OhMyDog! Edición 55
Candela Vetrano & María Elena
Candela Vetrano & María Elena
- No tags were found...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Columna<br />
Por Isabel Estrada<br />
“Dulcinea y el sensacionalismo”<br />
Era una tarde como tantas. Al abrigo de la chimenea, vagaba<br />
con mi mente por algún lugar, intentando terminar una<br />
historia para mi próximo libro, cuando recibí una imagen<br />
en el teléfono con un desesperado pedido de auxilio, que<br />
me trajo abruptamente al presente. En la foto, en medio de<br />
unos pastizales aparecía un raquítico animal, tirado sobre<br />
unas mantas. Lo enviaba alguien a quien yo no recordaba,<br />
pero que evidentemente conocía. Había sido arrojado a un<br />
arroyo, con las manos y las patas atadas con un alambre y<br />
una piedra amarrada al cogote. En el instante en el que un<br />
hombre, lo llevaba en una carretilla oxidada hacia la muerte,<br />
dos guardias de seguridad de un club de campo cercano al<br />
lugar, habían visto la escena y notado un leve movimiento<br />
dentro de ese bulto que el hombre inclinando la carretilla,<br />
arrojaba al agua. Corrieron lo más rápido que pudieron y<br />
llegaron al lugar mientras el desgraciado huía despavorido.<br />
Se concentraron en buscar aquello que habían visto arrojar<br />
al agua. Era una galga y estaba con vida. Apenas respiraba y<br />
no se movía. La llamamos Dulcinea, pues para nosotros ese<br />
esqueleto viejo, repleto de cicatrices, heridas, ciega, con<br />
una mano quebrada, que casi no se mantenía en pie, era<br />
tan bello como para El Quijote, su decrepita dama.<br />
A modo de respeto, tenemos como regla en la Fundación,<br />
no publicar imágenes adonde los animales, aparecen<br />
degradados. Pero esta vez, la ira me jugó una mala pasada<br />
y publiqué la foto que me mandaban, en crudo, así como la<br />
había recibido en el teléfono. En pocos minutos, la imagen<br />
de Dulcinea circulaba por las redes. Mientras peleaba por<br />
su vida, miles de personas seguían su evolución y ofrecían<br />
ayuda.<br />
Ella y algunos más tuvieron la suerte de que en ese<br />
momento hubiera alguien con un corazón grande dispuestos<br />
a ayudarlos, como Raúl, Facundo y Andrea, que la salvaron<br />
y nos avisaron. Pero cientos de ellos, sufren otra suerte sin<br />
que podamos hacer nada. Son maltratados, viven atados a<br />
una cadena o en pequeñas jaulas toda su vida, con apenas<br />
algo de comida y sin tener siquiera la posibilidad de echarse<br />
a descansar.<br />
Día a día seguía asombrada la cantidad de gente que se<br />
interesaba por ella, y lo agradecía. Pero secretamente<br />
pensaba en todas las Dulcineas que pasaban por nuestras<br />
manos, y cuyas imágenes no mostrábamos de esa manera.<br />
Los Argentinos somos solidarios, se dice siempre. Y es<br />
cierto. Ante la catástrofe, reaccionamos. Pero es el pequeño<br />
trabajo cotidiano el que evitará el maltrato y el abandono<br />
de todas las Dulcineas de nuestro país. Ese esfuerzo diario,<br />
quizás algo monótono, menos brillante, que requiere de<br />
paciencia y perseverancia como es la educación, la tenencia<br />
responsable, la castración, el cuidado, y tanto más.<br />
Foto | Clara de Estrada<br />
“El “sensacionalismo” también<br />
es utilizado con los animales, y es<br />
válido si se trata de salvar vidas,<br />
pero no perdamos de vista que<br />
el verdadero cambio, ese que<br />
de verdad transformará la vida<br />
de nuestros animales y de todos<br />
nosotros, solo lo lograremos con<br />
el esfuerzo de cada día.”<br />
Facebook/FundacionZorba<br />
Periodista y Autora de “Perros sin Collar”,<br />
“Correr para vivir” y “Buenos Aires Guau”