1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
pesada oscuridad. Los dos lo vemos debajo de la luz más cercana, con la gabardina ondeando a la brisa y el sombrero calado para que no se le vean los ojos. Levanta la cabeza y me dirige una sonrisa. Sarah me aprieta la mano. Ambos damos un paso atrás y tropezamos por el impulso de escapar precipitadamente. Retrocedemos a gatas el resto del trecho que nos separa de la puerta. —¡Vamos! —grito. Me incorporo a toda prisa y Sarah también se pone de pie. Tanteo el pomo, pero la puerta se ha bloqueado
automáticamente detrás de nosotros. —¡Mierda! —exclamo. Por el rabillo del ojo veo a otro, que estaba quieto pero ha empezado a moverse. Lo observo mientras da el primer paso hacia mí. Hay otro más tras él. Los mogadorianos. Al cabo de todos estos años, ya están aquí. Intento concentrarme, pero las manos me tiemblan tanto que no puedo abrir la puerta con mi poder. Siento su presencia amenazante cerniéndose sobre nosotros. Sarah se arrima más a mí, y noto sus temblores. No me puedo concentrar en abrir la cerradura. ¿Qué ha sido de la
- Page 886 and 887: de catarsis, pero no se produce. S
- Page 888 and 889: coches en el aparcamiento, y dentro
- Page 890 and 891: para mal. Él abre los ojos un inst
- Page 892 and 893: Pero él no me presta atención. Co
- Page 894 and 895: casa. La prueba está aquí, en mis
- Page 896 and 897: es donde quiero estar y aquí es do
- Page 898 and 899: enseguida le veo como lo que es. El
- Page 900 and 901: dice algo detrás de mí. Saludo a
- Page 902 and 903: cuanto ha llegado. En ese momento,
- Page 904 and 905: dentro. Miro otra vez la hoja que t
- Page 906 and 907: A través de la ventana veo abrirse
- Page 908 and 909: preocupación, una mirada que dura
- Page 910 and 911: Sarah debe de haber puesto el pudí
- Page 912 and 913: mi derecha las aulas desdibujadas.
- Page 914 and 915: figura se gira hacia mí, y aprieto
- Page 916 and 917: que he llegado yo. Tu padre lo ha l
- Page 918 and 919: Haciendo caso omiso de su pregunta,
- Page 920 and 921: —¿Qué está pasando aquí? —
- Page 922 and 923: habitación. Henri deja de intentar
- Page 924 and 925: vaya del instituto. Pero mi móvil,
- Page 926 and 927: vehículos solitarios. La entrada d
- Page 928 and 929: desde lejos por el pasillo. Tomo ai
- Page 930 and 931: oírse unos ruidos extraños por lo
- Page 932 and 933: Debe de saber que soy yo el que ha
- Page 934 and 935: algún punto lejano del pasillo, un
- Page 938 and 939: concentración bajo presión, de to
- Page 940 and 941: intentando recordar el plano del ed
- Page 942 and 943: con mucho sigilo y el pasador encaj
- Page 944 and 945: Nos encontrarán, y cuando lo hagan
- Page 946 and 947: oigan. Cierro los ojos y acerco len
- Page 948 and 949: del fulgor de mis manos veo la cara
- Page 950 and 951: que mataron a Tres —dice—. Pero
- Page 952 and 953: eso, no hace falta andarse con disi
- Page 954 and 955: aminoran, dejan atrás la salida, g
- Page 956 and 957: seguro de lo que me está pidiendo.
- Page 958 and 959: y me paraliza, dejándome clavado d
- Page 960 and 961: lo que experimentó cuando miró a
- Page 962 and 963: alguien intentara abrirla por la fu
- Page 964 and 965: En los ojos de este hay una mirada
- Page 966 and 967: evuelve otros cajones y, tras sacar
- Page 968 and 969: sobre la herida. Henri se acerca al
- Page 970 and 971: desgarrón en el traje. —¿Qué e
- Page 972 and 973: hay fuera. «Espero que no sea nada
- Page 974 and 975: uscándoos —dice Seis. —¿Dónd
- Page 976 and 977: apunta con ella. —Es hora de devo
- Page 978 and 979: en una montaña hueca de Virginia O
- Page 980 and 981: estamos desarrollando nuestras habi
- Page 982 and 983: muerte y aniquilación. ¿Por qué
- Page 984 and 985: CAPÍTULO TREINTA EL VIENTO IRRUMPE
automáticamente detrás de nosotros.<br />
—¡Mierda! —exclamo.<br />
Por <strong>el</strong> rabillo d<strong>el</strong> ojo veo a otro,<br />
que estaba quieto pero ha empezado a<br />
moverse. Lo observo mientras da <strong>el</strong><br />
primer paso hacia mí. Hay otro más<br />
tras él. Los mogadorianos. Al cabo de<br />
todos estos años, ya están aquí.<br />
Intento concentrarme, pero las manos<br />
me tiemblan tanto que no puedo abrir<br />
la puerta con mi poder. Siento su<br />
presencia amenazante cerniéndose<br />
sobre nosotros. Sarah se arrima más a<br />
mí, y noto sus temblores.<br />
No me puedo concentrar en abrir<br />
la cerradura. ¿Qué ha sido de la