Apologeticum06
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Actualidad
Hacia Una Religión del Hombre
Por Alberto Mensi
Ya desde mediados del siglo XX se va manifestando,
especialmente en Occidente, una tendencia dentro de la
Iglesia que va confluyendo hacia lo que podríamos llamar
una Religión del Hombre.
Recuerdo que por los años 70 un prestigioso sacerdote
dominico el RP Pinto OP del Convento de Santo Domingo,
Buenos Aires, conversaba animosamente con un
estudiante quien le planteaba argumentos sobre distintas
cosas puntuales que se estaban reformando. Con una suave
sonrisa le contestó al final: si tomas cualquiera de esas
cosas de manera separada, independiente, seguramente
le encontrarás explicación. El problema es que tomadas
todas ellas en conjunto tienen un claro denominador que
es la desacralización.
El problema es que paso a paso, con diferentes
razonamientos, analizando de manera fragmentada la
realidad, poco a poco van cambiando el eje de nuestra
perspectiva y en lugar de ordenar nuestra mirada hacia
Dios a quien debemos adorar, vamos centrando nuestra
mirada en sólo el hombre, el hombre sólo sin Dios.
Se nos va colando suavemente una especie de
pelagianismo 1 y podemos ver un interés en diferentes
métodos y sistemas para crecer, mejorar, superarnos… ¿y
la conversión? ¿y el volver nuestro corazón a Dios?
San Agustín en su obra “De Civitate Dei” dice claramente
“dos amores fundaron dos ciudades: el amor propio hasta
el menosprecio de Dios, fundó la ciudad terrena y, el amor a
Dios hasta llegar al desprecio de sí mismo, fundó la Ciudad
de Dios.”(De Civitate Dei 14,28)
En este primer artículo comenzaremos a analizar un
documento de la Sagrada Congregación para la Doctrina
de la Fe, del 24 de julio de 1966 firmado por el entonces
Cardenal Alfredo Ottaviani. El documento se llama:
“Carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales,
sobre los abusos en la interpretación de los Decretos del
Concilio Vaticano II. 2
Alguno podría decir: eso es de hace 50 años, ¡qué
antigüedad!
Más bien debemos decir ¡qué visión que tuvieron en ese
momento! ¡Qué actualidad!
Me parece que para abordar este documento primero
debemos considerar lo que un gran pensador tomista
moderno ha dicho acerca de la modernidad y la Iglesia,
me refiero al Pbro. Julio Meinvielle quien en su clásica
obra “De la cábala al progresismo” plantea cómo se va
dando ese vaciamiento de la Iglesia de Cristo en una
Iglesia del hombre.
Dice el P. Meinvielle que el progresismo no se da en el
común de sacerdotes, teólogos, religiosos, laicos, como
un efecto de una influencia directa de la Cábala sino que
la gestación de esa Iglesia nueva surge por la influencia
indirecta, real y efectiva de la cultura moderna que ella
sí está profundamente impregnada por influencias
gnósticas y cabalísticas. 3
Dicho con palabras más sencillas el cambio se va
dando por una adecuación de los distintos elementos
doctrinales, litúrgicos y morales conforme al espíritu
humanista mundano, un cambio radical del paradigma
por el cual ya no se busca predicar para invitar a los
hombres del mundo a convertir su corazón a Dios, sino
adecuar el mensaje cristiano al gusto de los oídos de los
hombres mundanos, para los cuales el mensaje cristiano
se va convirtiendo en un positivo mensaje de rescate
de aquello que al hombre moderno le hace permanecer
tranquilo con un barniz de espiritualidad, pero que no
pase más allá de la epidermis.
No se trata de convertir el corazón sino de alcanzar la
plena realización.
Esto a la vez no se da de una manera violenta, ni de una
manera total, drástica, en un momento, sino que se aplica
la historia de la rana:
36