1-Soy el numero Cuatro - Pittacus Lore
de catarsis, pero no se produce. Sólo consigue ponerme más triste. De tanto escribir, tengo calambres en la mano cuando salgo de la casa y me quedo parado en el porche. El aire frío ayuda a mitigar el dolor de respirar. La luna está casi llena, apenas limada por un lado. Quedan dos horas para el amanecer, y con él llegará el nuevo día, y las noticias del fin de semana. El periódico suele caer en nuestro umbral a las seis, a veces a las seis y media. Pero, para cuando llegue, ya estaré en el instituto. Si salgo en el periódico, me niego a irme sin ver a Sarah otra vez, sin
despedirme de Sam. Entro de nuevo en la casa, me cambio de ropa y preparo la mochila. Vuelvo a salir de puntillas y cierro la puerta en silencio detrás de mí. He dado sólo tres pasos en el porche cuando oigo unos arañazos en la puerta. Me doy la vuelta, la abro y Bernie Kosar sale al trote. «Está bien —pienso—, vayamos juntos». Por el camino, nos paramos a menudo, escuchando en el silencio. La noche es oscura pero, al cabo de un rato, un resplandor pálido se ensancha en el este justo cuando llegamos a las inmediaciones del instituto. No hay
- Page 836 and 837: del chasquido y el zumbido de las l
- Page 838 and 839: en el suelo, y de la sorpresa abro
- Page 840 and 841: directamente las llamas sin que me
- Page 842 and 843: abertura que necesitamos. Miro a Sa
- Page 844 and 845: va a parar a la oreja. Me siento en
- Page 846 and 847: El bosque es espeso. Todavía brill
- Page 848 and 849: —Sígueme. —¿Adónde vamos?
- Page 850 and 851: quedarme, o de no tener que pagar l
- Page 852 and 853: dice. —Sí. La miro a los ojos, d
- Page 854 and 855: ocurre. La casa se ha desplomado so
- Page 856 and 857: incendio. Había saltado desde la v
- Page 858 and 859: ¿Tengo pinta de haber estado en un
- Page 860 and 861: tampoco la he salvado a ella ni a l
- Page 862 and 863: mano, mientras marco el número de
- Page 864 and 865: ebido más de la cuenta —digo, di
- Page 866 and 867: —¿Me llamarás cuando llegues a
- Page 868 and 869: dice, y se vuelve hacia mí, estudi
- Page 870 and 871: ojos abiertos de par en par. A las
- Page 872 and 873: —¿Cómo tienes la cabeza? —Dol
- Page 874 and 875: demás. —No volví a entrar —le
- Page 876 and 877: el pecho, ni lo que pueda traer el
- Page 878 and 879: Henri sigue en su habitación, con
- Page 880 and 881: mejor. No entré en esa casa. No te
- Page 882 and 883: quiero, él me quiere, y no deseo d
- Page 884 and 885: mundo puede apañarse sin mí, sin
- Page 888 and 889: coches en el aparcamiento, y dentro
- Page 890 and 891: para mal. Él abre los ojos un inst
- Page 892 and 893: Pero él no me presta atención. Co
- Page 894 and 895: casa. La prueba está aquí, en mis
- Page 896 and 897: es donde quiero estar y aquí es do
- Page 898 and 899: enseguida le veo como lo que es. El
- Page 900 and 901: dice algo detrás de mí. Saludo a
- Page 902 and 903: cuanto ha llegado. En ese momento,
- Page 904 and 905: dentro. Miro otra vez la hoja que t
- Page 906 and 907: A través de la ventana veo abrirse
- Page 908 and 909: preocupación, una mirada que dura
- Page 910 and 911: Sarah debe de haber puesto el pudí
- Page 912 and 913: mi derecha las aulas desdibujadas.
- Page 914 and 915: figura se gira hacia mí, y aprieto
- Page 916 and 917: que he llegado yo. Tu padre lo ha l
- Page 918 and 919: Haciendo caso omiso de su pregunta,
- Page 920 and 921: —¿Qué está pasando aquí? —
- Page 922 and 923: habitación. Henri deja de intentar
- Page 924 and 925: vaya del instituto. Pero mi móvil,
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- Page 934 and 935: algún punto lejano del pasillo, un
despedirme de Sam.<br />
Entro de nuevo en la casa, me<br />
cambio de ropa y preparo la mochila.<br />
Vu<strong>el</strong>vo a salir de puntillas y cierro la<br />
puerta en silencio detrás de mí. He<br />
dado sólo tres pasos en <strong>el</strong> porche<br />
cuando oigo unos arañazos en la<br />
puerta. Me doy la vu<strong>el</strong>ta, la abro y<br />
Bernie Kosar sale al trote. «Está bien<br />
—pienso—, vayamos juntos».<br />
Por <strong>el</strong> camino, nos paramos a<br />
menudo, escuchando en <strong>el</strong> silencio. La<br />
noche es oscura pero, al cabo de un<br />
rato, un resplandor pálido se ensancha<br />
en <strong>el</strong> este justo cuando llegamos a las<br />
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