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REVISTA DICIEMBRE

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parecen tener memoria de la política de poder,<br />

la autoayuda, la geopolítica, etc., pero sí son<br />

atentos a "nuevos temas" como medio ambiente,<br />

derechos humanos, misiones de prevención,<br />

migraciones, etc., el desafío implica<br />

prácticamente un renacimiento estratégico en<br />

clave realista: tanto Rusia, terrorismo, "guerras<br />

híbridas", etc., no son "gestionables" desde<br />

una "diplomacia de buena voluntad" o desde el<br />

"modelo jurídico-institucional".<br />

Rusia y China, por caso, son dos cuestiones<br />

que para Europa implican más oportunidades<br />

que desafíos, particularmente la segunda. Para<br />

ambos, el enfoque de Europa debe ser centralmente<br />

europeo, no un enfoque inficionado<br />

por los conflictos que Estados Unidos mantiene<br />

con esos países.<br />

Un enfoque propiamente europeo frente a Rusia,<br />

es decir, en base al "interés europeo primero",<br />

implicaría "desactivar" la cuestión Ucrania,<br />

esto es, abandonar toda idea relativa con<br />

perseguir que este país de Europa del este<br />

sea parte de la cobertura política, económica y<br />

(sobre todo) militar de Occidente. En paralelo,<br />

al realismo geopolítico debe acompañarlo del<br />

esfuerzo de una diplomacia que encause el<br />

conflicto en los procesos "Minsk".<br />

El propósito debería apuntar a una Ucrania<br />

que comprenda el sitio geopolítico en el que<br />

se encuentra (muy difícilmente exista otra opción),<br />

y que mantenga relaciones tanto con<br />

Occidente como con Rusia.<br />

¿Implicaría ello una victoria de Rusia sobre<br />

Occidente? Tal vez, pero ante todo implicaría<br />

el triunfo de la sensatez geopolítica, precisamente<br />

la gran ausente en este conflicto mayor,<br />

pero la clave de bóveda para salir de él.<br />

En buena medida, la superación de este conflicto<br />

permitiría a Europa concentrarse en<br />

aquello que le está exigiendo y más le exigirá:<br />

definiciones propias en relación con la proyección<br />

de China en base a su emprendimiento<br />

geopolítico, geoeconómico y geoenergético<br />

que es la ruta centroasiática desde China a<br />

Europa que, quizá, implique una nueva configuración<br />

internacional. Como decía Raymond<br />

Aron en su siempre indispensable "Paz y guerra<br />

entre las naciones", "Todos los órdenes<br />

mundiales han sido órdenes territoriales".<br />

Finalmente, Europa tendrá que definirse en<br />

relación con el actor geopolítico clave de la<br />

OTAN: Turquía, un actor que ha construido<br />

poder. Pues si Europa deja que predomine el<br />

enfoque estadounidense en cuanto a este<br />

país, posiblemente se acabe "perdiendo" a<br />

Turquía.<br />

En breve, la característica de "anomalía internacional"<br />

de la OTAN finalmente se está enfrentando<br />

a realidades propias de un mundo<br />

que está cambiando y que exige a sus<br />

"jugadores" definiciones en base a sus conveniencias.<br />

En estos términos, la condición de<br />

"vasallaje estratégico" implica<br />

para Europa no solo pérdida de oportunidades<br />

y dificultades para ser protagonista en la futura<br />

configuración entre Estados, sino incremento<br />

de peligros.<br />

Alberto Hutschenreuter<br />

Doctor en Relaciones Internacionales. Posgrado en Control<br />

y Gestión de Políticas Públicas. Fue profesor en la<br />

UBA. Es profesor titular de Geopolítica en la Escuela Superior<br />

de Guerra Aérea.

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