1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
muerte y aniquilación. ¿Por qué escondernos y dejar que ocurra? Si este planeta muere, nosotros moriremos con él. Bernie Kosar sigue ladrando a la ventana. Casi me entran ganas de dejarle salir, de ver lo que es capaz de hacer. Tiene la boca llena de espumarajos, los dientes descubiertos y el pelo erizado en mitad del lomo. «El perro está preparado —pienso—. La cuestión es: ¿lo estamos los demás?». —Bueno, eso ya no tiene arreglo —dice Henri—. Confiemos en que los demás estén a salvo, que puedan
defenderse por sí solos. Si no pueden, los dos lo sabréis inmediatamente. En cuanto a nosotros, la guerra ha llegado a nuestras puertas. No la hemos pedido, pero ahora que la tenemos aquí, no nos queda más remedio que responder, de frente, y con todas nuestras fuerzas —añade. Levanta la cabeza y nos mira, y el blanco de sus ojos destella en la oscuridad de la estancia—. Pienso lo mismo que tú, Seis —afirma—. Ha llegado el momento.
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- Page 946 and 947: oigan. Cierro los ojos y acerco len
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- Page 950 and 951: que mataron a Tres —dice—. Pero
- Page 952 and 953: eso, no hace falta andarse con disi
- Page 954 and 955: aminoran, dejan atrás la salida, g
- Page 956 and 957: seguro de lo que me está pidiendo.
- Page 958 and 959: y me paraliza, dejándome clavado d
- Page 960 and 961: lo que experimentó cuando miró a
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- Page 974 and 975: uscándoos —dice Seis. —¿Dónd
- Page 976 and 977: apunta con ella. —Es hora de devo
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- Page 1030 and 1031: suspira con un gesto casi desespera
muerte y aniquilación. ¿Por qué<br />
escondernos y dejar que ocurra? Si<br />
este planeta muere, nosotros<br />
moriremos con él.<br />
Bernie Kosar sigue ladrando a la<br />
ventana. Casi me entran ganas de<br />
dejarle salir, de ver lo que es capaz de<br />
hacer. Tiene la boca llena de<br />
espumarajos, los dientes descubiertos<br />
y <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o erizado en mitad d<strong>el</strong> lomo.<br />
«El perro está preparado —pienso—.<br />
La cuestión es: ¿lo estamos los<br />
demás?».<br />
—Bueno, eso ya no tiene arreglo<br />
—dice Henri—. Confiemos en que los<br />
demás estén a salvo, que puedan