REVISTA DICIEMBRE

Futuro en Positivo
La llovizna había cesado. El pasto erguido
agradecía los rayos del sol. Las mariposas,
de a dos, se posaban en las ramas. Una pareja
de colibríes verdeazulados se turnaban
para libar el agua azucarada del bebedero.
Se oían a lo lejos los gritos de los teros cuidando
sus nidos. Los zorzales revoloteaban
buscando alimento, mientras las hembras
mantenían tibios a sus huevos. Pero nada de
eso a ella le importaba.
Hacía un mes que su mente vagaba
por laberintos de incertidumbre. Le resultaba
imposible concentrarse en algo que no fuese
su cuerpo. Reía y lloraba. Soñaba despierta y
dormida. ¡Tantas veces lo había intentado!
Tomó coraje. Entró en el baño y se
hizo el test. Cerró los ojos. Los segundos se
hicieron infinitos como sus pensamientos. Al
abrirlos confirmó sus sospechas: dos rayas
azules que se cruzaban se hacían visibles.
“¡Positivo!”, gritó en voz alta.
Un brillo especial iluminó sus ojos.
Abrió las ventanas, salió a pasear por el parque
que rodeaba su casa y pensó en el milagro
de esas pequeñas vidas. El amor flotaba
en el aire...Mandó a su pareja una foto del
papel coloreado por las rayas, no hacían falta
palabras.
Se acercó con cautela a un nido que
colgaba de una rama. Tres pichones desplumados
piaban reclamando comida. Siguió su
camino con una sonrisa mientras se acariciaba
el vientre. Pensó que por primera vez en
años tenía un motivo valedero para llenar de
adornos el árbol, decorar su casa y festejar a
lo grande la Navidad.
Liliana
Bardessono