanzados hasta la

fecha apenas sobrepasan el humildísimo y decepcionante logro de la

igualdad ante la ley que sobre el papel se observa en una restringida

porción del mundo. Por más que sintamos su ausencia como una espina

amarga, no terminamos de imaginar más que muy borrosamente ni una

sociedad en la que de veras reine ni un solo ser humano que no tropezara

una y otra vez al querer seguir, en sus decisiones y sus actos, el

rumbo que marca la lejanísima estrella de la idea de justicia, esa especie

de norte desdibujado y móvil que desaparece en el cielo nocturno y

vuelve a aparecer con su vocación de zanahoria colgada de un cordel o

de cruel espejismo representado ante quienes en el vasto desierto de la

existencia mueren a cada paso de su sed. Las brújulas se vuelven locas

en el imperio del deber ser, donde, sobre todo a partir de Hume, no hay

quien fundamente nada si no es recurriendo a Dios y a sus reglas esculpidas

en la piedra sin discusión posible. Lo cual, por otra parte, tendría

un retorcidísimo encaje con la idea que tenemos de lo justo: estamos

hablando de nacer culpables y de la necesidad de humillarse y acatar

leyes ajenas so pena de castigo eterno.

Hay muchos modos de entender la justicia pero quizás los dos principales

campos de ideas que nos acuden a la mente de forma inmediata

al plantear el tema sean éstos: como equivalente a la noción de igualdad

y como adecuada correspondencia entre los méritos (el esfuerzo, el

Lo justo 31 Excodra XLI


talento, los actos) de las personas y lo que obtienen por ellos. Aritmética

versus geometría, por decirlo de otro modo.

En el primero de los terrenos, a todas luces, el fracaso ético del género

humano ha resultado, con sus más y sus menos a través de la historia,

indiscutible y monumental. Imposible hablar de la justicia sin lamentar

una vez más, por obvio que parezca, lo poco que se ha avanzado

en una distribución menos sangrante de la riqueza. Todos sabemos,

por ejemplo, que a estas horas embarcaciones clandestinas, semihundidas

por el peso de tanto perseguido y desesperado como viaja a bordo,

se tambalean rumbo a las costas del desprecio absoluto. Y que en las

cárceles empiezan a repartir la sopa. Y que miles de mujeres se dejan

los ojos cosiendo en un sótano mientras otras regresan a la barriada en

un tren de cercanías tras haber pasado con rabia el estropajo por váteres

y cazuelas durante horas. Vemos cada día cómo la calle está llena

de colchones mugrientos en los soportales y de esclavos que deambulan

atareados de aquí para allá en bicicletas llenas de pizzas o comida china.

Y eso sólo en nuestro entorno más inmediato. Sabemos muy bien lo

que iban a contestarnos si les preguntásemos qué les dice la palabra

justicia y si creen haberla visto en alguna parte, siquiera sea de soslayo

o allá a lo lejos. En términos generales vivimos en un contexto de explotación

y tiranía que no parece avergonzar a nadie.

En la segunda manera de entender la justicia, sólo aparentemente la

cosa es más fácil. También aquí la noción de justicia se nos representa

como una estrella enferma y muy pálida, sin contornos ni localización

precisa, pero a la que no es posible dejar de mirar y que de forma imprecisa,

casi líquida, tiene a menudo su débil reflejo en algún charco

dentro del corazón del hombre. Pero los corazones de los hombres no

son como gotas de la misma agua por más que, en lo básico, tengan cosas

en común y deseen lo mismo a fin de cuentas, como en su día señalara

Hobbes, quien entendió la justicia en términos de guerra contra el

salvaje que todos y cada uno llevamos dentro, eterno codiciador de humeante

carne, mujeres y frutos y refugios contra las tormentas; guerra

Excodra XLI 32 Lo justo


contra el peligro de ser degollado durante el sueño y que acarreaba el

alto precio de tener que sofocar, en lo más hondo, la pulsión de correr

sin mayor miramiento hacia lo apetecido, el ansia de morder lo ajeno,

el vértigo de matar. Mucho antes de que el neodarwinismo formulara la

ley de subjetivación creciente, ya Aristóteles se había estrujado los sesos

tratando de equilibrar, en cada plato de la balanza, por un lado la

esencia que nos aúna como especie y, por otro, esa materia concreta que

vendría a aportar todo cuanto nos diferencia y nos convierte en únicos.

Por semejantes que nos mostremos en lo esencial, siempre será diferente

la forma del dolor de cada uno y distintos los fantasmas que nos

acucian dormidos y despiertos, la textura de nuestras íntimas telarañas,

al igual que serán otros nuestros pecados y fortalezas. Solamente podemos

ver las cosas y a los demás desde nuestra precaria y prejuiciosa torre

de control, exactamente desde la misma mente sanguinolenta y sucia

que ha urdido también la maraña de justificaciones y mecanismos

de defensa que nos permite soportar la existencia manteniendo a raya

el nivel de angustia. En cuanto a justicia se refiere, el mundo ideal de

un hombre no coincide con el mundo ideal del de al lado: cada uno

querría una sociedad en el que sus defectos fueran perdonados con facilidad,

henchido de empatía hacia sus íntimas debilidades y que, por

contra, celebrara con entusiasmo cualquiera de las virtudes que pudiera

atesorar. Por eso, independientemente de las condiciones materiales

que padezca o disfrute, nos costará encontrar un solo ser humano que

reconozca hacia el final de sus días haber sido tratado con justicia por

los demás o por la vida. Todos paseamos debajo del brazo un viejo cuaderno

de centenares de páginas emborronado hasta en los márgenes

con nuestra lista de agravios: la vez que te perdoné, el día que no quisiste

perdonarme, la noche en que se convierte toda vida cuando el resto

del mundo no sabe mirarla. Hay una soledad radical e íntima que

casi nos define, una cárcel inaccesible y secreta que, más allá del limitado

lenguaje, no admite visitas ni evasiones. Debido a ella, independientemente

de las condiciones materiales que padezca o disfrute, nos costará

encontrar un ser humano que reconozca hacia el final de sus días

Lo justo 33 Excodra XLI


haber sido tratado con justicia por los demás o por la vida. Hubiésemos

deseado un espacio social en el que todo aquello que hacemos mal, o

bien fuese considerado como deseable, o bien, en el peor de los casos,

no nos fuera tenido demasiado en cuenta; y en el que además existiera

un claro consenso sobre la gravedad de los perjuicios de los que fuimos

objeto. Un mundo que se escandalizara ante nuestras heridas y no acertara

a ver las que infligimos.

Entonces, al final de la fiesta, la justicia es siempre aquello que no

está, la invitada estelar que se suponía que iba a venir y a la que se esperó

mientras hubo tiempo. Bella como solamente puede serlo lo ausente.

La dama de ojos ocultos cuyo ser consiste en ser echada de menos.

CCA

Excodra XLI 34 Lo justo


POESÍA

El asombro que te convirtió en losa

Mónica Caldeiro

el asombro que te convirtió en losa te ha llevado hasta aquí /

hasta este cementerio recalcitrante + + + + + + + +

+

+ + + + + + + + + + + + + + + + + + + + + + + + + + +

+

+

+

+ donde todo son opiniones infundadas

dogmas de siglos que se extienden hasta tocarnos

frontalmente los senos / creyendo que aún pueden

manosearnos

sin permiso + despojarnos incluso del silencio

para convertirlo en muerte y no en

arrebato fertilidad eléctrica + + +

+

hicieron ellos de la tierra cunetas + + + + + + +

hicieron ellos de las carreteras tumbas

todo lo que fue una vez vista abierta

cayó un día en sus manos

para llamarse

ahogo

alcance

colateral

+

+

Lo justo 35 Excodra XLI


para llamar

aún

al poema

valla

enredo

lingüístico

sin

retorno

creación

incomprensible

conclusa

con­certeza

ejecutada

el poema

sin interrogantes

sin vía

de escape

la cerca

que dispone

al Norte

de su territorio

simbólico +

+

+ + + + + + + + + + + + + + + +

+

+

+

Excodra XLI 36 Lo justo


+

++del que no es posible la huida.

Quisiéramos sanar por fin

la herida del alambre de espino

en la piel. Hacer placer de la cicatriz

rastro en el brazo que agarró

la mano que quiso asir los siglos /

intentos de huir de lo que nunca

fue nuestro con lo que nunca pudimos

identificarnos. Nos lo piden ahora /

esa extraña bandera de un país

ajeno propio extranjero + + + + + +

apártala de mí. Este cáliz

quítalo de mi vista / sólo entiendo

la eucaristía en la copa carnosa

del sexo rosado / sólo sé de patrias

paganas de llamas controladas

y bosque / yo sólo bailo en los mares

del Sur que ningún mapa contempla

yo sólo sueño

donde la frágil

y grácil resistencia

implica obligada

un cuero desnudo

contra la tierra blanda

yo aún sueño

incluso dentro del alambre

antes del asombro que convirtió en losa

la sorpresa atónita que te llevó hasta aquí

para corroborar que el racimo de cielos

que buscabas

ya se había ido

MC

Lo justo 37 Excodra XLI


Caminamos sonámbulos

Marina Casado

¿No sentís a los muertos?

Mas la tierra está sorda.

Luis Cernuda

Caminamos sonámbulos sobre este cementerio.

Alguien, un padre o un abuelo, nos habló de la guerra:

1936, los refugios improvisados en el metro,

el hambre a dentelladas y los muertos,

los muertos que se olvidan bajo las cunetas,

los huesos que están solos y que aúllan

cuando se pone el sol en la conciencia.

La guerra, en la distancia, se va haciendo pequeña.

Los recuerdos se ahogan en las fotografías

y se deshacen.

Pero gritan los huesos, gritan los muertos,

esos muertos sin nombre

que dejaron llorando en las cunetas

con hambre de memoria, con la sangre y el miedo

brotando a borbotones

para que no los olvidemos.

MC

Excodra XLI 38 Lo justo


Dos faros

Blanca Haddad

Algunas realidades hacen que todo lo demás parezca absurdo.

Hay días en los que me gustaría abrigar con banderas

a todos los chavales abandonados por el sistema.

Hay pertenencias que sólo son para ricos

y desamparos que sólo son para pobres.

Hay playas bellísimas al lado del infierno,

donde los trenes paran chirriando

como el canto de un gallo al amanecer.

Hay amaneceres que se repiten presagiando apatía.

Los chavales con frío ya lo saben,

por eso lloran cuando el sol se asoma,

sin que nadie los vea:

“Señora, aunque usted no lo entienda,

esta rabia es lo único que tengo para sobrevivir”.

Los turistas ni se enteran.

Hay máquinas expendedoras reventadas

y cortes de pelo que buscan imitar la vida de algún artista

para olvidar este desastre.

Hay ladrones sin futuro con una mano de seda en tu bolsillo

y hay ladrones de futuro con muchos bolsillos de seda pura.

Los primeros son castigados por los segundos,

porque hay mucha autoridad de pacotilla

o mucha pacotilla autoritaria.

Debajo de la lengua de la burocracia,

hay carnets más afilados que el canto de una hojilla.

Hay burocracias asesinas, peligrosas.

Y también hay gente noble

intentando curar heridas demasiado grandes,

algunas veces sin éxito,

Lo justo 39 Excodra XLI


vuelven a casa al final de la jornada

en absoluto silencio.

Están cansados, no tienen poder.

Hay gente sentada que los mira fijamente.

Hay público para todo,

incluso para la soledad de los otros.

Allí donde hay altos monumentos, hay abismos.

Y yo, pienso, no pienso, me sostengo.

Me veo en este espejo, observo todo,

deslumbrada como un gato asustado

por dos faros inútiles,

no hago nada

y siento que la imagen de ese chico delgado,

acostado, sin padre,

sin cenar,

durmiendo entre los arbustos,

me hace más banal.

BH

Excodra XLI 40 Lo justo


Cómo equilibrar

Antonio Quintana

Cómo equilibrar la balanza

de los acontecimientos.

Las disputas.

Los conflictos.

La violencia.

La escritura de las leyes.

El orden de las sociedades.

El equilibrio

de los sucesos.

Lo que se debe hacer,

lo que conviene al

desarrollo

de una

sociedad,

de una política,

de una moral,

de la vida.

Siempre se ha temido

al aparataje judicial.

La clasificación de

las conductas,

de las acciones.

Las penas, las condenas.

Regular la convivencia.

Lo justo 41 Excodra XLI


Lo conveniente y

lo inconveniente.

Lo prohibido, lo deseable, lo necesario.

El orden social y

su estructura vital.

Lucha incesante entre el bien

y el mal.

Lo anterior está muy bien:

¿Pero quién lo determina?

¿Es justa nuestra justicia

actual

mientras siguen campando a sus anchas

la miseria, la económica agonía,

la creciente desigualdad?

Lo que necesitamos son

más leyes

que pongan techo

a la riqueza

y que impidan

la pobreza

para poder vivir

bien

todos igual:

equilibrar.

AQ

Excodra XLI 42 Lo justo


Mecidos

Nacho Munío

Estamos mecidos en el filo de la guadaña,

como jueces del horror,

amoratados por los golpes y los cortes

recibidos en el rostro por la vida.

Hemos visto a la locura apuntarnos a los ojos

y sangrando de rodillas abatidos por los días sin descanso.

Hemos deshecho nuestra infancia entre cortinas de viento violento

donde el cariño se esfumaba con palabras de tan huecas

martillazos.

Hemos visto morir nuestros pilares y observarlos impasibles

[derrumbarse.

Hemos andado sin rumbo por declamaciones feroces.

Hemos gozado ignorantes lo que había en el plato

sintiendo cómo la sangre y las tripas

se abrían paso a puñetazos

entre sueños y pesadillas.

Hemos estrangulado,

como jueces del horror,

la única verdad que nos quedaba en el tintero y sabíamos cierta:

la vida desde el nacimiento

es decadencia.

NM

Lo justo 43 Excodra XLI


Excodra XLI 44 Lo justo


ARTES VISUALES


ARTES VISUALES I

Carlos Blanco Artero

















ARTES VISUALES II

Diego Dayer

















ARTES VISUALES III

Nesam Keshavarz

















ARTES VISUALES IV

Ana Rajcevic















ARTES VISUALES V

Tony Pro


















ENTREVISTA

Javier Moreno

Javier, para ir arrancando la entrevista, ¿qué significa para ti la

justicia?

Para mí la justicia tiene que ver con el equilibrio, con el intento de

restitución de un orden alterado usando un orden distinto (no sabría si

decir superior) que es el de las leyes. Asumo que siempre esos dos órdenes,

el de los hechos y el de las leyes, son inconmensurables. Ello hace

de la justicia un ideal que conviene perseguir, siempre perfectible.

¿Crees que en España vivamos en una sociedad justa o que aún

podemos mejorar, y qué caminos crees que serían los más adecuados

para mejorarnos?

Partiendo de la imposibilidad de un ideal de justicia, esta es siempre

mejorable. Creo que la manera de hacerlo es atendiendo a la complejidad

de lo que acontece, eso que acaba siendo etiquetado como delito.

Ese delito proviene en muchos casos de injusticias previas de origen

económico y social. La política puede hacer mucho en el campo de los

hechos.

Así a bote pronto, muy genéricamente, ¿cuál sería para ti la acción

más justa que se podría realizar?

La justicia puede estar en el acto aparentemente más intrascendente.

Una educación igualitaria. Ese me parece el acto más justo que puede

hacerse.

Lo justo 125 Excodra XLI


Por cierto, una curiosidad, no sé si habrás leído sobre ello, sobre

el ma’at egipcio, del Antiguo Egipto, que según la traducción

encontramos que es justicia, justicia social o justicia conectiva, que

vendría a representar la reciprocidad, obrar para otros para que

obren por uno, y que eso sería lo justo, esperar recibir cuando se

da, o también, hacer para los demás sabiendo que seremos respondidos,

parece ser que en el Antiguo Egipto se fundamentaban mucho

en este concepto, es muy curioso, según he leído, sobre todo

en el historiador Jan Assmann, ¿crees que deberíamos fomentar

más la reciprocidad para hacer más justa nuestra sociedad, y de

ser así, cómo fomentarlo, cómo aumentar la cooperación? Creo

que vivimos en una sociedad tal vez demasiado atomizada, pero tal

vez me equivoque.

Creo que se trata de una visión muy acertada de la justicia. Una especie

de imperativo kantiano avant la lettre, y que tiene mucho que ver

con mi manera personal de entender la justicia.

Y hablando del pasado, ya del remoto o del pasado cercano,

¿qué época o sociedad piensas que haya sido la más justa, o que

trabajaran más este concepto para sacar adelante su mundo?

No creo que existiera un momento histórico más justo que otro. Estudiar

el pasado para comprenderlo me parece razonable. Juzgarlo con

nuestros parámetros actuales, sin embargo, me parece un anacronismo,

un ejercicio estéril que desborda la lógica. La justicia es un ideal al que

aspira la sociedad. Soy utópico al respecto.

Por otro lado, de entre tus lecturas, ¿en qué libro o libros has

encontrado que traten de la mejor manera lo que sea la justicia, o

que la representen más vivamente, y por qué?

La justicia (o más bien la injusticia) es un tema recurrente en la literatura.

Creo que en la Antígona de Sófocles se cifra en buena medida la

Excodra XLI 126 Lo justo


problemática de la que hablaba al principio, el deseo de Antígona de

dar sepultura a su hermano Polinices frente a la prohibición de hacerlo

por ser traidor a la ciudad de Tebas. De nuevo la irreconciliabilidad entre

las leyes naturales (no escritas) y las leyes de los hombres.

¿Y del cine, qué ejemplos te vienen a la mente, de películas que

te hayan marcado hablando sobre la justicia?

Doce hombres sin piedad, sin duda.

Si tuvieras que escribir una novela que explorara a fondo sobre

lo que es la justicia, ¿en qué la fundamentarías, qué personajes y

escenarios emplearías para estudiarla, para indagar en ella?

Nunca planeo demasiado mis novelas. Es mi manera de que la escritura

se acabe pareciendo más a la imprevisibilidad de la vida. Partiría

muy posiblemente de un hecho aislado y casi anecdótico de injusticia

para ir luego desplegando a partir de él un mosaico contextual, algo así

(salvando las distancias) como El zafarrancho aquel de la Vía Merulana,

de Carlo Emilio Gadda.

Para terminar, ¿crees que estemos bien preparados desde niños,

por la educación que recibimos en las escuelas e institutos, para

enfrentarnos correctamente a conceptos tales como la justicia, o

que habría que dar otro enfoque al sistema educativo para hacernos

más permeables al pensamiento conceptos de esta talla, qué

recuerdas de tu infancia sobre estos temas?

Creo que el sistema educativo ha evolucionado bastante (el sistema

educativo público, que es el que conozco). La asignatura de valores éticos

puede ser una herramienta muy válida para que los chicos traten y

debatan sobre estos asuntos. En mi educación (primaria y secundaria),

salvo el empeño aislado y puntual de algún profesor, se pasaba muy de

puntillas sobre ese tema.

Lo justo 127 Excodra XLI


Excodra XLI 128 Lo justo


RESEÑAS

Los cuerpos partidos

Álex Chico

Candaya, 2019

Este libro es, ante todo, poesía. Una preciosa suma de prosas poéticas.

Qué suavidad su manera de escribir, qué suavidad en la manera de

narrar de Álex Chico. Y además, con una madurez narrativa impresionante,

como de alguien que ha visitado varios mundos y vivido ya varias

vidas. Hay tantas reflexiones certeras a lo largo de las páginas que

a veces parece que estemos leyendo un ensayo de filosofía, narrado de

la más poética de las maneras. Dan ganas de escribirle al autor, y decirle:

“por favor, escribe sobre filosofía plenamente, esta época necesita

autores así que indaguen en las certezas de la vida, con tu voz tan cristalina”,

pues como ya había dicho Nietzsche, nada mejor como hacer filosofía

desde la propia biografía. Y Álex Chico es tremendo en sus reflexiones

desde sus experiencias. Pequeños tesoros sobre la existencia que

vamos encontrando según leemos.

Pero no es un libro de poesía, ni un libro de filosofía, en sí, aunque

contiene ambas. Es un libro que nos narra la búsqueda de un pasado

nunca vivido, un pasado que intenta descifrar: el pasado de uno de sus

abuelos, al que nunca conoció. Su abuela está en una residencia para

ancianos, con sus capacidades memorísticas reducidas al máximo, y su

abuelo murió antes de nacer el autor. Así que le sigue la pista hablando

con familiares y amigos y mirando antiguas fotografías, tratando de entender

su emigración desde un pueblo de Granada al extranjero, a una

localidad francesa en la frontera con Bélgica, en el año 63.

Lo justo 129 Excodra XLI


Desde este punto de partida nos muestra la rudeza de la emigración

forzosa en los tiempos de nuestra dictadura. Imagina cómo tuvieron

que vivir los emigrantes, basándose en comentarios de personas, en libros,

en noticiarios, en películas, en canciones, para arañarle un sentido

a sus vidas, para tratar de entender cómo fue su marcha y cómo se

tuvieron que sentir en la lejanía, hablando un idioma diferente con los

problemas de comunicación que eso conlleva, y viviendo en condiciones

no muy óptimas, según los casos. Cómo combatían su soledad. Qué

esperanzas albergaban. Cómo se vivía aquí su partida y cómo les recibían

en su nuevo destino. Aprovechando la ocasión para llenarnos de

reflexiones sobre el lenguaje y sobre la identidad, sobre los diferentes

puntos de vista de una misma realidad, sobre los procesos históricos y

su escritura y sus distorsiones a conciencia para manipular los hechos,

sobre las huellas que dejaron y que no conviene olvidar para comprender

nuestro presente, siempre con la palabra precisa para explicar exactamente

lo que nos quiere hacer entender. Y además, agudamente crítico

con nuestro pasado reciente y con nuestra actualidad para poder conocernos,

para saber de dónde venimos y qué somos ahora. Es lujazo

leerle.

Su libro continúa reflexionando sobre los sueños rotos de los cuerpos

partidos, los emigrantes, no sólo al extranjero, sino también el trasvase

que hubo del mundo rural al mundo urbano, cómo los desplazados

cambiaban su vida al intentar perseguir sueños imposibles en nuevos

lugares que prometían prosperidad pero sólo daban miseria, en algunos

casos, y en otros, dobles vidas difíciles de gestionar.

Indaga Álex Chico también en la memoria y sus laberintos, en la necesidad

del olvido, en ocasiones, y en la resistencia de los recuerdos,

aunque se luche contra ellos, para mitigar su peso, cuando nos impiden

avanzar.

Hasta aquí la primera parte del libro, ahora toca el regreso de los

emigrados. Reflexiona sobre la dificultad de regresar. En este caso, su

Excodra XLI 130 Lo justo


abuelo retorna, pero no a Granada, sino a Barcelona, páginas en donde

Chico explora sobre la emigración, charlando con diferentes personas

que le cuentan los pormenores de su vida como emigrantes que han llegado

a Barcelona, para adentrarse en los sentimientos de los que dejaron

sus hogares atrás y trazar analogías con lo que podía sentir su

abuelo, tanto al irse, como en su vuelta, revisando la situación de la

Barcelona del pasado. Pero además, visitando su propia biografía y conceptos

como la frontera, los márgenes, los espacios limítrofes, el anonimato

de los trabajadores inmigrantes que levantan las ciudades. Aunque

sobre todo, buceando en sus propios recuerdos de la Barcelona de

su niñez, como guía para interpretar el pasado desconocido de su abuelo.

Al final, como una suerte de regalo, nos deja dos estampas a modo

de diario de viajes, con una muy poética y emotiva descripción del viaje

con su hermano a Bousbecque, pueblo francés al que había emigrado

su antepasado añorado, para completar las interrogaciones sobre su

vida, tratando de poner tierra firme y concreta debajo de las conjeturas

acerca de su abuelo, dándole solidez y consistencia a lo imaginado. Terminando

su prosa poética con el viaje al pueblo de la hermana de su

abuelo, para encontrar una dolorosa verdad: “Las familias se acaban”.

Hermoso trabajo introspectivo el de Álex Chico. Se os quedará grabado.

Lo justo 131 Excodra XLI


Revolución

Juan Francisco Ferré

Anagrama, 2019

Revolución contiene literatura con muchísima clase, de la que se

asienta en la memoria, qué manera tan diferente de narrar, la de Juan

Francisco Ferré, de crear clímax por vías alternativas, de envolver en

mares de afiladas palabras con reflexiones certeras, profundas, agudas.

Ferré se sale, desde la página uno. Desinhibido, gamberro, sincero. Potente.

Y también muy tierno, según tramos. Absolutamente polifacético

en esta su nueva novela, donde no sólo se limita a narrar, sino también

a sacar a flote certezas sobre la vida.

Va tejiendo una surrealista tela de araña, con paciencia, con mano

de obrero aplicado, creando ambientación, como buen maestro del verbo

y la novela, desde la vida en familia a la laboral, lanzando críticas

contra el sistema como quien no quiere la cosa, pero arrojando buenos

dardos para invitar a la reflexión a la par que nos vamos adentrando en

la aventura por venir. Aunque no se queda ahí el abanico de sus posibilidades

y nos proporciona todo tipo de emociones: un decorado plagado

de personajes extravagantes y fiestas que recuerdan al mundo visual

de Fellini y también mucho al de David Lynch. Iremos penetrando paso

a paso y sin prisas en un universo de intrigas y conspiraciones siniestras.

El profesor Gabriel Espinosa y su particular familia (Ariana, su mujer;

sus dos gemelos, Sofía y Pablo; y Aníbal, adoptado y superdotado)

cambian de domicilio para trabajar dando clases en la misteriosa Universidad

Paneuropea de Millares, frontera en la que pasaremos de una

novela realista a otra de fantasía surrealista plagada de enigmas por resolver,

un terreno de arenas movedizas donde no se sabe bien dónde se

está pisando, entre extravangacias e irrealidades, súper­inteligencias ar­

Excodra XLI 132 Lo justo


tificiales al más puro estilo de Kubrick y encuentros misteriosos en el

bosque con un extraño confidente.

También entran en juego en el núcleo íntimo de la familia, en la que

la novela se centra muy hondamente, los amantes de la mujer, uno en

concreto, el último, y los experimentos sexuales de Gabriel con otras

mujeres a quienes aborda por los centros comerciales y les ofrece dinero

no tanto por acostarse, como para llevar a cabo fantasías sexuales regadas

por diálogos eróticos, donde Ferré soltará toda su destreza para

erotizarnos al máximo con las historias calientes de sus protagonistas.

Muy interesante esas partes de la narración, como microrrelatos que

componen una historia aparte sobre la sexualidad.

Las descripciones de la vida familiar son tremendas, explorando

cada sentimiento contenido en cada acción. La vida en pareja, la vida

con los hijos, la divergencia entre el mundo de los adultos y el mundo

de la infancia, todo tratado con ojo tierno, y con mirada atenta a los

pormenores de la vida en familia. Luego, las infidelidades de ambos,

tratadas como recurso necesario para superar el matrimonio. Rutina y

novedad, como escribe Ferré. Nos hace un magistral retrato de lo que

conlleva ser padres y estar inmersos en el mundo de la infancia a la vez

que ser adultos, y en este caso, en un mundo que se va tornando cada

vez más hostil y perverso. Las partes en que indaga en la vida hogareña

son altamente envolventes, dulces por momentos, con un Ferré menos

macarra, como en ocasiones, para mostrarnos su lado más esponjoso a

las emociones, a la ternura. Un diez por su calidez.

Pero como decimos, en la novela hay de todo, desde el más puro hiperrealismo

a la entrada en el universo de lo simbólico y lo esotérico.

Vamos cruzando diferentes telones, diferentes niveles de narración y

realidad, pero totalmente entrelazados, combinando el mundo de la

fantasía y lo místico con el mundo más real y doloroso de la vida cotidiana.

Lo justo 133 Excodra XLI


Novela de misterio, juguetona y atrayente, seductora y reflexiva, novela

todoterreno, con una construcción de personajes asombrosamente

sólida, sin media fisura, con toda su psicología detallada al milímetro

para conducirnos por mares de relaciones afectivas, tanto en familia,

como decíamos, como en su vida alrededor, con profesores y alumnos

del entorno de Gabriel Espinosa de lo más peculiares, para ir desentrañado

los enigmas que vamos encontrando por el camino, que serán muchos

y muy sabrosos, entre secuestros, chips neurales, sacrificios, sectas,

logias, rituales orgiásticos, dioses y malignos de otros tiempos y lugares,

Libros Negros y potentes alucinógenos. No os detallamos más,

para que podáis leerla casi como terreno virgen, pues se apreciará mucho

mejor por sus sorpresas a lo largo de los 33 días que nos describe

de un futuro muy cercano.

Disfrutadla, pues “la vida es cruel y no tiene marcha atrás”, nos dice

Ferré, pero nos queda la literatura para endulzarla y viajar. Aquí un

ejemplo, un buen y lisérgico ejemplo.

Excodra XLI 134 Lo justo


Políticas de la Nueva Carne

(Perversiones filosóficas en David Cronenberg)

Jorge Fernández Gonzalo

Holobionte, 2019

Políticas de la Nueva Carne es un libro con filosofía y cine a partes

iguales, donde Fernández Gonzalo indaga en el contenido filosófico que

hay dentro de la filmografía de David Cronenberg, apoyándose en la

senda seguida por los análisis sobre cine del explosivo filósofo Slavoj

Žižek, quien a su vez se arropaba en Jacques Lacan, para poder leer entre

líneas y a flor de piel la profundidad psicológica, filosófica e ideológica

que va adherida a sus películas.

Tras unas aclaraciones iniciales sobre el método de estudio comienza

la disección de las obras del cineasta canadiense, una por una, analizándolo

todo con precisión de ingeniero y ojo de águila, abriendo cada

apartado con interesantísimas citas de David Cronenberg, donde podremos

apreciar sus pensamientos sobre el cine y sobre la vida, mostrándonos

que además de cineasta era un pensador muy lúcido y diferenciado,

con ideas muy particulares que no dejarán de llamarnos la atención

y de enriquecernos.

El autor no sólo analiza los films desentrañando su significado y

permitiéndonos seguir su evolución, sino llenándonos también de curiosidades

sobre la realización de cada película, adentrándonos así en

el universo de la generación de una obra cinematográfica, y en este

caso, según el talento de David Cronenberg.

Pero no sólo analizando las obras, sino dejándonos por el camino reflexiones

filosóficas sobre la humanidad, la existencia, la sexualidad,

Jorge Fernández Gonzalo no sólo interpreta, sino que ofrece nuevos

pensamientos cargados de crítica sobre el mundo que nos rodea y su

Lo justo 135 Excodra XLI


funcionamiento, a nivel sexual, social, político, con frases tan potentes

como ésta:

“Nos construimos en esa epidemia que representan los demás”.

Y párrafos de este cariz:

“La verdadera cobaya de laboratorio somos nosotros mismos, a través

de la ciencia, las guerras, la formación de sociedades o de ideologías,

los medios de comunicación o la reproducción de sistemas de

comportamiento. Habitamos un parque humano, un zoo autocontrolado

en donde es preciso contener, inspeccionar e intervenir en nosotros

mismos y en nuestro desarrollo como civilización”.

En sus reflexiones divide la filmografía de Cronenberg en dos partes

bien diferenciadas, con una primera etapa, denominada teratológica,

relacionada con la monstruosidad, y una segunda etapa, denominada

perversa, en que el cineasta se desprende en cierta medida, con alguna

excepción, de la ciencia­ficción y la fantasía, para adentrarse en un

mundo más sentimental, ideológico y psicológico.

Indaga en el concepto de la Nueva Carne, expresado en la película

Videodrome, como: “¡Larga vida a la carne nueva!”, adentrándose en la

relación de nuestros cuerpos y sobre todo de nuestra sexualidad, con la

tecnología que nos circunda. Vivimos en un mundo hipertecnologizado,

repleto de máquinas y avances tecnológicos de lo más variado, donde

nuestras relaciones se ven influidas por ellos, y así nuestras vidas, nuestros

cuerpos, nuestros sentimientos. En la obra de Cronenberg se muestran

todas estas relaciones que Fernández Gonzalo interpreta y desgrana,

dándole una coherencia uniforme a todo su recorrido, sacando a

flote su particular filosofía de la vida que fue reflejando en sus obras.

En sus palabras:

Excodra XLI 136 Lo justo


“La manera en que Cronenberg muestra el devenir de la carne, su

relación con la tecnología y lo inorgánico, el placer ligado a la muerte o

al miedo, reclama nuestra reflexión a través de su forma más provocadora:

mediante la ficción y lo fantástico. La Nueva Carne es el auténtico

problema de nuestro tiempo, y la filmografía de Cronenberg el modo

idóneo de dar cobertura visual y narrativa a los mitos recientes que ha

engendrado la posmodernidad”.

Fernández Gonzalo termina el libro con dos interesantísimos capítulos,

donde primeramente aborda los usos políticos de la ficción, comparando

eXistenZ y Matrix, reflexionando sobre la libertad y las conductas

preestablecidas. ¿Somos tan libres como creemos ser o vivimos mucho

más inmersos en construcciones culturales de lo que pensamos, encaminando

éstas nuestras vidas de manera orquestada? Y por último, su capítulo

“Políticas del cuerpo”, en el cual encara nuestra relación con la

tecnología y los senderos futuros de las sexualidades masculina y femenina,

donde “en Cronenberg, la sexualidad se convierte en una ficción

maleable, altamente productiva, culturalmente modificable”.

Espléndida ocasión para adentranos en dos universos geniales al

mismo tiempo, el de Jorge Fernández Gonzalo y el de David Cronenberg.

Y por supuesto: ¡Larga vida a la Nueva Carne!

Lo justo 137 Excodra XLI


Revolucionarios

Joshua Furst

Impedimenta, 2019

Qué novela más agradable, los giros que va proporcionando según

vamos pasando y pasando páginas, del subidón festivo a la tristeza profunda,

de la reflexión absoluta al desenfreno total. La montaña rusa

que supone estar vivo, así nos lo escribe Joshua Furst, autor de esta novela.

“Revolucionarios” versa sobre la vida de un hippie de gran relevancia,

Lenny Snyder, en los movimientos revolucionarios de finales de los

años sesenta y principios de los setenta, pero narrada su historia a través

de los ojos de su hijo, a quien un periodista le entrevista en su edad

adulta y le cuenta todo lo que recuerda de su infancia y de su padre, en

aquellos años tan encendidos en EEUU.

Hay un par de novelas dentro de este libro, dos caminos a seguir.

Por un lado, los movimientos políticos de los hippies y sus actividades

en los sesenta y los setenta, luchando contra el muy opresor sistema establecido

por aquellos años en los Estado Unidos; y por otro, la vida en

familia de Lenny Snyder, compuesta inicialmente por su pareja y su

hijo, llamado Freedom, el narrador de la historia, y luego por su siguiente

pareja, la antigua y su hijo.

El retrato de la América antisistema es, como todo el libro, agridulce

y crítico, no es ni mucho menos una bella apología de las luchas de los

hippies, sino una mirada muy crítica y muy dura a su manera de vivir y

actuar, siempre al límite de la falta de responsabilidad total ondeando

mientras la bandera de la libertad. La fotografía de aquella época que

nos muestra Joshua Furst es nítida y sabrosa, pero sobre todo, crítica,

resalta, más que nada, lo negativo de aquel movimiento de liberación,

los bajos fondos y cómo se sentía él entre tanta miseria. Critica a sus

Excodra XLI 138 Lo justo


padres, a su padre, más en concreto y con más veneno, su conducta, los

descuidos que conllevaban tanta libertad, pues sentía que no le atendían

como era debido, más pendientes de la ingesta masiva de drogas y

las manifestaciones que de la educación de los hijos. El tono es algo revanchista,

de ajuste de cuentas, en cierto modo, con su padre, y la pregunta

constante es: “¿Fue mi padre una buena persona y buen padre?”.

Esta es la otra parte del libro más interesante, la permanente lucha de

Freedom con sus sentimientos, al tener un padre admirado por todos,

que sin embargo, era ciertamente duro con él, para tratar de endurecerlo

ante la vida difícil en que estaban inmersos, o al menos, esa era su

justificación. En este cruce de caminos, Freedom, el hijo de Lenny Snyder,

se cuestiona la valía de su padre, si merecía en realidad tanto elogio

o era todo una inmensa fachada que ocultaba bajo ella a una mala

persona, incapaz de cuidar a su hijo, y de mirar más allá de sí mismo.

Freedom vivió su más tierna infancia inmerso en el movimiento hippie,

con un padre relativamente famoso en el movimiento, cabecilla e

impulsor de la actividad antisistema, que se codeaba con ilustres como

Allen Ginsberg. Su vida diaria, pues, se dividía asistiendo a manifestaciones

y conciertos y viendo a los adultos en peleas con la policía y consumo

de drogas, siempre en ambientes de pobreza extrema, en barrios

desolados y casi en ruinas, donde él vivía en una suerte de estado salvaje

sin una mirada protectora a su alrededor, callejeando ya desde los

cinco años en soledad por la ciudad. El recuerdo de su infancia es

amargo y de desprotección, así nos lo narra, cómo tenía que pasar las

horas él solo mientras su madre se consumía, por épocas, entre alcohol,

pastillas y ácidos, y su padre seguía su rumbo propio en la lucha contra

el sistema, terminando con sus huesos en la cárcel por venta de cocaína

y después, tras el pago de la fianza, huyendo de la justicia por la América

profunda. En la narración de Freedom veremos el ascenso y caída de

su padre, y nos meteremos en páginas realmente bellas sobre cómo vivió

su encierro en prisión, la lucha de su madre contra la pobreza,

cómo les iban dando la espalda todo el mundo cuando necesitaban ayuda

para salir adelante, la humillación de pedir y no recibir. Hay tramos

Lo justo 139 Excodra XLI


realmente hermosos del libro relatando la pobreza, la más gris infancia,

la amistad con una amiga suya de su edad con la que descubre el mundo

y con un amigo adulto de sus padres, que termina por perderse en

mares de alcohol, la tristeza con que lo describe Freedom, sus reflexiones

siendo tan pequeño, la visión de un niño metido en un huracán.

Novela muy recomendable para seguirle la pista a los años sesenta

estadounidenses y para sumergirnos en una infancia de honda soledad.

Excodra XLI 140 Lo justo


COLABORADORES

FRANCO CHIARAVALLOTI

Franco Chiaravalloti (Buenos Aires, 1979). Estudió publicidad, corrección de estilo,

teoría de la literatura. Vivió en Inglaterra, Argentina, Italia, Kenia. Viajó por

Mongolia, India, Siberia o Japón. Trabajó de profesor de castellano en África y en

Londres, también hizo de encuestador callejero, de publicista, de repartidor de

pizzas, de corrector de estilo, de empleado aeronáutico, de columnista radial, de

copy creativo y de muchas otras cosas. Ha coordinado proyectos para editoriales

como Planeta o Círculo de Lectores. Ha publicado el libro de relatos Como un

cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente (Hijos del Hule, 2009) y la

novela corta Volveré mil veces (Pulso, 2014). Hoy es escritor y profesor de cuento

en la Escola d'Escriptura del Ateneu Barcelonès y escribe artículos en las

publicaciones digitales Revista de Letras y Pliego Suelto.

Lo justo 141 Excodra XLI


BEGOÑA GARCÍA CARTERÓN

Fotografía de Irene Fernández

Begoña García Carteron es licenciada en Historia del Arte y tiene una larga

trayectoria en el mundo editorial como escritora, periodista cultural y editora.

Desde 2017 dirige la redacción de Branded Content en Time Out Spain y firma

semanalmente entrevistas en la revista Time Out Barcelona. Es autora de las

novelas ‘El barrio de la playa’ (Ediciones B, 2014), una historia trepidante de

solidaridad femenina, ambientada en la época en que se inició la construcción del

barrio marinero de la Barceloneta, a mediados del siglo XVIII; ‘La montaña maldita’

(Ediciones B, 2016), ambientada en la Barcelona de finales de siglo XIX durante los

hechos del Proceso de Montjuïc; y ‘Putos 90’s’ (Amazon Kindle, 2018), una novela

trepidante que transita por caminos oscuros en las noches de la década de 1990.

También ha publicado cuentos infantiles, como ‘La pequeña historia de Els 4 Gats’

(Ed. Mediterrània, 2017), ilustrado por Pilarín Bayés, y libros de no ficción, entre

ellos ‘Barcelona Interiors’ (Publicacions de l’Ajuntament de Barcelona, 2017) y ‘El

cesto local’ (Ediciones del Serbal, 2013). En 2019 se inició en la dramaturgia con el

proyecto ‘Pati de veïnes’, una obra de teatro social escrita a partir de los recuerdos

de las vecinas y vecinos del Barri Gòtic y estrenada dentro del proyecto Art i Part en

el marco del Festival Grec’19.

Excodra XLI 142 Lo justo


FRAN NORTE

Fran Norte, nacido en Vilagarcía de Arousa, 1978, es licenciado en Historia por la

Universidad de Santiago de Compostela. Actualmente es profesor en la universidad

y escribe para varios medios on­line sobre todo artículos de historia de la Grecia

Clásica, de la que es especialista. Es autor del libro de relatos Clubs (Excodra,

2017).

Lo justo 143 Excodra XLI


ANTONIO QUINTANA

Nací en Madrid en 1990. Estudié Periodismo y voy trabajando en mil lugares cuando

surge la ocasión, desde mozo de almacén, a repartidor, a trabajos en hostelería,

a colaborador en algunas publicaciones de Madrid. Estuve durante dos años en la

revista de la Facultad de Ciencias de la Información, en la sección de Cultura. Actualmente

trabajo en el centro de Madrid como camarero mientras preparamos un

nuevo portal de noticias. También colaboré en un periódico de prensa alternativa

en Alcorcón. Entre trabajo y trabajo, escribo, y voy enviando dos novelas a los concursos

que van saliendo. Además soy asiduo de varias de las jams de poesía de la

ciudad.

Excodra XLI 144 Lo justo


JORGE RODRÍGUEZ HIDALGO

Jorge Rodríguez Hidalgo (Cornellá de Llobregat, Barcelona, 1961) es Licenciado en

Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha

colaborado en diversos medios de comunicación barceloneses y madrileños, labor

que ha alternado con quehaceres editoriales. En el ámbito de la literatura, ha

publicado los poemarios Humanódromo (Barcelona, 1997), La sobriedad de la

distancia (Madrid, 2004) y El follador del puerto (Barcelona, 2014). En la

actualidad, prepara en el mismo género las obras Suma de desmesuras. Paisajes

con derrotas y El revolt i la memòria, este último escrito en la bella llengua

catalana, como le gustaba decir a Cervantes. Rodríguez Hidalgo ha cultivado

también la novela con La última vuelta del perro (Zaragoza, 2007), novela que

reeditamos en Excodra Editorial. En el sufrido terreno de la traducción, ha vertido

al castellano la obra francesa Brasil (Barcelona, 1999), texto a cuatro manos de

Isabelle Maltor y Monique Badaró­Campos. Por último, ha traducido al gran autor

ampurdanés Josep Pla en Diccionario Pla de literatura (2001), según la

compilación del mallorquín Valentí Puig, y La Segunda República española. Una

crónica, 1931­1936 (2006).

Lo justo 145 Excodra XLI


RAFAEL SARAVIA

Rafael Saravia González (Málaga, 6 de febrero de 1978) es un poeta, columnista,

editor y fotógrafo español. Como poeta ha publicado los libros Pequeñas conversaciones

(Leteo, 2001 y Amargord, 2009), Desprovisto de esencias (Renacimiento,

2008), Llorar lo alegre (Bartleby, 2011), Carta blanca (Calambur, 2013), La transparencia

de las cerraduras (Atrasalante, 2014), Eón (4 de agosto, 2014), El abrazo

contrario (Bartleby, 2017) y Gramática de la escucha (Summa, 2019).

También ha preparado la edición y el prólogo del libro El río de los amigos. Escritura

y diálogo en torno a Gamoneda (2009) y la edición de la antología Barcos sobre

el agua natal. Poesía hispanoamericana desde el siglo XXI (2012). Además ha colaborado

con poemas en revistas como Ágora, Cuadernos Hispanoamericanos, Turia,

Nayagua, The Children´s book of american birds, Entrelíneas y Punto de partida.

Trabaja como bibliotecario y ejerció como columnista en el Diario de León. Asimismo

desarrolla en la ciudad de León su función de editor y gestor cultural a través

de las diferentes publicaciones y actividades que se organizan desde el Club Leteo,

Bibliotecas del Ayuntamiento de León y la editorial Eolas.

En el ámbito fotográfico ha realizado dos exposiciones individuales y 4 colectivas.

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CARLOS CASTÁN ANDOLZ

Carlos Castán (Barcelona, 1960) es un escritor y crítico literario español. Tiene

gran prestigio como autor de relatos. Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma

de Madrid, ha ejercido la docencia en diferentes institutos de enseñanza secundaria

de Huesca, Zaragoza o Madrid. Especializado en el relato breve, al que se

ha dedicado casi con exclusividad, ha publicado en las revistas literarias y las antologías

más importantes de España. Entre las primeras, destacan El Extramundi y los

papeles de Iria Flavia, Prima Littera o Turia.

Bibliografía:

­­Frío de vivir. Zaragoza: Onagro Ediciones, 1997; Barcelona: Emecé, 1997;

Barcelona: Editorial Salamandra, 1998. Traducción al alemán: Gern ein Rebell.

Nagel&Kimche: 2000.

­­Museo de la soledad. Madrid: Espasa, 2000; Barcelona: Círculo de Lectores, 2001;

Tropo Editores, 2007.

­­El aire que me espía. Huesca: Instituto de Estudios Altoaragoneses, 2005.

­­Sólo de lo perdido. Barcelona: Ediciones Destino, 2008. Premio Vargas Llosa­NH

2010 al mejor libro de cuentos.

­­Papeles dispersos. Zaragoza: Tropo editores, 2009.

­­Polvo en el neón. Zaragoza: Tropo editores, 2013. Se trata de un libro ilustrado,

con fotografías de Dominique Leyva y textos de Castán referentes a la Ruta 66

norteamericana.

­­La mala luz. Barcelona: Destino, 2013.

Lo justo 147 Excodra XLI


MÓNICA CALDEIRO

Mónica Caldeiro (Barcelona, 1984) estudió Filología Hispánica de forma ecléctica,

entre Barcelona, París, Santiago de Compostela y otros vagabundeos por Estados

Unidos, rellenando todos los huecos posibles con otras literaturas. Después de

terminar el DEA en Filología Inglesa y especializarse en literatura norteamericana y

afroamericana de siglo XX, plantó su tesis sobre el teatro de Zora Neale Hurston a

un año de terminarla, dejando atrás la universidad. Lleva estudiando la literatura

de la Generación Beat desde los 13 años, y a los veinte se marchó a San Francisco

para conocer a su poeta de cabecera, Diane di Prima, viaje en que tomó la decisión

vital de dedicar su vida a la poesía.

Desde entonces, ha dedicado su energía a labrarse un camino como poeta escénica,

escritora, traductora e investigadora fuera de las instituciones universitarias. Es

autora de los poemarios AVISPERO (Varasek Ediciones, 2018), vaginas,

cartografías y asteroides (Editorial Isla Negra, 2013), la música de los planetas (Ya

lo dijo Casimiro Parker, 2015) y antóloga de Como cantan las piedras: muestra de

poesía gallega contemporánea (Editorial Isla Negra, 2012). Como traductora,

además de vender parcialmente su alma a diversos clientes desde 2008, se ha

especializado en poesía y ensayo. Ha traducido una selección de la obra de la poeta

canadiense Sheri­D Wilson y ahora de Joanne Kyger —para Varasek Ediciones—.

Como traductora de ensayo, se ha especializado en psicología junguiana y

tradiciones espirituales.

Excodra XLI 148 Lo justo


MARINA CASADO

Marina Casado Hernández (Madrid, 13 de octubre de 1989) sintió una temprana

predilección por la lectura y la escritura. Su voraz imaginación encontró como

aliados la literatura infantil de Roald Dahl, entre otros autores, y los clásicos de

Disney, de los que cabría destacar, por la influencia que supuso en su primer

poemario, La Bella Durmiente. A los ocho años inventó el Marinismo, una auténtica

filosofía de vida que incluía numerosos neologismos, de los cuales el principal es

“wineho”.

Se matriculó en Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid. En 2014

publicó su primer poemario, Los despertares, bajo el sello de Ediciones de la Torre,

y continuó con Mi nombre de agua en 2016. Su tercer poemario, De las horas sin

sol, ha visto la luz en 2019 con la editorial Huerga y Fierro. En 2015, fundó Los

Bardos, y en 2018 editó en Ediciones de la Torre la primera antología de dicho

grupo poético: De viva voz. Su obra, además, se encuentra parcialmente recogida

en diversas antologías y revistas literarias.

Ha obtenido diversos galardones en los géneros de poesía y narrativa. En 2018, fue

finalista del 72º Premio Adonáis. Como ensayista posee, además del mencionado

libro sobre Alberti basado en su tesis doctoral, la obra El barco de cristal.

Referencias literarias en el pop­rock (Líneas Paralelas, 2014), donde analiza las

relaciones entre la literatura y otra de sus grandes pasiones: el rock.

Desde septiembre de 2018, trabaja como funcionaria de carrera en el Cuerpo de

Profesorado de Secundaria y Bachillerato de la Comunidad de Madrid, en la

especialidad de Lengua Castellana y Literatura.

Lo justo 149 Excodra XLI


BLANCA HADDAD

Blanca Haddad (Caracas, 1972) es licenciada en Bellas Artes y arteterapeuta. Tiene

una trayectoria como artista plástica en Venezuela y Latinoamérica. Vive en

Barcelona desde el 2005. Su pintura, representativa del underground

latinoamericano, ha estado usualmente formada por imágenes y mensajes que se

han ido separando para darle más libertad a la palabra (dibujo, pintura y poesía).

En los últimos años Blanca Haddad ha participado en recitales poéticos en Europa y

Latinoamérica y sigue exponiendo su obra en diferentes lugares del mundo, muchas

veces acompañada de grupos musicales underground y de performance.

Excodra XLI 150 Lo justo


NACHO MUNÍO

Almería, 1991. Enfermero de profesión, pero escribo poemas desde hace unos

muchos años, que yo recuerde, desde bien pequeño. Escribir es calmar la vida,

hacerla más comprensible, creo que por eso escribo, para entender mejor mi

entorno. Leer ayuda, pero siento que es cuando uno escribe cuando todo se pone en

orden y se digiere, se interpreta, se comprende de veras, cuando lo expresamos,

cuando hacemos el intento de comunicar, ahí, todo se aclara. Al menos es lo que a

mí me pasa. He tenido la suerte de ganar en 2019 dos pequeños premios de poesía,

con un poemario pendiente de publicación, deseando que salga al público, allá por

la primavera.

Lo justo 151 Excodra XLI


CARLOS BLANCO ARTERO

Madrid ­ born in 1983. "The project that I am currently developing revolves around

the concept of crowd (multitud), both formally and stylistically as well as

conceptually. I'm interested in the multitudinous representation of elements, in

most cases characters that usually appear shouting. To increase this overwhelming

and somewhat chaotic feeling, the images are located on a white background,

which in my point of view disconnects the motif of the environment, focusing all

attention on the concept of representation. My painting has been transformed in

these years from a new figuration, to a more expressive, gestural painting, where

the figurative element is still, but more blurred. Knowing the work of George

Condo in New York was undoubtedly one of the starting points of my current

project."

Carlos Blanco Artero has exhibited in Museums, Galleries and Institutions in New

York, Los Angeles, Miami, Hong Kong, Paris, Zaragoza, Barcelona or Madrid, and

his works are in public and private collections in New York, Japan, Singapour,

Mexico, Los Angeles, Miami, Austria, Madrid, Bilbao, Mallorca, Santander,

Australia, Lybia, Paris and London.

https://www.carlosblancoartero.com/

Excodra XLI 152 Lo justo


DIEGO DAYER

Diego Dayer nació en Rafaela, Argentina, el 23 de Noviembre de 1978.

Después de algunos años de desempeño artístico en su ciudad natal se muda a

Córdoba, Argentina, en el año 2002 para comenzar la Escuela de Artes de la

Universidad Nacional. Ciudad donde vive y trabaja actualmente.

http://diegodayer.blogspot.com/

Lo justo 153 Excodra XLI


NESAM KESHAVARZ

Nesam keshavarz was born in 1993 in Tehran, Iran.

He has started photography since 2012.

• Photo group exhibitions:

­Spring 2015, “Chahargoosh” Silkroad gallary, Tehran

­Summer 2017, “Once upon a time” Sales gallery, Tehran

­Summer 2017, “Téhéran Sur Smartphone” ficep festival, Paris

­Summer 2018, “228” Silkroad gallery, Tehran

• Published in magazines and books:

– “Out of the phone” (2014),

­“France photo magazine” (2014),

­“Iran Photography magazine vol. 1” (2016)

­“Best of Lensculture vol 1 “ (2016)

­“Life on Instagram” (2016)

and other medias…

• Festivals and Competitions:

­Finalist of Lensculture Streetphotography Awards 2016

­Finalist of Palm springs photo festival 2019

­Finalists of Lensculture Streetphotography Awwards 2019

http://nesamkeshavarz.com/

Excodra XLI 154 Lo justo


ANA RAJCEVIC

Ana Rajcevic (DE/UK) is an award winning artist working in the intersection of

sculpture, fine arts and design, focusing on different ways of altering the body

through complex pieces of adornment called ‘prosthetic body­ sculptures’. Her

artistic practice confronts the question of how the ever­shifting material forms and

substances in which human subjects are embodied configure understandings of

‘humanity’ itself. With a multi­disciplinary inquiry that combines experimental art

and design with research in biomedicine, history, materials science, and

psychology, Rajcevic creates unique wearable sculptures using most notably natural

and synthetic polymers: wax, resin, silicon and rubber, as well as other novel

materials and techniques. Rajcevic exhibits internationally in such museums and

galleries as the Louvre (FR), Smithsonian Design Museum (NYC), Boijmans

Museum (NL), Venice Biennale (IT), and have been published in The Independent,

The Guardian, Wired, CNN, and Dazed & Confused, among others. In 2015 she has

been elected a member of the Royal Society of Arts, and she regularly works and

collaborates within the performing arts field.

http://www.anarajcevic.com

Lo justo 155 Excodra XLI


TONY PRO

Tony Pro was born in Northridge, California in 1973. He grew up in Southern

California under the guidance of his father, Julio Pro (1929­2013), a successful

southwest wildlife painter. Pro received his Bachelor of Arts degree in Graphic

Design from California State University, Northridge while simultaneously studying

drawing with the late illustrator, Glen Orbik(1963­2015). It was at this time that he

learned the value of academic figure drawing and the importance of applying these

strict study principles to his craft. With this methodology, Tony became an

exemplary, self­trained painter.

Pro embraces romanticism in painting which places the feelings of the artist above

all. Whether it be through his figures, portraits, still­life or landscapes, he paints life

seen through his own eyes.

In 2005, juror, Daniel Gerhartz, awarded the highly coveted Best in Show Award at

the 14th Annual Oil Painters of America Show to Pro. He has also won many

finalists Awards of Honor from the Portrait Society of America Show. In 2014, Pro

recieved the First Place award for Best Painting at the Portrait Society of America

International Competition for his painting, “Last train home”.

He is a Signature Member of the prestigious California Art Club. Pro lives and

works in San Antonio, Texas with his wife Elizabeth and 4 children.

Pro’s works hang in museums and private collections around the world.

https://tonypro­fineart.com

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JAVIER MORENO

Javier Moreno (Murcia, 1972) ha cursado estudios de Matemáticas, de Filosofía y

de Teoría de la literatura y literatura comparada. Es autor de las novelas Buscando

Batería (Bartleby, 1999) y La Hermogeníada (Aladeriva, 2006) y de los poemarios

Cortes publicitarios (Devenir, 2006) y Acabado en diamante (La Garúa, 2008). Ha

sido incluido en las antologías La luz nueva (Berenice, 2007) y La casa del poeta

(La bolsa de pipas, 2007). Es autor de la obra de teatro La balsa de Medusa

(Espacio escénico DT, Madrid, 2007) y redactor de la revista digital

www.deriva.org, donde ejerce la crítica literaria.

Lo justo 157 Excodra XLI


LO JUSTO

NÚMERO XLI

ENERO 2020

REVISTA EXCODRA

http://excodra.wixsite.com/excodra

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