OhMyDog! Edición 55

Perros con
historia
Sigmund Freud y Jofie
El padre del psicoanálisis tenía fama de haber sido
una persona seca, rígida y seria, pero un perro puede
ablandar hasta el corazón más duro. En 1928, al poco de
cumplir 72 años, apareció en su vida Lün, una cachorra
de raza Chow Chow. Aunque no fue su debilidad, abrió
el camino de su amor por estos perros. Lün tuvo un fatal
desenlace en la estación de tren. La perrita se perdió
entre la multitud de gente. Cuatro días más tarde se
encontró el cuerpo sin vida del Lün sobre una de las vías
del ferrocarril.
Los hijos de Freud no dejaron que la tristeza se apoderada
del médico y fue su hija Anna quien le regaló a Jofie, la
preferida, que también era de raza Chow Chow. Su amor
hacia ella le hizo que compartiera el consultorio junto a
sus pacientes. Ella desempeñaba un papel protagonista
dentro del estudio y Sigmund miraba fijo la reacción de
Jofie cuando aparecía un paciente. Adquirió algunos
hábitos muy particulares, de los permisos que le otorgaba
Freud para participar en algunas sesiones. Jofie leía tan
bien a Freud, que incluso se adelantaba al final de la
sesión, levantándose instantes antes del momento justo
en el cual el doctor iba a dar por concluido el encuentro.
Había algo gracioso que era cuando un paciente no le
caía bien, gruñía y se ponía debajo del sillón, lo que
siempre despertaba las sospechas de Freud. Al final
terminaba diciendo, que la perra no se había equivocado
en su diagnóstico.
En 1926 le confesó a un periodista que padecía cáncer en
la mandíbula y de paso decir: “Prefiero la compañía de
los animales a la compañía humana. Son más simples. No
sufren de una persona dividida. El animal es cruel, salvaje
pero jamás tiene la maldad del hombre civilizado. Ésta
es la venganza contra las restricciones que esa sociedad
les impone. Mucho más agradables son las emociones
simples y directas de un perro al mover su cola o al ladrar
expresando displacer. Las emociones del perro nos
recuerdan a los héroes de la antigüedad. Tal vez sea esa
la razón por la que inconscientemente damos a nuestros
perros nombres de héroes como Aquiles o Héctor“.
“Prefiero la compañía de los
perros a la compañía humana.
Son más simples. No sufren de
una personalidad dividida. El
animal es cruel, salvaje pero
jamás tiene la maldad del hombre
civilizado.”
Jofie murió en 1937 de un ataque al corazón en 1937 y
Freud sufrió muchísimo su pérdida, ya que fueron siete
intensos años de estrecha relación
Por Angie de Elizalde
@elizaldeangie