Apologeticum06
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General
Algunas Reflexiones Sobre el
Evolucionismo Teísta
Por Daniel Iglesias Grèzes
El intento de combinar la teoría darwinista de la
evolución con la fe cristiana ha dado lugar a lo que suele
llamarse “evolucionismo teísta”. La corriente principal
del evolucionismo teísta sostiene una visión que,
esquemáticamente, podría describirse como “creación
sin diseño inteligente”. Veámoslo con más detalle. La
tesis principal de esa corriente es que, aunque Dios es
el creador de todos los seres vivos, no es su diseñador
en un sentido propio y auténtico, porque los ha creado
a través de un proceso evolutivo en el que desempeñan
un rol primordial los fenómenos aleatorios: sobre todo
las mutaciones genéticas aleatorias (según el mecanismo
evolutivo postulado por el neodarwinismo), pero también
el indeterminismo cuántico (según la teoría cuántica,
interpretando la relación de Heisenberg, no como un
principio de incertidumbre gnoseológica, sino como un
principio de indeterminación ontológica).
En general, los autores de esta corriente niegan que la
evolución biológica sea guiada por Dios. Más bien, Dios
se habría limitado a crear un universo con leyes naturales
(físicas y químicas) finamente sintonizadas para producir
un ambiente capaz de soportar la vida biológica y la
vida humana. Después de crear el primer ser vivo, Dios
habría dejado que el mecanismo darwinista (mutaciónselección),
actuando autónomamente, produjera de un
modo aleatorio las distintas especies, con sus diversas
características anatómicas y fisiológicas.
Esta visión de una “creación sin diseño inteligente”
es llevada a un extremo por autores que intentan
una justificación teológica del multiverso. La idea del
multiverso ha sido propuesta y sostenida principalmente
por motivos anti-teológicos. Dado que el diseño
inteligente de nuestro universo y de sus seres vivos es casi
una obviedad, para negarlo hoy se requiere un postulado
audaz: hay un número infinito de universos, de modo que
el nuestro (que parece tan bien diseñado) es un mero
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resultado del azar. Según los evolucionistas teístas que
defienden el multiverso (por ejemplo, Francis Collins), el
uso del azar por parte de Dios juega un rol estelar no sólo
en la evolución biológica, sino también en la evolución
cósmica. Dios habría creado muchísimos o infinitos
universos y en cada uno de ellos las cosas evolucionan
sin intervención de Dios de tal modo que en uno de ellos,
por puro azar, se ha producido una evolución biológica
darwinista que dio lugar a la existencia del ser humano.
Esto es mala ciencia, porque no hay la menor evidencia
científica del multiverso. Pero también es mala teología:
Dios no necesita crear infinitos universos para ver si, de
ese “juego de azar” resulta por casualidad algún universo
que sirva a sus propósitos. Si Dios puede crear el universo
de la nada, también puede diseñarlo inteligentemente
según sus fines, empleando para ello (como medios
o causas segundas) una combinación apropiada de
fenómenos determinísticos o aleatorios. Para Dios no
hay azar ni probabilidad. Dios conoce todas las cosas
con certeza, en su eterno presente. Como Einstein,
tiendo a pensar que Dios no juega a los dados; pero, y
esto es aún más importante, si Dios jugara a los dados,
ningún resultado lo sorprendería, porque ninguno sería
independiente de su inteligencia y su voluntad. Esto vale
como argumento contra todos los evolucionismos teístas
que defienden una creación sin diseño inteligente, tanto
los más moderados (que niegan sólo el diseño inteligente
de los seres vivos), como los más radicales (que niegan
también el diseño inteligente del universo y de las leyes
naturales).
Cabe mencionar también un argumento de teología
dogmática. La Divina Revelación (transmitida en la
Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia) enseña
sin lugar a dudas que Dios, no sólo ha creado todas las
cosas visibles e invisibles, sino que lo ha hecho según un
designio sapientísimo; y también que la Providencia de
Dios gobierna todos los acontecimientos de este mundo,